Agradecimientos

Una vez más, le doy las gracias a Emma Beswetherick, sin cuyo talento este libro no se habría escrito. Agradezco enormemente a Joanne Dickinson su convicción, entusiasmo y compromiso. También me gustaría dar las gracias a Ursula Mackenzie, David Shelley, Paola Ehrlich, Lucy Icke, Sara Talbot, Darren Turpin y al resto del equipo en Piatkus y Little, Brown.

Me gustaría darle las gracias a Felicity Blunt de Curtis Brown, por ser la mejor agente que un escritor pueda tener. También a Kate Cooper y Tally Garner, de Curtis Brown.

Gracias, Anne Calabresi, quien me dijo que sus padres eran el techo que la había protegido, algo que utilicé en esta novela.

Mis amigos y mi familia hicieron que fuera posible para mí escribir este libro. Así que gracias de nuevo a mis padres por su apoyo permanente, y a mi hermana Tora Orde-Powlett, que siempre es mi primera y mejor lectora. También quiero darle las gracias a Sandra Leonard, que leyó el final antes de que yo hubiera empezado a escribir el principio, y me animó a seguir; a Michele Matthews por la generosidad de su tiempo; a Trixie Rawlinson, Kelly Martin, Livia Firth y Lynne Gagliano, que me vieron a menudo con la cabeza enterrada en mi novela y me apoyaron de manera práctica. Y a mis viejos amigos cuyos correos electrónicos siguieron animándome: Anne-Marie Casey, Nina Calabresi, Katy Gardner, Katie London, Anna Joynt, Alison Clements y Amanda Jobbins.

Me gustaría dar las gracias a Richard Betts, y todos los profesores como él, cuyas clases son lugares seguros, felices e inspiradores donde los niños pueden volar.

Y por último, y más importante, quiero darle las gracias a mi marido Martin, aunque dice que no tengo que agradecerle nada.