NOTA DEL AUTOR

Estoy en deuda con Peter A. Michaels, autor de The Detectives, y con E.W. Count, autor de Cop Talk, cuyos libros no sólo me han resultado muy útiles para preparar el mío, sino que, además, su lectura me ha parecido fascinante. Gracias a Pam Dormann, cuya experiencia editorial es visible en cada página de esta historia. Y, por supuesto, estoy infinitamente agradecido a mi agente, Deborah Schneider… ¿Qué podría hacer yo sin ella? Quiero darles las gracias también a Nina Salter, de Calmann-Lévy, por sus interesantes comentarios al primer borrador de este libro, y a Karolyn Hutchinson, de REP en Alexandria (Virginia), por su valioso asesoramiento sobre sillas de ruedas y otros tipos de dispositivos utilizados por tetrapléjicos. Y gracias a Teddy Rosenbaum —un auténtico detective en toda la extensión de la palabra— por su trabajo de revisión.

Quizá algunos lectores se pregunten por los detalles que aquí se dan sobre la estructura organizativa del FBI y del Departamento de Policía de Nueva York; he de decir que la forma en que han sido presentados es responsabilidad mía únicamente.

¡Ah, por cierto! Para los lectores interesados en Crime in Old New York, conviene advertir que es más que probable que tengan problemas cuando intenten localizar algún ejemplar. La versión oficial es que el libro no es más que un producto de ficción, aunque yo he oído el rumor de que el único ejemplar existente fue robado recientemente de la Biblioteca Pública de Nueva York por una o varias personas desconocidas.

J.W.D.