[1] La cita está tomada de A. N. WHITEHEAD, Introduction to Mathematics, L. 1911, p. 61. Una primera versión del capítulo en Essays on Individuality, ed. F. Morley, Univ. of Pennsylvania Press, 1958. <<

[2] Cfr. A. FERGUSON, An Essay on the History of Civil Society, Edinburgo 1767, p. 279: «Las realizaciones del castor, la hormiga y la abeja se atribuyen a la sabiduría de la naturaleza. Las de las naciones cultas se atribuyen a ellas mismas y se supone que indican capacidad superior a las de las mentes toscas. Sin embargo, las realizaciones de los hombres, igual que las de cada animal, vienen sugeridas por la naturaleza y son el resultado del instinto dirigido por la variedad de situaciones con las que se enfrenta la humanidad. Tales realizaciones surgen de sucesivas mejorías logradas sin ninguna comprensión de su efecto general y conducen los negocios humanos a un estado de complicación que ni siquiera la máxima capacidad con laque la naturaleza humana fue jamás adornada podría haber proyectado. Ni siquiera cuando la totalidad del proceso se lleva a ejecución, es posible abarcarlo en toda su extensión». <<

[3] Cfr. M. POLANYI, The Logic of Liberty, L, 1951, p. 199: «Los conceptos a cuya luz los hombres juzgarán nuestras propias ideas dentro de mil años —o quizá dentro de cincuenta años— están más allá de nuestro poder de adivinación. Si una biblioteca del año 3000 cayese en nuestras manos hoy en día, no entenderíamos su contenido. ¿Cómo podríamos predecir conscientemente un futuro que, por propia naturaleza, queda más allá de nuestras facultades de comprensión? Tan sólo lograría poner de relieve la poca seriedad de aquellos juicios que no se hallen impregnados de humildad». <<

[4] LESLIE A. WHITE, «Man’s Control over Civilization: An Anthropocentric Illusion», Scientific Monthly, LXVI, 1948, p. 238. <<

[5] Vid. G. RYLE, «Knowing How and Knowing That», Proceeding of the Aristotelian Society, 1945-46; confróntese igualmente la obra de M. POLANYI, Personal Knowledge: Towards a Post-critical Philosophy (Londres y Chicago 1958). <<

[6] Cfr. la sentencia, tantas veces citada, de F. P. RAMSEY, The Foundations of Mathematics (Cambridge: Cambridge University Press, 1925), p. 287: «Únicamente la ciencia constituye materia propia del conocimiento humano». <<

[7] En relación con estas categorías distintas de conocimiento, véase mi artículo «Über den “Sinn” sozialer Institutionen», Schweizer Monatshefte, octubre 1955, y para una aplicación global de la argumentación contenida en el presente capitulo a problemas económicos específicos, véanse los dos ensayos «Economics and Knowledge» y «The Use of Knowledge in Society», incluidos en mi obra Individualism and Economic Order (Londres y Chicago 1948). <<

[8] G. DE SANTILLANA, The Crime of Galileo (Universidad de Chicago, 1955), p. 34. En una de sus obras, Herbert Spencer hace la siguiente observación: «Los avances científicos no hacen sino extender nuestro contacto con lo desconocido…». <<

[9] Cfr. H. G. BARNETT, Innovation: The Basis of Cultural Change (Nueva York 1953), en especial la p. 19: «Todo individuo, en muchos momentos de su vida, es un innovador»; p. 65: «Existe una positiva correlación entre el individualismo y el potencial innovador. Cuanto mayor es la libertad del individuo para explorar su mundo de experiencias y para organizar sus elementos de acuerdo con la interpretación personal de las impresiones obtenidas a través de los sentidos, mayor es la probabilidad de que surjan nuevas ideas». <<

[10] Cfr. W. A. LEWIS, The Theory of Economic Growth, L. 1955, p. 148: «Estos innovadores son siempre una minoría. Las nuevas ideas son puestas en práctica primeramente por una o dos o muy pocas personas, tanto si se trata de nuevas ideas tecnológicas como de nuevas formas de organización, nuevas mercancías u otras novedades. Tales ideas pueden ser aceptadas rápidamente por el resto de la población. Lo más probable es que se reciban con escepticismo y falta de fe y que al principio se abran camino muy lentamente, si se lo abren. Transcurrido cierto tiempo, resulta evidente que las nuevas ideas tienen éxito, y entonces un creciente número de personas las acepta. Así, a menudo, se afirma que el cambio es la labor de una élite o que la magnitud del cambio depende de la calidad de las cabezas rectoras de la comunidad. Esto es verdad en el sentido de que implica únicamente que la mayoría de la gente no es innovadora, sino mera imitadora de lo que hacen los demás. Sin embargo, en cierta manera resulta equívoco si se acepta queriendo significar que cierta clase específica o sector de individuos son los que producen las nuevas ideas…». Ibíd., p. 172: «El juicio colectivo sobre las nuevas ideas es tan a menudo equivocado que resulta defendible la postura dialéctica de quienes sostienen que el progreso depende de la libertad de los individuos para respaldar sus propias opiniones a pesar de la desaprobación colectiva. La concesión de un monopolio decisorio a un comité gubernamental parece que entrañaría las desventajas de ambos sectores». <<

[11] Uno de los pocos autores que han visto claramente, al menos, parte de esto fue F. W. Maitland, quien subrayó (Collected Papers, Cambridge Univ. Press, 1911,1, p. 107) que «el más poderoso argumento es el que se basa en la ignorancia, la necesaria ignorancia de nuestros gobernantes». Véase, sin embargo, B. E. KUNE y N. H. MARTIN, «Freedom, Authority and Decentralization», Harvad Business Review, XXVI, 1958, especialmente p. 70: «La principal característica de la jerarquía con mando o de cualquier grupo en la sociedad no es el conocimiento, sino la ignorancia. Conviene considerar que una persona puede conocer sólo una fracción de lo que ocurre en su mundo circundante. Mucho de lo que esas personas conocen o creen será más bien falso que verdadero… Tanto en el caso de una persona situada en el puesto de mando, como en el de toda la organización que dirige, en cualquier momento dado, lo desconocido es más vasto que lo conocido. Es posible entonces que, al organizamos dentro de un orden jerárquico con el propósito de aumentar la eficiencia, lo que realmente consigamos sea institucionalizar la ignorancia. Al hacer mejor uso de lo que unos pocos conocen, tenemos la seguridad de que a la gran mayoría se le impide la exploración de áreas oscuras más allá de nuestro conocimiento».

En un aspecto importante, el término «ignorancia» es, en cierta manera, demasidado estrecho para nuestros propósitos. En ocasiones es preferible hablar de «incertidumbre» cuando nos referimos a nuestro desconocimiento de lo que es «justo», pues resulta dudoso que podamos pronunciamos con pleno sentido acerca de lo que es «justo» si nadie sabe qué normas aplicar en un caso concreto. En tales casos, puede ocurrir que la moral existente carezca de respuesta a un problema, aunque es posible que exista alguna respuesta que, si nos fuera conocida y ampliamente aceptada, sin duda sería muy valiosa. Estoy muy en deuda con Mr. Pierre F. Goodrich por una discusión que mantuvimos, a lo largo de la cual se me aclaró este importante punto, aunque no estoy convencido de que deba hablarse en general de «imperfección» donde yo hago hincapié en la ignorancia. <<

[12] Cfr. J. A. WHEELER, «A Septet of Sibyls: Aids in the Search for Truth», American Scientist, XLIV, 1956, p. 360: «Todo nuestro problema consiste en cometer los errores tan pronto como sea posible». <<

[13] Cfr. la observación que se atribuye a Louis Pasteur: «La suerte ayuda sólo a aquellos cuyas mentes están bien preparadas para la investigación», citado por R. TATOU, Reason and Chance in Scientific Discovery (Londres 1957), p. 91. <<

[14] Cfr. A. P. LERNER, «The Backward-Leaning Approach to Control», J. P. E., XLV, 1957, p. 441: «Las doctrinas librecambistas son válidas como reglas generales, cuyo uso, generalmente, es beneficioso. Como ocurre con todas las reglas generales, hay casos particulares donde, si uno conoce todas las circunstancias concurrentes y sus efectos en todas sus ramificaciones, sería mejor que la regla no se aplicase. Sin embargo, eso no hace que la regla sea mala ni proporciona razones para no aplicar dicha regla donde, como es el caso normal, uno no conoce todas las ramificaciones que convertirían el caso en excepción conveniente». <<

[15] Cfr. H. RASHDALL, «The Philosophical Theory of Property», en Property, Its Rights and Duties, N. Y. y L., 1915, p. 62: «La argumentación en favor de la libertad no se satisface suficientemente insistiendo, como ha hecho tan elocuentemente Mr. Lowes Dickinson (Justice and Liberty. A Political Dialogue, pp. 129, 131), en el absurdo de suponer que el trabajador que carece de bienes bajo el régimen capitalista disfruta de una libertad de la que le despojaría el socialismo; pues pudiera ser de extrema importancia que algunos disfrutasen de la libertad (como es el caso de unos pocos hombres capaces de disponer de un tiempo a su gusto y sazón), aunque tal libertad no fuese ni posible ni deseable para la gran mayoría. Es también un principio de incuestionable importancia que la cultura requiere una considerable diferenciación en las condiciones sociales». Véase también Kline y Martin en el artículo citado en la nota 10, p. 69: «Si ha de haber libertad para unos pocos que quieren gozar de ella, debe ofrecerse libertad a la restante mayoría. Si hay alguna lección clara en la historia, es esta». <<

[16] Para el uso del término «formación», más apropiado en este caso que el usual «instrucción», véase mí estudio sobre The Counter-Revolution of Science, Glencoe, IL, 1952, p. 83. <<

[17] Cfr. mi artículo «Degrees of Explanation», British Journal for the Philosophy of Science, VI, año 1955. <<

[18] Véase A. DIRECTOR, «The Parity of the Economic Market Place», Conference on Freedom and the Law (Law School of the Univ. of Chicago, Conference Series, núm. 13), Chicago 1953. <<

[19] Cfr. mi obra The Road to Serfdom, L. y Chicago 1944, cap. VII. <<

[20] Véase K. R. POPPER, The Open Society and Its Enemies, Princenton Univ. Press, 1950, especialmente p. 195: «Si queremos seguir siendo humanos, no hay más que un camino: el que lleva a la sociedad libre. Debemos ir hacia lo desconocido, lo incierto e inseguro, utilizando al máximo nuestras mentes para planear en favor de la seguridad y la libertad…». <<