SEGUNDA PARTE

LIBERTAD Y LEY

En principio, cuando se estableció cierta clase de regimentación, quizá ocurriera que tan sólo se precisara —en orden a las medidas de gobierno— introducir las permitidas por la sabiduría y discreción reinante; no obstante, la experiencia registró en todas partes muchos inconvenientes, puesto que lo imaginado como remedio no hizo sino aumentar los males que pretendía curar. Se comprendió que vivir sometido a la voluntad de otro es causa de todas las miserias humanas, lo que obligó a acogerse al patrimonio de las leyes, que permite a la gente conocer de antemano cuáles son sus deberes y cuáles las sanciones que comporta su transgresión.

RICHARD HOOCKER[1]