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LA LLAMADA

Me ha llamado. ¡Me acaba de llamar!

—Hola, Nata.

—Beto…

—¿Qué tal estás?

—Bien, bien… Bueno, no sé, bien, yo qué sé… Joder, no esperaba que me llamaras. Perdona, estoy un poco nerviosa…

—¿Puedes quedar? Tengo que hablar contigo.

—Claro, claro. ¿Cuándo?

—Si puedes ahora, ahora.

—Sí, sí. En media hora estoy lista. ¿Dónde nos vemos?

—¿Donde siempre?

—Ok, donde siempre. Un beso, Beto.

—Un beso, Nata.

Gracias, Dios mío, gracias, gracias, gracias, gracias. Sabía que me llamarías, sabía que ibas a llamarme, Alberto, lo sabía en la parte más profunda de mí. Por eso te he esperado todo este tiempo, porque sabía que ibas a volver a buscarme. Y encima quedamos «Donde siempre», porque ésa es una de las cosas que más me gustan de ti, que eres un romántico.