La miraba y dejaba que resonaran dentro de él sus últimas palabras; sí, así era: durante todo este tiempo, mientras lo torturaba la soledad, mientras participaba desesperadamente en reuniones y manifestaciones, mientras corría y corría, su madurez ya estaba preparada: pacientemente lo esperaban esta habitación en este sótano, con las paredes húmedas, y esta mujer corriente, cuyo cuerpo lo unía de un modo totalmente material a las grandes masas.
Cuanto más hago el amor más ganas tengo de hacer la revolución, cuanto más hago la revolución, más ganas tengo de hacer el amor, estaba escrito en la pared de la Sorbona y Jaromil penetro por segunda vez en el cuerpo de la pelirroja. La madurez es total o no es. Esta vez le hizo el amor de un modo prolongado y bello.
Y Percy Shelley, que tenía cara de niña como Jaromil, y que también parecía más joven de lo que era, corría por las calles de Dublín y corría y corría porque sabía que la vida está en otra parte. Y también Rimbaud corría constantemente, de Stuttgart a Milán, a Marsella y después a Aden y a Harrare y otra vez de vuelta a Marsella, pero para entonces ya tenía una sola pierna y con una sola pierna no se puede correr.
Dejó resbalar su cuerpo del cuerpo de ella y le pareció, así acostado a su lado, estirado y cansado, que no descansaba después de haber hecho el amor dos veces, sino después de haber estado corriendo durante varios meses.