PREFACIO

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Este libro sitúa la «Historia de la Tierra Media» en algún punto de los años treinta: el trabajo cosmográfico Ambarkanta y los primeros Anales de Valinor y los Anales de Beleriand, aunque son posteriores al Quenta Noldorinwa —la versión del «Silmarillion» escrita, según creo, en 1930—, no pueden fecharse con más precisión.

Ésta es la etapa a la que mi padre había llegado cuando escribió El Hobbit. La comparación del Quenta con El Silmarillion publicado mostrará que el carácter esencial de la obra ya se había alcanzado completamente; en la forma y declinación de las frases, incluso en pasajes enteros, uno constantemente resuena en el otro; y, sin embargo, El Silmarillion publicado es unas tres o cuatro veces más extenso.

Después del apresurado «Esbozo de la Mitología» (capítulo II de este libro), el Quenta Noldorinwa fue, de hecho, la única versión completa de «El Silmarillion» que mi padre realizara jamás. Hacia finales de 1937, él interrumpió su trabajo en una nueva versión, Quenta Silmarillion, que se extendía hasta parte de la historia de Túrin Turambar, y comenzó El Señor de los Anillos (véase Las Baladas de Beleriand, pp. 417-420). Cuando después de muchos años volvió a la Primera Edad, la vasta extensión del mundo que ahora había cobrado vida significaba que el Quenta Silmarillion, detenido en pleno vuelo, no se podía retomar desde donde había caído; y aunque acometió revisiones excesivamente complejas y ampliaciones de las primeras partes durante los años siguientes, nunca más volvió a conseguir una estructura completa y coherente. Sobre todo en los capítulos finales, el Quenta Noldorinwa es uno de los elementos fundamentales en el estudio de la obra como una totalidad.

En los Anales de Valinor y los Anales de Beleriand se ven los comienzos de la estructura cronológica que se convertiría en una preocupación central. Los Anales se desarrollarían en una «tradición» separada, paralelos y superponiéndose a «El Silmarillion» propiamente dicho, aunque distintos de éste, y, después de versiones intermedias, emergerían en los años posteriores a la finalización de El Señor de los Anillos en dos trabajos principales sobre la Cuestión de la Tierra Media: los Anales de Aman y los Anales Grises de Beleriand (véase pp. 305, 340). [8] Con el Quenta y con estas primeras versiones de los Anales, doy los breves textos en anglosajón atribuidos a Ælfwine (Eriol) de los trabajos que él estudió en Tol Eressëa, la Isla Solitaria.

Los comentarios pretenden ante todo relacionar la geografía, nombres, acontecimientos, afinidades y motivos con los anteriores y posteriores; de forma inevitable, esto ocasiona una gran cantidad de referencias a los libros previos, y el texto de los comentarios no resulta muy interesante (aunque aparece en letra más pequeña y se puede distinguir con facilidad de los textos originales). Mi objetivo es el de intentar mostrar, y no sólo de modo impresionista, la progresiva y delicada construcción de la Tierra Media y su historia, así como la larga serie de pequeños cambios o combinaciones que a menudo darían lugar a la aparición de estructuras nuevas e imprevistas, como por ejemplo en la historia de Gwindor de Nargothrond (p. 212).

La disposición de los textos del «Esbozo de la Mitología» y del Quenta, partidos en secciones numeradas comparables de un texto a otro, se explica en la p. 18. Las referencias a los volúmenes anteriores de la serie son: I (El libro de los Cuentos Perdidos, Primera parte), II (El Libro de los Cuentos Perdidos, Segunda parte), y III (Las Baladas de Beleriand).

Los mapas y diagramas de este libro se han reproducido con permiso de la Bodleian Library de Oxford, y doy las gracias al personal del Departamento de Manuscritos Occidentales de la Bodleian por su ayuda.

El quinto volumen contendrá la historia inconclusa de mi padre de «viaje en el tiempo», El Camino Perdido, junto con las primeras formas de la leyenda de Númenor, que estaban relacionadas muy de cerca con ésta; los Lhammas o la Relación de Lenguas, Etimologías, y todos los escritos sobre la Primera Edad hasta el momento en que empezó El Señor de los Anillos.