AGRADECIMIENTOS

Si pensamos que el oficio del escritor consiste en sentarse en la soledad de su pequeño estudio a forjar un texto, entonces se trataría, en efecto, de un trabajo un tanto triste. Pero por fortuna es justo al contrario. Desde que uno concibe la idea hasta que desarrolla la historia se encuentra con infinidad de personas amables, apasionadas y entusiastas que ponen todo de su parte para convertir una pequeña idea en una gran historia.

Por eso quisiera dar las gracias a todas esas personas que me han acompañado a lo largo de los últimos meses. En primer lugar, un enorme «gracias» a C. G.: sin ti este libro no habría sido posible. A continuación, naturalmente, gracias a mi agente y al departamento de edición y corrección, que me han asesorado con dedicación y constancia, así como a mi editorial alemana.

Entre las otras muchas personas que me han prestado ayuda se hallan S. P., J. B. y D. G. Sin todas nuestras charlas y discusiones no me habría resultado nada fácil sacar adelante esta historia.

Por último, me gustaría darle las gracias a mi maravilloso marido, que me ha apoyado siempre y que en ningún momento se ha tomado a mal que me atrincherase detrás de la mesa a escribir y me sumergiera en el remoto universo de Surinam.