I
FRAGMENTOS EN PROSA POSTERIORES A LOS CUENTOS PERDIDOS

[9]

Antes de dar el «Esbozo de la Mitología», la primera forma de la prosa «Silmarillion», existen ciertos textos breves en prosa que pueden recogerse aquí de manera conveniente.

(i)

Entre papeles sueltos hay una pieza temprana, abandonada pronto, con el título Turlin y los Exiliados de Gondolin. Se verá que está muy relacionada con el comienzo del cuento La Caída de Gondolin (II. 191) pero, al mismo tiempo, contiene muchas cosas nuevas. Que era el principio de una versión posterior del cuento queda claro en el acto por el nombre Mithrim, pues éste sólo sustituyó a Asgan por corrección en el texto definitivo de La Caída de Gondolin (II. 257). Este breve texto se lee como sigue. En las tres primeras apariciones del nombre Turlin en el relato (pero no en el título) se corrigió por Turgon; en la cuarta y quinta se escribió Turgon desde el principio. Yo pongo Turgon en toda la narración.

—Entonces —dijo Ilfiniol, hijo de Bronweg—, sabed que Ulmo, Señor de las Aguas, jamás olvidó los pesares de los linajes élficos bajo el poder de Melko, mas poco podía hacer debido a la cólera de los otros Dioses que cerraron sus corazones a la raza de los Gnomos, y moraban detrás de las colinas veladas de Valinor, ajenos al Mundo Exterior, tan profundo era su dolor y pesadumbre por la muerte de los Dos Árboles. Y que ninguno a excepción de Ulmo temía el poder de Melko que provocó la ruina y el dolor sobre toda la Tierra; pero Ulmo deseaba que Valinor agrupara todas sus fuerzas para apagar su mal antes de que fuera demasiado tarde, y creía que los dos objetivos quizá se pudieran alcanzar si mensajeros de los Gnomos fueran a Valinor y suplicaran el perdón y la piedad para la Tierra, pues el amor de Palúrien y Oromë, su hijo, por esos amplios reinos [10] dormitaba inmóvil. Sin embargo, duro y maligno era el camino desde la Tierra Exterior a Valinor, y los propios Dioses habían enredado las rutas con magia y velado las colinas circundantes. Por lo tanto, Ulmo buscó incesantemente despertar a los Gnomos para que enviaran mensajeros a Valinor, pero Melko era astuto y de muy profunda sabiduría, e inagotable su cautela en todas las cosas concernientes a los linajes de los Elfos, y los mensajeros no superaron los peligros y tentaciones de aquel más largo y maligno de todos los caminos, y muchos de los que se atrevieron a partir se perdieron para siempre.

Ahora bien, la historia cuenta cómo Ulmo desesperó de que alguno de la raza élfica superara los peligros del camino, y el más profundo y último plan que entonces trazó, y de aquello que resultó de él.

En aquellos días, la mayor parte de los linajes de los Hombres moraba, después de la Batalla de las Lágrimas Innumerables, en esa tierra del norte que tiene muchos nombres, pero que los Elfos de Kôr han bautizado Hisilómë, que es la Niebla del Crepúsculo, y los Gnomos, que del linaje de los Elfos es el que mejor la conoce, Dor-Lómin, la Tierra de las Sombras. Un pueblo poderoso en número había allí, morando alrededor de las anchas y pálidas aguas del Mithrim, el gran lago que hay en aquellas regiones, y otros pueblos los llamaban Tunglin o pueblo del Arpa, pues su alegría estaba en la música salvaje y en cantar a los páramos y tierras boscosas, mas no conocían el mar y no cantaban sobre él. Ahora bien, aquel pueblo llegó demasiado tarde al lugar de la terrible batalla, pues habían sido llamados desde lejos, y no albergaban ningún sentimiento de traición contra los pueblos de los Elfos; pero en verdad muchos de ellos mantenían la amistad con los Gnomos ocultos de las montañas y los Elfos Oscuros que aún pudiera existir a pesar del dolor y desconfianza debidos a los ruinosos actos en el Valle de Ninniach. Turgon era un hombre de aquel pueblo, hijo de Peleg, hijo de Indor, hijo de [Ear >] Fengel, que era su jefe, y al escuchar las llamadas, había salido de las profundidades del Este con todo su pueblo. Pero Turgon no moraba mucho con su linaje y amaba más bien la soledad y la amistad de los Elfos, cuyas lenguas él conocía, y vagaba solo por las extensas costas del Mithrim, ora cazando en los bosques, ora creando música entre las [11] rocas con su tosca arpa encordada con tendones de osos. Mas él no cantaba para los oídos de los Hombres, y muchos al oír el poder de sus rudas canciones venían desde lejos para escuchar el sonido de su arpa; [? pero] Turgon dejó de cantar y partió a lugares solitarios en las montañas.

Muchas cosas extrañas aprendió allí, noticias incompletas de cosas lejanas, y en él creció el anhelo de un saber más profundo, mas su corazón aún no se apartaba de las extensas costas y de las pálidas aguas del Mithrim entre la niebla. Sin embargo, no era su destino morar para siempre en aquellos lugares, pues se dice que la magia y el destino le condujeron un día a una abertura cavernosa entre las rocas bajo las cuales un río oculto fluía del Mithrim. Y Turgon entró en aquella cueva buscando aprender su secreto, mas al haber entrado en las aguas del Mithrim éstas lo arrastraron hacia el corazón de la roca y él no pudo retornar a la luz. Estos hombres han dicho que ello era voluntad de Ulmo, ante cuya sugerencia los Gnomos habían abierto ese camino profundo y oculto. Luego los Gnomos fueron a ver a Turgon y lo guiaron por los oscuros pasajes entre las montañas hasta que una vez más salió a la luz.

El texto termina aquí (aunque páginas manuscritas escritas al mismo tiempo continúan con otro tema, véase (ii) abajo).

Turlin debió de ser un cambio pasajero de Tuor (cf. la forma Tûr que aparece en los textos de La Caída de Gondolin, II. 190), y también Turgon; en el Cuento, Turgon es, por supuesto, el nombre del Rey de Gondolin. Esta curiosa transferencia pasajera de un nombre primordial en las leyendas se puede comparar con la breve sustitución de Celegorn por Thingol y de Maglor por Beren en la Balada de Leithian (III. 187).

Particularmente interesante resulta aquí la narración de los orígenes del pueblo de Tuor: salieron del Este para ir a la Batalla de las Lágrimas Innumerables, pero arribaron demasiado tarde. Esto no puede estar del todo desconectado con la llegada de los Orientales antes de la batalla en la historia posterior. La genealogía de Tuor (Turlin, Turgon) aquí es «hijo de Peleg, hijo de Indor, hijo de Fengel». En La Caída de Gondolin es «hijo de Peleg, hijo de Idor» (II. 105); en el fragmento de la Balada de la Caída de Gondolin él es hijo de Fengel, y en notas relacionadas el mismo Tuor es llamado Fengel (III. 172). Aquí su gente son los Tunglin, el pueblo del Arpa, mientras que en La Caída de Gondolin (ibid.) pertenece a «la Casa del Cisne de los hijos de los Hombres del Norte». [12]

También digno de atención es el comienzo del presente texto, donde se describen los deseos y planes de Ulmo: sus incesantes intentos por convencer a los Gnomos para que manden mensajeros a Valinor, su aislamiento de los otros Valar, su deseo de que el poder de Valinor marche contra Melko a tiempo. No parece haber ninguna otra mención del intento de Ulmo por animar a los Gnomos a enviar mensajes a Valinor; y aunque su aislamiento en su compasión por los Gnomos de las Grandes Tierras aparece con fuerza al principio del cuento de El Ocultamiento de Valinor (I. 257), en él Manwë y Varda, junto con Ulmo, se oponían a la retirada de Valinor del destino «del mundo».

Por último, «el Valle de Niniach» debe de ser el emplazamiento de la Batalla de las Lágrimas Innumerables; cf. «el Valle de las Aguas Lloradas» en los esbozos para El Cuento de Gilfanon (I. 295). Niniach no vuelve a aparecer en esta aplicación, aunque el camino por el que Tuor bajó al mar llegó a ser llamado Cirith Ninniach, la Grieta del Arco Iris.

(ii)

El manuscrito Turlin y los Exiliados de Gondolin continúa (el papel y la escritura son idénticos, y estaban en el mismo sitio) con un texto ulterior de gran interés, ya que representa el primer paso hacia la historia posterior de la llegada de los Noldor a la Tierra Media desde los esbozos de El Cuento de Gilfanon (I. 291 ss.). Fue escrito apresuradamente a lápiz y en algunos lugares resulta difícil de descifrar.

Entonces Gelmir, rey de los Gnomos, formó a su desconsolado pueblo y le dijo:

—Al fin hemos llegado a las Grandes Tierras y hemos puesto nuestros pies sobre la Tierra, y ni siquiera la sabiduría de los Elfos puede decir todavía qué resultará de ello; mas el tormento y el dolor y las lágrimas que hemos soportado en nuestro camino hasta aquí serán, desde este momento, cantados y narrados por todos los pueblos de los Elfos, sí, e incluso entre otros hijos de Ior algunos lo recordarán.

Mucho tiempo el pueblo de los Gnomos moró cerca de aquellas costas occidentales en las regiones norteñas de la Tierra; y su angustia se vio mitigada. Algunos hubo entre ellos que viajaron lejos y obtuvieron conocimiento de las tierras de alrededor, y siempre buscaron descubrir si Melko había huido o dónde estaban escondidas las gemas y el tesoro de Valinor. [13] [Tachado]. Entonces Gelmir agrupó a sus huestes y tres grandes ejércitos tuvo, y Golfin, su hijo, fue capitán de uno, y Delin, su hijo, de un segundo, [Oleg >] Lúthien, su hijo, del tercero, pero Gelmir era señor y rey.] De allí en adelante, todo el pueblo avanzó hacia el Este y algo al Sur, y todos los ejércitos de Golfín y de Delin marcharon libres de trabas. Entonces el hielo se derritió, y la nieve [? raleó], y los árboles se hicieron más densos en las colinas, y sus corazones conocieron el consuelo, hasta que sus arpas y flautas élficas volvieron a despertar. Entonces, las rocas repicaron con la dulce música de los Elfos, e incontables [? llegadas] de sus muchos pies; nuevas flores nacieron detrás de aquellos ejércitos mientras marchaban, pues la tierra estaba contenta por la llegada de los Gnomos, y ni el sol ni la blanca luna habían visto antes cosas más hermosas en aquellos lugares que su campo en movimiento de lanzas centelleantes y sus armaduras élficas trabajadas en oro. Y las mujeres y las doncellas y los hijos de los Gnomos cantaban mientras viajaban siguiéndolos, y desde entonces la tierra no ha vuelto a oír jamás una canción tan clara de esperanza; sin embargo, era triste y agorero aparte de aquella canción lo que se oía sobre [Kôr >] la colina de Tûn mientras los Dos Árboles aún florecían.

De todos los exploradores y huestes dispersas que avanzaban muy por delante o a ambos flancos de los Gnomos, nadie estaba más ansioso o ardía con mayor fuego que Fëanor, el forjador de joyas, y sus siete hijos; mas nada habían descubierto aún, y por fin los Gnomos llegaron a aquella mágica tierra del norte de la que los relatos hablan a menudo, y debido a sus bosques oscuros y montañas grises y profundas nieblas, los Gnomos la llamaron Dor Lómin, la tierra de las sombras. Allí se extiende un lago, el Mithrim, cuyas poderosas aguas reflejan una pálida imagen de las colinas circundantes. Aquí los Gnomos volvieron a descansar durante largo tiempo, y Gelmir permitió que se construyeran moradas para el pueblo junto a las costas y bosques cercanos a la orilla, pero también allí contó y agrupó a todas sus huestes, tanto lanceros, arqueros como espadachines, pues los Gnomos trajeron no pocas armas de Valinor y las armerías de Makar a su guerra con Melko. Y bajo su mando Gelmir tenía tres grandes ejércitos, y Golfín, su hijo, era capitán de uno, y Delin, su hijo, de otro, y Lúthien (no el Lúthien de las [14] Rosas, que pertenece a otro cuento posterior) de un tercero; y el poderío de Golfín se hallaba en los espadachines, y Delin tenía más portadores de largas . . . . lanzas élficas, pero la alegría de Lúthien se hallaba en el número y . . . .de sus arqueros; y el arco siempre había sido el arma con la que el pueblo de los Elfos exhibiera su habilidad más maravillosa. Entonces los colores de los Gnomos eran el oro y el blanco en aquellos días antiguos, en honor de los Dos Arboles, pero el estandarte de Gelmir llevaba una corona de oro sobre un campo plateado, y cada capitán tenía una hermosa bandera; y en aquellos días el emblema de Golfín era una espada de plata sobre oro, y el de Delin una hoja verde de haya sobre plata adornada con flores doradas, y el de Lúthien una golondrina de oro que volaba sobre un campo azur como si fuera el cielo engarzado con estrellas de plata, y los hijos de Fëanor labraron ese estandarte y esas banderas, y brillaban a la luz del sol y con la niebla y a la luz de la luna y en la oscuridad sin estrellas por la luz de las gemas trabajadas por los Gnomos que las habían cosido [sic].

Y sucedió que después de un tiempo Fëanor fue más allá de las colinas que rodean Dor Lómin en aquellas regiones [al norte de >] detrás de Artanor, donde había tierras abiertas y vacías y colinas sin árboles, e iba con una gran compañía y tres de sus hijos marchaban con él. Así un día próximo al anochecer llegaron a la cima de una colina, y a lo lejos divisaron una luz roja que se agitaba en un valle abierto del lado que daba hacia [? ellos]. Entonces Fëanor se preguntó qué podía ser ese fuego, y él y su pueblo marcharon velozmente en la noche quieta en aquella dirección, de modo que antes del amanecer se encontraron contemplando el valle. Allí vieron una compañía armada tan numerosa como la suya que se hallaba sentada alrededor de una poderosa hoguera. La mayoría estaba durmiendo, pero unos pocos despertaron, y entonces Fëanor se irguió y habló con su voz clara de forma que el oscuro valle resonó:

—¿Quiénes sois, hombres de los Gnomos u otros que . . . .? Decidlo pronto, pues es mejor para [vosotros] saber que los hijos de Fëanor os tienen rodeados.

Entonces brotó un gran clamor en el valle y todo el pueblo de Fëanor descubrió pronto que no era ningún pueblo álfico por sus voces roncas y desagradables gritos, y muchas flechas [15] surcaron el aire en la oscuridad hacia aquella voz, pero Fëanor ya no se encontraba allí. Rápidamente había partido y conducido a la mayoría de su pueblo ante la entrada del valle donde manaba un arroyo.

Aquí el texto termina bruscamente y cerca de la cabecera de una nueva página; resulta claro que no se escribió nada más.

La casa Noldorin todavía no había aparecido, pero tenemos un rey, Gelmir de los Gnomos, con sus hijos Golfin, Delin, Lúthien (este último corregido de Oleg) como capitanes de sus tres ejércitos. No se sugiere que Fëanor y sus hijos estuvieran relacionados con éstos por ningún tipo de parentesco cercano. En el fragmento de la Balada de la Caída de Gondolin (véase III. 173-174) aparece —por primera vez— Fingolfin, que ocupa el lugar de Finwë Nólemë como padre de Turgon e Isfin, pero no es el hijo de Finwë, sino de Gelmir. Allí yo he sugerido que este Gelmir, padre de Golfin/Fingolfin, ha de identificarse con Finwë, padre de Fingolfin en los poemas aliterados y con posterioridad; y puede ser que el nombre Gelmir esté relacionado formalmente con Fin-golma, que en los esbozos para el Cuento de Gilfanon es otro nombre de Finwë Nólemë (I. 292-293, y véase I. 320, entrada Nólemë). Ha de recordarse que en la primera leyenda Finwë Nólemë no era el padre de Fëanor y que no lo mató Melko en Valinor, sino que llegó a las Grandes Tierras. De los otros hijos de Gelmir nombrados en el presente texto, Delin y Lúthien, no hay rastro en ninguna otra parte.

Resulta indudablemente claro que aquí Golfin es la primera aparición de Fingolfin, y por la misma razón que este texto precedió al comienzo abandonado de la Balada de la Caída de Gondolin. Por otro lado, la oscura historia de la muerte de Fëanor en los primeros esbozos (I. 292, 294) ha desaparecido, y aunque el presente texto se interrumpe demasiado pronto como para tener la certeza, parece extremadamente probable que, si mi padre lo hubiera continuado un poco más, nos habríamos enterado de la muerte de Fëanor en combate con los Orcos a los que él y sus compañeros habían despertado en el valle donde estaban acampados. También puede ser que hubiéramos obtenido una explicación para las misteriosas líneas de la Balada (III. 172):

Fueron las espadas curvas de los Glamhoth las que acabaron con la vida de Fingolfin cuando sólo él estaba junto a Fëanor.

En cualquier caso, aún nos hallamos bastante lejos de la historia de las huestes divididas y de la traición de Fëanor.

El campamento del Mithrim (Asgon) ya se alude en los primeros [16] esbozos, pero en los posteriores hay una mención (I. 294) de la primera creación de armas por los Gnomos en esa época, mientras que en el presente texto se dice que trajeron una gran provisión de armas «de Valinor y las armerías de Makar». También aparece la primera forma de la idea de las flores brotando bajo los pies en marcha de la hueste gnómica.

Una heráldica característica aparece en los ejércitos conducidos por los hijos de Gelmir, toda en oro y plata, en memoria de los Dos Arboles: los estandartes hechos (lo que es bastante curioso) por los hijos de Fëanor. En el «Esbozo de la Mitología», los estandartes de Fingolfin eran azules y plateados, tal como permanecieron (p. 31).

El nombre Ior, que aparece al comienzo del texto en la expresión «entre otros hijos de Ior» (en contraposición a «la raza élfica») y por consiguiente da la impresión de referirse a Ilúvatar, aparece en otras partes sólo en una referencia del todo distinta: se da en el primer diccionario gnómico como el equivalente del Qenya Ivárë, «el famoso “flautista del mar”».

(iii)

En tercer lugar y por último, un trozo de papel aislado contiene un indicio de lo más curioso de una fase en el desarrollo entre La Huida de los Noldoli en Los Cuentos Perdidos y el «Esbozo de la Mitología».

Los Árboles se alzan oscuros. La Llanura está llena de inquietud. Los Gnomos se reúnen a la luz de las antorchas en Tûn o Côr; Fëanor se lamenta por Bruithwir (Felegron) [corregido por (Feleor)], su padre, le ordena a los Gnomos que se marchen & busquen a Melko y sus tesoros —codicia los Silmarils— Finweg & Fingolfin se oponen a él. Los Gnomos gritan y se preparan a partir. Los Solosimpi se niegan: las sabias palabras de Ethlon (Dimlint). Jinetes de la Espuma [? playas]. Las amenazas de Fëanor de marchar a Cú nan Eilch. El arco, los muelles iluminados por las lámparas; cogen los botes. Un tal Gilfanon ve su poderoso barco ala de cisne y pluma de cisne con remos rojos [? yendo] & él & sus hijos corren hacia el arco y amenazan a los Gnomos. La lucha en el arco y la [? maldición] de Gilfanon antes de que lo arrojen a las olas. Los Gnomos llegan a Fangros & se arrepienten; queman los botes. [17]

Aquí Bruithwir (con el nombre adicional de Felegron > Feleor) todavía es el padre de Fëanor, como en Los Cuentos Perdidos; pero Fingolfin y Finweg han aparecido, y se oponen a Fëanor (no resulta claro si Finweg es el padre de Fingolfin (Finwë) o el hijo de Fingolfin (posteriormente Fingon): véase III. 162-163, 173. Rasgos de la narrativa que jamás se retomaron en el posterior desarrollo de «El Silmarillion» hacen aquí su única aparición. Lo que había detrás de «las sabias palabras de Ethlon (Dimlint)» y «las amenazas de Fëanor de marchar a Cú nan Eilch» ya ha desaparecido sin rastro alguno. El nombre Fangros aparece una vez en otra parte, en el aliterado Hijos de Húrin, III. 43, línea 631 (con anterioridad Fangair), donde hay referencia a una canción, o canciones, que se cantan

la lucha en Fangros,y el inquebrantable juramento

de los hijos de Fëanor

(la lucha y el juramento no necesitan estar relacionados de ningún modo). Pero sea lo que fuere lo que sucedió en Fangros, está perdido de forma irrevocable; y en ninguna parte existe alguna sugerencia posterior de que la quema de los barcos surgiera del arrepentimiento. En Los Cuentos Perdidos (I. 208), los Gnomos «abandonaron las naves robadas» cuando cruzaron el pasaje del Hielo; Sorontur informó a Manwë (I. 217-218) que había visto «una flota de naves blancas que iban vacías a la deriva empujadas por el viento, y algunas ardían con llamas brillantes»; y Manwë «supo por eso que los Noldoli se habían ido para siempre y sus naves estaban quemadas o abandonadas».

Por último, Gilfanon aparece como un Elfo de Alqualondë, uno de los que los gnomos arrojaron al mar, aunque no se dice que se ahogara. Gilfanon de Tavrobel era un Gnomo (I. 215); y parece virtualmente seguro que los dos Gilfanon eran personas distintas. En ese caso, es más que probable que el Elfo de Tavrobel haya dejado de tener ese nombre; aunque creo que no había dejado de existir (véanse 318-319).