[53]
Así como el «Esbozo» es un manuscrito bueno y claro, como tenía que ser (ya que iba a ser leído por R. W. Reynolds), quedará de manifiesto que mi padre lo compuso de manera extremadamente rápida: creo que es bastante posible e incluso probable que lo escribiera sin consultar los primeros cuentos en prosa.
Se han hecho progresos muy grandes hacia la forma de la historia tal como aparece en la obra publicada; pero no hay rastro de una narrativa en prosa, ni siquiera en forma fragmentaria o notas, que llene el vacío entre los Cuentos Perdidos y esta sinopsis de la parte «Valinóreana» de la mitología (es decir, hasta la huida de los Noldoli y la creación del Sol y de la Luna). Esto no quiere decir, desde luego, que no existiera alguna vez, aunque el hecho de que mi padre sin duda preservó gran parte de todo lo que escribió me lleva a dudarlo. Considero que es mucho más probable que mientras trabajaba en otras cosas (durante su época en Leeds) desarrollara las ideas, sobre todo de la parte «Valinóreana», sin plasmarlas en el papel; y como los Cuentos en prosa se habían descartado muchos años antes, puede ser que ciertos cambios de narrativa presentes en el «Esbozo» fueran menos premeditados y menos conscientes que algunos cambios en el desarrollo posterior de «El Silmarillion», donde él siempre trabajaba sobre la base de escritos existentes.
En cualquier caso, a menudo resulta extremadamente difícil, o imposible, juzgar si rasgos en los Cuantos que no aparecen en el «Esbozo» se omitieron sencillamente por causa de la compresión o si se habían abandonado de manera definitiva. Así pues, mientras Eriol —no Ælfwine, véase II. 380— y su llegada a Kortirion, en Tol Eressëa, se mencionan al final, no hay rastro de La Cabaña del Juego Perdido; toda la estructura de Los Cuentos Perdidos ha desaparecido. No obstante, esto [54] no demuestra bajo ningún concepto que de hecho mi padre la hubiera abandonado en esa época.
El comentario que sigue está dividido conforme a las 19 secciones en que he dividido la narrativa.
El «Esbozo de la Mitología» es aludido en todo el resto de este libro con la abreviatura «E».
E (el «Esbozo»), que no hace referencia a la Creación y a la Música de los Ainur, empieza con la llegada de los Nueve Valar «para gobernar el mundo»: los Nueve Valar se mencionan en el poema aliterado La Huida de los Noldoli (véase III. 158, 161). Entonces, aparece la isla (llamada luego Almaren) en la que los Dioses moraron después de la creación de las Lámparas, el origen de las cuales probablemente se pueda ver en el cuento La Llegada de los Valar; I. 88-90, donde se dice que cuando las Lámparas cayeron los Valar se reunieron en las Islas del Crepúsculo, y que «la isla en que se encontraban los Valar» fue arrastrada hacia el oeste por Ossë. Podría parecer que la historia en que Melko construye los pilares de las Lámparas con hielo y se derriten se había abandonado, pero más tarde vuelve a aparecer, en el Ambarkanta (p. 279).
El uso de la palabra «plantar» para los Dos Árboles es curioso, y sencillamente se podría descartar como una expresión apresurada si no apareciera en la siguiente versión de «El Silmarillion», el Quenta (p. 98). En el antiguo cuento, al igual que en el trabajo publicado, los Árboles crecieron del suelo bajo los hechizos cantados de Yavanna. Aparece el revés plateado de las hojas del Árbol Blanco, y sus flores se comparan con las de un cerezo: Silpion se traduce como «Luz de Cereza» en la Lista de Nombres de La Caída de Gondolin (II. 273). La mención del Árbol Blanco primero puede entrañar que se ha convertido en el Árbol Mayor, tal como es de manera explícita en el Quenta.
Según se escribió por primera vez E, los Árboles tenían períodos de doce horas, como en Los Cuentos Perdidos (véase I. 126 y nota a pie), pero con la corrección de «seis» por «siete» (concediendo tiempo ala «luz mezclada») el período pasa a ser de catorce horas. Esto constituyó un paso más hacia la formulación en El Silmarillion (p. 46), donde cada Árbol «alcanzaba su plenitud y menguaba otra vez en nada» en siete horas; pero en El Silmarillion «cada día de los Valar en Aman contenía doce horas», mientras que en E cada día tenía el doble de duración. [55]
El nombre gnómico de Varda, Bridhil, aparece en el aliterado La Huida de los Noldoli (cambiado por Bredhil), en la Balada de Leithian y en el primer diccionario gnómico (I. 333, entrada Varda). Sobre Timbrenting, Tindbrenting véase III. 151, 164; Tengwethil (variando con Taingwethil) se encuentra en la Balada de los Hijos de Húrin. Para Ifan Belaurin véase I. 334, entrada Yavanna; en el diccionario gnómico la forma gnómica es Ifon, Ivon.
La descripción en E de las «Tierras Exteriores» (que ahora se utiliza para las Grandes Tierras, véase III. 259), donde el crecimiento se detuvo a la caída de las Lámparas, pero donde hay bosques de árboles oscuros a los que Oromë va a veces para cazar, acerca la narración un paso a la estructura de El Silmarillion; ya observé que el relato de Los Cuentos Perdidos es muy distinto en mi comentario sobre El Encadenamiento de Melko (I. 139): «En esta primera narración, no hay mención alguna de que se iniciara el crecimiento durante el tiempo en que las Lámparas brillaban, y los primeros árboles y plantas aparecieron bajo los hechizos de Yavanna en el crepúsculo que siguió a su derrumbe».
Mientras que en Los Cuentos Perdidos la creación de las estrellas de Varda tuvo lugar después del despertar de los Elfos (I. 142), en E despiertan «durante la creación de las estrellas».
En los comentarios sobre Los Cuentos Perdidos observé (I. 139, 163) que los Dioses buscaron a Melko a causa de su renovada violencia cósmica antes del despertar de los Elfos y sin respeto alguno hacia ellos; y que la liberación de Melko de Mandos tuvo lugar antes de la llegada de los Eldar a Valinor, de modo que él tomó parte en el debate sobre sus llamadas. En E la historia posterior (que el descubrimiento de los Elfos condujo directamente al ataque de los Valar a la fortaleza de Morgoth) se halla presente, y además se atribuye un motivo a la intervención de los Valar que no se encuentra en El Silmarillion: «recuerdan su deber hacia la Tierra, ya que fueron allí sabiendo que su función era la de gobernarla para las dos razas de la Tierra, que después llegarían cada una en su momento». Parece claro también que la antigua historia de que Manwë conocía la llegada de los Elfos, independientemente de que Oromë los descubriera (véase I. 163), ha sido abandonada.
En Los Cuentos Perdidos la primera fortaleza de Melko era Utumna, y aunque no se destruyó hasta los cimientos (I. 131), después de huir y volver a las Grandes Tierras estuvo «ocupado construyéndose nuevas moradas», como Sorontur le contó a Manwë, pues «nunca más se le [56] abrirá Utumna» (I. 217). Esta segunda fortaleza era Angband (Angamandi). Por otra parte, en E la primera fortaleza es Angband, y después de su huida Morgoth puede regresar a ella (§ 4), pues era demasiado fuerte para que los Dioses la destruyeran (§ 2). De esta forma, el nombre Utumna (Utumno) ha desaparecido.
En el pasaje que describe las tres huestes de los Elfos en la gran marcha desde Cuiviénen (que aparece, por corrección, en la Balada de los Hijos de Húrin, III. 27-28, 33) surge el uso posterior de Teleri para el tercer linaje (que, sin embargo, retiene el antiguo nombre Solosimpi, los Flautistas de la Costa), mientras que el primer linaje (los Teleri de Los Cuentos Perdidos) adquiere ahora el nombre de Quendi (que en E se escribirá tanto Quendi como Qendi). De esta forma:
Cuentos Perdidos | «Esbozo» | El Silmarillion |
Teleri | Q(u)endi | Vanyar |
Noldoli | Noldoli | Noldor |
Solosimpi | Teleri, Solosimpi | Teleri |
Según la formulación de la época de Los Cuentos Perdidos (véase I. 288) Qendi era el nombre original de todos los Elfos, y Eldar el nombre dado por los Dioses y adoptado por los Elfos de Valinor; aquellos que permanecieron en las Grandes Tierras (Ilkorins) conservaron el nombre antiguo, Qendi Ahora también aparecen los términos «Elfos de la Luz», «Elfos Profundos» y «Elfos del Mar» (como en El Hobbit, capítulo 8); el significado de «los Elfos propiamente dichos», aplicado al primer linaje, queda claro en el Quenta (p. 103): «los Quendi… a veces los únicos a quienes llaman Elfos».
Inwë de Los Cuentos Perdidos se convierte ahora en Ingwë, con el equivalente gnómico Ing que aparece en los poemas aliterados, igual que el gnómico Finn (en La Huida de los Noldoli). Elwë (Elu) ocupa el lugar del posterior Olwë, cabeza del tercer linaje tras la desaparición de Thingol. De hecho en El Cuento de Tinúviel, Tinwelint (Thingol) se llamaba originalmente Tinto Ellu o Ellu, pero en los cuentos de La Llegada de los Elfos y El Robo de Melko, debido a cambios posteriores, Ellu se convierte en el nombre del segundo señor de los Solosimpi elegido para ocupar el lugar de Tinwelint; véase II. 67.
Resulta notable el hecho de que en E no se mencione la llegada inicial de los tres embajadores élficos a Valinor, ni los Elfos que no abandonaron las Aguas del Despertar, a los que se alude en El Cuento de Gilfanon (I. 284): aquí los Ilkorins se definen como los que se perdieron en la gran marcha hacia el Oeste. Sobre estas omisiones véase el comentario en § 2 del Quenta, p. 197. [57]
Otras omisiones en E son las dos creaciones de las estrellas de Varda (véase p. 197) y la cadena Angainor con la que se encadenó a Morgoth (véase E § 18 nota 64).
En el cuento La Llegada de los Elfos la isla en la que los Dioses fueron arrastrados a las tierras occidentales en la época de la caída de las Lámparas era la isla a la que más tarde transportaron a los Elfos, que se convirtió en Tol Eressëa (véase I. 147, 166); ahora, la isla donde moraban los Dioses (véase el comentario sobre § 1) de nuevo es la isla a la que llevan a los Elfos. Sin embargo, en El Silmarillion no existe ninguna relación entre la Isla de Almaren y Tol Eressëa.
En la historia del transporte emergen en E rasgos de la narración final: los primeros dos linajes en llegar a las costas del mar son transportados juntos a la isla, no separadamente como en el cuento; y el amor al mar de los Teleri (Solosimpi) comenzó mientras esperaban el retomo de Ulmo. Por otro lado, la vieja historia del anclaje rebelde de Tol Eressëa por parte de Ossë sobrevive todavía (véase I. 166); pero la posición de la isla después de su anclaje se ha movido al oeste, hacia la Bahía de Faërie, «desde donde se podían ver nebulosamente las Montañas de Valinor»: contrasten la narración en el cuento, según la cual Ulmo no ha recorrido «la mitad del camino» por el Gran Mar cuando lo aborda, y «no puede verse tierra alguna a muchas leguas de navegación desde sus acantilados» (véase I. 149-150, y mi reflexión sobre este cambio, I. 166). En el cuento, Ossë cogió y ancló Tol Eressëa antes de que el viaje acabara porque «no han recurrido a él para trasladar a los Elfos, han tomado la isla sin pedirle autorización, y se considera ofendido» (I. 148); en E sí se mencionan sus celos, pero también su amor por el canto de los Teleri, que más tarde sería un motivo importante. Se conservó la creación de Ossë de las aves marinas para los Teleri (Solosimpi), aunque después desapareció.
En el cuento los Valar no abrieron el paso de las Montañas de Valinor por el bien de los Elfos, ni levantaron la colina de Kôr para ellos: habían existido desde días antiguos, cuando «en la turbación de los mares antiguos un sombrío brazo de agua avanzó sobre Valinor» (I. 152). En el pasaje de E se puede ver el origen de eso en El Silmarillion (p. 76). En E, Côr es la colina, y Tûn, la ciudad construida sobre ella (aunque en § 2 hay una referencia a unos Elfos que moran «en Côr»); véase III. 112-113.
Sobre la «invención» de gemas por los Noldoli véase I. 174. El amor especial de Mandos «el sabio» por los Noldoli no se encuentra [58] ni en Los Cuentos Perdidos ni en El Silmarillion, y puede parecer un atributo improbable del Vala: cf. La Llegada de los Elfos, I. 146: «Mandos y Fui se mostraron fríos con los Eldar como en todo».
El pasaje concerniente a los príncipes Noldorin, añadido al texto de E (aunque probablemente después de un corto intervalo), es el origen del pasaje en El Silmarillion (p. 77) que empieza del mismo modo: «Los Noldor volvieron más adelante a la Tierra Media, y esta historia cuenta principalmente lo que hicieron…». Para los detalles de nombres y relaciones en este pasaje véase la Nota al final de esta sección del comentario.
La historia de la llegada de los Teleri (Solosimpi) a Valinor desde Tol Eressëa aparece en E, en lo esencial, casi con la forma de El Silmarillion (pp. 78-79); para una narración muy diferente del cuento véase I. 154-157. En E, sin embargo, fue Ylmir (Ulmo), no Ossë, quien les enseñó el arte de la construcción de naves, y esto, desde luego, refleja unas diferencias todavía importantes: pues aquí Ylmir todavía esperaba ansioso, como en el cuento, la llegada del Tercer Linaje a Valinor, mientras que en El Silmarillion él mismo le había pedido a Ossë que sujetara la isla al fondo del mar y, después, sólo se «sometió a la voluntad de los Valar». El nombre Ylmir —casi con seguridad la forma gnómica— aparece en la Balada de los Hijos de Húrin, véase III. 113; pero la forma Óin por Uinen no se encuentra en ninguna otra parte.
Nota sobre los príncipes Noldorin
Fingolfin, como hijo de Finwë (Finn) y padre de Turgon, aparece por primera vez en la Balada de la Caída de Gondolin (III. 173-174), y se encuentra presente en la segunda versión de la Balada de los Hijos de Húrin (en la primera sólo por corrección) (III. 162-163). Que Fëanor era el hermano de Fingolfin es deducible del aliterado La Huida de los Noldoli (ibid.), pero en E, como originalmente se escribió en esta sección, se ve que en un principio Fëanor era el segundo hijo, no el mayor. En E aparece por primera vez el tercer hijo de Finwë, Finrod: la mención de él, y de sus hijos, en una nota de la Balada de los Hijos de Húrin (III. 97) es ciertamente posterior, al igual que su primera aparición en la Balada de Leithian (III. 223, 227).
Las formas de los nombres de los siete hijos de Fëanor de E aparecen en la Balada de los Hijos de Húrin (III. 81, 104); la mención en E de Damrod y Díriel juntos sugiere que ya eran hermanos gemelos.
De los hijos de Fingolfin, Turgon, desde luego, se remonta a Los Cuentos Perdidos, en los cuales era el hijo, no el nielo, de Finwë; el otro hijo, Finweg, aparece en la Balada de los Hijos de Húrin, donde la [59] corrección a Fingon (véase III. 13, 97) es posterior a E y al Quenta, en el que todavía era Finweg tal como se escribió por primera vez en el texto.
Los hijos de Finrod aparecen aquí, y tal como se escribió por primera vez el pasaje insertado en E, en apariencia Orodreth era el hijo mayor; Angrod era Anrod, y Felagund era Felagoth. Felagoth aparece como una fase intermedia entre Celegorm y Felagund en el texto A de la Balada de Leithian (III. 198, 227).
De nuevo en esta sección E avanza un paso más hacia la estructura esencial de la narración de El Silmarillion, aunque hay importantes rasgos que todavía no están presentes. Con anterioridad he mencionado (I. 193-196) las diferencias radicales entre el cuento El Robo de Melko y la historia de El Silmarillion, y se verá que la gran mayoría de estas diferencias se introdujeron en E; por lo tanto, no hay necesidad de volver a repetir aquí la comparación. Pero se pueden comentar otros diversos asuntos menores.
La pelea entre los príncipes Noldorin aún carece de la complejidad y sutileza que más tarde introduciría la historia de Míriel, la primera esposa de Finwë y madre de Fëanor; en cualquier caso, la pelea se trata con mucha brevedad.
Aquí se dice que «Fëanor maldice para siempre a cualquiera, Dios o Elfo o mortal que surja en el futuro, que los toque [los Silmarils]». En § 5, por una interpolación posterior, el juramento es pronunciado por Fëanor y sus hijos en el momento de la concurrencia iluminada por las antorchas en Tûn, pero mi padre dejó que la declaración permaneciera en § 4, claramente porque la pasó por alto. Sin embargo, en el fragmento aliterado La Huida de los Noldoli, que por razones generales considero que pertenece a la parte más antigua de 1925 (III. 155), el juramento es pronunciado por Fëanor y sus hijos como en la interpolación de E § 5, «en la poderosa plaza sobre la corona de Côr» (véase III. 161). Me inclino a pensar que la presente declaración en § 4 se debe a un lapsus.
Los acontecimientos inmediatamente posteriores al consejo de los Dioses en el que se descubren las mentiras de Morgoth y Fëanor es desterrado de Tûn (en E no se dice que el destierro esté limitado a cierto número de años) no reciben aún la forma de El Silmarillion. La historia completa del viaje de Morgoth a Formenos (que todavía no tiene ese nombre) y su charla con Fëanor ante las puertas (El Silmarillion, pp. 93-94) aún han de aparecer. También se encuentra ausente la [60] maniobra fingida de Morgoth hacia el norte y a lo largo de la costa; en cambio, se dirige de inmediato a Arvalin «donde las sombras eran más profundas y espesas que en ningún otro sitio del mundo», como se dice en El Silmarillion (p. 95) de Avathar.
En la historia del encuentro de Morgoth con Ungoliant y la destrucción de los Árboles aparecen detalles de la versión final, como la ascensión de Ungoliant de La gran montaña < luego llamada Hyarmentir) «de cumbre en cumbre», y la escalera que hace para que Morgoth suba. No existe mención del gran festival, pero aparece en § 5: es como si mi padre la omitiera para incluirla antes y la introdujera un poco después como una nueva ocurrencia.
En el cuento de El Robo de Melkor, Ungoliant huyó al sur inmediatamente después de la destrucción de los Árboles (I. 190-191), y de los movimientos posteriores de Melko después de cruzar el Hielo sólo se dice (por Sorontur a Manwë, I. 117) que estuvo ocupado construyéndose una nueva morada en la región de las Colinas de Hierro. Sin embargo, en E la historia de «la Pelea de los Ladrones» y el rescate de Morgoth por los Balrogs emerge de repente completamente formada.
En la narración de la gran fiesta (véase comentario en § 4) está ausente tanto el motivo original para celebrarlo (conmemoración de la llegada de los Eldar a Valinor, I. 177) como el dado en El Silmarillion (la fiesta de otoño: pp. 97-98). Aparece el rasgo posterior de que los Teleri no se hallaban presentes (véase I. 195); pero no hay rastro de los importantes elementos de que Fëanor vaya solo al festival desde Formenos, de la reconciliación formal con Fingolfin, y de la negativa de Fëanor a entregar los Silmarils antes de enterarse de las noticias de la muerte de su padre y del robo de las joyas (El Silmarillion, pp. 98, 102-103).
En las correcciones posteriores del texto de E, encontramos el desarrollo de la historia de las opiniones divididas de los Gnomos, con la introducción del intento de Finrod (luego Finarfin) de calmar a las facciones enfrentadas, aunque este elemento se hallaba presente en el cuento La Huida de los Noldoli, en el que Finwë Nólemë hace el papel de apaciguador (I. 201). Después de muchos cambios más del pasaje en textos posteriores, y de la introducción de Galadriel, la alineación y los motivos de los príncipes tal como aparecen en El Silmarillion son más complejos (pp. 107-109); pero el elemento de que sólo uno de los hijos de Finrod se puso de su lado (aquí es Felagund, en El Silmarillion es Orodreth) está ya presente. [61]
La corrección que hace que Fingolfin y Finweg (Fingon) gobiernen sobre «la mitad de los Noldoli de Tûn» debe de ser incorrecta probablemente, mi padre tenía intención de que en el texto revisado se leyera «sobre los Noldoli de Tûn».
El rápido cambio del papel de Finrod (Finarfin) en estos acontecimientos se puede observar en las sucesivas interpolaciones de E. Parece que en el texto original no aparecía en absoluto (la primera andón de él se halla en el pasaje interpolado en § 3. p. 23). Se dice que no ha dejado Tûn; luego, se dice que lo mataron en Puerto del Cisne; y, por último, se cuenta que él y sus hijos no se encontraban en Puerto del Cisne, sino que dejaron Tûn a regañadientes, llevándose con ellos muchas cosas que habían hecho. De Finrod sólo se dice que llegó con su gente al lejano Norte después de la quema de las naves por los Fëanorianos del otro lado del estrecho. En la primera versión de E, Fingolfin, abandonado y sin barco, regresó a Valinor y fue su hijo Finweg (Fingon) quien condujo al ejército principal por el Hielo Crujiente: pero ahora el que regresó pasa a ser Finrod. (No se cambió Finweg como dirigente del ejército a Fingolfin, mas resulta obvio que se trata de un descuido.)
En la narración del viaje de los Noldoli hada el norte después de la batalla de Puerto del Cisne da la impresión de que todo el ejército se embarca en las naves de los Teleri, ya que el emisario de Mandos los saluda desde un alto risco «al pasar»; pero esto quizá sólo se deba a la compresión, ya que en el Cuento (I. 205) algunos marcharon a lo largo de la costa mientras «la flota navegaba junto a la costa no muy adentrada en el mar», y lo mismo se dice en El Silmarillion («algunos en barco y otros por tierra», p. 134). No se menciona la tormenta que provocó Uinen.
Es curioso que la maldición de los Gnomos, que sufrirán la traición y el temor a la traición de su propio linaje, está separada de la Profecía de Mandos; pero no se dice quién pronuncia esta maldición. Nada se cuenta en la primera versión de E del contenido de la Profecía de Mandos, salvo que contiene «al destino de días posteriores», mas mi padre luego añadió que hablaba de «la maldición de la guerra entre sí por lo de Puerto del Cisne», introduciendo así la «maldición» en el contenido de la «Profecía», como en El Silmarillion. No hay rastro de las viejas profecías concernientes a Turgon y a Gondolìn (I. 206-211), pero tampoco hay sugerencia alguna a la naturaleza del destino de los Noldor tal como se dice en El Silmarillion.
Para la historia original del cruce del Hielo Crujiente por los Gnomos, en la que no hay ningún elemento de traición (aunque la culpa ya era de Fëanor), véase I. 207-209. [62]
La creación del Sol y de la Luna está condensada en un par de frases. La historia, muy elaborada, del viejo Cuento del Sol y la Luna ha desaparecido casi en su totalidad: las lágrimas de Vána que dan lugar al último fruto de Laurelin, la ruptura del «Fruto del Mediodía», el Baño del Sol Poniente donde la Doncella del Sol y su barco se sumergen para salir por el Este, la canción de Lórien que da lugar a la última flor de Silpion, la caída de la «Rosa de Silpion» que provocó las marcas en la Luna, la negativa de permitir que Silmo gobernara el barco de la Luna, tarea que en cambio se encomienda a Ilinsor, un espíritu de los Súruli, el Lago Irtinsa donde se refrescó el barco de la Luna, y mucho más.
Pero aunque resulta imposible decir cuánto de todo esto había rechazado mi padre en «privado» en esa época (véanse mis comentarios, I. 246), por lo menos algunos elementos se suprimieron para los propósitos de este «Esbozo», que es, después de todo, tan sólo un boceto, pues más tarde volverán a aparecer.
El cambio del plan celestial se debe a que a los Dioses «les parece más seguro enviarlos [al Sol y a la Luna] al cuidado de Ylmir a través de las cuevas y grutas bajo la Tierra». Esto es completamente diferente de la vieja historia (I. 265), en la que el plan original de los Dioses era que el Sol y la Luna hieran conducidos bajo la tierra; este plan se cambió cuando descubrieron que el barco del Sol «no podía ir sin riesgo debajo del mundo»; todo lo contrario de lo que se dice en E. Aunque la Luna siguió pasando por debajo de la tierra, los Dioses hicieron la Puerta de la Noche en el Oeste y las Puertas de la Mañana en el Este, a través de las cuales pasó el Sol desde ese momento, para entrar a la Oscuridad Exterior y regresar de ella (I. 266). Así pues, la parte astronómica de la mitología experimenta un profundo cambio, la versión es completamente distinta.
La alusión al reencendido del «Sol Mágico» (englobando también a la Luna, lo que no se encuentra en los primeros escritos) es una reminiscencia digna de mención, y se refiere explícitamente al renacimiento de los Árboles (véase II. 362). Muy notable es la predicción de Ulmo a los Valar de que el reencendido de los Dos Árboles y el regreso de «la felicidad y gloria de antaño» sólo tendrán lugar con la ayuda de los Hombres. Es posible que se trate de una referencia a sus propios designios secretos, que ejecutarían Turgon, Tuor y Eärendel; pero en ninguna parte se sugiere que revelara estos designios o tuviera la intención de revelarlos de semejante manera. Quizás aquí deberíamos pensar más bien en la pervivencia en alguna forma de la vieja profecía dada en II. 361: [63]
Según la profecía de los Elfos, un día se marcharán de Tol Eressëa y, al llegar al mundo, congregarán a todos los de su debilitado linaje que aún vivan en el mundo y juntos partirán rumbo a Valinor… Sólo podrán hacerlo con la ayuda de los Hombres. Sí los Hombres les ayudan, las hadas conducirán a los Hombres a Valinor, —a los que deseen ir—, a combatir en la gran batalla contra Melko en Erumáni y a abrir las puertas de Valinor. Se dará luz nuevamente a Laurelin y Silpion y, una vez destruido el muro de montañas, un suave resplandor cubrirá todo el mundo y se hará recobrar su brillo al Sol y la Luna.
En la narración del Ocultamiento de Valinor nos desplazamos en E de Los Cuentos Perdidos a El Silmarillion: he observado (I. 274) la total ausencia en el último de las amargas divisiones entre los Valar, de la disgustada retirada de Manwë, de la vana súplica de Ulmo pidiendo piedad para los Noldor, y del punto de vista explícito de mi padre en el cuento El Ocultamiento de Valinor, según el cual las acciones de los Valar en esa época, y el hecho de que no declararan la guerra a Morgoth, fueron un profundo error provocado por la apatía y el miedo. Ciertamente, el miedo a Morgoth permanece, y es el único motivo que se da en El Silmarillion del Ocultamiento de Valinor; pero el autor no hace comentarios sobre el hecho. Sin embargo, en E el elemento de la cólera divina contra los Noldoli todavía está presente (aunque ni aquí ni luego hay referencias a la peculiar ira de Aulë contra ellos (véase I. 216-217), salvo la de los Anales de Valinor (p. 305): cuando Finrod y otros regresaron a Valinor después de oír la Maldición de Mandos, «Aulë, su antiguo amigo, no les sonrió más»).
Existen diferencias y omisiones en las versiones posteriores de la historia del Ocultamiento de Valinor en relación con el cuento, que ya he comentado lo suficiente (I. 274-275); sin embargo, se puede observar que en E no se brinda ninguna razón para mantener abierto el paso de Kôr, ni en el del cuento ni en el de El Silmarillion.
Resulta muy claro que con el «Esbozo» la estructura de la parte Valinóreana de la mitología, aunque desde luego no los detalles, había alcanzado en gran medida la fase evolutiva de la versión publicada; y se puede entender por qué mi padre escribió en el sobre que contenía E las palabras «Silmarillion» Original. En este punto comienza «El Silmarillion». [64]
Se verá que en este pasaje, E ya tiene la estructura e incluso algunas de las frases de los últimos tres párrafos del capítulo 12 («De los Hombres») de El Silmarillion.
El juramento Fëanoriano (aquí atribuido sólo a los hijos) se engloba en esta versión del texto, lo que probablemente muestra que el pasaje intercalado que introduce el juramento, se insertó en § 3 (p. 27) mientras E estaba aún en proceso de composición.
Las palabras de E «en los primeros días, los Eldar y los Hombres eran de altura y fuerza de cuerpo casi iguales» resuenan en El Silmarillion: «Elfos y Hombres tenían parecida fuerza y estatura»; para afirmaciones sobre esta cuestión en escritos anteriores véase II. 411-412.
La «cultura más elevada» que mi padre llegó a adjudicar a los Elfos de Doriath (o de manera más amplia a los Elfos Grises de Beleriand) ahora queda establecida («Sólo en el reino de Doriath… igualaban los Ilkorins a los Koreldar»); contrástese la descripción de los Ilkorins de Tinwelint que sigue en el viejo Cuento de Tinúviel («eran seres misteriosos y extraños, que apenas conocían la luz o la belleza o la música…»), sobre la cual he comentado que el pueblo de Tinwelint está descrito en términos más bien aplicables a los salvajes Avari de El Silmarillion (véase II. 17, 84-85). Sin embargo, se dice en este pasaje del cuento que «Cuando salió el Sol cambiaron por completo».
Las ideas que aquí se expresan sobre la naturaleza de la inmortalidad de los Elfos se remontan en su casi totalidad a Los Cuentos Perdidos; cf. la descripción de la estancia de Mandos en La Llegada de los Valar (I. 98):
Allí en días posteriores viajaban los Elfos de todos los clanes que por infortunio morían en combate o de desdicha. Sólo así morían los Elfos, y nada más que por un tiempo. Allí Mandos dictaba las suertes del destino, y allí los Elfos esperaban en la oscuridad soñando con sus pasadas hazañas, hasta llegado el momento por él designado en que volverían a nacer en sus hijos y podrían reír y cantar otra vez.
De manera similar, en La Música de los Ainur (I. 77) se dice que «los Eldar moran en él hasta el Gran Final, a no ser que se les dé muerte o se marchiten de dolor (pues están sujetos a estas dos clases de muerte)», y «si mueren, renacen en sus hijos, de modo que su número no decrece ni aumenta». Pero en los primeros textos la muerte por enfermedad no se menciona, y ésta aparece por primera vez en E: en una corrección se modifica la idea, de libres de toda enfermedad a libres [65] de la muerte por enfermedad. Además, en los primeros textos el renacimiento en sus propios hijos parece presentarse como el destino de todos los Eldar que mueren, mientras que en E se dice que regresan de Mandos «a la vida libre». El renacimiento se menciona en E muy brevemente y sólo en una interpolación posterior.
En E, vemos cómo evoluciona la concepción de mi padre del destino de los Hombres después de la muerte (para la narración extremadamente desconcertante de los Cuentos Perdidos véase I. 98, 113-117). En la primera versión de E, se afirmaba explícitamente que los Hombres no iban a Mandos, no pasaban a la tierra occidental: se trata de una idea proveniente del contacto con los Eldar. Pero la cambió, y en su lugar escribió que los Hombres sí van a sus propias estancias en Mandos, durante un tiempo; nadie sabe adónde van después, salvo el mismo Mandos.
Sobre la «desaparición» de los Elfos que se quedaron «en el mundo», véase II. 411-412.
Ni los breves esbozos para lo que iba a ser el cuento de Gilfanon de Las Penurias de los Noldoli (I. 291-293) ni la historia que más tarde abandonaría dada en las pp. 12-15 tienen mucha relación con lo que después escribió. Conservó el campamento junto al Asgon-Mithrim, la muerte de Fëanor, la primera refriega con los Orcos, la captura y mutilación de Maidros; pero estos elementos tenían diferentes motivaciones y circunstancias en los primeros escritos, ya comentados (I. 297-299). Sin embargo, en el «Esbozo» la mayoría de las partes esenciales de la historia posterior aparecen plenamente formadas, y la distancia recorrida desde Los Cuentos Perdidos hasta este punto es más asombrosa que nunca.
La primera batalla de los Gnomos con las fuerzas de Morgoth no está situada con precisión en E (cf. El Cuento de Gilfanon, I. 292, 294, en el que la batalla se libró «al pie de las Colinas de Hierro» o en «el paso de las Montañas de la Amargura», pero ya se encuentra presente la idea de que los Orcos fueron despertados por la quema de las naves (cf. p. 27: «La misma luz revela a los Orcos el desembarco»).
Aquí surgen la muerte de Fëanor a manos de Gothmog el Balrog, el parlamento con el enemigo y las intenciones de traición de ambas partes, la llegada de la segunda hueste, desplegando sus estandartes azules y plateados (véase p. 16) en la primera Salida del Sol, y la consternación de los Orcos ante la nueva luz, los ejércitos hostiles de los [66] Gnomos acampados en las orillas opuestas del Lago Mithrim, los «vastos humos y vapores» que salen de Angband. El único elemento estructural importante del relato que aún ha de aparecer es el de la marcha de Fingolfin hacia Anband inmediatamente al llegar a la Tierra Media y sus golpes a las puertas.
La existencia anterior de la historia del rescate de Maidros por Finweg (Fingon) se da a entender por una referencia en la Balada de los Hijos de Húrin (véase III. 81, 104), que en la Balada de Leithian es unos dos años posterior a E (III. 257). Un punto curioso surge en la narración de E: parece que sólo en esta coyuntura Manwë creó a la raza de las Águilas. En el cuento de El Robo de Melko, Sorontur (la forma «élfica» del gnómico Thorndor) ya había desempeñado un papel en la historia antes de la partida de Valinor de los Noldoli: era el emisario que los Valar enviaron a Melko antes de la destrucción de los Arboles, y porque Melko trató de matar al Águila
entre el maligno y Sorontur hubo siempre desde entonces odio y guerra, y ella fue más amarga todavía cuando Sorontur y los suyos se dirigieron a las Colinas de Hierro e hicieron allí su morada vigilando todo lo que Melko hacía (I. 185).
Se puede apuntar que el Lago Mithrim está situado en Hisilómë/ Hithlum/Dorlómin; véase III. 124.
En esta sección de la narrativa los primeros materiales son tan escasos que casi podemos decir que el «Esbozo» es el punto de partida. En un boceto de El Cuento de Gilfanon (I. 292) se menciona un encuentro entre los Gnomos y los Ilkorins, y fue con la guía de estos Ilkorins que Maidros condujo un ejército a Angamandi, donde fueron rechazados con muchas bajas y Maidros quedó cautivo; después Melko avanzó hacia el sur y tuvo lugar la Batalla de las Lágrimas Innumerables. Como he observado (I. 297):
Toda la historia posterior de los largos años transcurridos en el Sitio de Angband, que termina con la Batalla de la Llama Súbita (Dagor Bragollach) y el pasaje de los Hombres por sobre las Montañas hasta Beleriand y al servicio de los Reyes Noldorin, no había aparecido aún; en verdad estos esbozos dan el efecto de que sólo ha transcurrido un breve tiempo entre la llegada de los Noldoli desde Kôr y su gran derrota. [67]
En otro esbozo (I. 294) hay una leve sugerencia de un período más largo, en la referencia a los Noldoli que «practicaron muchas artes». En este esbozo el encuentro de los Gnomos e Ilkorins tiene lugar en «la Fiesta de la Reunión» (donde también los Hombres estaban presentes). Pero en estos planteamientos no hay nada en absoluto sobre la historia posterior. De hecho tampoco en E (tal como se había escrito en un principio) se realizan progresos muy notables. Los Hombres «ya moraban en los bosques del Norte», lo que es bastante extraño, pues según E los Hombres despertaron en la primera salida del Sol (§ 6), cuando también Fingolfin marchó a la Tierra Media (§ 8), y muy poco tiempo había transcurrido, eso pensaría uno, para que los Hombres viajaran fuera del «Lejano Oriente» (§ 6) y se establecieran en «los bosques del Norte». Además, no hay sugerencia alguna (incluso teniendo en cuenta la brevedad y concentración del «Esbozo») de que el Cerco de Angband durara mucho tiempo, y tampoco la ruptura del Cerco se describe detalladamente: Morgoth «envía sus ejércitos», y «los Gnomos y los Ilkorins y los Hombres se dispersan»; eso es todo. Sin embargo, la ruptura del Cerco ya se consideraba un momento crucial en la historia de los Elfos de Beleriand. Es perfectamente posible que mucho del nuevo material que aparece en esta parte del Quenta (véase pp. 125 ss.) ya estuviera en la mente de mi padre cuando escribió E (es decir, E era un resumen, pero un resumen de una historia no escrita); por ejemplo, la destrucción de la gran llanura herbosa del norte en la batalla que terminó con el sitio (ni siquiera mencionada en E) ya se hallaba presente cuando se escribió la Balada de los Hijos de Húrin (III. 70).
En las intercalaciones posteriores de E se introduce la idea del Sitio de Angband como una época, «un tiempo de desarrollo y nacimiento y prosperidad»; y también la disposición de los príncipes Gnomos, con lo esencial de la historia posterior ya presente: Fingolfin en Hithlum, los Fëanorianos en el Este (donde luego lucharon con Enanos, Orcos y Hombres), y Felagund guardando la entrada de las tierras del Sirion. (La referencia a Broseliand en este pasaje es digna de mención: la forma del nombre escrito con –s– aparece por primera vez en el texto A del Canto IV de la Balada de Leithian, probablemente a principios de 1928; III. 226, 229.) «A Fingolfin lo matan cuando Morgoth rompe el Sitio» puede o no insinuar la historia de su duelo con Morgoth ante Angband.
Gumlin, padre de Húrin, aparece en la segunda versión de la Balada de los Hijos de Húrin (III. 136, 149); pero Huor, mencionado como hermano de Húrin en la reescritura de E, aparece aquí por primera vez en las leyendas.
Las complejidades de la historia de Barahir y Beren y de la fundación [68] de Nargothrond están muy comentadas en 10; véase el comentario sobre la siguiente sección.
En la primera versión de § 9 Barahir aparece ya como padre de Beren, reemplazando a Egnor; y aquí son Elfos Ilkorin, no Hombres, aunque esto se cambió en la revisión del pasaje. En la primera versión de la Balada de los Hijos de Húrin Beren todavía era un Elfo, mientras que en la segunda mi padre lo hizo oscilar entre un Hombre y un Elfo (III. 147-148); en los cantos iniciales del texto A de la Balada de Leithian (existente el otoño de 1925) Egnor y su hijo eran Hombres (III. 201); ahora en E (a principios de 1926) de nuevo son Elfos, aunque Egnor se ha convertido en Barahir. Resulta desconcertante el hecho de que en la primera escritura de § 10 Barahir es «un famoso capitán de Ilkorindi», mientras que en la misma página del manuscrito, con toda seguridad escrita al mismo tiempo, Beren «sólo él de los mortales retomó de Mandos». Bien puede ser que las afirmaciones en E de que Barahir y Beren eran Ilkorins fueran un regreso inadvertido a la idea anterior, posterior a la decisión de que eran Hombres (vista en el texto A de la Balada de Leithian). (Más tarde en el texto original de E, § 14, Beren es un mortal.)
La referencia en § 9 a la fundación de Nargothrond por Celegorm y Curufin y en § 10 a que Barahir era «un amigo de Celegorm de Nargothrond» corresponde a la fase de la leyenda en rápida evolución que se encuentra en las alteraciones al texto de la Balada de los Hijos de Húrin (véase III. 101-104), cuando eran Celegorm y Curufin los que fundaron Nargothrond después de la ruptura del Sitio de Angband y Felagund no había aparecido aún; el texto A de la Balada de Leithian es muy similar (III. 200-201).
Las modificaciones de E en estas secciones desplazan la historia hasta la forma que se encuentra en el texto B de la Balada de Leithian, con Felagund como el que salva Barahir y el fundador de Nargothrond; aunque aquí se dice de manera explícita que Felagund y sus hermanos fundaron el reino, con la ayuda de Celegorm y Curufin; por lo tanto, da la impresión de que las muertes de Angrod y de Egnor en la batalla que terminó con el Sitio no habían surgido aún (véase III. 256, 285).
La forma más temprana de la historia de Beren (la primera fase del desarrollo a partir del Cuento de Tinúviel) en la primera versión de § 10 en E fue comentada en III. 254-255, 282-283. Queda un punto interesante para mencionar al final de esta versión: la frase «Algunas [69] canciones cuentan que Lúthien incluso atravesó el Hielo Crujiente, con la ayuda del poder de su divina madre, Melian, rumbo a las estancias de Mandos, donde consiguió recuperarle». No se encuentra ninguna sugerencia de que la misma Lúthien muriera en el momento de la muerte de Beren, y parece probable que la misma idea subyazca en las líneas de la segunda versión de la Balada de los Hijos de Húrin (III. 129):
antes de que él volara lejos
a la larga espera;desde entonces Lúthien le conquistó,
la Doncella Elfo,y las artes de Melian…
Por otro lado, en El Cuento de Tinúviel se dice (II. 55) que
Tinúviel, abrumada de dolor y sin encontrar ni consuelo ni luz en todo el mundo, lo siguió presurosa por los sombríos caminos que todos debemos recorrer a solas
y el significado parece bastante claro.
Se dice que Beren y Lúthien vivieron, después del regreso de Beren, «en los bosques de Doriath y en la Llanura de los Cazadores, al oeste de Nargothrond». La Tierra de los Muertos que Viven se emplazó en la Llanura de los Cazadores (Colinas de los Cazadores) en la Balada de los Hijos de Húrin; véase III. 107, en la que aparece la historia previa de su ubicación.
Que Beren y Húrin eran amigos y compañeros de armas se afirma en la Balada de los Hijos de Húrin (véase III. 35), pero no se dice que establecieran esta relación cuando Beren era un proscrito.
Sobre el uso de «Montañas Sombrías» para referirse a las Montañas del Terror véase III. 200.
En el pasaje reescrito (pp. 34-35) la historia se encuentra en una fase anterior a la de la «Sinopsis II» para los Cantos VI y VII de la Balada de Leithian (1928), el texto de la cual se brinda en III. 256, 269-270. Felagoth (aún no Felagund) ha desplazado a Celegorm, pero Celegorm «descubre la misión secreta de Felagoth y Beren» después de su partida de Nargothrond, de manera que el elemento de la intervención de Celegorm y Curufin que vuelven a los Elfos de Nargothrond contra su rey, todavía no estaba presente. Además, en el viaje al norte de Beren y sus compañeros desde Nargothrond, hay una batalla con Orcos, de la cual sólo un pequeño grupo de Elfos escapa, y regresa después al campo de batalla para saquear a los muertos y disfrazarse ellos mismos de Orcos. Estos dos elementos están claramente interrelacionados: Celegorm (y Curufin) no saben por qué Beren y Felagoth marchan, y, por lo tanto, no hay razón por la que el rey no deba [70] emprender la marcha con una gran fuerza. Cuando mi padre escribió la «Sinopsis II» había introducido el elemento de la intervención de los hermanos Fëanorianos contra Felagund y Beren, y con ella la pequeña banda que eran los únicos compañeros que tenían de su primera partida de Nargothrond.
Por lo tanto, la secuencia queda clara: E — Sinopsis I — intercalación en E — Sinopsis II; y en la revisión de E encontramos una interesante fase en la que Felagund (Felagoth) surge como el señor de Nargothrond, pero no la «intervención Fëanoriana», y Celegorm todavía «ofrece reparación» a Lúthien, tal como hiciera en la Sinopsis I (III. 282-283), pues su perro Huan la ha herido.
De la primera versión de esta parte de la historia (aparte de la que tiene que ver con Húrin) existen sólo los esbozos comprimidos del Cuento de Gilfanon. Cuando comparé esos primeros esbozos con la narrativa de El Silmarillion mencioné (I. 296-297) como rasgos esenciales de la historia que acabaría sobreviviendo:
—Se libra una gran batalla llamada la Batalla de las Lágrimas Innumerables entre los Elfos y los Hombres y las huestes de Melko.
—Traición de los Hombres, que Melko corrompió, en la batalla.
—Pero el pueblo de Úrin (Húrin) permanece fiel y no sobrevive.
—El cabeza de los Gnomos queda aislado y recibe la muerte.
—Turgon y sus huestes se abren camino y se dirigen a Gondolin.
—Melko se encoleriza porque no puede averiguar dónde ha ido Turgon.
—Los Fëanorianos llegan tarde a la batalla.
—Se levanta un gran montículo de piedras apiladas.
No hay pruebas de la existencia de un relato de la Batalla de las Lágrimas Innumerables que pueda llamarse así entre los esquemas del Cuento de Gilfanon y el «Esbozo»; así pues, § 11 de E muestra una fase con un gran progreso. Sin embargo, esto no se ha de contemplar como una evolución directa a partir de los esquemas, pues muchos elementos —como las historias de Beren y Tinúviel, y de Nargothrond— se desarrollaron «colateralmente» en el ínterin. En la versión original de § 11 del E, la vieja historia «pre-Felagund» estaba presente («Curufin y Celegorm envían una hueste desde Nargothrond», véase comentario a § 10), y aunque ya aparece el fracaso de la Unión de Maidros al agrupar a todos los Elfos de Beleriand en una fuerza unida, las alineaciones [71] eran por este motivo bastante diferentes: los Gnomos de Nargothrond (gobernados por Celegorm y Curufin) no servirán al mando de Finweg (Fingon). Sin embargo, al reescribir E después de la aparición de la historia de Felagund, un elemento esencial de la narrativa posterior cobra existencia: Orodreth no se unirá a la liga debido a Felagund, su hermano (cf. El Silmarillion, p. 257: «Orodreth no se marcharía por indicación de hijo alguno de Fëanor, a causa de la conducta de Celegorm y Curufin»). Que Thingol envió a pocos (corregido de nadie) de Doriath es un elemento muy antiguo, que ya aparece en El Cuento de Turambar (II. 96), en el que Tinwelint dijo a Marwin, con palabras que resuenan en el presente pasaje de E:
no fue por amor o temor a Melko sino por la sabiduría que encierra mi corazón y porque así lo quisieron los Valar que no acudí con los míos a la Batalla de las Lágrimas Innumerables, y por ello es que ahora puedo dar amparo y refugio…
Sin embargo, ahora aparece un nuevo factor en la política de Thingol: se sintió ofendido por las «altivas palabras» que le dirigió Maidros, exigiendo la devolución del Silmaril; esas «palabras altivas» y su efecto sobre la Unión de Maidros sobrevivieron en El Silmarillion (p. 257). Que Thingol permita aquí a «los Gnomos de Doriath» que se unan a la liga ha de relacionarse con la afirmación en E § 9: «Muchos Gnomos se alistan con Thingol y Melian» (después de la ruptura del Sitio de Angband). (En El Cuento de Tinúviel había Noldoli al servicio de Tinwelint: en verdad fueron ellos quienes construyeron el puente ante sus puertas. II. 9, 58.)
Cuando se reescribió E, la división de los oponentes de Morgoth en dos huestes se debía a la negativa de los Fëanorianos a ser dirigidos por Finweg (Fingon), mientras que en la narración de El Silmarillion hubo un buen acuerdo entre Himring y Eithel Sirion, y el ataque desde el Este y el Oeste por parte de los Fëanorianos y los Noldor de Hithlum fue una cuestión de estrategia («pensaban atrapar a la fuerza de Morgoth entre el yunque y el martillo, y aniquilarlas»).
La Batalla de las Lágrimas Innumerables todavía tiene en E una forma sencilla, pero el avance de los Elfos de Hithlum hacia Dor-na-Fauglith en persecución del ejército orco derrotado, de modo que caen en manos de unas huestes mucho mayores que les lanzan de Angband, se acerca a la narración posterior; la llegada, demasiado tarde, de los Fëanorianos se remonta al esbozo del Cuento de Gilfanon (véase arriba). En E no se da ningún detalle de la traición de los Hombres en la batalla, ni se sugiere ninguna razón por la que los Noldor del Este llegaron tarde. [72]
Finweg (Fingon) ocupa el lugar de Finwë (Nólemë) como príncipe de los Gnomos muerto en la batalla ya en la Balada de los Hijos de Húrin (III. 104), y, así pues, la historia del Corazón Escarlata, emblema de Turgon (I. 295, II. 220), desaparece; en la segunda versión de la Balada hay mención de los blancos estandartes… anegados en sangre (III. 116). En E Turgon es un líder, con su hermano Finweg (Fingon), de los Noldor del Oeste desde el principio, y se concibió claramente para que en ese tiempo viviera en Hithlum (cf. la intercalación en § 9: «Los hijos de Fingolfin, Finweg y Turgon, todavía resisten en el Norte», es decir, después del final del Sitio de Angband); y el descubrimiento del valle secreto y de la fundación de Gondolin van después de la retirada del desastre de la Batalla de las Lágrimas Innumerables. El «sacrificio de Mablon el Ilkorin» (I. 293, 295) ha desaparecido.
El gran montículo de los muertos en Dor-na-Fauglith, que aparece por primera vez en un esbozo de El Cuento de Gilfanon (I. 295, 297), se describe en la Balada de los Hijos de Húrin (III. 74), en la que Flinding dijo a Túrin mientras pasaban bajo la luz de la luna:
«¡Ay! Aquella colina verdede hierba perenne |
donde duermen las espadasde siete linajes, |
con luna o con sola la colina no suben |
ni Hombres ni Elfos;y las huestes de Morgoth |
por miedo no se atrevena cavar en ella.» |
La historia de Húrin en la Batalla de las Lágrimas Innumerables (mantiene la retaguardia con sus hombres mientras Turgon escapa hacia el sur, es capturado, desafía a Morgoth y lo torturan) ya está relatada en El Cuento de Turambar (II. 93-94) y en la Balada de los Hijos de Húrin (véase III. 34, 123). En todas estas fuentes la preocupación de Morgoth por Húrin, sus intentos de seducirlo y su gran cólera cuando lo desafía, surgen del deseo de encontrar a Turgon; pero, desde luego, todavía está ausente en E el elemento de que Húrin había visitado con anterioridad Gondolin, que en esta fase de la leyenda no existió como fortaleza Noldorin hasta después de la Batalla. A medida que la historia evolucionaba, este hecho, conocido por Morgoth, daba aún más urgencia a su deseo de capturar con vida a Húrin, y de utilizarlo contra Turgon. [73]
No hay duda de que E está basado en la segunda versión de la Balada de los Hijos de Húrin, hasta donde llega, que en relación con la historia completa no es mucho: no más que a la fiesta en la que Túrin mató a Orgof. Esto resulta evidente ya en la sección anterior de E, en la que se describe el trato que Morgoth da a Húrin en Angband; sin embargo, en la presente sección los guardianes de Túrin durante el viaje a Doriath tienen los nombres posteriores de Halog y Mailgond (corregido en la Balada a Mailgond, III. 141), no Halog y Gumlin.
No ha de esperarse que la sinopsis de la historia de E muestre cambios sustanciales respecto a la primera versión de la Balada; no obstante, hay alguna progresión. Se hace explícito que los Hombres que en la Balada moraron en Dorlómin y trataron con desdén a la esposa de Húrin, y de los que comenté (III. 35), que «aún no hay indicación de quiénes eran esos hombres o de dónde procedían», ahora son explícitamente «hombres desleales que habían abandonado a los Eldar en la Batalla de las Lágrimas Innumerables», acorralados en Hithlum porque Morgoth «deseaba evitar que se unieran a los Elfos». La cuestión de si Nienor nació antes de que Túrin dejara Hithlum queda ahora resuelta: él nunca la había visto. Sobre la incertidumbre en este punto de El Cuento de Turambar véase II. 169; en la Balada nació antes que Túrin se marchara (III. 18).
Mientras que en la Balada, Beleg, que no estaba buscando a Túrin cuando lo capturó la banda de proscritos, no sabía nada de lo que había sucedido en las Mil Cavernas (véase III. 63), en E «Túrin lo liberó y escuchó cómo Thingol le había perdonado su acción hacía tiempo». Blodrin vuelve a ser el hijo de Ban, no de Bor (véase III. 66).
En E hay una nota interesante: Túrin fue llevado con vida a Angband «pues Morgoth había empezado a temer que escapara de la maldición gracias a su valor y a la protección de Melian». Esta idea aparece en la Balada (III. 45) arrastraron al desdichado hijo de Húrin/para que no huyera de su destino, y se remonta al Cuento de Turambar (II. 100):
lograron dominar a Túrin y lo ataron, ya que Melko había ordenado que lo condujesen vivo a su presencia; porque he aquí que, por haber vivido en la morada de Linwë [es decir, Tinwelint], en torno a la cual el duende Gwedheling, la Reina, había entretejido muchos sortilegios y misterios… ya había perdido de vista a Túrin y temía que escapara al sino que le estaba destinado.
Poco más hay que mencionar en esta sección, aparte del nuevo detalle de que los Orcos temían Taur-na-Fuin no menos que los Elfos [74] y los Hombres, y sólo iban por allá cuando tenían prisa, y la predecesora de la frase «los vio Gwindor mientras se alejaban por las arenas humeantes de Anfauglith» (El Silmarillion, p. 285) en «Flinding los ve marchar por el humeante páramo de Dor-na-Fauglith» (cf. la Balada, III. 61: Las polvorientas dunas de Dor-na-Fauglith/sisearon y borbotearon). Por supuesto, en la sinopsis se omiten muchas cosas.
Con el segundo párrafo de esta sección, «Túrin induce a los Gnomos de Nargothrond a abandonar su guerra secreta y oculta», E alcanza el punto donde se detiene la Balada de los Hijos de Húrin, y podemos observar ciertos progresos de El Cuento de Turambar (II. 106 ss.). Aparece la nueva forja de la espada de Beleg para Túrin en Nargothrond. En la Balada, Flinding puso la espada en el tronco hueco de un árbol tras la muerte de Beleg (III. 71); como ya mencioné (III. 104): «si el poema hubiera avanzado más, Túrin habría recibido su espada negra en Nargothrond como regalo de Orodreth, al igual que en el Cuento». Por lo tanto, E muestra un desarrollo de la trama implícito en la Balada. La construcción del puente sobre el Narog por consejo de Túrin aparece en la historia sólo como una nota marginal a lápiz. Se hace explícita la extensión de las victorias y reconquista de territorio por parte de los Gnomos de Nargothrond en esta época, y el reino se parece mucho a la descripción de El Silmarillion (p. 289):
Entonces los sirvientes de Angband fueron expulsados de toda la tierra entre el Narog y el Sirion al este, y hasta el Nenning y las desoladas Falas al oeste
(en la que, sin embargo, no se menciona su linde norte a lo largo del pie sur de las Montañas Sombrías; en E «su reino llega hasta las fuentes del Narog»).
La adición posterior al texto de E «incluso Glómund, que estuvo en la Batalla de las Lágrimas», debe relacionarse con la ausencia de cualquier mención del Dragón en la narración de la batalla en E (§ 11). En la primera versión de E, el Dragón se llamaba Glórung, una variante del Glórund de Los Cuentos Perdidos; así pues, la sucesión fue Glórund > Glórung > Glómund > Glaurung. En La Balada de Leithian Glómund sustituye a Glórund (III. 242-243).
La oración «Flinding, herido, rechaza la ayuda de Túrin y muere haciéndole reproches» muestra la versión posterior de la historia, [75] como en El Silmarillion, pp. 289-291; para encontrar comentarios sobre el cambio sustancial del Cuento véase II. 160. En E se dice que Túrin abandonó a Finduilas «en contra de su corazón (de haberlo obedecido habría eludido su extremo destino)», y sin ninguna duda esto ha de relacionarse con el pasaje del Cuento (II. 114):
Y con toda razón se dice: «Por ningún motivo os olvidéis de vuestros amigos y no obedezcáis a aquellos que os aconsejan hacerlo», porque el haber abandonado a Failivrin cuando se daba cuenta de que estaba en peligro fue la causa de las peores desgracias que sufrieron él y todos sus seres queridos.
Para encontrar comentarios al respecto véase II. 162.
Sobre el regreso de Túrin a Hithlum poco se puede decir, pues la sinopsis está muy comprimida y ya he comentado extensamente la relación entre el Cuento y la historia posterior (II. 162-164). Los Hombres del Bosque con los que vive Túrin tras huir de Hithlum reciben ahora un emplazamiento más definido al «este del Narog» (véase II. 181-182). En E se aclara que Túrin no se unió a un pueblo ya existente, sino que «reúne a un nuevo pueblo». Esto contradice, lo que resulta bastante extraño, tanto al Cuento (II. 119, 132), en el que tenían un jefe (Bethos) cuando Túrin se les unió, y a la historia posterior. Ahora, en este punto de la historia, Túrin adopta el nombre de Turambar, no como en el Cuento ante el Dragón y fuera de las cuevas de los Rodothlim (II. 113, 162).
Pasando ahora a la expedición de Doriath a Nargothrond, la única diferencia importante de la estructura respecto al Cuento que surge en la breve narración de E es que resulta evidente que Morwen (Mavwin) deja de estar presente en la conversación entre Nienor y el Dragón (II. 127-129, 166); por otro lado, al final de la sección se dice que «Algunos cuentan que Morwen, a quien la muerte de Glórung liberó del hechizo, pasó por aquel camino y leyó la piedra».
Cuando Nienor-Níniel llegó a la cascada del Cuenco de Plata la recorrió un escalofrío, igual que en la historia posterior, mientras que en el Cuento sólo se dice que se llenó de temor (II. 131, 168). Es muy notable que la afirmación de que Níniel estaba embarazada de Turambar se añadiera a E después, al igual que sucedió en el Cuento (véase II. 152 nota 25, 174).
En lo antedicho sólo he señalado puntos que parecen mostrar con bastante claridad una concepción de los acontecimientos en E diferente que en el Cuento. No he mencionado las muchas pequeñas diferencias (ni las muchas omisiones) que muy probablemente se deban a la compresión. [76]
En escritos anteriores esta parte de la historia existe sólo en la conclusión de El Cuento de Turambar (II. 145-150) y en El Nauglafring (II. 281 ss.), en el cual continúa la historia. El comienzo de E va después del final del Cuento de Turambar, cuando Melko acusa a Thingol de tener un corazón débil, Húrin se amarga al meditar en las palabras de Melko, agrupa a su alrededor a una banda de proscritos, se teme al espíritu del Dragón muerto que impide a cualquiera el saqueo de Nargothrond, Mîm está allí presente, Húrin hace reproches a Thingol, tirándole el oro a los pies, y se va. Las palabras en E concernientes al destino de Húrin proceden del Cuento, en el que, sin embargo, él murió en Hithlum y fue su «sombra» la que «se internó en los bosques en busca de Mavwin y que, por largo tiempo, los dos rondaron por los bosques cercanos a la cascada del Cuenco de Plata llorando a sus hijos».
A partir de este punto, la fuente de E (o, quizá más exactamente, la previa forma escrita de la historia) es El Nauglafring. Resulta imposible decir con seguridad cuánto de la compleja historia del Cuento se había abandonado en esta época.
No se aclara si la presencia de Mîm en Nargothrond se remonta a la época del Dragón (véase II. 177), ni si los proscritos de la banda de Húrin eran Hombres o Elfos (en el Cuento el texto se corrigió para convertirlos de Hombres a Elfos); y no hay indicaciones de cómo se llevó el oro a Doriath. En E los proscritos desaparecen tras la muerte de Mîm, y no hay mención alguna de la lucha en las Mil Cavernas que en el Cuento dio lugar al montículo de piedras sobre los muertos, Cûm an-Idrisaith, el Montículo de la Codicia.
La siguiente parte del Cuento (Ufedhin, el Gnomo renegado, y los complejos tratos de Thingol con él y con los Enanos de Nogrod, (I. 284-292) en E se ve reducida a unas pocas líneas, que con toda probabilidad corresponden a una narración abreviadísima de la vieja historia, aunque aquí Ufedhin ni siquiera se menciona. La creación del Collar no se encuentra en el Cuento, mientras que en E es parte de la petición del rey: de hecho Ufedhin incubó la idea durante su cautiverio como un cebo cuyo «único propósito era tenderle una trampa al rey» (II. 287); pero esto también podría deberse a la compresión. Sin embargo, creo más probable que mi padre de hecho decidiera reducir y simplificar la historia, y que prescindiera de Ufedhin.
El problema de la entrada del ejército Enano a Doriath, defendido por el Cinturón de Melian, todavía se soluciona con el ardid demasiado simple, véase II. 317, de «la traición de algunos Gnomos» (en el Cuento sólo había un traidor); la muerte de Thingol en una cacería permanece, y como en el Cuento, Melian, inviolable, se va de las Mil [77] Cavernas en busca de Beren y Lúthien. Aunque no se afirma así, parece probable que en esta versión fuera Melian quien llevara las noticias y la advertencia a Beren (como en el Quenta, p. 158). En el Cuento Huan informó a Beren y a Lúthien del ataque a Artanor y de la muerte de Tinwelint, y fue Ufedhin, huyendo de la hueste de Enanos (después de intentar en vano matar a Naugladur y robar el Nauglafring, y de matar a Bodruith, señor de Belegost), quien reveló el rumbo que estaban tomando los Enanos e hizo posible la emboscada en el Vado Rocoso; pero en E Huan murió en la Cacería del Lobo (§ 10), y Ufedhin (según creo) fue eliminado.
La emboscada en el vado la realizan «Beren y los Elfos verdes y pardos del bosque», que se remonta a «los Elfos pardos y verdes», a «el pueblo élfico todo vestido de verde y marrón» gobernado por Beren y después por Dior en Hithlum, en El Nauglafring. Pero del vigoroso relato de la batalla en el vado que se encuentra en El Nauglafring —las carcajadas de los Elfos ante los deformes Enanos corriendo con sus largas y blancas barbas alborotadas por el viento, el duelo de Beren y Naugladur, cuyos golpes como de martillo en la fragua habrían vencido a Beren si Naugladur no hubiera tropezado y Beren no lo hubiera hecho caer cogiendo el Nauglafring— no queda nada en E: aunque, de la misma manera, tampoco hay nada que contradiga la vieja historia. Sin embargo, no existe mención de los dos señores Enanos, Naugladur de Nogrod y Bodruith de Belegost, y aunque se nombran las dos ciudades de Enanos, los Enanos aparecen como una fuerza unida, con, según parece, un rey (muerto en el vado): Thingol llamó a Doriath tanto a los de Belegost como a los de Nogrod para que trabajaran el oro, mientras que en El Nauglafring (II. 293), los primeros sólo entran en la historia después de la humillante expulsión de los Enanos de Nogrod con el fin de ayudarlos en su venganza. De la vieja historia de la muerte de Bodruith y la enemistad y matanza entre los dos linajes (originada por Ufedhin) no queda rastro.
El hundimiento del tesoro en el río se remonta al Nauglafring, pero allí, sin embargo, no se sugiere que el tesoro fuera arrojado al agua deliberadamente, sino que, más bien, cayó al río con los cuerpos de los Enanos que lo transportaban:
y los que cruzaban el río arrojaron el oro a las aguas para abalanzarse aterrorizados a una de las orillas, pero muchos fueron heridos por esos dardos implacables y cayeron con el oro que cargaban en medio de la corriente (II. 301).
En El Nauglafring no se dice que los Elfos arrojaran parte del oro al agua: Gwendelin alcanzó a Beren y Tinúviel después de la batalla del [78] Vado Rocoso, y encontró a Tinúviel llevando ya el Nauglafring; se menciona la gran belleza de ésta cuando lo lucía. La advertencia de Gwendelin es sólo contra el Silmaril (ya que el resto del tesoro estaba sumergido en el río), y en verdad el horror que sintió al ver a Tinúviel con el Collar de los Enanos fue tan grande que Tinúviel se lo quitó. Ello desagradó a Beren, quien lo conservó (II. 303-304). En E, parece que arrojaron el Collar en respuesta a la advertencia de Melian sobre la maldición que pende sobre él, y la historia da la impresión de ser así: Melian alcanza a Beren y Lúthien y les advierte del avance de la hueste de Enanos que regresa de Doriath; después de la batalla, Lúthien luce el Nauglafring y se toma increíblemente hermosa; pero Melian les advierte de la maldición del oro y el Silmaril y ellos arrojan el tesoro al río, aunque Beren conserva en secreto el Collar.
La desaparición de Lúthien es inmediatamente posterior a la información de que Beren guardó el Collar, pero no se establece ninguna relación entre ambos hechos. En El Nauglafring la relación es explícita: la maldición de la mortalidad de la que había hablado Mandos «cayó súbitamente».
y tal vez el maleficio de Mîm haya [? influido] en que cayera con más rapidez sobre ellos (II. 304).
Además, en una sinopsis para una revisión proyectada de Los Cuentos Perdidos se dice que el Nauglafring «hizo enfermar a Tinúviel» (II. 313).
La referencia a la desaparición de Lúthien en E retiene las palabras del Nauglafring: Tinúviel se fue debilitando lentamente «como lo han hecho los Elfos en épocas más recientes»; y, de nuevo como en El Nauglafring, Lúthien «desapareció». En El Nauglafring, Beren era un Elfo, y se dice de él que después de buscar a Tinúviel por toda Hithlum y Artanor en terrible soledad «él también se alejó de la vida». Al comentar esto dije (II. 317):
Como su desaparición aparece descrita aquí muy explícitamente como la forma en que se manifiesta «la maldición de la mortalidad de la que había hablado Mandos», es notable que se la compare, e incluso al parecer se la equipare, con el debilitamiento de «los Elfos de épocas más recientes en todo el mundo», como si, de acuerdo con la idea original, éste hubiese sido una expresión de mortalidad.
El pasaje de E, que retiene esta idea respecto de Lúthien pero con la concepción posterior de que Beren era un Hombre mortal, no un Elfo, varía en que ya no se dice que Beren haya desaparecido: «se perdió», [79] buscando en vano a Lúthien. También se dice que el precio del regreso de Beren de Mandos fue «que Lúthien tuviera una vida corta como la de Beren el mortal»; y de hecho en § 10, donde se cuenta brevemente la historia de Beren y Lúthien, no se dice que Lúthien muriera cuando lo hizo Beren en Doriath (véase el comentario a esa sección, p. 69). También hay una oración añadida al manuscrito en § 10: «Pero Mandos en pago exigió que Lúthien fuera mortal como Beren».
Es posible deducir que, en la concepción de E, Beren murió igual que lo hace un mortal; Lúthien fue a Valinor como un ser vivo; y Mandos permitió que Beren regresara y tuviera una segunda vida mortal, mas Lúthien ahora queda sujeta a la misma breve vida que él. En este sentido se volvió «mortal»; pero al ser una Elfa «desapareció»; de esta manera murió: como también murieron los Elfos que desaparecieron en edades posteriores. Parte de la dificultad de todo esto radica sin duda en la naturaleza ambigua de las palabras «mortal» e «inmortal» aplicadas a los Elfos: son «inmortales», tanto en el sentido de que no tienen que morir, de que morir «en el mundo» no está en su naturaleza, como en el sentido de que, si lo hacían, no «dejaban el mundo», no iban a «un destino más allá del mundo»; y son «mortales» porque, no obstante, pueden morir «en el mundo» (de heridas o de dolor, pero no de enfermedad o vejez). Lúthien se volvió «mortal» en el sentido de que, aunque era una Elfo, debía, morir: debía desaparecer.
Se puede observar que las palabras «a medida que los Hombres se hacían más fuertes y se apoderaban de las bondades de la tierra» provienen de la Balada de los Hijos de Húrin (III. 57, 68):
pues en días remotos,
… los Hombres erande complexión menos robusta,
antes de que recibieran de los Elfoslas riquezas de la tierra.
Cf. El Silmarillion, p. 141: «En los días que siguieron, cuando por causa del triunfo de Morgoth los Elfos se separaron de los Hombres, como él tanto deseaba, los miembros de la raza élfica que aún habitaban en la Tierra Media declinaron y menguaron, y los Hombres usurparon la luz del Sol».
Por último, en la versión de E de la historia de Dior y la ruina de Doriath, hay diversas novedades. El hijo de Dior, Auredhir (II. 305) ha desaparecido. Las «vanas negociaciones» de Dior y los Hijos de Fëanor quizá se relacionen con el pasaje del Nauglafring (II. 306), en el que Dior asevera que no devolverá el Silmaril mientras el Nauglafring no sea destruido, y Curufin (el mensajero de los Fëanorianos) replica [80] que en ese caso deben recibir intacto el Nauglafring. En El Nauglafring, Maglor, Díriel, Celegorm y Cranthir (o los anteriores equivalentes de sus nombres) fueron muertos en la batalla (que tuvo lugar en Hithlum, donde Dior gobernaba después de su padre); pero en la primera versión de E la historia da un giro muy extraño: los Fëanorianos tomaron el Nauglafring, pero entonces se pelearon tanto por él que al final «sólo quedó Maglor». Resulta imposible saber cómo habría seguido la historia en este caso.
Las dos secciones que describen Gondolin y su caída se estudian juntas en el siguiente comentario.
Al comienzo de § 15 la breve referencia a la historia de Isfin y Eöl muestra un avance respecto a lo dicho en la Balada de la Caída de Gondolin (III. 172): pues en el poema, Isfin estaba buscando, junto con su madre, a su padre Fingolfin cuando Eöl la atrapó en el bosque oscuro. La historia más extensa ha evolucionado desde entonces, y ahora Isfin «se perdió en Taur-na-Fuin después de la Batalla de las Lágrimas Innumerables». Sólo podemos conjeturar cómo llegó hasta allí. O bien dejó Gondolin poco después de su fundación con algún propósito no registrado, o por el contrario se perdió durante la retirada de la batalla. (Por cierto, un aspecto curioso de la concepción primitiva de la fundación de Gondolin es que hubiera mujeres y niños para habitarla además de guerreros; pues uno supondría que Turgon había dejado a los ancianos, las mujeres y los niños de su pueblo en Hithlum; ¿por qué habría de hacer otra cosa? Sin embargo, en los esbozos de El Cuento de Gilfanon hay referencias a Turgon «rescatando a mujeres y niños» y «recogiendo a las mujeres y los niños de los campamentos» mientras huía hacia el sur a lo largo del Sirion (I. 293, 295.) Meglin, al igual que en el poema, todavía «fue enviado por su madre a Gondolin», mientras ella permanecía con su raptor.
Respecto al relato de Gondolin y su historia, E se encuentra bastante próximo al cuento de La Caída de Gondolin, pero hay algunos cambios, aunque en su mayoría menores. Primero, hay una notable afirmación de que «los mensajes de Ylmir subieron por el Sirion para pedirles [es decir, a la hueste de Turgon que se retiraba de la batalla] que se refugiaran en ese valle»; esto es distinto al Cuento, en el que Tuor, pronunciando las palabras de Ulmo en Gondolin, dice: «Han llegado a oídos de Ulmo rumores sobre vuestra morada y vuestra colina de alerta contra las maldades de Melko y eso lo alegra» (II. 206, 265). Aquí en E aparece por primera vez la idea de que la fundación [81] de Gondolin fue parte del plan de Ulmo. Pero el viaje de Tuor es como en la vieja historia, y Ulmo visita a Nan Tathrin, no a Vinyamar. La petición de Ulmo ofrece a Turgon opciones similares: prepararse para la guerra o, si no lo hace, enviar entonces al pueblo de Gondolin Sirion abajo hasta el mar en busca de Valinor. Sin embargo, existen diferencias. En el Cuento, Ulmo apenas le ofrece una débil esperanza de que tales marineros de Gondolin lleguen a Valinor, y si lo consiguen, de que convenzan a los Valar para que actúen:
[Los Dioses] mantienen oculta su tierra, y entretejen sortilegios impenetrables alrededor de ella para que el mal no llegue a sus costas. Pero aún así vuestros mensajeros pueden llegar allí y convencerlos de que se alcen iracundos y aniquilen a Melko… (II. 207).
En E, por otro lado, si el pueblo de Gondolin no lucha contra Morgoth, deberá abandonar la ciudad («el pueblo de Gondolin tendrá que prepararse para huir») —cf. El Silmarillion, p. 328: «[Ulmo] le dijo que partiera y abandonara la poderosa ciudad que había construido y bajara por el Sirion al mar»— y en las desembocaduras del Sirion Ylmir no sólo los ayudara en la construcción de una flota sino que él mismo los guiará por el océano. En cambio, si Turgon acepta el consejo de Ylmir y se prepara para la guerra, entonces Tuor deberá ir a Hithlum con Gnomos de Gondolin y «aliar una vez más Hombres y Elfos, pues “sin los Hombres los Elfos no derrotarán a los Orcos y los Balrogs”». Sobre esta extraña orden no hay rastro alguno en el Cuenta, tampoco se dice que Ulmo conociera a Meglin ni que supiera que esta traición provocaría el fin de Gondolin en poco tiempo. Estos rasgos también están ausentes en El Silmarillion; Ulmo sí prevé la ruina de la ciudad, pero su presagio no aparece como algo muy preciso: «Puede que el Hado de los Noldor te alcance también a ti antes del fin, y que la traición despierte dentro de tus muros. Habrá entonces peligro de fuego» (p. 170).
La descripción del Valle de Gondolin en E es esencialmente como en el Cuento, con unos pocos detalles añadidos. Igual que en el Cuento, la cima rocosa de Amon Gwareth no se hallaba en el centro de la llanura sino más cerca del Sirion; esto es, más cerca del Paso de la Huida (II. 202, 225). En E, se dice que fue el mismo pueblo de Gondolin quien niveló la cima de la colina, «cuyas laderas pulen hasta que adquieren la suavidad del cristal». El Paso de la Huida todavía es, como en el Cuento (II. 208), un túnel hecho por los Gnomos; el Río Seco y el Orfalch Echor no se han concebido, y el significado del nombre «Paso de la Huida» queda muy claro: es tanto un paso de huida de Gondolin, [82] si alguna vez surgiera la necesidad, como un paso de huida del mundo exterior y de Morgoth. En el Cuento (ibid.) sólo se dice que había habido distintos pareceres sobre su excavación, «pero que finalmente había prevalecido la compasión por los Noldoli que vivían en cautiverio y habían decidido construirlo». La «Planicie Guardada» hacia la que daba el Paso de la Huida es el Valle de Gondolin. Un detalle adicional en E es que las colinas eran más bajas en la región del Paso de la Huida, y los sortilegios de Ylmir eran allí más fuertes (porque estaba más cerca del Sirion).
El túmulo de Fingolfin, añadido a lápiz en E, es un elemento que entró en las leyendas en el Quenta (p. 128) y en la Balada de Leithian (III. 329-330); el duelo de Fingolfin con Morgoth no aparece en E (p. 67). Aquí en E se dice que Thorndor «traslada a sus águilas a las cumbres Septentrionales de las montañas circundantes». En el Cuento, las águilas en Cristhorn, la Grieta de las Águilas, se hallaban en las montañas al sur de Gondolin, pero en E Cristhorn se encuentra en las cumbres septentrionales: éste ya es el caso del Fragmento de una aliterada Balada de Eärendel (III. 169). Thorndor había llegado allí de Thangorodrim (como se dice en el Quenta, p. 162); cf. el «Tuor posterior» en Los Cuentos Inconclusos (p. 61 y nota 25): «el pueblo de Thorondor, que vivieron otrora en Thangorodrim antes que Morgoth cobrara tanto poder, y viven ahora en las Montañas de Turgon desde la caída de Fingolfin». Esto se remonta al cuento de El Robo de Melko, donde hay una referencia (I. 185) a la época «cuando Sorontur y los suyos se dirigieron a las Colinas de Hierro e hicieron allí su morada vigilando todo lo que Melko hacía».
Se pueden comentar algunos otros puntos concernientes a la historia de Gondolin. La escolta de Noldoli, que Ulmo prometió a Tuor en la Tierra de los Sauces, de la cual sólo Voronwë (en E recibe la forma gnómica del nombre, Bronweg) permaneció junto a él (II. 199-200), ha desaparecido; y «Bronweg, que en una ocasión había estado en Gondolin», lo que no sucede en el Cuento (II. 200-201). En el Cuento Tuor se casó con Idril cuando «había vivido largo tiempo entre los Gondothlim» (II. 210); en E fue tres años después de su llegada a la ciudad escondida, en El Silmarillion siete años después (p. 329). En el Cuento no se menciona el apoyo de Meglin al rechazo de Turgon del mandato de Ulmo (cf. El Silmarillion, p. 328: «Maeglin hablaba siempre en contra de Tuor en los consejos del Rey»), ni la oposición de Idril a su padre (no así en El Silmarillion). El cierre de Gondolin a todos los fugitivos y la prohibición al pueblo de dejar el valle se menciona en E, pero no se explica.
La oración «Meglin . . . . compra su vida cuando lo llevan a Angband descubriendo a Gondolin y sus secretos» demuestra casi con toda [83] seguridad, creo yo, que un importante cambio estructural se había introducido en la historia de la caída de la ciudad. En el Cuento Melko descubrió Gondolin antes de la captura de Meglin, y su traición consiste en la entrega de un informe exacto de la estructura de la ciudad y los preparativos para su defensa (véase II. 267-268); pero las palabras «descubriendo a Gondolin» hacen pensar sin duda en la historia posterior, según la cual Morgoth desconocía el emplazamiento de la ciudad.
Por último, hay una novedad en la historia primitiva de Tuor se convirtió en esclavo de «hombres desleales» en Hithlum tras la Batalla de las Lágrimas Innumerables. Además, finalmente se establece el linaje de Tuor. Huor se mencionó en una nueva versión de un pasaje de E (§ 9), pero no como padre de Tuor; y ésta es la primera aparición de su madre Rían, y también de la historia según la cual murió buscando el cuerpo de Huor en el campo de batalla. No es posible decir si había surgido ya la historia del nacimiento de Tuor en la selva y su educación por Elfos.
Al comentar la conclusión de la mitología de E, aquí comprimida en las tres secciones 17-19, señalo los rasgos que proceden de los esbozos o notas anteriores, reunidos en el capítulo V y la primera parte del capítulo VI del vol. II, o que los contradicen. Aquí E es un esbozo muy abreviado, escrito muy rápidamente; la verdad es que mi padre iba cambiando sus concepciones a medida que escribía.
Las primeras y primordiales fuentes que existen de la historia de § 17 son los «esquemas» o trama de esbozos que yo he llamado «B» y «C» en los pasees dados en II. 320 y 322-323 respectivamente.
Al comienzo de esta sección, antes de las correcciones, los supervivientes de Gondolin se encontraban ya en las Desembocaduras del Sirion cuando Elwing llegó allí; y esto se reJh0nta a B y C («Elwing… huye y se une a ellos [es decir, a Tuor e Idril] con el Nauglafring», II. 322). Pero con anterioridad en E (§ 15) la destrucción de Dior tuvo lugar antes de la caída de Gondolin; de ahí la revisión aquí, para hacer que Elwing «reciba a los supervivientes de Gondolin». (En El Nauglafring, II. 306, la caída de Gondolin y el ataque a Dior acontecieron el mismo día.)
A partir de esto, hay un cambio fundamental en E. En los primeros esbozos aparece apenas un vislumbre de la Marcha de los Elfos de Valinor a las Grandes Tierras; y en B (únicamente) hay una referencia [84] a la «tristeza y a la ira de los Dioses», de los cuales yo dije en el comentario sobre estos esbozos (II. 327): que «puede significar que los Elfos emprendieron la Gran Marcha hacia las Grandes Tierras desde Valinor contra la voluntad de los Valar, que los Valar se oponían enérgicamente a la intervención de los Elfos de Valinor en lo que sucedía en las Grandes Tierras». Por otro lado, las escasas insinuaciones de lo que sucedió cuando tuvo lugar el ataque a Melko muestran que había presentes poderes más grandes que los de los Eldar: Noldorin (el Vala Salmar, que entró en el mundo con Ulmo, y que amaba a los Noldoli), y el mismo Tulkas, que venció a Melko en la Batalla de los Marjales Quietos (esbozo C, II. 352). La única insinuación en los esbozos de la intervención de Ulmo es cuando salva a Eärendel del naufragio, ordenándole que navegue rumbo a Kôr con las palabras «porque por tal motivo se te ha permitido escapar de la Destrucción de Gondolin» (B, igual en C). La Marcha de los Eldar desde Valinor se debió a la llegada de las aves desde Gondolin.
Por otro lado, en E es Ulmo (Ylmir) quien con sus recriminaciones a los Valar causa directamente la intervención desde el Oeste, ordenándoles rescatar a los supervivientes de los Noldoli y a los Silmarils; y la hueste es conducida por «los hijos de los Valar», comandados por Fionwë… ¡qué aquí es el hijo de Tulkas! Fionwë aparece con frecuencia en Los Cuentos Perdidos como el hijo de Manwë, mientras que el hijo de Tulkas era Telimektar (quien se convirtió en la constelación Orion). La mención de Fionwë como hijo de Tulkas puede haber sido un simple desliz, aunque lo mismo se dice en la primera versión del Quenta (p. 176); posteriormente, Fionwë de nuevo pasa a ser el hijo de Manwë (p. 182).
«Recordando Puerto del Cisne, pocos Teleri los acompañan»: en el esbozo B la presencia de los Solosimpi en la Marcha se menciona sin comentarios, mientras que en C sólo aceptaron acompañar a la expedición con la condición de no alejarse del mar (véase II. 328), lo que, en cierto modo, tenía que ver con el recuerdo de la Matanza de los Hermanos.
El abandono de Kôr en esta época se menciona en los esbozos, pero sólo en relación con la llegada de Eärendel allí, encontrándola vacía; yo comenté (II. 326) que «se da a entender que Kôr estaba vacía porque los Elfos de Valinor se habían marchado hacia las Grandes Tierras», y ahora se ve que era cierto.
Ahora el relato de E se centra en Tuor. La afirmación de que envejeció en las desembocaduras del Sirion —afirmación que fue tachada— se remonta a los viejos esquemas. Ahora su nave es Eärámë, sin traducir; antes era Alqarámë «Ala de Cisne», mientras que Eärámë era la nave anterior de Eärendel, traducido «Ala de Águila», que zozobró. [85] En El Silmarillion la nave de Tuor es Eärámë, como en E, con el significado de «Ala del Mar».
En E, Idril se marcha en compañía de Tuor. Esto es distinto de los esquemas originales, donde Tuor parte solo, e Idril «lo ve demasiado tarde», «se lamenta» y después «desaparece». Pero en el esbozo C parece que lo encontró, pues «Algunos dicen que Tuor e Idril navegan ahora en el Ala de Cisne y al amanecer y al atardecer se los puede ver pasar rápidamente impulsados por el viento».
En E, la historia anterior de la construcción del barco de Eärendel y los naufragios en el Fiordo de la Sirena y en Falasquil, se han abandonado aparentemente por completo, y Wingelot es su primer y único barco; pero permanece el motivo de que Eärendel desea buscar a su padre, mientras que Ylmir le ordena que navegue rumbo a Valinor (esto último se tachó luego). Sus aventuras en Wingelot se mencionan en E, pero no hay ninguna otra indicación, salvo por la muerte de Ungoliant «en el Sur»; no hay mención del Durmiente de la Torre de Perlas. En C el largo viaje de Eärendel con la compañía de Voronwë que, finalmente, los llevó a Kôr, incluía un encuentro con Ungweliantë, aunque después de su viaje al sur: «Son arrastrados hacia el oeste. Ungweliantë. Islas Mágicas. Isla del Crepúsculo. El gong de Corazoncito despierta al Durmiente de la Torre de Perlas». En otro esbozo Eärendel encuentra a Wirilómë (Tejedora de Tinieblas) en el Sur (II. 332). En la narración de E no llega en este gran viaje a Kôr, aunque desde allí, como en B y C, regresa a «Aguas del Sirion» (el delta) y encuentra allí las viviendas desoladas. Ahora, sin embargo, se introduce el motivo del último y desesperado intento de los Fëanorianos de recuperar el Silmaril de Beren y Lúthien, su descenso a los Puertos del Sirion y su destrucción. Así pues, el ataque a los Puertos ha permanecido, pero ya no es obra de Melko (véase II. 328) y se introduce en la historia del Juramento de Fëanor. En la primera versión de E sólo Maidros sobrevivió, pero se añadió a Maglor. (En § 14, tal como está escrito, todos los Hijos de Fëanor a excepción de Maglor fueron muertos en el ataque a Dior, aunque este pasaje se tachó después. En El Silmarillion, Celegorm, Curufin y Caranthir murieron entonces, y Amrod y Amras (nombres posteriores de Damrod y Díriel) fueron muertos en el ataque a los Puertos del Sirion, de modo que sólo sobrevivieron Maidros y Maglor.)
En los viejos esbozos Elwing fue tomada prisionera (como ha de deducirse, por Melko); no existe mención de su liberación del cautiverio, y aparece más tarde cuando se alude al hundimiento de su barco (rumbo a Tol Eressëa) y a la pérdida del Nauglafring; después de esto se convierte en un ave marina que busca a Eärendel. Eärendel, al regresar de su largo viaje y encontrar las moradas de la desembocadura [86] del Sirion saqueadas, va con Voronwë a las ruinas de Gondolin, y en una nota aislada (II. 335, XV) «llega incluso a las desoladas Moradas de Hierro en busca de Elwing».
En la nueva historia de E, según la cual Elwing se arroja al mar y arroja al Nauglafring, ha desaparecido todo lo anterior, excepto que todavía se convierte en un ave marina (así la transforma Ulmo) y vuela a buscar a Eärendel por todas las costas del mundo. Los primeros esbozos discrepan a continuación: en C se dice que Eärendel vivió en la Isla de las Aves Marinas esperando que Elwing se presentara ante él, «pero ella lo busca entre gemidos a lo largo de las costas»; sin embargo «encontrará a Elwing en la Partida», mientras que en el breve esbozo E (II. 331) ella se presenta ante él en la Isla de las Aves Marinas convertida en gaviota. En cambio, en E de Elwing sólo se dice que Eärendel la busca cuando vuelve a navegar, hasta que reaparece al final (§ 19) y es devuelta a Eärendel.
La introducción de Elrond en E tiene gran interés. Todavía no tiene un hermano; y es salvado por Maidros (en El Silmarillion, p. 337, Maglor salvó a Elrond y a Elros). Cuando los Elfos regresan al Oeste él elige quedarse «en la tierra», siendo «competido por su mitad mortal». Resulta muy notable que aunque la idea de una elección del destino del Medio Elfo está ya presente, toma una forma curiosamente distinta de la que iba a cobrar luego, y que fue de gran importancia en El Señor de los Anillos; pues después Elrond, a diferencia de su hermano Elros Tar-Minyatur, eligió seguir siendo un Elfo. No obstante, su elección posterior deriva en parte de la primera concepción, pues también eligió no ir al Oeste. En E, elegir su «mitad elfa» parece haber significado elegir el Oeste; luego, significó elegir la inmortalidad Élfica.
Eärendel se entera por Bronweg de lo que había sucedido en las Desembocaduras del Sirion (anteriormente fue Corazoncito, hijo de Bronweg, quien sobrevivió al saqueo de los puertos, II. 350, nota 5), y con Bronweg vuelve a navegar en Wingelot y llega a Kôr, que encuentra desierta, y sus vestiduras quedan impregnadas del polvo de diamantes; sin atreverse a adentrarse más en Valinor, construye una torre en una isla de los mares del norte, «en la que todas las aves marinas del mundo buscan reparo». Bronweg no se menciona más. Casi todo esto, excepto la afirmación de que Eärendel no se atreve a adentrarse más en Valinor, se remonta al esbozo C. La torre de la Isla de las Aves Marinas, que sobrevive en El Silmarillion (p. 341), se menciona en una nota aislada sobre la historia de Eärendel (II. 336, XVII).
En los primeros esbozos Eärendel emprende su último viaje. En B, que aquí es muy breve, su partida a la Isla de las Aves Marinas va seguida de «su viaje al firmamento». En C, navega con Voronwë a las estancias de Mandos buscando noticias de Tuor, Idril y Elwing; «llega a [87] una valla en el margen del mundo y navega por los océanos del firmamento para contemplar la Tierra desde lo alto. El marino de la Luna lo persigue por su brillo y él atraviesa la Puerta de la Noche». Es el esbozo E (II. 331) «Elwing se presenta ante él convertida en gaviota. Parte rumbo al margen del mundo». En la antigua nota sobre el poema «La Llamada del Menestral» (II. 332) «parte una vez más rumbo al oeste, hacia el límite del mundo, mientras el Sol se oculta en el mar», y «parte rumbo al cielo»; y en el prefacio a «Las Costas de Faëry» (II. 333) él
se quedó durante mucho tiempo, ya de anciano, en la Isla de las Aves en las Aguas del Norte, antes de emprender su último viaje. Atravesó Taniquetil e incluso Valinor, y llegó en su barca hasta la valla que hay en el margen del mundo y se elevó en ella por los Océanos del Firmamento. Ningún hombre ha relatado jamás las aventuras que vivió allí, salvo que, perseguido por la redonda Luna, regresó a Valinor y, luego de subir a las torres de Kôr que se elevan sobre las rocas de Eglamar, contempló nuevamente los Océanos del Mundo.
El pasaje en E se diferencia de todos éstos en que el viaje de Eärendel por el cielo se consigue con la ayuda de las alas de las aves marinas, e introduce la idea de que es quemado por el Sol y acosado por la Luna. Yo sugerí (II. 329) que originalmente Eärendel se elevó al firmamento en su constante búsqueda de Elwing, lo que se confirma ahora.
La historia de E deja ahora a Eärendel, vagando por el cielo «como una estrella fugitiva», y se centra en la marcha de Fionwë y la Ultima Batalla (un término que se utiliza en E tanto para la Última Batalla en el documento mitológico, en la que las huestes de Valinor vencieron a Morgoth, como para la Última Batalla del mundo, mencionada en la profecía, cuando Morgoth regresará a través de la Puerta y Fionwë se enfrentará a él en las llanuras de Valinor). Casi todo esto aparece ahora en la mitología por primera vez; y casi todo de lo poco que sobrevive del primer período sobre el tema de la Marcha de los Elfos de Valinor (II. 353-355) ha desaparecido. No hay ninguna mención de Tulkas, de su batalla con Melko, de Noldorin, de la hostilidad de los Hombres; prácticamente el único punto en común es que después de vencer a Morgoth los Elfos se marchan al Oeste. En la vieja [88] historia los Silmarils no desempeñan ningún papel al final (cf. el apunte «¿Qué pasó con los Silmarils después de la captura de Melko?», II. 329); pero en este punto de E aparecen las líneas de una historia sobre su destino. Encontramos también la primera mención de la ruptura del mundo Noroccidental en la lucha por vencer a Morgoth; y (en adición al texto) aparece la cadena Angainor procedente de Los Cuentos Perdidos. (Angainor no se nombra en el pasaje anterior de E (§ 2) sobre el encadenamiento de Morgoth. Aparece (después) en la Balada de Leithian en una desconcertante referencia a «la cadena Angainor que antes de la Destrucción / será forjada para Morgoth por los dioses»; véase III. 238, 243.)
En la historia del destino de los Silmarils, Maglor le dice a Maidros que ya sólo quedan dos hijos de Fëanor, y dos Silmarils. ¿Implica esto que el Silmaril de Beren se perdió cuando Elwing se tiró al mar con el Nauglafring (a diferencia de la historia posterior)? La respuesta es, ciertamente, sí; de lo contrario, la historia de E resulta incomprensible. Así pues, cuando Maglor se arroja (cambiado por arroja las joyas) a un pozo ardiente, después de robar a Fionwë uno de los Silmarils de la Corona de Hierro, «desde entonces un Silmaril está en el mar, y uno en la tierra». El tercero era el Silmaril que permaneció en poder de Fionwë; y fue ése el que se colocó en la frente de Eärendel. Por lo tanto, encontramos una notable etapa de transición, en la que los Silmarils por fin han alcanzado una importancia primordial, pero el destino de cada uno no tiene aún la forma final; y la conclusión, vista como inevitable una vez alcanzada, de que fue el Silmaril recuperado por Beren y Lúthien el que se convirtió en la Estrella de la Tarde, no se ha alcanzado aún. En E, Eärendel se convierte en una estrella antes de recibir el Silmaril; pero originalmente, como he dicho (II. 337), «tampoco hay ninguna alusión a que los Valar consagraran su navío y lo llevaran al cielo ni a que su luz proviniera del Silmaril». A este respecto también E es una transición, pues al final aparece la historia posterior.
Los Elfos de las Tierras Exteriores (Grandes Tierras), después de la conquista de Morgoth, parten desde Lúthien (luego corregido por Leithien), descrito como «Bretaña o Inglaterra». Sobre las formas Luthany, Lúthien, Leithian, Leithien y los textos en las que aparecen véase III. 181-192. Resulta notable que en la primera versión de E, Lúthien es tanto el nombre de la hija de Thingol como el nombre de Inglaterra.
Más tarde se dice en E que los Elfos «desde entonces, siempre y de cuando en cuando, navegarán [desde Lúthien] y dejarán el mundo antes de marchitarse». «Los Gnomos y muchos de los Ilkorins y Teleri y Qendi repueblan la Isla Solitaria. Algunos regresan para vivir en las costas de Faëry y en Valinor, pero Côr y Tûn permanecen deshabitadas». [89] Parte de esto se puede relacionar con los viejos esbozos (véase II. 390-391), pero cuánto más se retuvo en mente después de «Los Elfos se retiran a Luthany» y «Muchos Elfos de Luthany cruzan el mar rumbo al oeste y se establecen en Tol Eressëa», no se puede determinar. Sin embargo, el hecho de que incluso esto se retuviera es muy instructivo. La peculiar relación de los Elfos con Inglaterra mantiene asidero en la articulación actual de la narrativa; lo mismo que la idea de que si se quedaban en «el mundo» desaparecerían (véase II. 412).
No se aclara por qué «Côr y Tûn» permanecieron deshabitadas, ya que algunos de los Elfos «regresan para vivir en las costas de Faëry y en Valinor». En la concepción original (cuya naturaleza he comentado, II. 355) a los Eldar de Valinor, cuando regresaron de las Grandes Tierras a las que habían ido en contra del deseo de los Valar, se les negó la entrada a Valinor y, desde entonces, se establecieron en Tol Eressëa, como «los Exiliados de Kôr» (aunque algunos al final sí regresaron, ya que Ingil, hijo de Inwë, según Meril-i-Turinqi (I. 160), «volvió hace mucho a Valinor y está con Manwë»). Pero en la historia tal como se cuenta en E la idea de que la Marcha de los Elfos fue contra el deseo de los Valar, y despertó su ira, se ha abandonado, y «los hijos de los Valar» conducen ahora a las huestes desde el Oeste; ¿por qué, entonces, no deberían los Elfos de Tûn regresar allí? Y en E tenemos la afirmación de que Tol Eressëa no fue repoblada sólo por Gnomos (y no se dice nada de su perdón) e Ilkorins, sino también por Qendi (= los posteriores Vanyar) y Teleri, Elfos que vinieron de Valinor para el ataque a Morgoth. No puedo explicar esto, y debo concluir que mi padre únicamente estaba transcribiendo los puntos principales de las ideas en desarrollo, dejando mucho sin escribir.
Encontramos aquí la idea de que los Dioses arrojaron a Morgoth por la Puerta de la Noche «hacia la oscuridad exterior que hay detrás de los Muros del Mundo»,[76] y la primera referencia a la huida de Thû (Sauron) en la Última Batalla. También hay una profecía concerniente a la batalla definitiva, cuando el mundo sea viejo y los Dioses estén débiles, y Morgoth regrese a través de la Puerta de la Noche; entonces Fionwë con Túrin a su lado se batirá con Morgoth en la llanura de Valinor, y Túrin lo matará con su espada negra. Se recuperarán los Silmarils, y se liberará su luz, se reencenderán los Arboles, se allanarán las Montañas de Valinor para que la luz llegué a todo el mundo, y Dioses y Elfos volverán a ser jóvenes. Creo que sería infructuoso indagar demasiado en esta resolución final del mal en el mundo. Referencias a ella han aparecido impresas en los Cuentos Inconclusos, p. 494, en los comentarios de Gandalf: «Manwë no descenderá de la Montaña hasta la Dagor Dagorath y la llegada del Fin, cuando Melkor retome», y en el poema aliterado que lo acompaña, «hasta [90] que llegue Dagor Dagorath y la Maldición». Las primeras referencias están probablemente en el esbozo C (II. 356), donde (cuando se corta el Pino de Belaurin) «Melko queda fuera del mundo, pero un día encontrará un camino de regreso y se iniciarán las violentas conmociones antes del Gran Final». En los Cuentos Perdidos hay muchas referencias al Gran Final, la mayoría de las cuales no nos interesa aquí; pero cerca de la conclusión del cuento de El Ocultamiento de Valinor se habla (I. 270) de «la gran predicción que se pronunció entre los Dioses cuando la Puerta de la Noche se abrió por primera vez»:
Porque se dijo que antes de que llegue el Gran Final, Melko se las compondrá de algún modo para provocar una disputa entre la Luna y el Sol, e Ilinsor intentará seguir a Urwendi a través de las Puertas y cuando se hayan ido, tanto la Puerta del Este como la del Oeste quedarán destruidas, y Urwendi e Ilinsor se habrán perdido. De este modo Fionwë Úrion, hijo de Manwë, por amor a Urwendi, será al final causa de la ruina de Morgoth, y destruirá al mundo por destruir a su enemigo, de modo que todas las cosas serán arrolladas.
(Cf. el esbozo C, II. 356: «Ira y tristeza de Fionwë [por la muerte de Urwendi]. Al final dará muerte a Melko».) No puedo decir si algo de esta profecía es la base de la idea del regreso último de Morgoth a través de la Puerta de la Noche. Al final de El Cuento de Turambar, tras el relato de la «deificación» de Túrin y Nienor, hay una profecía (II. 149-150) de que
Turambar luchará junto a Fionwë cuando llegue la Gran Destrucción, y Melko y sus dragones maldecirán eternamente a la espada de Mormakil.
Pero en E no se indica sobre cómo «el espíritu de Túrin» sobrevivirá para matar a Morgoth en la última batalla de la llanura de Valinor.
Que las Montañas de Valinor se allanarán para que la luz de los Árboles reencendidos llegue a todo el mundo, aparece también en los primeros textos; cf. el pasaje aislado en C (II. 361) donde se cuenta la profecía de los Elfos de la (segunda) Partida:
Se dará luz nuevamente a Laurelin y Silpion y, una vez destruido el muro de montañas, un suave resplandor cubrirá todo el mundo y se hará recobrar su brillo al Sol y la Luna. [91]
Pero esta profecía está relacionada con otras concepciones que claramente se habían abandonado.
Al final, con la ayuda del Silmaril, Elwing es encontrada y devuelta, pero no existe indicación de cómo se usó el Silmaril para este propósito. En esta narración, Elwing navega con Eärendel, quien porta el tercer Silmaril, y así navegará hasta que vea «la última batalla a punto de librarse en las llanuras de Valinor».
Sobre la otra reaparición del nombre Eriol al final mismo de E, véase II. 381.
No es mi intención relacionar aquí esta versión con la de la obra publicada, sino que concluiré este largo debate sobre las secciones finales 17-19 con un breve resumen. Como he dicho, E está extremadamente condensado, y es aquí donde resulta más difícil saber o adivinar qué parte del viejo material había suprimido mi padre y cuál estaba todavía presente «en potencia». Sin embargo, en cualquier caso, nada de la vieja capa ausente en E reaparecería jamás.
En esta versión, Eärendel aún no ha alcanzado su suprema función como el Mensajero que habló ante los Poderes en nombre de los Dos Linajes, aunque las aves de Gondolin han dejado de ser las portadoras de noticias a Valinor, y Ulmo se ha convertido en el único agente del ataque final a Morgoth desde el Oeste. Los viajes de Eärendel se han simplificado: ahora realiza el gran viaje —sin Voronwë— en Wingelot, en el que mata a Ungoliant, y el segundo viaje, con Voronwë, que le lleva a Kôr; y el abandono de Kôr (Tûn) todavía depende de la Marcha de los Eldar, que ya ha tenido lugar cuando llega allí. Consigue viajar al cielo gracias a las alas de las aves; y el Silmaril aún no tiene nada que ver con su conversión en una estrella, pues el Silmaril de Beren y de Lúthien se hundió con el Nauglafring en las Desembocaduras del Sirion. Sin embargo, los Silmarils por fin se vuelven centrales en los últimos actos del drama mitológico, y a diferencia de la historia posterior, sólo uno de los Silmarils que quedaron en la Corona de Hierro se lo lleva un hijo de Fëanor (Maglor); el segundo se lo dan los Dioses a Eärendel, y la historia posterior resulta visible al final de E, en el que su barco «se arrastra sobre Valinor hacia los Mares Exteriores» y se lanza a la Oscuridad Exterior, donde navega con el Silmaril en la frente, siempre vigilando a Morgoth.
La destrucción del pueblo de las Desembocaduras del Sirion se convierte ahora en el mal final del Juramento de Fëanor. Elrond aparece, con una notable referencia a la elección que se le ofrece como medio elfo. La llegada de las huestes del Oeste para vencer a Morgoth es ahora un acto de los Valar, y son conducidas por los Hijos de los Valar. Inglaterra, como Lúthien (Leithien), queda como la tierra de [92] la que los Elfos de las Grandes Tierras parten al final hacia Tol Eressëa; pero sospecho que prácticamente toda la muy compleja narrativa que yo intenté reconstruir (II. 390-391) ha desaparecido: Eärendel e Ing(wë) y la hostilidad de Ossë, el Ingwaiwar, las siete invasiones de Luthany.
Las ideas originales de la conclusión de los Días de los Eldar (Mélico trepando al Pino de Belaurin, la tala del Pino, la protección del cielo por Telimektar e Ingil (Orion y Sirius), II. 355-356) han desaparecido; en E, Morgoth es arrojado a través de la Puerta de la Noche, y Eärendel se convierte en su guardián y garantía de que no regresará hasta el Final. Y por último, y más importante para el futuro, Thû escapa de la Última Batalla cuando se vence a Morgoth, «y aún mora en lugares oscuros».