Querido amigo: Gracias por conservar nuestras memorias. Aquí es donde acaba la parte oficial de este relato. Solo puedo añadir que recogí la especie de diario que Natalie llenaba día a día, al igual que los fragmentos que el viejo Grey había podido escribir en el suyo, y los escondí en mi casa.

Lo que ahora voy a relatar es la parte jamás contada de toda la historia del Destripador.

Tuve que quemar estas páginas de mi diario tras haberlas escrito, pero ahora, después de muchos años, me dispongo a plasmarlas en este relato con la ayuda de mi mujer, junto a los escritos del viejo Grey y los de Natalie, que, como puede suponer, también debí quemar.

Su amigo hasta la muerte.

Frederick George Abberline,

10 de noviembre de 1925