MMONREAL Y FFORTUNA
Que ya no sólo escribo los domingos, sino que escribo cuando me apetece, por ejemplo, hoy.
Me he levantado como todas las mañanas y, como todas las mañanas, he abierto la ventana de mi cuarto sin prestarle atención a lo que estaba pasando fuera, que seguro que no estaba pasando nada, pero que, aunque hubiera pasado algo, yo no me habría enterado porque miro sin mirar.
He desayunado, me he pegado una ducha, me he vestido y me he ido a currar en mi coche pensando que cualquier día me lío la manta a la cabeza y voy en metro. He conducido por la Castellana escuchando música tan tranquila, porque desde que en la radio sólo dan noticias malas puedo ponerme un disco sin sentirme culpable por llegar a la agencia sin tener ni idea de la actualidad. Si te encuentras con alguien y sale el tema, dices: «Lo están haciendo fatal» y, aunque te lo inventes, sabes que lo clavas.
—Pero ¡fatal! —ha dicho mi compi cuando nos hemos tomado un café en el bar de la esquina. He pensado que seguro que él también va a currar escuchando música.
Hemos subido, cada uno se ha ido a su mesa, me he sentado, he encendido el ordenador y, mientras se abrían los programas, me he puesto a revisar las cosas que tenía que hacer. De repente, pum, me salta una ventana en la pantalla.
«Tiene un correo nuevo.»
Abro.
mmonreal@gmail.com
Hola, nos conocimos en la cena de la agencia, esa que nos pareció un coñazo a los dos. He pensado que quizá te apetezca tomarte un café algún día. Si no te apetece, no te preocupes, me lo dices y ya está. Creo que podríamos caernos bien.
Mauro.
P. D.: Espero que tus flores llegaran bien a casa.
¡Ostras! Un mensaje de Mauro. Que si nos tomamos un café. Que si no me apetece, pues nada, que no me preocupe, que se lo diga y ya está. Que cree que podríamos caernos bien.
A ver qué escribo ahora para hacerme la simpática.
ffortuna@gmail.com
Hola. ¿De dónde has sacado mi mail?
Nata.
P. D.: Bonito apellido.
Le doy a enviar.
Pasa un minuto.
«Tiene un correo nuevo.»
mmonreal@gmail.com
En esta vida todo se consigue. O casi todo.
P. D.: Bonito nombre.
Bonito nombre, me dice. Se ve que él también quiere hacerse el simpático.
Le contesto.
ffortuna@gmail.com
Gracias por el cumplido.
Me responde.
mmonreal@gmail.com
Si te animas a ese café, me dices.
Que resulta que al final hoy no ha sido un día como otro cualquiera, que Mauro me ha enviado un mail. Tres mails. Que dice que en esta vida todo se consigue. Que qué tal llegaron mis flores a casa. Que si me animo a ese café, le diga. ¿De dónde habrá sacado mi dirección de correo? ¿A quién se la habrá pedido? ¡Qué más da!, lo importante es que me ha enviado un mail a mí, que no me conoce de nada. Porque, que yo sepa, cuando hablo con él por las mañanas estoy hablándole al espejo… ¿Y si está dentro del espejo? Entonces habrá visto que me cambio veinte veces de ropa y que compruebo cada día si la goma de las bragas me hace marca. ¡Horror!
A veces creo que deliro.