QUIÉN ERES TÚ SIN MÍ
Me pregunto quién es Mauro sin mí.
Quién es cuando sale de casa por la mañana y se va a vivir su otra vida, esa en la que yo no estoy y con la que no tengo nada que ver.
Quién es cuando arranca su moto, aparcada en mi calle, y conduce serpenteando entre los coches hasta llegar a su estudio en el centro de Madrid. Qué piensa cuando va metido en su casco, con la cabeza saltando entre las imágenes que han poblado la noche y las cosas que tiene que hacer por la mañana.
Cómo es cuando se encuentra con el portero del edificio, que sabe que no ha dormido en su casa porque va con la misma ropa que llevaba el día anterior.
Si cuando va a tomar un café al bar que hay en la esquina, la camarera le dice que seguro que le está pasando algo, porque últimamente está más guapo y más contento.
Me pregunto quién es Mauro cuando se sienta a la mesa delante del ordenador, con la mirada clavada en la pantalla mientras se abren los programas. Si intuitivamente se huele la manga del jersey sobre el que estuve apoyada anoche para acordarse de mí.
Si se mira en el espejo del baño y parpadea varias veces intentando quitarse una mota hasta que se da cuenta de que sólo le están brillando los ojos.
Si él también cree que cada canción que oye es como si nos la hubieran escrito a nosotros.
Nosotros, qué palabra tan bonita.
Si recuerda lo que nos hemos susurrado al oído. Si recuerda los gemidos.
Me pregunto quién es Mauro cuando se relaciona con gente que nos conoce a los dos y no sabe nada de nosotros.
Otra vez nosotros. Cada vez que la digo me suena mejor. Nosotros. Nosotros. Nosotros. Basta.
Nosotros.
(Perdón.)
Nosotros…
Si le entran ganas de contar quién soy yo para él. Si le entran ganas de ponerse con un altavoz en medio de la calle y gritar subido en un taburete: «¡Hey! Sabéis quién es esa Fortunata Fortuna, ¿no? La conocéis, ¿verdad? Pues voy a deciros una cosa: ¡estoy con ella! ¡Yo! ¡Yo estoy con Nata! ¡Yo!»
Si la gente le hace un corro y le aplaude no porque me conozca a mí de nada, sino porque hace mucho tiempo que no ven a nadie tan feliz.