Comentario sobre el Quenta

Sección inicial

Este pasaje, sin ninguna correspondencia en E, se puede comparar con Los Cuentos Perdidos, I. 74-75, 85-86, por un lado, y con el Valaquenta (El Silmarillion, pp. 22 ss.) por el otro. La sección inicial de Q es el origen y la precursora del Valaquenta, como se puede observar en la formulación de las oraciones y en muchos detalles de la redacción; aunque es breve, no ofrece contradicciones reales al texto de Los Cuentos Perdidos, salvo en algunos detalles de los nombres. Los Nueve Valar, mencionados en E § 1 y en el aliterado La Huida de los Noldor (III. 158), se identifican ahora por primera vez. Este número debía permanecer en los Ocho Aratar (ocho porque «uno fue eliminado», [196] El Silmarillion, p. 33), aunque hubo muchos cambios en la composición del número en escritos posteriores; en Los Cuentos Perdidos había «cuatro grandes» entre los Valar: Manwë, Melko, Ulmo, Aulë (I. p. 75).

El nombre de Mandos en Los Cuentos Perdidos, Vefántur «Fantur de la Muerte», quien «le dio a esa sala su propio nombre, Ve» (I. 85, 97), se convierte ahora en Nefantur. En ninguna parte se indica el significado del primer elemento, pero el nuevo nombre tiene un parecido con el nombre en inglés antiguo de Mandos que aparece en una lista semejante de nombres de los Valar (p. 244): Néfréa (inglés antiguo né(o) «cadáver», fréa «señor»). El cambio tardío de Tavros a Tauros también se realiza en el texto B de La Balada de Leithian (III. 227, 325).

Vána (que aquí aparece explícitamente como Văna) es ahora la hermana más joven de Varda y Palúrien (en Los Cuentos Perdidos no se dice que estas diosas estén «emparentadas»); en El Silmarillion Vána sigue siendo la hermana más joven de Yavanna. Aquí nos encontramos con el nombre gnómico de Melko, Moeleg, que los Gnomos no pronuncian; cf. el Valaquenta (p. 35-36): «los Noldor, que de entre los Elfos son los que más han sufrido su malicia, nunca lo pronuncian [Melkor], y lo llaman en cambio Morgoth, el Enemigo Oscuro del Mundo». La forma gnómica original era Belcha (II. 59, 88).

1

En esta sección de Q, antes de que se escribiera la página de sustitución (véase nota 84), los únicos cambios importantes respecto a E son la reducción de los períodos de los Árboles de catorce horas a siete (y ésta sólo aparece en una alteración a la copia a máquina, véase nota 83) y la afirmación explícita de que Silpion era el mayor de los Árboles, y que brilló un tiempo solo (la Hora de la Apertura). También se dice que posteriormente los Gnomos llamaron a los Árboles Bansil y Glingol En el cuento La Caída de Gondolin, estos nombres eran expresamente los de los Árboles de Gondolin (véase II. 273-274), pero (sobre todo desde que Glingol aparece en una lectura rechazada en La Cabaña del Juego Perdido (I. 32) como nombre del Árbol Dorado de Valinor) parece claro que se trataba de los nombres gnómicos de los Árboles originales, que fueron transferidos a sus vástagos en Gondolin; en la Balada de los Hijos de Húrin y en la Balada de Leithian, al igual que aquí en Q, Glingol y Bansil (luego corregidos por Glingal y Belthil) son los Árboles de Valinor. Pero en El Silmarillion, Glingal y Belthil son los nombres particulares de las imágenes de Turgon de los Árboles de Gondolin.

En la página de sustitución de esta sección (nota 84), hay vanas evoluciones [197] más avanzadas, y el pasaje que describe los períodos de los Árboles y la mezcla de las luces es, en efecto, la versión final, que sólo difiere de la de El Silmarillion (pp. 45-46) en algunos leves cambios rítmicos de las oraciones. Yavanna ya no «planta» los Árboles, y Nienna se halla presente en su nacimiento (sustituyendo a Vána de Los Cuentos Perdidos, I. 91-92); los Valar se sientan en los «tronos del consejo» en el Anillo de la Fatalidad junto a las puertas doradas de Valmar; y las sombras en movimiento de las hojas de Silpion, no mencionadas en las primeras versiones de E o Q, se recuperan de Los Cuentos Perdidos (I. 111). También aquí aparecen los nombres de Taniquetil, Ialassë «Blancura Sempiterna», gnómico Amon-Uilas, y Tinwenairin «coronada de estrellas»; cf. El Silmarillion, p. 44:

Taniquetil llaman los Elfos a esa montaña sagrada, y Oiolossë de Blancura Sempiterna, y Elerrína Coronada de Estrellas, y con muchos otros nombres; pero en la lengua tardía de los Sindar se la llamaba Amon Uilos.

«Elfos» todavía se emplea aquí para hacer distinción de «Gnomos»; sobre este uso véase p. 56

2

En esta sección Q se mantiene próximo a E. Al comentar E mencioné la ausencia de ciertos rasgos que se encuentran tanto en Los Cuentos Perdidos como en El Silmarillion: (1) la llegada de los tres embajadores élficos a Valinor, (2) los Elfos que no abandonaron las Aguas del Despertar, (3) las dos creaciones de estrellas de Varda, y (4) la cadena Angainor con la que fue sujetado Morgoth; y todavía no se hace mención de ellos. Como ya he dicho (pp. 93-94), el Quenta, aunque llega hasta el final, sigue siendo todavía en gran medida un esbozo, y se puede pensar que la ausencia de estos elementos se debe sencillamente a la compresión. Sin embargo, en contra de esto respecto a (1) se afirma en Q que Thingol «jamás fue a Valinor», mientras que en la vieja historia (I. 144), al igual que en El Silmarillion (p. 72), Tinwelint/ Thingol era uno de los tres embajadores originales, y respecto a (3), en Q se dice que Varda salpicó «los cielos apagados» de estrellas. A propósito de (4), en Q más tarde se dice (§ 18) que Morgoth fue atado después de la Última Batalla «con la cadena Angainor, con la que Tulkas le había encadenado antaño».

La constelación de la Osa Mayor es llamada la Pipa Ardiente, y la Hoz de los Dioses, en la Balada de Leithian [198]

Aquí se dice que los Elfos se llamaron a sí mismos Eldar y a diferencia tanto de la antigua idea (I. 288) de que Eldar era el nombre que les habían dado los Dioses, como de El Silmarillion (p. 62), en el que Oromë «los llamó en la lengua de ellos Eldar, el Pueblo de las Estrellas».

La afirmación original en Q de que Ingwë «jamás regresó a las Tierras Exteriores hasta cerca del final de estas historias» se refiere a que encabezó la Marcha de los Elfos de Valinor en el segundo ataque a Morgoth, en el que pereció (I. 160). La afirmación revisada dada en la nota 90, según la cual Ingwë jamás volvió del Oeste, es prácticamente la misma que la de El Silmarillion (p. 72); véase el Comentario al § 17. La forma gnómica de los nombres de los tres capitanes, Ing, Finn y Elu se eliminan en las versiones dadas en las notas 90, 92 y 95; y el uso de Quendi para el Primer Linaje («a veces los únicos a quienes llaman Elfos», véase p. 56) está sustituido por Lindar en una corrección tardía (nota 91), mientras que Quendi reaparece (nota 90) como el nombre para todos los Elfos. Estos cambios tardíos pertenecen a una nueva nomenclatura posterior a la finalización del Quenta.

3

Aunque esta sección de Q está muy próxima a E, hay una evolución importante narrativa: por primera vez aparece la historia de que Ossë se sentaba en las rocas de la playa e instruía a los Teleri, y de cómo convenció a algunos a quedarse «en las playas del mundo» (los posteriores Elfos de los Puertos de Brithombar y Eglarest, gobernados por Círdan el Carpintero de Barcos). Y con la adición tardía dada en la nota 103, aparece el traslado del Primer Linaje (aquí llamados los Lindar) desde Tûn, y su separación de los Gnomos; aquí hay un detalle no recogido en textos posteriores (probablemente porque se pasó por alto), de que los Noldoli de Tûn dejaron la torre de Ingwë deshabitada, aunque cuidaban la lámpara.

Como en § 2, Finn se corrigió por Finwë (e Ing por Ingwë), aunque se dice que los nombres de los príncipes Noldorin se dan en forma Gnómica, e Ylmir, que se encuentra en E, no está recogido en Q (de manera similar Óin en E § 3, pero Uinen en la sección inicial de Q).

En el pasaje sobre los príncipes Noldorin (una adición posterior a E), Celegorm se convierte en «el amigo de Oromë» (un cambio que surge de la historia posterior de Huan, véase § 10); el tercer hijo de Finrod, Anrod en E, se convierte en Angrod. Sobre el cambio Finweg > Fingon véase pp. 58-59. [199]

4

Muchos detalles que se encuentran en El Silmarillion aparecen ahora en Q (como el de Fëanor luciendo los Silmarils en las fiestas importantes, la visión de Morgoth de las cúpulas de Valmar a lo lejos en la mezcla de las luces, su risa «mientras descendía velozmente las largas pendientes occidentales», el terrible grito que resonó por todo el mundo cuando las telarañas de Ungoliant le atraparon). Al comentar E observé que «la historia completa del viaje de Morgoth a Formenos (que todavía no tiene ese nombre) y su charla con Fëanor ante las puertas aún han de aparecer», y no ha sucedido en Q; pero la interpolación tardía dada en la nota 112, afirmando que un mensajero llegó ante el consejo de los Dioses con la noticia de que Morgoth se hallaba en el Norte de Valinor, camino a la casa de Finwë, es la primera alusión a este elemento. En El Silmarillion (p. 94) los mensajeros llegaron a ver a los Valar de parte de Finwë en Formenos, y hablaron de la primera llegada de Morgoth allí, y a esto siguen las nuevas desde Tirion de que Morgoth había huido a través del Calacirya, un cambio que aparece en este punto en E y Q («escapó a través del paso de Kôr, y desde la torre de Ingwë los Elfos le vieron pasar con truenos y cólera»).

En este punto de la narración no se menciona en E § 4 la gran fiesta, y su aparición en § 5 da la impresión de ser una idea tardía (véase p. 60); que esto siga siendo válido en Q demuestra la íntima dependencia que tiene la versión posterior con respecto a la anterior en esta fase de la obra.

5

En esta sección Q, como es habitual, contiene muchos detalles y frases perdurables que no se encuentran en E, como el llanto de los Jinetes de la Espuma junto al mar, el desprecio de Fëanor hacia los Valar «que ni siquiera son capaces de guardar su propio reino contra el enemigo», las espadas desenvainadas de quienes pronuncian el juramento, la lucha sobre «el gran arco de la puerta y en los muelles y desembarcaderos iluminados por las lámparas» de Puerto del Cisne, y la sugerencia de que quien dice la Profecía podría haber sido el mismo Mandos. En E no se mencionaba a los Gnomos que no se unieron a la Huida (que eran aquéllos que se hallaban en Taniquetil celebrando la fiesta), lo que vuelve a aparecer ahora procedente de Los Cuentos Perdidos (I. 216); tampoco se decía que no todo el pueblo de Fingolfin participó en la Matanza de los Hermanos en Puerto del Cisne. [200]

La referencia a «la canción de la Huida de los Gnomos» puede corresponder al poema aliterado La Huida de los Noldoli (III. 155 ss.), aunque se abandonó en el Juramento Fëanoriano: quizá mi padre todavía pensaba continuarla algún día, o escribir un nuevo poema sobre el tema.[309]

La adición a lápiz «Finrod regresó» (nota 122) es un indicio de la historia posterior, según la cual Finarfin (Finrod) dejó la marcha de los Noldor después de oír la Profecía del Norte (El Silmarillion, p. 116); en la corrección de E (nota 123), y en Q, Finrod sólo dio alcance a Fingolfin después de la quema de las naves por los Fëanorianos, y únicamente después de eso Finrod regresó a Valinor.

Helkaraksë reaparece en Q procedente de Los Cuentos Perdidos, pero ahora se traduce como «el Estrecho del Hielo Crujiente», mientras que el significado original era «Colmillo de Hielo», y se refería al estrecho cuello de tierra que «iba de la tierra occidental casi hasta las costas del este» y estaba separado de las Grandes Tierras por el Qerkaringa o Abismo de Frío (I. 206-207 y nota 5).

6

Si alguna vez existió una «canción del Sol y la Luna» (llamada en El Silmarillion, p. 131, con un nombre élfico, Narsilion), ha desaparecido. La narración de Q apenas amplía el pasaje extremadamente superficial de E; pero la razón dada ahora para el cambio en el plan divino no es que los Dioses «consideraran más seguro» enviar al Sol y la Luna bajo la Tierra: más bien se cambió debido a «la indocilidad de Tilion y a su rivalidad con Úrien», y aún más debido a las quejas de Lórien y Nienna por la luz incesante. Este elemento vuelve a emerger procedente de El Cuento del Sol y de la Luna (I. 233-234), en el que los Valar que protestaron eran Mandos y Fui Nienna, Lórien y Vána. Asimismo, los nombres Rána y Úr que los Dioses dieron a la Luna y al Sol se remontan a la historia antigua, donde, sin embargo, se dice que Úr es el nombre élfico: los Dioses llamaron al Sol Sári (I. 230).

La Doncella del Sol se llama ahora Úrien, corregido por Árien (su nombre en El Silmarillion), sustituyendo a Urwendi (< Urwen); se dice que ella ha «cuidado las flores doradas en los jardines de Vana», lo que obviamente proviene del cuidado de Laurelin por parte de Urwen(di) en Los Cuentos Perdidos (I. 97). Tilion, el cazador del arco de plata de la [201] compañía de Oromë, no Ilinsor, es ahora el timonel de la Luna; pero como apunté en I. m, Tilion, que en El Silmarillion «yacía en sueños junto a los estanques de Estë [la esposa de Lórien], en las estremecidas ramas de Telperion» quizá debe algo a la figura del Silmo en los Cuentos Perdidos, a quien Lórien amaba y al que había sido encomendada la tarea de «regar» Silpion. Las palabras en Q concernientes a Tilion, «a menudo se desviaba de su curso y perseguía a las estrellas sobre los campos celestiales», y la referencia a su rivalidad con Úrien (Árien), derivan claramente del pasaje en el cuento antiguo (I. 240), donde se dice de Ilinsor que tuvo «celos de la supremacía del Sol» y que «a menudo alzaba las velas persiguiéndolas [a las estrellas]».

Un vestigio de la vieja concepción de la Luna sobrevive en la referencia a «la isla flotante de la Luna», una fiase que incluso se encuentra en El Silmarillion (véase I. 248).

La aparición del nombre Eruman para la tierra donde los Hombres despertaron (Murmenalda en El Cuento de Gilfanon, «muy lejos hacia el este de Palisor», I. 285, Hildórien en El Silmarillion, «la región en el este de la Tierra Media») es extraña, y sólo se la puede considerar como un uso pasajero con un significado totalmente distinto, pues de hecho se conservó al modificar el sentido original: la tierra que había entre las montañas y el mar al sur de Taniquetil y Kôr, también llamada Arvalin en Los Cuentos Perdidos (que es el nombre que se le dio en E y Q): Eruman (< Araman) después se convirtió en el yermo que había entre las montañas y el mar al norte de Taniquetil (véase I. 116-117).

Aunque la frase de Q «los días antiguos del crecimiento de los mortales y la mengua de los Elfos» se retuvo en El Silmarillion (p. 138), una adición posterior a Q (nota 129), que no se retuvo, es más explícita: «pues la medición del tiempo había llegado al mundo, y el primero de los días; y a partir de entonces las vidas de los Eldar que permanecieron en las Tierras de Aquende decrecieron, y empezaron a debilitarse». El significado de esto es sin duda que la medición del tiempo había llegado a las Grandes Tierras o Tierras de Aquende, pues la fiase «así la medición del tiempo llegó a las Tierras de Aquende» se encuentra en los primeros Anales de Beleriand (p. 341). Esto parece relacionar el debilitamiento de los Elfos con la llegada de «la medición del tiempo», y, a su vez, se puede relacionar con el siguiente pasaje de El Silmarillion (p. 138): [202]

Desde este tiempo en adelante se contaron los Años del Sol. Más rápidos son y más breves que los largos Años de los Árboles de Valinor. En ese tiempo el aire de la Tierra Media se espesó con el aliento del crecimiento y la mortalidad, y el cambio y el envejecimiento de todas las cosas se apresuró con exceso.

En los primeros escritos la mengua o debilitamiento de los Elfos siempre es, clara aunque misteriosamente, un acompañamiento necesario del florecimiento de los Hombres.[310] Como los Hombres llegaron al mundo a la salida del Sol, puede ser que las concepciones no sean esencialmente distintas: los Hombres, y la medición del tiempo, llegaron al mundo al mismo tiempo, y fueron la señal del declive de los Elfos. Pero se ha de recordar que la maldición de la «mengua» era, o pasó a ser, una parte de la Profecía del Norte (El Silmarillion, p. 116):

Y aquéllos que resistan en la Tierra Media y no comparezcan ante Mandos, el mundo los fatigará como si los agobiara un gran peso, y menguarán, y serán como sombras de arrepentimiento antes de que aparezca la raza más joven.

Sobre la frase empleada para Eärendel: «llegó demasiado tarde», véase II. 327; y cf. Q § 17: «llegó demasiado tarde para llevar mensajes a los Elfos, pues los Elfos se habían ido».

7

En esta sección, Q se limita a pulir el texto de E e incorpora las correcciones posteriores que se le realizaron, de cuyo contenido hablé en el comentario a E. En la oración añadida al final de Q (nota 135), hay un eco claro de la vieja idea de la desaparición de los Elfos de Luthany, y los Elfos de Tol Eressëa que se han retirado del mundo «y ya han dejado de desaparecer» (véase II. 381, 412).

8

En esta sección Q aporta nuevos detalles, pero, en lo demás, sigue a E de cerca. El emplazamiento de la Primera Batalla (que en una interpolación tardía se llama «La Batalla bajo las Estrellas») se encuentra ahora en la gran llanura del Norte, cuyo nombre anterior a la devastación no aparece todavía, antes de convertirse en Dor-na-Fauglith; en El Silmarillion (pp. 142-143) los Orcos atacaron por los pasos de las [203] Montañas de la Sombra y la batalla se libró «en los campos grises de Mithrim». Aquí aparece la visión que tiene Fëanor de Thangorodrim al morir, y la maldición del nombre de Morgoth mientras contempla la montaña, provenientes de Túrin, que hizo lo mismo después de la muerte de Beleg en La Balada de los Hijos de Húrin (III. 105).

En la historia según la cual Morgoth finge ofrecer un tratado de paz se encuentra un cambio estructural muy pequeño. En E se realizó antes de la muerte de Fëanor, y de hecho Fëanor se negó a parlamentar; después de su muerte, Maidros «persuadió a los Gnomos de que se encontraran con Morgoth». En Q «ya en la hora de su muerte llegó ante [sus hijos] una embajada de Morgoth reconociendo la derrota, y ofreciéndose a tratar con ellos y tentándolos con un Silmaril». Ahora se menciona la fuerza mayor enviada por Morgoth; y se ve que la cantidad de Balrogs aún se consideraba muy grande: «pero la de Morgoth fue la más grande, y estaba compuesta de Balrogs» (contrástese El Silmarillion: «pero mayores fueron las enviadas por Morgoth, y había Balrogs presentes»).

En la historia del rescate de Maidros por Finweg (Fingon), la afirmación explícita y sorprendente en E de que sólo entonces Manwë «creó a la raza de las águilas» se cambia a la afirmación de que entonces las envió; mediante el cambio posterior de «envió» por «había enviado» se alcanzó el texto final. En Q se encuentran los detalles de que Finweg (Fingon) ascendió hasta donde se encontraba Maidros sin ayuda, pero no pudo llegar hasta él, y de las treinta brazas de las alas extendidas de Thorndor, de la detención de la mano de Finweg en el arco, de la súplica repetida dos veces por Maidros de que Finweg lo mate, y de la curación de Maidros de modo que vivió para empuñar la espada mejor con la mano izquierda de como lo había hecho con la derecha; cf. La Balada de los Hijos de Húrin (III. 81): con la izquierda blande/su devastadora espada. Pero, desde luego, todavía hay muchos elementos en la historia final ausentes: como la anterior amistad íntima de Maidros y Fingon, la canción de Fingon y la respuesta de Maidros, la oración de Fingon a Manwë, y la súplica de perdón de Maidros por desertar en Araman y la renuncia a reclamar el reinado sobre todos los Noldor.

9

En esta sección la narración de Q se desarrolla extraordinaria e inesperadamente con respecto a E, mucho más que en las secciones anteriores, y muchos elementos de la historia del Silmarillion publicado aparecen aquí (resulta notable que aún no aparezca la historia de [204] la fría bienvenida de Thingol a los Noldor recién llegados, y, por supuesto, el origen en esta época de Nargothrond y Gondolin); pero el texto base seguía siendo E, corregido e intercalado. De hecho, unos pocos de los rasgos nuevos habían surgido ya en los poemas: así pues, la torre de guardia élfica de Tol Sirion aparece por primera vez en el Canto VII de la Balada de Leithian (principios de 1928); las muertes de Angrod y Egnor en la batalla que puso fin al Sitio de Angband, llamada la Batalla de la Llama Súbita en una de las primeras adiciones de esta sección (nota 162), en el Canto VI de la Balada (véase p. 68); la Garganta de Aglon en el Canto VII y Himling en el Canto X (los dos pasajes escritos en 1928); Esgalduin se encuentra ya en La Balada de los Hijos de Húrin (pero la fuente en «manantiales secretos en Taur-na-Fuin» no se ha mencionado antes). Sin embargo, gran parte del contenido de esta sección de Q introduce elementos completamente nuevos en las leyendas.

Las modificaciones y adiciones hechas a lápiz más tarde y dadas en las notas se interpolaron bastante tiempo después, y los nombres así introducidos (Taur Danin, Eredlindon, Ossiriand- que era Assariad en Q § 14; Dorthonion, Sauron) corresponden a fases posteriores. Pero aquí es posible apuntar que el cambio de Segunda Batalla por Tercera Batalla (nota 162) se explica por la evolución de la Batalla Gloriosa (Dagor Aglareb, una adición tardía dada en la nota 158), de modo que la Batalla de la Llama Súbita se convirtió en la tercera de las Batallas de Beleriand. Con el «Presagio de los Reyes» en la nota 15 cf. El Silmarillion, p. 155: «Fue una victoria, pero también una advertencia»; o la referencia puede ser a los sueños premonitorios de Turgon y Felagund (ibid. p. 153).

Son interesantes los nombres de Beleriand dados en una de las adiciones tempranas (nota 145), Noldórien, Geleidhian e Ingolondë «la hermosa y triste». Con ellos se puede comparar la lista de nombres dada en III. 188, que incluye Noldórinan y Golodhinand, el último con la partícula Golodh, el equivalente Sindarin del Quenya Noldor, es obvio que Geleidhian contiene el mismo elemento (cf. Annon-in-Gelydh, la Puerta de los Noldor). Ingolondë aparece de nuevo en la siguiente versión de El Silmarillion (la que se aproxima a la versión final de 1937, véase I. 16):

Y a esa región se la llamó desde antaño Beleriand en la lengua de Doriath, pero después de la llegada de los Noldor también se la llamó en la lengua de Valinor Ingolondë, la hermosa y triste, el Reino de los Gnomos.

Si Ingolondë significa «el Reino de los Gnomos», este nombre, probablemente, también debería estar relacionado con la raíz que aparece [205] en Noldo, Golodh. En un escrito muy posterior mi padre dio la forma original de la palabra como ngolodó, de donde viene el Quenya ñoldo, el Sindarin golodh, apuntando que ñ = «la letra Fëanoriana que representa la nasal velar, la n de manga». También dijo que el nombre materno de Finrod (= Felagund) era Ingoldo se trataba de «una forma de ñoldo con una n silábica, y al estar en una forma plena y más elegante es, más o menos, el equivalente a “el Noldo”, una eminencia del linaje»; y comentó que «el nombre jamás fue sindarizado (la forma habría sido Angoloð)».

¿Es significativo el parecido de Ingolondë con Inglaterra? No puedo contestarlo con certeza; pero resulta obvio en la conclusión de Q que Inglaterra era una de las grandes islas que sobrevivieron después de la destrucción de Beleriand (véase el comentario en § 18).

El territorio de los otros hijos de Finrod (Finarfin), Orodreth, Angrod y Egnor se establece ahora en las tierras altas cubiertas de pinos que después serían Taur-na-Fuin.

Bastante nuevo en Q es el pasaje concerniente a los Enanos, con la afirmación notable de que los Fëanorianos «lucharon contra» los Enanos de Nogrod y Belegost, que luego se cambió por «tuvieron una conversación con» ellos; en última instancia esto condujo a la escena en El Silmarillion (p. 152) del comercio despectivo pero altamente beneficioso de Caranthir con los Enanos en Thargelion. La antigua visión de los Enanos (véase II. 314) aún se hallaba presente cuando mi padre escribió el Quenta. aunque «tampoco sirven a Morgoth», «en muchas cosas son más parecidos a su pueblo» (una frase realmente dura); eran hostiles a los Gnomos por naturaleza, que como es natural luchaban con ellos. Las Ciudades de los Enanos de Nogrod y Belegost se remontan a El Nauglafring, donde a los Enanos se los llama Nauglath (Nauglir en Q, Naugrim en El Silmarillion’), pero en El Nauglafring los Enanos de Belegost son los Indrafangs.

La Fiesta de la Reunión, que se remonta a El Cuento de Gilfanon (I. 294) pero que no es mencionada en E (donde sólo hay una referencia al «encuentro» de los Gnomos con los Ilkorins y los Hombres), reaparece en Q («La Fiesta del Encuentro»); se celebra en la Tierra de los Sauces, no como en El Silmarillion cerca de los estanques de Ivrin. La presencia de los Hombres en ella se ha eliminado, y ahora se introduce la historia del paso de los Hombres por sobre las Montañas Azules (llamadas en una adición Erydluin, nota 146) y el encuentro de Felagund, que cazaba en el Este con Celegorm, y Bëor. Este pasaje de Q es el predecesor del de El Silmarillion (p. 190), con la extrañeza de la lengua de los Hombres a los oídos de Felagund, el arpa que coge de Bëor, la sabiduría que había en la canción de Felagund, de modo que los Hombres lo llamaron «Gnomo o Sabiduría» (nota 155). Resulta [206] interesante observar que después de que mi padre abandonara el uso de la palabra «Gnomo» (véase I. 57-58) retuvo Nóm como la palabra para «sabiduría» en el lenguaje del pueblo de Bëor (El Silmarillion, p. 190). Se menciona la permanencia de Bëor con Felagund hasta su muerte (y en una adición tardía la morada de los Bëorianos en Dorthonion, nota 157).

Hador, llamado el Alto y por un cambio tardío (nota 154) el de los Cabellos Dorados, aparece aquí por primera vez, y es uno de los dos capitanes de los Hombres que cruzan las Montañas y entran en Beleriand. Luego, mientras que en la Casa de Bëor el capitán original permaneció, y se introdujeron nuevas generaciones después de él, en el caso de la Casa de Hador se descendió al capitán original y se sustituyó por Marach; pero las dos Casas siguieron siendo conocidas como la Casa de Bëor y la Casa de Hador.

Hador tiene, además de Gumlin (quien apareció en la segunda versión de La Balada de los Hijos de Húrin como el padre de Húrin, III. 136, 149), otro hijo, Haleth; y esta aparición de Haleth no es meramente un uso inicial del nombre sin un significado particular, sino que implica que en un principio las casas «Hadorianas» y «Halethianas» de los Amigos de los Elfos eran una y la misma: la afinidad de los nombres Hador, Haleth (aunque en última instancia Haleth se convirtió en la Dama Haleth) se remonta en su origen a padre e hijo. Las palabras escritas a lápiz «Haleth el cazador, y poco más tarde» (nota 154) con toda probabilidad tenían el propósito de figurar detrás de las palabras «Después de ellos», es decir:

Eran los primeros Hombres en llegar a Beleriand. Después de ellos vinieron Haleth el cazador, y poco más tarde Hador, &c.

Esto, por supuesto, muestra el desarrollo de la tercera casa de los Amigos de los Elfos, después llamada Haladin; y con el cambio de Haleth a un rango independiente como capitán del tercer pueblo, el otro hijo de Hador pasó a ser Gundor (nota 154). Véase el cuadro de la página siguiente.

Morwen adquiere ahora el nombre «Resplandor Élfico», y aparece la relación de la Casa de Hador con Fingolfin en Hithlum.

La batalla que puso fin al Sitio de Angband ya había sido descrita en el Canto VI (III. 246-247) de La Balada de Leithian (marzo de 1928); se encuentra una segunda descripción en el Canto XI de la Balada (III. 317; septiembre de 1930). El nombre «La Batalla de la Llama Súbita» (nota 162) y la presencia de Glómund en ella (nota 159) se introducen en adiciones posteriores (sobre el nombre Glómund véase p. 74). Aquí también se encuentra la huida de muchos Elfos Oscuros (no Gnomos como en E) a Doriath, que incrementan el poder de Thingol. [207]

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Ahora se sugiere que Celegorm y Curufin llegaron a Nargothrond después de la Batalla de la Llama Súbita como a un refugio ya existente, y con ellos fue Orodreth su amigo; esto ha de relacionarse con el pasaje anterior en Q (§ 5): «Orodreth, Angrod y Egnor tomaron parte a favor de Fëanor» (en el debate anterior a la Huida de los Noldoli). También se sugiere que Nargothrond se concibió a partir de las estancias de Thingol en Doriath.

Con esta narración del desafío y muerte de Fingolfin, compárese el Canto XII de la Balada de Leithian. Data de finales de septiembre de 1930, y es posterior a esta sección de Q (véase el comentario a § 10), como se observa en la referencia al «pico de oro» de Thorndor (línea 3616, que aparece ya en el texto A de la Balada), en contraste con la «garra» en Q, corregido por «pico» (nota 166).[311] [208]

10

Esta versión de la leyenda de Beren y Lúthien es distinta a secciones previas del Quenta: mientras que hasta ahora se trataba de extensión independiente de E, aquí (durante una buena parte de su longitud) es un resumen de La Balada de Leithian. En mi opinión, unas diferencias muy leves entre Q y la Balada no resultan significativas, ya que se deben simplemente a la compresión.

Sin embargo, al final de la lucha con Celegorm y Curufin, Q y la Canción se separan. En la Balada, la curación de Beren (ausente en Q) va seguida de un debate entre él y Lúthien (3148 ss.), su regreso a las fronteras de Doriath, y la partida de Beren solo en el caballo de Curufin, dejando a Huan para proteger a Lúthien (3219 ss.). La historia del Canto XI empieza con la llegada de Beren a Dor-na-Fauglith y la Canción de Despedida; luego sigue (3342 ss.) el alcance que le da Lúthien a Beren después de cabalgar tras él sobre Huan, la llegada de Huan poco después con la piel de lobo y de murciélago procedente de la Isla del Mago, y el consejo que les brinda. En Q, por otro lado, la historia es esencialmente distinta, y la diferencia no se puede explicar por la compresión (aunque en este punto es muy grande): pues Huan fue a la Isla del Mago en busca de la piel de lobo y de murciélago y luego Beren y Lúthien marcharon al Norte juntos a caballo, hasta que llegaron a un punto en el que debieron ponerse los disfraces. Ésta es obviamente la forma de la historia dada en la Sinopsis IV para esta parte de la Balada (III. 314):

Lúthien cura a Beren. Los dos explican a Huan las dudas que tienen y, tras comentarlas, él se marcha y trae la piel de lobo y de murciélago de la Isla del Mago. Luego habla por última vez.

Se preparan para ir a Angband.

Pero Q es posterior a la Sinopsis IV, pues ya ha surgido la idea de que Huan habló por tres veces, la tercera en el momento de su muerte.

Entonces, resulta muy probable que Q § 10 se escribiera cuando La Balada de Leithian se extendía más o menos hasta el punto donde la narración gira hacia los acontecimientos que siguen al desvío de Celegorm y Curufin y a la deserción de Huan respecto a su amo. Ahora, junto a la línea 3031, está escrita la fecha noviembre de 1929, que probablemente remite a más adelante (véase la nota a esta línea), y la siguiente fecha, junto a la línea 3220 (el regreso de Beren y Lúthien a Doriath) es el 25 de septiembre de 1930. En la última semana de septiembre de aquel año, mi padre escribió las pocas líneas que quedaban del Canto X, y los Cantos XI y XII, llevando la historia desde la [209]partida solitaria de Beren en el caballo de Curufin hasta el hechizo de Carcharoth ante las puertas de Angband; y esta parte no se había redactado, de acuerdo con el análisis de arriba, cuando se escribió Q § 10.[312] Estas consideraciones prácticamente convierten 1930 en la fecha exacta de la composición de Q o, por lo menos, su mayor parte; y esto encaja con la afirmación de mi padre (véase p. 18) de que el «Esbozo» fue escrito «c. 1926-1930», pues hemos visto que la redacción original de E se remonta a 1926 (III. 11), y las intercalaciones y correcciones que se le hicieron, que fueron incorporadas a Q, corresponderían a los años siguientes. La aseveración en Q de que «en la balada de Lúthien se cuenta todo sobre cómo arribaron a la puerta de Angband» debe ser una anticipación a una composición ulterior de la Balada que mi padre estaba premeditando en esta época.

A partir de este punto hay divergencias narrativas menores entre Q y la Canción. Por ejemplo, en la prosa Morgoth «creó» (en lugar de crio) a Carcharoth (cf. Sinopsis III «crea», Sinopsis V «crea» > «elige», III. 337-338). Los nombres del lobo, Borosaith, Siempre-Hambriento, y Anfauglin, Quijadas de la Sed (una adición dada en la nota 178), no se encuentran en las Sinopsis o la Balada, pero el último, en la forma de Anfauglir, reaparece en El Silmarillion (p. 244) con el mismo significado.

En la prosa, Lúthien es alabada por quitarse el disfraz y pronunciar su propio nombre, fingiendo «que los lobos de Thû la traían cautiva», mientras que en la Balada al principio afirma ser Thuringwethil, que Thû envió a Morgoth como mensajera, y parece que el disfraz de murciélago se le cae ante la orden de Morgoth (líneas 3959-3965), y que él adivina quién es sin que ella tenga que pronunciar su nombre. En estos rasgos Q se acerca más bien a la Sinopsis III, en la que ella sí dice quién es, y «deja que se desprenda su ropaje de murciélago» (III. 350). En la balada no se dice que «le arrojó la túnica mágica a la cara» (pero en El Silmarillion, p. 246, «echó la capa ante los ojos de Morgoth»), y en la prosa se encuentra el notable detalle de la risa secreta de los Orcos ante la caída de Morgoth del trono. En Q Beren da un salto y se quita la piel lobuna, cuando Morgoth cae, mientras que en la Balada Lúthien debe despertarlo del desmayo. Sin embargo, la atribución de la ruptura del cuchillo de Curufin a la «traición» de los Enanos concuerda con el verso («hecho por herreros traicioneros de Nogrod», línea 4161). Este rasgo no se encuentra en El Silmarillion, por supuesto; mientras que el despertar de los durmientes debido al sonido de la ruptura concuerda con el texto A de la Balada (líneas 4163-4166), [210] no con la versión revisada de B, según la cual el fragmento golpeó la frente de Morgoth.

Desde el punto donde termina la Balada, con el Lobo arrancándole de un mordisco la mano a Beren, la narración de Q Me puede comparar con las Sinopsis. Las «andanzas y desesperación» de Beren y Lúthien y «su rescate por Huan» claramente relacionan Q con la Sinopsis V (III. 358-359)1 y la adición al margen (nota 180), concerniente al rescate por Thorndor, el vuelo sobre Gondolin y el descenso en Brethil, forma parte del esbozo tardío dado en III. 356, La estructura de los acontecimientos en Doriath, con el ataque de Boldog que precede a la embajada enviada por Celegorm a Thingol, concuerda con la Sinopsis IV (III. 356-357) más que con la Sinopsis V (III. 358), en la cual la hueste de Thingol en marcha contra Nargothrond se encuentra con Boldog; pero Q concuerda con la Sinopsis V en muchos detalles, como la presencia de Beleg y Mablung en la batalla con Boldog, y el cambio de la opinión que tiene Thingol de Beren.

Al final de esta sección la Tierra de los Muertos que Viven alcanza, en la corrección dada en la nota 184, su emplazamiento definitivo en Ossiriand, y el nombre Gwerth-i-Cuina aparece para los Muertos que Viven (más tarde, en la primera versión de Q, en la sección § 14, los nombres son Assariad y Cuilwarthien, cf. i Cuilwarthon de Los Cuentos Perdidos). Sobre el nombre Geleidhian para Broseliand/Beleriand, que aparece en esta corrección, véase el comentario a § 9.

Sobre la afirmación al final de esta sección referente al destino de Lúthien, y la «larga vida y gran gozo» concedidos a Beren y Lúthien por Mandos, véase el comentario a § 14.

Una cuestión que no concierne a la historia de Beren y Lúthien surge al comienzo de esta sección, donde se dice que Bëor es muerto en la Batalla de la Llama Súbita; en § 9, por otro lado, «Bëor vivió con Felagund hasta su muerte». Esto se puede interpretar como que murió al servicio de Felagund en el momento en que su hijo Barahir rescató a Felagund, pero tal explicación resulta forzada (sobre todo porque en la forma posterior de la leyenda se dice explícitamente que murió a edad avanzada, y fue un motivo de gran asombro para los Elfos que la presenciaron, El Silmarillion, pp. 101-101). Parece más probable que nos encontremos con una contradicción dentro de Q, en verdad sorprendente, ya que los dos pasajes no están muy lejos.

Sobre la corrección de «Segunda Batalla» por «Tercera Batalla» (nota 170), véase el comentario a § 9; y sobre el cambio de Tinfang Trino por Tinfang Ostión (nota 162), cf. línea 503 en La Balada de Leithian, donde se realizó el mismo cambio. [211]

11

En esta sección el Quenta se convierte, tanto en estructura como en gran parte de la formulación, en el primer borrador del Capítulo 20 («De la Quinta Batalla») de El Silmarillion.

Aparece ahora la demostración imprudente y prematura del agrupamiento de las fuerzas de Maidros, que advirtió a Morgoth de que se estaba preparando algo entre sus enemigos y le dio tiempo para enviar a sus emisarios entre los Hombres del Este, aunque resulta menos claro y explícito en la versión original de Q que en la nueva redacción dada en la nota 198, e incluso entonces las dos fases de la guerra no se distinguen con claridad. Para ello aún tiene que llegar a un estadio posterior: en El Silmarillion la llegada de los Orientales a Beleriand se narra en un punto anterior (p. 213; cf. nota 1 a esta sección en Q), y se dice que algunos de ellos, aunque no todos, «estaban ya sojuzgados por Morgoth en secreto, y acudieron a su llamada»; la entrada de sus «espías y traidores» se facilitó «pues los Hombres desleales que le servían en secreto estaban aún bien enterados de lo que pensaban los hijos de Fëanor» (p. 258). Aunque en Q se dice que estos agentes de Morgoth (en la reescritura, nota 198) se dirigieron sobre todo a los hijos de Ulfang, y aunque Bor y sus hijos son mencionados, no se encuentra ninguna sugerencia de la buena fe de los hijos de Bor, quienes mataron a Ulfast y Ulwarth en la batalla (El Silmarillion, p. 263).

Los Enanos tienen ahora un papel en los acontecimientos, aunque sólo como suministradores de armas; en cambio, en Q se los muestra como calculadores y en verdad cínicos («no somos amigos de ningún bando… hasta que se haga con el poder»), movidos únicamente por el deseo de obtener beneficios. En El Silmarillion, los Enanos entraron en la guerra del lado de Maedhros, y «ganaron renombre»: Azaghál, Señor de Belegost, hirió a Glaurung cuando el dragón se precipitó sobre él (pp. 263-164). Pero en esta época no creo que mi padre hubiera concebido a los Enanos de las montañas tomando parte activa en las guerras de los Elfos.

Mientras que en E (sección 11 corregida, nota 31) sólo se dice que «Orodreth, debido a su hermano Felagund, no lo hace [regresar]», en Q aparece la pequeña compañía procedente de Nargothrond que fue a la guerra bajo los estandartes de Finweg (Fingon) «y jamás regresaron, a excepción de uno»; el capitán era Flinding, hijo de Fuilin, procedente del antiguo Cuento de Turambar, y de La Balada de los Hijos de Húrin, y que así recibe una historia más completa antes de escapar de las Minas de Melko para encontrarse con Beleg en la Floresta de la Noche. En el cuento, al igual que en el poema (véase III. 67), sólo se dice que había pertenecido al pueblo de los Rodothlim (de Nargothrond) [212]y que fue capturado por los Orcos. Por un cambio posterior en Q (nota 191), se convierte en Gwindor, hijo de Guilin. Pero resulta notable que aunque la salvaje embestida de los Gnomos de Nargothrond, que incluso los llevó hasta Angband e hizo temblar a Morgoth en su trono, fuera dirigida por Flinding/Gwindor, su furia heroica aún no se debía a ningún motivo especial: pues no se menciona al heraldo de Finweg/Fingon que fue asesinado en Dor-na-Fauglith con el fin de provocar a los Elfos de Hithlum a atacar la fuerza de reclamo de Morgoth.[313] En la fase siguiente y final el heraldo se convierte en Gelmir de Nargothrond, hermano de Gwindor, que había sido capturado en la Batalla de la Llama Súbita: en verdad fue el dolor por la pérdida de Gelmir lo que sacara a Gwindor de Nargothrond contra la voluntad de Orodreth (El Silmarillion, p. 257). Así pues, Flinding/Gwindor, ideado mucho tiempo antes para una historia distinta, termina siendo, en el inicio de su vida, la causa involuntaria de la pérdida de la gran batalla y la ruina de los reinos de los Noldor en la Tierra Media.

La narración del comportamiento del pueblo de Haleth en el pasaje reescrito dado en la nota 191 demuestra las dudas de mi padre: se aprestó para la guerra, luego permaneció en el bosque y pocos fueron «debido a la herida de Beren en el bosque» (cf. «Los Hombres recordaron la herida provocada por los hijos de Fëanor», Q § 10; «Los Hombres recordaron en la Marcha», La Balada de Leithian, línea 3103). Al final, la idea anterior prevaleció: «En el bosque de Brethil, Halmir, señor del Pueblo de Haleth, reunió a sus hombres y les ordenó que afilaran las hachas», y en la batalla «cayó la mayor parte de los Hombres de Brethil, y nunca volvieron a los bosques» (El Silmarillion, pp. 258, 262).

En la nueva versión de este mismo pasaje, la historia posterior de la fundación de Gondolin antes de la Batalla de las Lágrimas Innumerables se halla presente, con Turgon yendo «sin ser buscado» con una gran hueste. Quizá resulte extraño que en el pasaje después reescrito (nota 198), Maidros «fijó un día, y avisó a Fingon y a Turgon», y «Fingon y Turgon y los Hombres de [213] Hithlum… estaban preparados en el Oeste en las fronteras de la Llanura de la Sed», lo que para nada sugiere que Turgon acabara de llegar, sino que más bien parece revertir a la historia anterior (en E, nota 31, y en Q en la primera versión), según la cual él era uno de los capitanes de los Elfos Occidentales desde que empezaron los preparativos para la guerra («todas las huestes de Hithlum… estaban preparadas para su llamada, y Finweg y Turgon y Huor y Húrin eran sus capitanes»). Da la impresión de que las correcciones de Q representan una fase intermedia: Turgon emerge ahora de Gondolin, que existía desde mucho tiempo atrás, pero no emprende la marcha a última hora, el mismo día, como en la historia posterior: llega, ciertamente inesperado, pero a tiempo de tomar parte en los preparativos estratégicos finales.

El desafío a Morgoth, invocando con trompetas de plata a su hueste para que saliera, se abandonó más tarde, pero la fuerza de reclamo de Morgoth, «una gran fuerza, aunque no tan grande», sobrevivió, al igual que la advertencia de Húrin contra un ataque prematuro. La marcha incontrolable de los Elfos de Hithlum y sus aliados se origina de la misma manera que en la historia posterior, aunque todavía no aparece en Q el pequeño detalle de que el asesinado ante sus ojos era el hermano de Gwindor de Nargothrond; y en la narración de Q está presente el éxito inicial de las huestes de Hithlum, y el casi fracaso de los planes de Morgoth, los ondeantes estandartes de Finweg (Fingon) sobre la llanura que llegaban hasta los mismos muros de Angband. Las fases finales de la batalla se tratan más superficialmente que en Q, pero ya se encuentra toda la estructura esencial; es cierto que hay varios rasgos ausentes, como la muerte de Fingon a manos de Gothmog (pero se menciona la llama del casco al ser hendido, un rasgo que se remonta a La Balada de los Hijos de Húrin, y del cual derivan las palabras Finweg (Fingon) cayó en un torbellino de espadas, véase III. 123), la caída de los Hombres de Brethil en la retaguardia (véase arriba), la presencia de los Enanos de Belegost (con la muerte de Azaghál y la herida al dragón), las fatídicas palabras entre Huor y Turgon que fueron escuchadas por Maeglin (El Silmarillion, p. 265).

La presencia de Glómund en la Batalla de las Lágrimas Innumerables se introdujo en una adición posterior al texto de E (§ 13, nota 36), y ahora se incorpora en la narración de Q I la anterior aparición en la Batalla de la Llama Súbita se introduce mediante una adición a Q § 9 (nota 159), y vuelve a aludirse aquí (nota 201) a «la segunda batalla del Norte», porque la Batalla Gloriosa, Dagor Aglareb, que se convirtió en la segunda batalla, aún no se había desarrollado. Pero de acuerdo con Q, el dragón «no había alcanzado su máximo crecimiento» en la Batalla de las Lágrimas Innumerables; luego, ya se hallaba en la plenitud de poder en la Batalla de la Llama Súbita (El Silmarillion, p. 205), y su primera e inmadura salida de Angband se situó aún más atrás (ibid., p. 157).

El Yelmo-Dragón de Dor-lómin aparece aquí procedente de La Balada de los Hijos de Húrin (véase III. 37, 150), en cuya segunda versión se dice que fue obra de Telchar, y [214]

¡Ojalá [Húrin] lo hubiera portadoaquel terrible día

para proteger la cabezadel golpe de la muerte! (665-666)

Sin embargo, sólo ahora la cimera de dragón se convierte en la imagen de Glómund. Luego, la historia del yelmo se amplió mucho: en el Narn i Hîn Húrin (Cuentos Inconclusos, p. 101) se dice que Telchar (de Nogrod, no como en Q de Belegost) lo hizo para Azaghál de Belegost, y que él se lo dio a Maedhros, éste a Fingon, y Fingon a Hador, de quien descendió al nieto de Hador, Húrin. En el Narn se dice que, de hecho, Húrin jamás lo llevó; y también que el pueblo de Hithlum dijo «¡De más valor es el Dragón de Dorlómin que el gusano de oro de Angband!», que proviene de este pasaje de Q, «Tenemos un dragón más valioso que el de ellos». Una indicación hecha a lápiz junto al comienzo de § 12 en Q (nota 209) posterga la introducción del Yelmo al punto donde Morwen se lo envía a Thingol, tal como se encuentra en El Silmarillion (p. 271).

En este punto se introducen algunos rasgos menores, como el consejo de Melian de devolver el Silmaril a los hijos de Fëanor (El Silmarillion, p. 257), y en adiciones al texto la presencia de los Elfos de las Falas entre las huestes Occidentales en la gran batalla (nota 198), y el odio y temor especiales que siente Morgoth por la Casa de Fingolfin (nota 204; El Silmarillion, p. 268, donde, sin embargo, las razones para ello son la amistad con Ulmo y las heridas que Fingolfin le ha infligido, así como Turgon, hijo de Fingolfin). En correcciones a Q (nota 190), el nombre Celegorm, inicia un largo período de duda entre esa forma y Celegorn.

La mención de los «Elfos Oscuros, a excepción de los de Doriath» marchando hacia los estandartes de Maidros muestra que mi padre seguía utilizando espontáneamente el término para referirse al pueblo de Thingol; cf. el índice de El Silmarillion, entrada Elfos Oscuros.

12

Desde el principio resulta obvio, debido a las muchas coincidencias en la redacción, que cuando mi padre compuso la versión de Q del cuento de Túrin Turambar, tenía el «Esbozo» delante de él; aunque muchas de las frases que aparecen en la versión de El Silmarillion se encuentran aquí por primera vez. También hay rasgos en la narrativa de Q que proceden de La Balada de los Hijos de Húrin, pero que se omitieron en E. La afirmación de Q, que se repite en E, de que «el destino de Túrin se cuenta en los “Hijos de Húrin”» indica sin lugar a dudas que mi padre aún no había abandonado la idea de terminar el poema algún día. [215]

En la primera de las dos secciones en que se divide aquí el cuento de Túrin, sólo hay puntos menores que comentar. Q, aunque más completa que E, todavía es expresamente una sinopsis, y todo el elemento del Yelmo-Dragón se ha omitido (véase nota 209 y el comentario a § 11), junto con la orientación que recibe Túrin de los dos ancianos y el regreso de uno de ellos junto a Morwen: los guías (Halog y Mailgond en E) aquí no reciben nombre. Rían, esposa de Huor, ya ha aparecido en E en un punto posterior (§ 16).

Airin, esposa de Brodda y pariente de Morwen, vuelve a aparecer procedente del antiguo Cuento (se la menciona en E § 13, pero sin nombre),[314] y la ayuda que brinda a Morwen es secreta, lo cual quizá sugiere un paso hacia el empeoramiento del carácter de Brodda como tirano y opresor (véase II. 163), aunque más adelante en Q todavía se cuenta que Morwen le confió sus bienes cuando dejó su hogar (el texto en este punto se alteró posteriormente, § 13, nota 223). Nos encontramos con la expresión «Hombres recién llegados», que perdura en el término «Recién Llegados» usado en el Narn, y también el elemento de que los Orientales temían a Morwen, y murmuraban que era una bruja versada en la magia élfica.

Prácticamente no ha habido ninguna evolución posterior en la historia de Túrin en Doriath, la muerte de Orgof, y la banda de proscritos. Blodrin el traidor se describe ahora como un Gnomo, y en una adición posterior (nota 213) como un miembro de la Casa de Fëanor; en la Balada (igual que en E), no queda claro quién era, aparte del hecho de que se trataba de un Elfo que se había volcado al mal al crecer entre los Enanos (III. 66).

En el pasaje que trata de Taur-na-Fuin aparece el nuevo detalle de que la banda de Orcos que capturó a Túrin «se había demorado mucho en el Este saqueando las tierras de los Hombres», lo cual se encuentra en El Silmarillion (p. 282): los Orcos «se habían detenido en el camino, cazando en las cercanías, y sin miedo de que alguien los siguiera hasta el norte». Resulta obvio que este rasgo surgió de la sensación de que Beleg jamás habría alcanzado a los Orcos si éstos hubieran regresado rápidamente a Angband, pero tanto en E como en Q avanzaban deprisa a través de Taur-na-Fuin, y en Q ello se explica por «el mensaje colérico de Morgoth».

En la adición concerniente a la espada de Beleg (nota 218) se indica por primera vez que era de naturaleza extraña; la frase «hecha de hierro que cayó del cielo como una estrella llameante, y que cortaba todo el hierro extraído de la tierra» se encuentra en El Silmarillion en [216] un punto distinto (p. 275), donde el origen de la espada se explica con más detalle.

13

En la última parte de la historia de Túrin de Q aparecen varios cambios esenciales.

El nombre de Finduilas, Failivrin, ahora se le atribuye a Flinding (Gwindor); en la Balada aparecen las líneas

la frágil Finduilas,a quien los Elfos
llamaban cariñosamenteFailivrin,
el brillo centelleantede las cristalinas aguas
del lago Irvin.(III. 93, líneas 2175-2178)

En Nargothrond, Túrin, como la Espada Negra, es Mormaglir, no como en E Mormakil (cf. El Cuento de Turambar, II. 110: «Por este motivo, pasó a ser conocido entre los Gnomos como Mormagli o Mormakil, según la lengua que hablaran»). La forma final fue Mormegil Ahora se afirma explícitamente que aunque el rumor de la Espada Negra de Nargothrond llegó hasta Thingol, «el nombre de Túrin no se oyó»; sin embargo, aún no se sugiere que Túrin ocultara su identidad de manera deliberada.

No se dice que el lugar donde los Gnomos de Nargothrond fueron derrotados estuviera entre los ríos Ginglith y Narog (El Silmarillion, p. 291), sino «en la Planicie Guardada, al norte de Nargothrond», y como se verá después, en esta época el campo de batalla se hallaba al este del Narog, no en el triángulo de tierra entre éste y el Ginglith. Da la impresión de que los reproches de Flinding (Gwindor) al morir eran por Finduilas. La verdad es que no se sugiere aquí que la política de Túrin de guerra abierta tuviera oposición en Nargothrond, ni que fuera esta política la que revelara el emplazamiento de Nargothrond a Morgoth; pero como estos elementos se encontraban completamente presentes en El Cuento de Turambar (II. 110-111), su ausencia de Q debe atribuirse a la compresión. Tampoco existe mención en este punto en Q del puente sobre el Narog (véase § 13, notas 219 y 223), pero luego se menciona en esta sección como la causa de la ruina de los Elfos de Nargothrond. Orodreth fue muerto en Nargothrond, y no como en El Silmarillion en el campo de batalla.

En una alteración a Q (nota 227), se da a entender un cambio del motivo de Túrin para matar a Brodda. En el Cuento, Túrin cercenó la cabeza de Brodda en venganza explícita a «el hombre acaudalado que [217] sumó lo poco que tenía una viuda a sus riquezas» (II. 118); en el pasaje revisado en Q (como luego en El Silmarillion, pp. 294-295, y con más claridad en el Narn, p. 142) la acción de Túrin surgió en parte de la furia y agonía al darse cuenta de que el dragón lo había engañado.[315]

Mientras que en E los Hombres de los Bosques están situados «al este del Narog», en Q se dice que moran «en los bosques verdes alrededor del Río Taiglin que entra en la tierra de Doriath antes de unirse con las grandes aguas del Sirion»; éstas son las primeras apariciones del Taiglin y de «Doriath allende el Sirion» en los textos (aunque las dos están marcadas en el primer mapa del «Silmarillion», véase p. 261, 264). En relación con el pasaje de E comenté que resulta extraño que mientras en el Cuento los Hombres de los Bosques tenían capitán (Bethos) cuando Túrin se unió a ellos, al igual que en la historia posterior, en E Túrin «reunió a un nuevo pueblo». Ahora en Q los Hombres de los Bosques tienen identidad, «los supervivientes del pueblo de Haleth», que en esta época era el hijo de Hador y tío de Húrin, y las Casas «Hadoriana» y «Halethiana» una y la misma, como ya en § 9; pero todavía, como en E, Túrin se convierte enseguida en su gobernante. Brandir el Cojo, hijo de Handir, hijo de Haleth, en verdad emerge aquí, sustituyendo a Tamar (hijo de Bethos, el gobernante) de El Cuento de Turambar, quien todavía está presente en E, y se dice que Brandir había «cedido el gobierno a Túrin por elección del pueblo del bosque»; en cambio, en la historia posterior constituye un elemento importante el que Brandir permaneciera como gobernante titular hasta su muerte, aunque ignorado por Túrin.

En este punto se menciona por primera vez la vana búsqueda de Finduilas que emprendió Túrin cuando bajó desde Hithlum, y la primera narración del destino de Finduilas; en el Cuento y en E no se sugiere qué fue de ella. Finduilas es «la última de la raza de Finrod» (después Finarfin) porque Galadriel no había aparecido todavía

La narración de Q avanza también hacia la forma posterior al hacer que Nienor acompañe disfrazada a la expedición desde Doriath (véase II. 166); y el «sitio elevado . . . . cubierto de árboles» del Cuento y la «cima de la colina» de E se convierten ahora en «la cima arbolada de la Colina de los Espías». Pero en Q era sólo Morwen quien permanecía a salvo en la Colina de los Espías: no se hace mención de lo que hizo Nienor hasta que se enfrentó con Glómund en las orillas del Narog (no, como después, en la Colina). Este cambio se aleja tanto del Cuento como de la historia posterior, según la cual Morwen y Nienor permanecieron juntas hasta que se levantó la niebla creada por el dragón; [218] pero que se acerca a la historia posterior en que Nienor se encontró sola con el dragón (sobre el tratamiento que esto recibe en E, véase el comentario). Debemos suponer que en esta fase de la evolución de la leyenda, la presencia de Nienor jamás se reveló ni a su madre ni a nadie más, salvo al dragón; en la historia posterior fue descubierta en el cruce de las Lagunas del Crepúsculo (El Silmarillion, p. 298; Narn, pp. 150-153). El «elemento de Mablung» aún está ausente por completo; y ha de señalarse que Morwen fue llevada de vuelta a salvo a las Mil Cavernas, de donde, luego, se marchó al descubrir que Nienor se había ido. El puente sobre el Narog parece haber estado todavía intacto después del saqueo (en El Silmarillion Glaurung lo destruyó, p. 294).

En una corrección de Q (nota 232) aparece por primera vez el nombre Celebros, traducido como «Espuma de Plata», por Cuenco de Plata; pero en Q (igual que en E) las cascadas aún se encuentran en el mismo Taiglin (véase II. 171). Luego, Celebros pasó a ser el nombre del río tributario en el que se encontraban las cascadas; y éstas se llamaban Dimrost, la Escalera Lluviosa.

En la historia de la muerte del dragón, los seis (no como después, dos) compañeros de Turambar todavía sobreviven en E procedentes del Cuento (II. 137); aunque en Q no eran tanto los únicos compañeros que pudo encontrar Turambar, sino más bien los que «le suplicaron ir con él». En el Cuento la banda de siete trepó fangosamente la escarpada pared de la cañada y pasó allí toda la noche; al amanecer del segundo día, cuando el dragón se movió para cruzar, Turambar vio que sólo le quedaban tres compañeros, y cuando tuvieron que bajar de nuevo hasta el lecho del río para salir bajo el vientre de Glórund, esos tres no tuvieron el valor para trepar de nuevo. Turambar mató al dragón de día; Níniel bajó a la cañada la segunda noche, y se arrojó por las cascadas al amanecer del tercer día; y Turambar se mató la tarde de aquel día. En E la única indicación de tiempo es que los seis compañeros de Turambar lo abandonaron durante la noche que pasaron aferrados al borde de la cañada. En Q los seis dejaron solo a Turambar durante la primera noche, igual que en E, pero él pasó todo el día siguiente aferrado al risco; Glómund avanzó para cruzar la cañada la segunda noche (es obvio que mi padre deseaba hacer que la muerte del dragón tuviera lugar en la oscuridad, pero en un principio consiguió su propósito extendiendo el tiempo que Turambar pasó en la cañada). Pero Níniel bajó y lo encontró, y se arrojó por la cascada esa misma noche. Así pues, la historia de Q se ha acercado a la de El Silmarillion y el Narn, y sólo requería contraer el tiempo antes de que el dragón cruzara la cañada, de modo que todo aconteció en una única noche y durante la mañana siguiente. En Q parece sugerirse que Glómund, en mortal [219] agonía, se arrojó hacia atrás a la orilla del río de la que venía: «reculó agonizante… y no entró en la tierra de los hombres del bosque». Sí esto es así, Níniel debió haber cruzado la cañada para llegar hasta donde se hallaba Turambar. En el Cuento (II. 139) está explícito que «casi había [el dragón] cruzado la cañada cuando Gurtholfin se le hundió en el cuerpo y luego se arrastró hasta la otra orilla», igual que en las versiones posteriores.

Que Níniel esperaba un hijo de Turambar se afirma ahora en esta versión del texto (en el Cuento y en E esto sólo aparece en adiciones posteriores).

En el Cuento (II. 144-145) Turambar se mató en el claro del Cuenco de Plata; en E o en Q no se dice dónde murió, aunque en ambas fue enterrado junto al Cuenco de Plata. Justo al final surge en Q el nombre Nen-Girith, su primera aparición: «los Hombres cambiaron el nombre de aquel lugar a Nen-Girith, el Agua Estremecida». En El Silmarillion (p. 301) se dice, en el pasaje que describe el estremecimiento que sacudió a Nienor en Dimrost, las cascadas del Celebros, que, debido a ello, «ese lugar se llamó después Nen Girith»; y en el Narn (p. 161) que «después de ese día» se lo llamó Nen Girith. Se puede entender que estos pasajes implican que las cascadas del Celebros fueron rebautizadas Nen Girith sencillamente debido al temblor de Nienor la primera vez que llegó allí. Pero esto es sin duda absurdo; el suceso fue, en sí mismo y sin secuelas, demasiado insignificante para que representara la adjudicación de un nuevo nombre; demasiado insignificante, en verdad, para que se lo mencionara en la narración o recordarlo en la leyenda si no tuvo consecuencias: en la leyenda los lugares no cambian de nombre porque una persona, a pesar de lo importante que pueda ser, tenga un escalofrío. Es obvio que el elemento profètico es lo único importante, y se remonta al Cuento, donde antes de que se hubiera ideado el nombre de Nen Girith, Nienor «sin saber por qué, se sintió estremecer de temor y no podía contemplar esas hermosas aguas cubiertas de espuma» (II. 131), y en la historia original, tanto Nienor como Turambar murieron en ese mismo sitio (véase II. 173-174). Creo que la frase del Narn, «después de aquel día», debe interpretarse como «después de aquel tiempo», «después de que tuvieran lugar los acontecimientos que se van a describir ahora». En los Cuentos Inconclusos comenté (p. 193, nota 24):

Podría suponerse que sólo cuando todo estuvo terminado, y Túrin y Nienor muertos, se recordaron los estremecimientos de Nienor, y se descubrió qué significaban, y se le dio a Dimrost el nuevo nombre de Nen Girith; pero Nen Girith es el nombre que se utiliza a lo largo de la leyenda. [220]

Casi con certeza, el uso del nombre «Nen Girith» en las narraciones posteriores antes del relato de los acontecimientos que deben haber dado lugar al nombre, ha de explicarse de la misma manera que el que mi padre propuso para Mablung. respecto a lo cual él observó en un ensayo muy tardío que cuando Mablung cogió el Silmaril del vientre de Carcharoth

la mano [de Beren] y la joya parecían tener un peso tan grande que la propia mano de Mablung se vio arrastrada a tierra y obligada a abrirse, dejando que la otra cayera al suelo. Se dice que el nombre de Mablung («con mano pesada») era profètico; pero puede haber sido un título derivado del episodio que después se convirtió en aquél por el que el héroe fue principalmente recordado en la leyenda.

No me cabe duda de que la historia de Q expone la idea original: Nienor tembló con un temor profètico pero inconsciente cuando llegó a las cascadas del Celebros; allí, tanto ella como su hermano murieron de manera horrible; y después de sus muertes, las cascadas fueron rebautizadas Nen Girith, el Agua Estremecida, porque se comprendió su significado. «Después», «Después de aquel día», éste se convirtió en el nombre de las cascadas; pero en la historia legendaria, cuando todo era bien conocido para el historiador y para su público, el nombre posterior se generalizó, como el de Mablung.

14

Al comienzo de esta sección se aclara que la presencia de Mîm en Nargothrond no se remonta a la época del dragón, ya que él «había encontrado los recintos y el tesoro de Nargothrond desguarnecidos». En Los Cuentos Perdidos sin duda mi padre no vio una necesidad particular de «explicar» a Mîm; sencillamente, estaba allí, un rasgo de la situación narrativa, como Andvari el Enano en la leyenda nórdica de Völsung. Pero en Q se da el primer paso para relacionarlo con la idea en desarrollo de los Enanos de la Tierra Media: se diseminaron a Beleriand desde las Montañas Azules después de la Batalla de las Lágrimas Innumerables. (Finalmente, la necesidad de «explicar» a Mîm llevó a la idea de los Enanos Mezquinos.) Pero la afirmación en Q de que sólo ahora los Enanos entran en los cuentos del mundo antiguo parece en discrepancia con pasajes anteriores: con § 9, donde se dice que los Fëanorianos lucharon contra los Enanos de Nogrod y Belegost, y con § 11, respecto al suministro de armas por los Enanos a los ejércitos de la Unión de Maidros. [221]

Aquí Mîm tiene algunos compañeros, muertos junto a él por los proscritos de la banda de Húrin, a quienes éste «quiso detener»; en El Cuento de Turambar (II. 147) Mîm estaba solo, y fue el mismo Úrin quien le asestó el golpe mortal. Mientras que en el Cuento la banda de Úrin —lo bastante numerosa como para ser llamada hueste— llevó el tesoro de Nargothrond a las cuevas de Tinwelint en un montón de sacos y cajas toscas (por el contrario, en E no hay ninguna indicación de cómo llegó el tesoro a Doriath, y los proscritos no se vuelven a mencionar después de la muerte de Mîm), en Q los proscritos de Húrin se eliminan cuando conviene, del mismo modo en que habían aparecido en el momento conveniente: «cada uno de los de la compañía de Húrin muñó o fue muerto en luchas en el camino», muertes atribuidas a la maldición de Mîm; y como ahora Húrin va solo a Doriath y consigue la ayuda de Thingol para transportar el tesoro, la banda de proscritos parece no tener mucha utilidad narrativa. La lucha en los recintos de Tinwelint entre los Elfos de la floresta y los proscritos, no mencionada en E, se ha tachado en consecuencia (en cualquier caso la aparición en Q de una nueva pelea en los recintos, entre los Elfos y los Enanos exigiría su eliminación, para que Menegroth no pareciera una carnicería permanente).

Pero el problema no fue eliminado: ¿cómo llegó el oro a Doriath? Era una idea esencial que Húrin, destrozado por lo que había visto (o por lo que Morgoth le permitió ver) y atormentado por la amargura y el dolor, arrojara el tesoro de Nargothrond a los pies de Thingol en un gesto de supremo desprecio al cobarde y codicioso rey, como él pensaba que era; pero la nueva historia de Q es evidentemente insatisfactoria: arruina el gesto si Húrin ha de conseguir que el mismo rey envíe a buscar el oro con el que luego va a humillarlo, y resulta difícil imaginar la conversación entre Húrin y Thingol cuando Húrin apareció en Doriath, anunciando que el tesoro ya estaba disponible.

Sea como fuere, el oro llega a Doriath, y en todas las versiones Húrin se marcha; pero ahora en Q lo hace para arrojarse al mar occidental, sin encontrar nunca más a Morwen.

Como dije al comentar la sección de E correspondiente, considero probable que mi padre ya hubiera decidido simplificar la historia del Nauglafring sobre el oro de Nargothrond. En Q, que es un relato completamente articulado, si bien breve, la ausencia de Ufedhin se puede tomar como una clara indicación de que había sido abandonado, y con él, por necesidad, muchas de las complejidades de los tratos del rey con los Enanos. Entonces, la historia pasó a ser muy simple. Thingol desea que Húrin traiga el oro en bruto para que sea trabajado; envía a buscar a los artesanos más grandes de la tierra, los Enanos de Nogrod y Belegost; y ellos, al llegar, desean el tesoro para sí mismos, [222] además del Silmaril, y conspiran para obtenerlo. El argumento que usan —que el tesoro pertenecía por derecho a los Enanos, ya que le fue arrebatado a Mîm— reaparece procedente del Nauglafring, donde tiene un contexto distinto (II. 293: un argumento que utiliza Naugladur, señor de Nogrod, para apoyar su intención de atacar Tinwelint).

La relativa riqueza de Thingol no se menciona en Q, pero sus bienes se detallan en La Balada de los Hijos de Húrin (véase III. 37) y en La Balada de Leithian (III. 189); y sin duda ésta es la fuerza de la palabra «incluso» en «Entonces los encantamientos del oro maldito del dragón comenzaron a afectar incluso al rey de Doriath».

En E el rey expulsa a los Enanos sin pagarles nada; no se hace mención de ninguna lucha en este punto, y uno pensaría que aun la compresión más severa no podría haber evitado el mencionarla. Pero en Q, la narración da ahora un giro bastante distinto. Thingol «les negó la recompensa prometida», y ello provocó la lucha en las Mil Cavernas, con muchos muertos por ambas partes; y «el Montículo de la Codicia», que en El Nauglafring cubría los cadáveres de los Elfos de Artanor que habían muerto después de la batalla con los proscritos de la banda de Húrin, ahora cubre los de los Enanos y los Elfos; la forma del nombre Élfico se cambió de Cûm-an-Idrisaith (II. 284) a Cûm-nan-Arasaith.

Como en E, en Q el saqueo de Menegroth por los Enanos se trata todavía muy brevemente, y rasgos centrales de la historia de El Nauglafring no se repiten, ni jamás lo harán. Pero (en adición a la pérdida de Ufedhin) parece probable que la «gran hueste» de Orcos, pagada y armada por Naugladur de Nogrod (II. 293), ya se hubiera abandonado en este punto. Desde luego, toda la historia surgió, y sigue dependiendo, del hostil punto de vista de los Enanos, tan destacado en los primeros escritos.

El pasaje geográfico muy corregido que aparece ahora en Q se comprende mejor en relación con el primer mapa del «Silmarillion», y postergo los comentarios sobre los ríos de Ossiriand y el Camino de los Enanos al capítulo IV, pp. 270 ss. Baste apuntar aquí que los cursos de los seis ríos tributarios del Gelion (aquí llamado Ascar[316] antes de corregirse por Flend y, luego, por Gelion, nota 235) se dibujan en el mapa de la misma forma que estaban trazados en el que se publicó en El Silmarillion, y el primer mapa los menciona en el orden de la corrección [223] original a Q (nota 236) antes de que esta misma fuera alterada: es decir, Ascar, Thalos, Duilwen, Loeglin, Brilthor, Adurant.

Ahora queda explícito que fue Melian quien advirtió a Beren del acercamiento de los Enanos (véase p. 77); y el traslado de la Tierra de los Muertos que Viven de «los bosques de Doriath y la Llanura de los Cazadores, al oeste de Nargothrond», donde aún está emplazada en E (§ 10), a Assariad (Ossiriand) en el Este hace que la interceptación de los Enanos sea mucho más fácil y más natural: el Vado Rocoso (que se remonta a El Cuento del Nauglafring, donde se llama Sarnathrod) ahora se encuentra en el río que marca los límites de esa misma tierra. El cambio y la evolución geográficos han hecho que aquí toda la organización de la historia resulte mucho más sencilla.

Ahora, por fin, el pueblo de Beren se convierte en los «Elfos Verdes» (véase p. 77); pero la historia de la emboscada en el vado se trata en Q de manera tan sucinta como lo fue en E: ni siquiera existe mención del Nauglafring (> Nauglamír) que se le quita al rey muerto. La historia del hundimiento del tesoro sigue casi igual que en E, pero hay sugerencias de implicaciones más amplias al llevar el Nauglafring: que la Tierra de los Muertos que Viven pasó a ser tan fértil y hermosa debido a la presencia de Lúthien llevando el Silmaril. Este pasaje se conserva casi palabra por palabra en El Silmarillion (p. 318). Está claro que debe relacionarse con un pasaje posterior presente tanto en Q (p. 180) como en El Silmarillion (p. 336), donde el pueblo que moraba en los Puertos del Sirion después de la caída de Gondolin no quiso entregar el Silmaril a los Fëanorianos «pues creían que en la joya radicaba el don de felicidad y curación que había descendido sobre sus hogares y navíos». Pero el Silmaril estaba maldito (y ésta puede parecer una idea bastante extraña), y Melian se lo advirtió a Beren y a Lúthien. En Q no se dice, como sucede en E, que Beren guardó en secreto el Silmaril, sino, sencillamente, que él y Lúthien lo «conservaron». En ambos textos la desaparición de Lúthien tiene lugar inmediatamente después; pero mientras que Q de nuevo 110 establece una relación real (véase p. 78), el mismo ordenamiento de las oraciones sugiere que tal relación estaba allí: «la Tierra de los Muertos que Viven se convirtió en una visión de la tierra de los Dioses… Sin embargo, Melian les advirtió de la maldición . . . . mas conservaron el Silmaril. Y con el tiempo, el breve tiempo de belleza de la tierra de Rathlorion pasó. Pues Lúthien desapareció tal como dijera Mandos…».

Las afirmaciones hechas en E §§ 10 y 14 sobre los destinos de Beren y Lúthien se han comentado algo extensamente (pp. 78-79). Cuando pasamos a Q, descubrimos que en el pasaje anterior (§ 10, donde se narra la muerte de Beren y la súplica de Lúthien a Mandos), aunque hay mención de canciones que cuentan que Thorndor llevó a [224] Lúthien con vida a Valinor, éstas se descartan, y «hace tiempo que se ha dicho que Lúthien se debilitó y desapareció rápidamente y se desvaneció de la tierra», y así llegó a Mandos: había muerto, tal como podían morir los Elfos, de dolor (cf. el viejo Cuento de Tinúviel, II. 55). Y la dispensa de Mandos exigió que «Lúthien debería ser mortal como su amado, y que debería abandonar la tierra una vez más a la manera de las mujeres mortales». Esto parece claro: sólo puede significar que Lúthien se había convertido no en una Elfa con un destino peculiar, sino en una mujer mortal. Su naturaleza había cambiado.[317]

No obstante, en el presente pasaje Q retiene la idea de la desaparición de Lúthien: su segunda desaparición. Creo que ahora se puede ver por qué mi padre escribió una X junto a esta oración (nota 244); y nótese también la adición al margen en este punto: «Sin embargo, se había cantado que sólo Lúthien de los Elfos se contaba entre nuestra raza, [318] y fue adonde vamos nosotros, a un destino más allá del mundo» (cf. El Silmarillion, p. 323: «Beren Erchamion y Lúthien Tinúviel habían muerto en verdad, y habían ido a donde va la raza de los Hombres, a un destino más allá del mundo»).

Llegamos por último a la historia de Dior y el fin de Doriath: ahora son Celegorm, Curufin y Cranthir los que resultan muertos, como en El Silmarillion (p. 324); y en una adición tardía al texto (nota 246), Dior tiene hijos, Eldûn y Elrûn, que fueron asesinados con su padre. En El Silmarillion eran Eluréd y Elurín, a quienes los sirvientes de Celegorm abandonaron para que murieran de hambre en el bosque.

15

En esta versión de la historia de Eöl e Isfin, se dice que Eöl «era de temperamento sombrío, y que había desertado de las huestes antes de la batalla [de las Lágrimas Innumerables]». Nada se ha dicho antes de cómo Eöl llegó a la morada del bosque terrible (y con posterioridad su historia anterior se cambiaría de nuevo completamente: El Silmarillion, p. 179).

Es evidente que la descripción general de la llanura y la ciudad de Gondolin en Q se basa fielmente en E, y muestra poco más que un desarrollo estilístico. Pero aquí se dice que Thorndor ha morado en [225] Thangorodrim antes de trasladar a sus águilas a las Montañas Circundantes (véase p. 82); y hay una referencia interesante a la intención original del pueblo de Gondolin de ir a la guerra de nuevo cuando llegue la hora. La alteración más importante aquí es la adición a lápiz (nota 251), recogida en el texto Q II, que cuenta que Turgon después de la Batalla de las Lágrimas Innumerables envió de cuando en cuando a Elfos que bajaban por el Sirion hasta el mar, donde construyeron un puerto pequeño y navegaron, en vano, hacia Valinor. Éste es el predecesor del pasaje en El Silmarillion (p. 217), donde, sin embargo, la construcción de naves por los Gondolindrim y la navegación hacia Valinor «para pedir el perdón y la ayuda de los Valar» se sitúan después de Dagor Bragollach y la ruptura del Cerco de Angband (pues la fundación de Gondolin tuvo lugar siglos antes de la Batalla de la Lágrimas Innumerables). Pero en El Silmarillion (p. 268) hubo también un intento posterior de Turgon por llegar a Valinor a tiempo después de la gran batalla, cuando Círdan de las Falas le construyó siete barcos, de los cuales el único superviviente fue Voronwë. El origen de esta idea de los infructuosos viajes de los Gondolindrim se encuentra en el cuento La Caída de Gondolin (II. 207), donde Ulmo por boca de Tuor aconsejó a Turgon realizar tales viajes, y Turgon contestó que los había hecho durante «innumerables años», y que ya no volvería a realizarlos.

En el texto de sustitución Q II (pp. 164-166), donde aún se halla presente la antigua historia de la fundación de Gondolin, hay muy poco que reseñar en cuestión de desarrollo narrativo, excepto que el envío de Elfos a las desembocaduras del Sirion y la salida de los barcos desde un puerto secreto ahora están incorporados al texto; y se dice que a medida que fueron pasando los años, estos viajes cesaron y el puerto fue abandonado. Ahora se explica por qué Thorndor (> Thorondor) trasladó a sus águilas desde Thangorodrim.

En estos relatos el paso del tiempo es completamente impreciso. No hay ninguna indicación de cuántos años transcurrieron entre la Batalla de las Lágrimas Innumerables o su consecuencia inmediata —cuando en los primeros años de Gondolin Turgon intentaba que sus mensajes llegaran a Valinor— y la llegada de Tuor, en cuya época el puerto de la desembocadura del Sirion estaba abandonado, nadie podía entrar a Gondolin desde el mundo exterior y ni el rey ni la mayor parte de su pueblo deseaban ya regresar a Valinor (p. 168). Pero el cambio de sentimientos en Gondolin —y todos los grandes trabajos de allanamiento y excavación— deben implicar un gran lapso de tiempo («a medida que transcurrieron los años», pp. 162, 165). Esta idea se remonta a La Caída de Gondolin original (véanse mis comentarios, II. 265); pero en esa época Tuor carecía de relaciones que lo ligaran a un [226] marco cronológico. Ya en E (§ 16), sin embargo, Huor, hermano de Húrin, se había convertido en el padre de Tuor, y Huor fue muerto en la Batalla de las Lágrimas Innumerables. Está claro que aquí acechaba una importante dificultad narrativa y cronológica, y no pasó mucho hasta que mi padre trasladara la fundación de Gondolin (y con ella la de Nargothrond) a un punto mucho más anterior de la historia. Lamentablemente, como he mencionado antes (II. 265, nota a pie de página), la narración del Quenta fue la última que mi padre escribió de la historia de Gondolin, desde la llegada de Tuor hasta su destrucción; y por lo tanto, aunque la estructura cronológica revisada resulta perfectamente clara, la última narración real retiene la vieja historia de la fundación de Gondolin después de la Batalla de las Lágrimas Innumerables. Junto a las palabras en la sustitución Q II «Pues Turgon consideró, cuando llegaron por primera vez a aquel valle después de la terrible batalla» mi padre marcó una X (nota 257); pero en todos los años que siguieron jamás volvió a ella.[319]

El nombre Eryd-Lómin aparece por primera vez[320] en el texto de sustitución Q II, pero se refiere a las Montañas de la Sombra que guardan Hithlum, y con posterioridad se corrigió (nota 255) por Eredwethion (Ered Wethrin en El Silmarillion). En esta época el nombre Eryd-Lómin significaba «Montañas Sombrías», así como Dor-lómin significaba «Tierra de la Sombra» (véase I. 140 y I. 311 entrada Hisilómë). Más tarde Ereyd-Lómin, Ered Lómin cambió tanto de significado («Montañas Sombrías» a «Montañas del Eco», con lóm «eco», al igual que también en Dor-lómin «Tierra de Ecos») como en aplicación, pasando a ser el nombre de la extensión costera al oeste de Hithlum.

16

Al comienzo de esta sección encontramos los primeros inicios de la historia posterior de la llegada de Isfin y Meglin (Aredhel y Maeglin) a Gondolin, en vez del (como todavía sucede en E) envío de Meglin por su madre; Eöl se perdió en Taur-na-Fuin, y su esposa e hijo [227] llegaron a Gondolin durante su ausencia. El relato aún tenía que desarrollarse mucho más (la historia de Maeglin en El Silmarillion es uno de los últimos elementos del libro).

En el pasaje reescrito dado en la nota 260, aparece el nacimiento de Tuor «en el bosque» (véase p. 83); la implicación sin duda es que, como en El Silmarillion (p. 270) y con más detalle en el «Tuor posterior» (Cuentos Inconclusos, p. 29), nació en los bosques de Hithlum, y que fue después de su nacimiento cuando Rían partió al Este de la Colina de los Muertos (en la tosca reescritura del pasaje de Q I recibe ahora por primera vez un nombre élfico, Amon Dengin). Pero resulta extraño que en este escrito la servidumbre de Tuor entre los «Hombres desleales», que se encuentran en las primeras versiones de E y Q, no aparezcan aquí.

En la narración de la huida de Tuor de Hithlum el nombre de la Grieta del Arco Iris tal como originalmente se escribió era Cris-Ilfing (en el cuento de La Caída de Gondolin era Cris Ilbranteloth o Glorfalc), corregido por Kirith Helvin (Cirith Ninniach en El Silmarillion).

El viaje de Tuor permanece sin cambios. Ya se dijo en E que Bronweg «en una ocasión había estado en Gondolin»; ahora se añade que había escapado de Angband, y había llegado al Sirion después de mucho vagar en el Este. Que había estado en Angband de hecho ya aparece en La Balada de la Caída de Gondolin (III. 175), y se da a entender en el Cuento (II. 200-201). La historia de su solitaria supervivencia en el último de los barcos enviados por orden de Turgon no había surgido aún; y su fuga de Angband le convierte en una figura paralela a Flinding (Gwindor) más bien obvia, o por lo menos señala un parecido general entre las historias de Túrin y de Tuor en este punto. En cada caso un Hombre es guiado por un Elfo escapado de Angband a la ciudad oculta de la cual el Elfo era ciudadano en el pasado. La visita que hace Ulmo a Tuor «cuando se hallaba de pie en la alta hierba por la noche» en la Tierra de los Sauces se remonta al Cuento, donde él estaba «hundido hasta las rodillas en la hierba» (II. 198). Éste era un elemento esencial que jamás se abandonó; véase II. 261. La canción que Tuor compuso para su hijo Eärendel sobrevive, y se da en el Apéndice 2 de este capítulo (p. 250).

Las instrucciones de Ulmo a Tuor en Q siguen siendo las mismas que en E; pero en la sustitución Q II existen diferencias importantes. Aquí, la gran guerra entre Gondolin y Angband prevista por Ulmo recibe una envergadura mayor, y su resultado exitoso se ha hecho parecer más admisible: la misión de Tuor a Hithlum, donde tenía que arrastrar a los («malignos» y «desleales») Hombres de Hithlum (una tierra llena de espías de Morgoth) a una alianza con los Elfos, una tarea que parecería completamente imposible, ahora se abandona, y [228] Tuor ha de viajar al Este y levantar a las nuevas naciones de los Hombres; la enemistad con los Fëanorianos ha de remediarse. Pero en caso contrario, Ulmo ya no realiza ninguna promesa de ayudar al pueblo de Gondolin en la construcción de la flota. Su presciencia de la ruina inminente de Gondolin, se hace cada vez menos precisa: en E él sabe que, si no se hace nada, llegará por Meglin en siete (> doce) años, en Q I que tendrá lugar en doce años, pero sin mencionar a Meglin, en Q II sólo que vendrá antes de que pasen muchos años.

En la historia de la traición de Meglin en Q se afirma de manera expresa (como no sucede en E, aunque está implícito casi con seguridad) que él reveló la situación real de Gondolin, que hasta entonces Morgoth ignoraba.

Existen fuertes insinuaciones en esta narración comprimida de que la rica heráldica de casas y emblemas de Gondolin sólo estaba en suspenso, no abandonada. Se aluden, aunque no se dan, los siete nombres de Gondolin, y se menciona a Ecthelion de la Fuente y a Glorfindel de la Casa de la Flor Dorada. En verdad reaparecen tantos rasgos viejos —las Puertas del Verano, la «muerte de Rog fuera de las murallas»—[321] que no se requiere la referencia en el texto a La Caída de Gondolin para demostrar que mi padre tenía el Cuento muy en mente. En la referencia a la «creación» (en vez de «crianza») de los nuevos dragones por parte de Morgoth para el ataque a la ciudad hay incluso una sugerencia de los (aparentemente) mecanismos inanimados del Cuento (véase II. 270-271).

La relación entre la presente versión corta de la huida de los fugitivos y la emboscada en Cristhorn (> Kirith-thoronath), es efectivamente la de El Silmarillion (pp. 331-332), y que en el Cuento se ha comentado en II. 271-272. La ausencia en El Silmarillion de los fugitivos que fueron al Paso de la Huida y allí fueron destruidos por el dragón que vigilaba, un elemento presente en E y en Q, se debe a la eliminación editorial, basada en evidencias en un texto muy posterior de que la vieja entrada a Gondolin se había bloqueado. Ese texto es la base para el pasaje de El Silmarillion (p. 312), donde Húrin, después de su liberación de Thangorodrim, llegó al pie de las Montañas Circundantes:

miró alrededor con pocas esperanzas, erguido al pie de una pendiente de piedras bajo un muro escarpado, y no sabía que eso era todo lo que podía verse del antiguo Camino de Huida: habían bloqueado el Río Seco y el portal arqueado estaba bajo tierra. [229]

La oración de El Silmarillion, p. 328, «Cerraron por tanto las puertas escondidas de las Montañas Circundantes» fue una adición editorial.

En Q reaparece procedente del Cuento la morada de los supervivientes de Gondolin en la Tierra de los Sauces, y el regreso de la «añoranza por el mar» a Tuor, que conduce a la partida de Nan-Tathrin Sirion abajo hasta el Mar.

Por último, se puede comentar la descripción de Idril Celebrindal en Q II (p. 174), alta, «casi de la estatura de un guerrero», con cabellos dorados: el prototipo de Galadriel (véase sobre todo la descripción que se hace de ella en los Cuentos Inconclusos, p. 293).

17

En el texto original Q esta sección sigue muy de cerca la estructura de E, y en muchos aspectos la historia continúa intacta allí donde muy pronto se realizarían cambios.

Ha desaparecido todo rastro de la insistencia de Ulmo a Eärendel para que emprenda el viaje a Valinor (véase E § 17, nota 57); pero aún son las «palabras severas» de Ulmo las que conducen a los Valar a la marcha de los Hijos de los Valar contra Morgoth, y todavía Eärendel «llegó demasiado tarde para llevar mensajes a los Elfos, pues los Elfos se habían ido» (cf. Q § 6: «llegó demasiado tarde»). Por otro lado, ahora aparece el anhelo de Eärendel de llevar «un mensaje a los Dioses y Elfos del Oeste, que conmoviera sus corazones para que tuvieran piedad del mundo», aunque, cuando llegó, no había nadie en Kôr a quien pudiera entregárselo. Pero la historia definitiva está apuntada en el texto a lápiz (nota 270).

En la narración de la hueste que vino desde Valinor, Fionwë es todavía el hijo de Tulkas (véase p. 84); pero ahora ninguno de los Teleri deja Valinor, mientras que por otro lado existe una mención de los Gnomos que no han dejado Valinor en el momento de la Rebelión; cf. el pasaje anterior en Q (§ 5): «Algunos se quedaron atrás… Mucho tiempo pasó antes de que se reincorporaran a la historia de guerras y viajes de su pueblo».

Bronweg sigue estando presente como en E, viviendo solo en la desembocadura del Sirion después del ataque de los Fëanorianos, y aún navega con Eärendel en el segundo viaje de Wingelot que los llevó a Kôr. En este punto de la historia, Eärendel todavía construye la Torre de las Aves Marinas; su barco se alza, como en E, sobre las alas de las aves mientras busca a Elwing desde el cielo, donde lo acosa la Luna y vaga sobre la tierra como una estrella fugitiva. Elwing todavía arroja el Silmaril al mar y salta tras él, adoptando la forma de un ave [230] marina para buscar a Eärendel «por todas las costas del mundo». Las disensiones entre los Fëanorianos constituyen una evolución menor, de modo que algunos no participaron y otros ayudaron a Elwing; las muertes de Damrod y Díriel (véase p. 85); la explicación de la piedad de Maidros por el niño Elrond («pues su corazón estaba enfermo y cansado por la carga del terrible juramento»); y la descripción de Wingelot. El nombre del barco de Tuor, Eärámë, se traduce como «Ala de Águila» (la antigua explicación del nombre, cuando era el barco de Eärendel), no «Ala del Mar» (véase p. 85). Aquí se omite el pasaje de E concerniente a la elección de Elrond Medio Elfo, pero la cuestión reaparece en § 18.

Con esta sección la nueva versión de Q (como «Q II») continúa hasta el final del trabajo, y el texto original («Q I») se interrumpe de hecho antes del final. Como esbozos sustanciales de Q I permanecen inalterados en Q II, supongo que no transcurrió mucho tiempo entre ellos; pero ciertas pinceladas nuevas e importantes se introducen en la leyenda con esta nueva versión.

Estos importantes progresos de la presente sección son, primero, que las palabras de Ulmo a los Valar no consiguieron la guerra contra Morgoth («Manwë no sintió piedad»); segundo, que Elwing, volando como un ave marina, llevó el Silmaril en el pecho, y llegó hasta Eärendel, que regresaba de su primer viaje en Wingelot: de manera que el Silmaril de Beren no se perdió, sino que se convirtió en la Estrella de la Tarde, y tercero, que Eärendel, viajando a Valinor con Elwing,llegó ante los Valar, y fue su «embajada de los dos linajes» la que condujo al ataque a Morgoth.[322]

Pero también hay muchos cambios de menor carácter estructural en Q II, como: los primeros viajes de Eärendel alrededor de las costas de las Tierras Exteriores antes de que construyera Wingelot; los sueños de advertencia para que regresara rápidamente a las Desembocaduras del Sirion, a las que jamás volvió al ser interceptado por la llegada de Elwing como ave marina y sus nuevas de lo que había pasado allí en su ausencia: de ahí la desaparición de Bronweg de la historia; el poder curativo del Silmaril sobre el pueblo del Sirion (véase p. 223); la gran luz del Silmaril mientras Wingelot se aproximaba a Valinor, y la sugerencia de que se trataba del poder de la joya lo que hizo pasar al barco a través de todos los encantamientos y las sombras; la negativa de Eärendel de permitir a cualquiera de los que viajaban con él a entrar en Valinor; la nueva explicación del abandono de Tûn en Kôr [231] (pues la historia seguía siendo aún que la ciudad de los Elfos estaba vacía cuando Eärendel fue allí); el saludo de Fionwë (ahora de nuevo hijo de Manwë) a Eärendel como la Estrella de la Mañana y de la Tarde; el gobierno por parte de los Teleri de los barcos que transportaron a las huestes del Oeste, y la contemplación del Silmaril en el cielo por Maidros y Maglor y el pueblo de las Tierras Exteriores.

En correcciones posteriores a Q II se introducen más elementos. A Tuor se le atribuye un destino (nota 272) poco menos sorprendente que el de su primo Túrin Turambar. Aparece el hermano de Elrond, Elros (notas 273 y 279); y Maglor ocupa el papel de Maidros como su salvador, y como el menos despiadado y obcecado de los dos hermanos (nota 279; véase el comentario a § 18). La adición en la nota 288, que afirma que el jefe de los Gnomos que nunca abandonaron Valinor era Ingwiel, hijo de Ingwë, resulta asombrosa a primera vista: uno esperaría que fuera Finrod (> Finarfin), como en El Silmarillion (p. 342). No obstante, creo que esta adición se incorporó al texto de forma imperfecta: el sentido que se pretendía dar era el de que Ingwiel era el jefe de los Quendi (los Elfos de la Luz, los Vanyar), entre quienes marcharon los Gnomos de Valinor.[323] En una revisión a Q § 2 (nota 90), el texto original, según el cual Ingwë jamás regresó a las Tierras Exteriores «hasta cerca del final de estas historias», se cambió por una afirmación de que jamás retomó. Ingwiel sustituye a Ingil, hijo del Inwë de Los Cuentos Perdidos, quien construyó la Torre de Ingil en Tol Eressëa (I. 25) después de regresar de las Grandes Tierras.

Según la primera versión de Q II

Eärendel era el guía [es decir, de la flota de las huestes de Valinor]; mas los Dioses no le permitieron regresar de nuevo,[324] y se construyó una torre blanca en los confines del mundo exterior en las regiones Septentrionales de los Mares Divisorios, en la que buscaban reparo todas las aves marinas de la tierra.

La Torre de las Aves Marinas sobrevive así en el mismo punto de la narración que en E y en Q donde Eärendel construye la torre después de su infructuosa visita a Kôr. Al final de esta sección de E, Eärendel [232]

con la ayuda de sus alas navega [de las aves marinas] incluso por el aire en busca de Elwing, pero el Sol lo quema, y la Luna lo acosa en el cielo, y durante largo tiempo vaga por el cielo como una estrella fugitiva.

Prácticamente se dice lo mismo al final de la sección en Q I. Sin embargo, en la primera versión de Q II, Elwing estaba con Eärendel en ese momento,[325] en forma de ave, y fue ella quien ideó las alas para su barco, de modo que «éste se elevó incluso a los océanos del aire».

En E y en Q Eärendel aún no porta un Silmaril cuando vaga por el cielo «como una estrella fugitiva» (pues el Silmaril de Beren se hundió con el Nauglafring, y los otros todavía se encuentran en la Corona de Hierro de Morgoth); mientras que en Q II es en este momento cuando el Silmaril aparece en el cielo y da esperanza al pueblo de las Tierras Exteriores.

Con la revisión de Q II dada en la nota 289 se introduce la idea de que fueron los mismos Dioses quienes colocaron a Eärendel y a su barco en el cielo. Ahora es Elwing quien construye la Torre de las Aves Marinas, y se idea alas con el fin de tratar de llegar hasta él, en vano; y quedan separados hasta el fin del mundo. Sin duda esto armoniza con la revisión a Q II dada en la nota 283: «Y se despidió en la última costa de todos los que amaba, y se separaron de ellos para siempre».

En El Silmarillion el elemento de la compañía de un barco pequeño permanece: los tres marineros Falathar, Erellont y Aerandir (p. 338). A éstos, y a Elwing, Eärendil se negó a permitirles que pusieran pie en la costa de Aman; pero Elwing saltó al mar y corrió hacia él, diciendo: «Entonces nuestros caminos se separarían». Allí Eärendil y Elwing «se despidieron de los compañeros de viaje, y se separaron de ellos para siempre»; pero ni aun así Elwing acompañó a Eärendil a Tirion. Vivió entre los Teleri de Alqualondë, y Eärendil llegó a ella después de «comunicar el recado de los Dos Linajes» a los Valar; y luego fueron juntos a Valmar y escucharon el decreto de Manwë, y la elección del destino que se les concedió a ellos y a sus hijos.

Un detalle curioso surge en la narración de Q II del viaje de Eärendel y Elwing que los llevó a la costa de Valinor. Mientras que en Q I se dice que Eärendel «de nuevo encontró la Isla Solitaria, y los Mares Sombríos», en Q II «llegaron a los Mares Sombríos y cruzaron sus sombrar, y contemplaron la Isla Solitaria… ». Esto sugiere que los Mares Sombríos se habían convertido en una región del Gran Mar [233] situada al este de Tol Eressëa; y la misma idea parece estar presente en § 6 tanto en E como en Q, pues allí se dice que en el Ocultamiento de Valinor «las Islas Mágicas fueron . . . . diseminadas a lo largo de la extensión de los Mares Sombríos, antes de que se pueda alcanzar la Isla Solitaria navegando hacia el Oeste». Bastante diferente es el relato en Los Cuentos Perdidos, donde «más allá de Tol Eressëa [al oeste de las Islas Mágicas] está el muro de brumas y esas extensas nieblas marinas bajo las que se extienden los Mares Sombríos» (I. 155-156); y los Mares Sombríos llegan hasta las costas de la tierra occidental (I. 87). Posiblemente este cambio esté relacionado con la nueva posición de Tol Eressëa: anclada en la Bahía de Faërie que a lo lejos tiene la visión de las Montañas de Valinor, y no como en Los Cuentos Perdidos en mitad del Océano: un cambio que se introdujo en la geografía en E § 3.

En correcciones a Q II, las Islas Mágicas se convirtieron en las Islas Encantadas (nota 280; véase II. 409-410) y la Bahía de Faërie se convierte en la Bahía del Hogar de los Elfos (nota 281); también el nombre Eärámë del barco de Tuor pasa a ser Eärrámë, con la interpretación posterior de «Ala del Mar» (nota 271).

18

Hay varios progresos interesantes en la historia de la Última Batalla y sus consecuencias en el texto original Q I de esta sección. La narración muy breve de E aquí se alarga mucho, y aparece gran parte de la versión final, aunque aún con muchas diferencias (notablemente la ausencia de Eärendel). Que Morgoth había sido atado tiempo atrás por Tulkas con la cadena Angainor reaparece ahora procedente de Los Cuentos Perdidos (este rasgo se encuentra ausente en Q § 2; véanse pp. 88, 197).

El pasaje que describe el desgarro de Beleriand sobrevive casi intacto en El Silmarillion (p. 344), que, de hecho, no añade nada más. Hay una notable afirmación (mantenida en Q II) de que

los Hombres que no perecieron en la ruina de aquellos días huyeron, y mucho tiempo pasó antes de que volvieran por las montañas donde antaño estuviera Beleriand, y ello no sucedió hasta que la historia de esas guerras se hubo desvanecido hasta convertirse en un eco casi olvidado.

No sé con certeza a qué se refiere (véase abajo, p. 235). Desgraciadamente, las evidencias de la evolución de la idea del hundimiento de Beleriand son muy escasas. Más adelante sólo una región pequeña [234] (Lindon) permaneció sobre el mar al oeste de las Montañas Azules; pero esto, bajo ningún concepto aún, tiene que haber sido el caso. También se dice en Q (de nuevo conservado en Q II) que

se construyeron muchas naves en las costas del Mar Occidental, y sobre todo en las grandes islas que al desgarrarse el mundo Septentrional surgieron de la vieja Beleriand.

No se nos cuenta nada del tamaño y número de esas «grandes islas». En uno de los esbozos de mapas que mi padre hizo para El Señor de los Anillos aparece la isla de Himling, es decir, la cima de la Colina de Himring, y también Tol Fuin, es decir, la parte más alta de Taur-na-Fuin (véase Cuentos Inconclusos, p. 24); y en El Silmarillion (p. 315) se dice que la piedra de los Hijos de Húrin y la tumba de Morwen en Cabed Naeramarth se yergue en Tol Morwen «sola en el agua más allá de las costas que fueron hechas en los días de la cólera de los Valar». Pero parece obvio que en esta época mi padre estaba imaginando islas mucho más grandes que ésas, ya que fue en ellas donde se construyeron las grandes flotas al final de la Guerra de la Ira. Lúthien (> Leithien), como la tierra de la que parten en barco los Elfos, mencionada en E § 18 y explicaba como «Bretaña o Inglaterra», no se menciona en Q; pero las palabras que siguen en E: «Desde entonces, siempre y de cuando en cuando, navegarán y dejarán el mundo antes de marchitarse», están claramente reflejadas en Q:

Sin embargo, no todos regresaron, y algunos se demoraron muchas edades en el Oeste y el Norte, sobre todo en las Islas Occidentales. No obstante, a medida que las edades pasaban y el pueblo élfico desaparecía de la Tierra, todavía navegaban al anochecer desde nuestras costas Occidentales; tal como siguen haciendo ahora, cuando pocos de las compañías solitarias se demoran en alguna parte.

La relación entre estos pasajes hace pensar que las «Islas Occidentales» eran las Islas Británicas,[326] y que Inglaterra todavía tenía un lugar en la geografía mitológica real, tal como se dice de manera explícita en E. En este contexto resulta interesante el comienzo de Ælfwine de Inglaterra, en el texto final de Ælfwine II (II. 395): [235]

Había una tierra llamada Inglaterra, que era una isla del Oeste y, antes de quedar dividida en las luchas entre los Dioses, era la más occidental de todas las tierras del Norte y se abría al Gran Mar que los Hombres de antaño llamaban Garsecg; pero a la parte que se desembró le dieron el nombre de Irlanda y muchos otros nombres, y en estos cuentos no se habla de sus habitantes.

Los Elfos daban a toda esa tierra el nombre de Lúthien y todavía lo siguen haciendo. Sólo allí vive aún la mayor parte de los Debilitados, las Hadas Sagradas que aún no se han alejado del mundo por los mares, allende el horizonte conocido por los Hombres, hacia la Isla Solitaria o incluso hasta la Colina de Tûn, en la Bahía de Faëry, que baña las costas occidentales del reino de los Dioses.

Es posible, tal como sugerí (II. 408-409), que este pasaje se refiera al cataclismo, y sus consecuencias, que por lo demás se menciona por primera vez en E § 18. Ælfwine II no se puede fechar, pero Ælfwine I, en el cual estaba basado, se escribió con toda probabilidad en 1920 o poco después. También es concebible, si no más, que el significado de las palabras de Q, que pasó tiempo antes de que los Hombres volvieran por las montañas donde Beleriand estuviera antaño, se refieran a las invasiones sangrientas de Inglaterra en días posteriores descritas en Ælfwine II, pues poco hay en ese texto que no se pueda acomodar con facilidad en el presente pasaje de E y de Q, con la imagen de los menguantes Elfos de Lúthien «dejando nuestras costas Occidentales».[327] Pero una dificultad sería con esta idea radica en la llegada de los Hombres «por las montañas» donde Beleriand estuviera antaño.

En verdad el más notable, incluso sorprendente, rasgo de las consecuencias de la Última Batalla en Q (I) es la afirmación de que cuando Fionwë marchó a través de las tierras convocando a los Gnomos y los Elfos Oscuros para dejar las Tierras Exteriores, a los Hombres de las Casas de Hador y de Bëor «se les permitió partir, si lo deseaban». Pero sólo quedaba Elrond; y de su elección como Medio Elfo se dice lo mismo que en E § 17. Las implicaciones de este pasaje son desconcertantes. Es evidente que «la raza de Hador y Bëor» se refiere a aquellos [236] que descienden de manera directa de Hador y Bëor; luego, la concepción de estas Casas se amplió mucho: se convirtieron en clanes. Pero como de los descendientes directos sólo quedaba Elrond, ¿qué significado tiene esa autorización? ¿Es una (muy curiosa) manera de ofrecerle la elección de partir al Medio Elfo, si él (ellos) lo deseaba(n)? Pues el Medio Elfo sólo había cobrado existencia en las Casas de Hador y de Bëor. Pero esto parece demasiado legalista y retorcido como para que sea probable. Entonces, ¿da a entender que, si de hecho había habido otros descendientes —si, por ejemplo, Gundor, hijo de Hador, había tenido hijos—, se les habría permitido marcharse? ¿Y entonces qué? ¿Habrían terminado sus días como Hombres mortales en Tol Eressëa? El permiso parece bastante oscuro en cualquiera de las interpretaciones; y se lo eliminó de Q II. No obstante, creo que representa el primer germen de la historia de la partida de los supervivientes de los Amigos de los Elfos a Númenor.

La historia del destino de los Silmarils de Q I progresa con respecto a E, y aquí alcanza una interesante fase de transición entre E y QH, donde se consigue la resolución final. Maidros sigue siendo, como en E, de los dos hijos de Fëanor supervivientes el que menos fieramente resuelto está a cumplir el juramento: en E es sólo Maglor quien roba un Silmaril de la custodia de Fionwë, y en Q I es Maiglor quien está «dispuesto a aceptar», pero lo disuade Maglor. En Q II los argumentos permanecen, pero las partes de Maidros y Maglor están invertidas, al igual que en E § 17 (por corrección posterior a Q II, nota 279), Maglor pasa a ser el que salvó a Elrond y Elros. En Q I los dos hermanos van a robar los Silmarils a Fionwë, como en la versión final de la leyenda; pero, como en E, sólo Maglor se lleva el suyo, pues en la nueva historia Maidros es capturado. Sin embargo, mientras que así como en E sólo uno de los dos Silmarils es sepultado en las profundidades por la acción de uno de los dos hermanos (Maglor), y el otro lo retiene Fionwë y en última instancia se convierte en la estrella de Eärendel (sin que Maidros, por lo que se puede ver, interprete un mayor papel en su destino), en Q I la quemazón de la mano impía y la comprensión de que el derecho de los hijos de Fëanor a los Silmarils ahora está invalidado, pasa a ser de Maidros; y, prisionero de Fionwë, se suicida, tirando el Silmaril al suelo (y aunque el texto de Q I no llega tan lejos como esto, la lógica de la historia debe conducir a la entrega del Silmaril a Eärendel, igual que en E). La versión corregida de E (notas 69 y 70), según la cual Maglor arroja su Silmaril a un pozo ardiente y, luego, vaga cantando con pesar junto al mar (en vez de arrojarse también él al pozo), se incorpora a Q I.

En Q II la historia ha vuelto a cambiar hasta llegar a la estructura armoniosa y definitiva: el Silmaril de Beren no está perdido, y se convierte [237] en la estrella de Eärendel: tanto Maglor como Maidros cogen un Silmaril del campamento de Fionwë, y los dos los arrojan a lugares inaccesibles. Maidros sigue quitándose la vida, pero no lo hace arrojándose al pozo ardiente, y esto implica un retomo a la historia original de Maglor que se cuenta en E. Ahora Maglor arroja el Silmaril al mar, y así se conservan los Silmarils de la tierra, el mar y el cielo, pero son Silmarils distintos; pues en las versiones anteriores fue uno de los que había en la Corona de Hierro de Morgoth el que se convirtió en la Estrella de la Tarde.

Esta evolución narrativa extraordinariamente compleja pero altamente característica quizá se pueda mostrar con más claridad en un cuadro:

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[238]

Todavía encontramos en las dos versiones de Q, como en E, la afirmación de que algunos de los Elfos que regresaron fueron más allá de Tol Eressëa y moraron en Valinor («como todos aquéllos que lo deseaban eran libres de hacer», Q II), y queda claro en los textos de Q que éstos incluían a algunos de los Noldoli exiliados, «admitidos de nuevo en el amor de Manwë y el perdón de los Dioses». También se conserva en Q I (pero no en Q II) la afirmación de que Tûn permaneció abandonada, una vez más sin que se dé explicación (véanse pp. 88-89). Pero mientras que en E Tol Eressëa fue repoblada por «los Gnomos y muchos de los Ilkorins y Teleri y Qendi», en los textos Q no se menciona aquí a los Teleri y Quendi, sólo a los Gnomos y a los Elfos Oscuros («especialmente aquéllos que antaño vivieran en Doriath», Q I).

En una nota apresurada a lápiz a Q I (§ 17, nota 270), hay una referencia a algunos Hombres de Hithlum arrepentidos, y al cumplimiento de las predicciones de Ulmo (es decir «sin los Hombres los Elfos no derrotarán a los Orcos y Balrogs», § 16): tanto por el valor de los Hombres de Hithlum como por la embajada de Eärendel a los Valar. Esto se incorpora a Q II en la presente sección, con la adición de que muchos Hombres nuevos procedentes del Este lucharon contra Morgoth; pero una revisión posterior (notas 292 y 293) alteró esto para decir que la mayoría de los Hombres, sobre todo los recién llegados del Este, lucharon del lado del Enemigo, y también que en adición a los Hombres arrepentidos de Hithlum «todos los que quedaban de las tres Casas de los Padres de los Hombres lucharon por Fionwë». Esta última frase indica que la Casa de Hador ahora se había dividido (véase el comentario de § 9), y también que las casas de los Amigos de los Elfos habían crecido, de modo que no se ven restringidas a los descendientes de los Padres mencionados en la narración. La extraña autorización de Fionwë a los Hombres de las Casas de Hador y Bëor para partir al Oeste ha desaparecido en Q II.

Otros progresos de Q II son la negativa de Morgoth a salir al final; la llegada de los dragones alados, de los cuales el más grande era Ancalagon el negro; la muerte de Ancalagon a manos de Eärendel que baja de los cielos con innumerables aves a su alrededor, y la destrucción de Thangorodrim por la caída de Ancalagon.

19

En esta sección final, la narración, ahora casi en su totalidad sólo en Q II, regresa de nuevo a Eärendel; resulta extraño que el calor abrasador del Sol y el acoso de la Luna, y su viaje como «una estrella fugitiva», reaparecen después de la Última Batalla y la derrota de Morgoth; [239] en E y en Q esto se dice de su primera subida a los cielos, al final de § 17. No es hasta ahora cuando

los Valar arrastraron su blanco navío, Wingelot, por encima de la tierra de Valinor, y lo llenaron de brillo y lo consagraron, y lo lanzaron a través de la Puerta de la Noche.

Parece claro que en este relato lo que hicieron los Valar fue proteger a Eärendel haciéndole navegar en el Vacío, por encima de los cursos del Sol y la Luna y las estrellas (véase el diagrama en el Ambarkanta, p. 285), donde además podía vigilar la Puerta para que no regresara Morgoth. Yen Q II Elwing estaba junto a él en sus viajes «por la inmensidad sin estrellas» (tachado más tarde, nota 303).

De hecho, ya nos hemos encontrado, en el pasaje reescrito dado en la nota 289 a § 17 en Q II, con la historia final, según la cual Wingelot fue consagrado por los Dioses y colocado en los cielos antes de la partida de las huestes del Oeste; pero esto se extiende con fecha posterior a la escritura de la conclusión de Q II. En este pasaje, es la misma Elwing la que construye la Torre de las Aves Marinas, e idea alas con el fin de tratar de alcanzar a Eärendel, pero nunca más se encontraron; y así el elemento de las aves marinas deja de tener cualquier relación directa con Eärendel. En la narración de la Última Batalla en Q II § 18, Eärendel desciende del cielo acompañado por «una miríada de aves», pero este movimiento corresponde a la historia en Q II § 17 de que fue Eärendel quien construyó la Torre, y Elwing quien ideó alas para su barco. Uno podría haber esperado que las aves que descendieron con Eärendel sobre Ancalagon el negro desaparecerían en la historia posterior, donde son los Valar los que elevaron a Wingelot, y las alas de aves con las que antes se alzara son desechadas; pero en la versión final de la historia de «las últimas cosas» aún están presentes, y lo mismo en El Silmarillion (p. 343).

En la página siguiente doy una tabla que muestra con claridad el desarrollo de la historia de Eärendel y Elwing en estos textos.

Otro cambio de la versión final de la historia es que Elwing se quedó con Eärendel en Valinor; la Torre de las Aves Marinas fue construida para ella, y desde allí volaría para encontrarse con Eärendel cuando su barco regresara a Valinor (El Silmarillion, p. 341).

Aparte del pasaje concerniente a Eärendel, Q II sigue a E (presumiblemente ahora su precursor inmediato) bastante fielmente al narrar la creencia de que Morgoth regresa en secreto de cuando en cuando, mientras que otros dicen que se trata de Thû (> Sauron), quien sobrevivió a la Ultima Batalla; y en el contenido de la profecía de las Ultimas Cosas (que ahora recibe una existencia formal como [241] «la Profecía de Mandos»), pronunciada por Mandos en Valmar ante el juicio de los Dioses. Sin embargo, hay ciertos cambios y progresos en la Profecía: cuando regrese Morgoth destruirá el Sol y la Luna (que con toda seguridad debe contener por lo menos una reminiscencia del pasaje del cuento de El Ocultamiento de Valinor citado en la p. 90); Tulkas ahora se nombra como el principal antagonista de Melko en la batalla final en las llanuras de Valinor, junto con Fionwë y Túrin Turambar; Eärendel entregará su Silmaril, y Fëanor le llevará los Tres a Yavanna para que los rompa (en E es Maidros quien los va a romper); y con el despertar de los Elfos y la incorporación de sus muertos el objetivo de Ilúvatar se cumplirá respecto a ellos. La aparición de Túrin al final sigue siendo profundamente misteriosa; y aquí se dice que la Profecía lo menciona entre los Dioses, que es algo que con claridad hay que relacionar con el pasaje del antiguo Cuento de Turambar (II. 149), donde se dice que Túrin y Nienor «se quedaron como ilustres Valar entre los bienaventurados», después de que se hubieran sumergido en Fôs’Almir, el baño de llamas. En cambios al texto de Q II se dice que Túrin es mencionado entre «los hijos de los Dioses», en vez de entre los Dioses, y también que viene «de las estancias de Mandos» a la batalla final; de la cual no puedo decir nada más que Túrin Turambar, aunque un Hombre mortal, no fue, como hace la raza de los Hombres, a un destino más allá del mundo.

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