El voluminoso manuscrito conocido como Los Diarios Flashman fue descubierto durante la venta de unos enseres domésticos en Ashby, Leicestershire, en 1965. Los diarios fueron reclamados posteriormente por el señor Paget Morrison, de Durban, Suráfrica, el pariente vivo más próximo de su autor.
Un dato de especial interés literario a propósito de los diarios es el hecho de que en ellos se identifica claramente a Flashman, el pendenciero colegial de La época escolar de Tom Brown, de Thomas Hughes, con el célebre soldado victoriano del mismo nombre. Los diarios son, en realidad, las memorias personales de Harry Flashman desde el día de su expulsión de la Escuela de Rugby a finales de los años treinta del siglo pasado hasta los primeros años del siglo actual. Parece ser que los escribió entre 1900 y 1905, cuando debía de tener más de ochenta años. Cabe la posibilidad de que los dictara.
Los diarios, que, al parecer, permanecieron intactos durante cincuenta años en una caja de té hasta su descubrimiento en la sala de ventas de Ashby, estaban cuidadosamente protegidos por unas tapas de hule.
De la correspondencia encontrada en el primer paquete se deduce que su hallazgo inicial por parte de sus familiares en 1915, tras la muerte del gran soldado, provocó una gran consternación; al parecer, todos se mostraron unánimemente contrarios a la publicación de la autobiografía de su pariente —se comprende fácilmente por qué motivo— y lo más sorprendente es que el manuscrito no fuera destruido.
Por suerte, se conservó, y lo que sigue es el contenido del primer paquete, relativo a las primeras aventuras de Flashman. No tengo ninguna razón para dudar de la absoluta autenticidad del relato; las referencias históricas de Flashman son casi invariablemente exactas; los lectores podrán juzgar si es digno de crédito o no en cuestiones de carácter más personal.
El señor Paget Morrison, conocedor de mi interés por este tema y otros relacionados con él, me pidió que editara los diarios. Sin embargo, aparte la corrección de algunos pequeños errores ortográficos sin importancia, no había nada que editar. Flashman poseía un sentido narrativo superior al mío, por lo que yo me limité a añadir algunas notas históricas.
La cita de La época escolar de Tom Brown estaba pegada a la primera página del primer paquete; está claro que se recortó de la edición original de 1856.
G. M. F.