El poeta levantó el brazo para que se acallase el alboroto. Luego empezó a gritarles que parecían maestras puritanas, curas dogmáticos y policías estrechos, que protestaban contra sus poemas porque odiaban la libertad.
El viejo científico oía los silbidos en silencio y pensaba que cuando él era joven también estaba rodeado de su pandilla y también le gustaba silbar, pero la pandilla se había dispersado hacía ya tiempo y ahora estaba solo.
El poeta gritaba que la libertad es una obligación de la poesía y que hasta por una metáfora valía la pena luchar. Gritaba que estaba dispuesto a cruzar un gato con un caballo y el arte moderno con el socialismo y que si eso era una quijotada él no tenía inconveniente en ser Don Quijote, porque para él el socialismo era la época de la libertad y el placer y no admitía otro tipo de socialismo.
El viejo científico observaba a los jóvenes que vociferaban y entonces se le ocurrió que él era el único en la sala que tenía el privilegio de la libertad, porque era viejo; cuando uno es viejo ya no tiene que prestar atención a la opinión de su pandilla ni a la del público ni al futuro. Está solo con su muerte cercana y la muerte no tiene ojos ni oídos y a ella no hay por qué gustarle; puede hacer y hablar lo que le apetezca.
Y ellos silbaban y pedían la palabra para contestarle. Finalmente, se levantó Jaromil; tenía un velo negro delante de los ojos y detrás de sí la multitud; dijo que la revolución era moderna mientras que el erotismo decadente y las imágenes poéticas incomprensibles eran trastos viejos y nada tenían que ver con el pueblo. «¿Qué es lo moderno —le preguntaba al poeta famoso—, sus poemas incomprensibles o nosotros que construimos un mundo nuevo? Lo que es absolutamente moderno —respondió inmediatamente— es sólo el pueblo que edifica el socialismo». Sus palabras fueron seguidas de una ovación.
La ovación seguía sonando mucho después de que el viejo científico se alejara por los pasillos de la Sorbona y leyera en las paredes: Sed realistas; pedid lo imposible. Y un poco más adelante: La emancipación del hombre será total o no será. Y más adelante: Sobre todo, nada de remordimientos.