10 DE LOS HOMBRES Y LOS ENANOS

[316]

§122Ahora bien, con el tiempo la construcción de Nargothrond estuvo acabada, y Gondolin se había levantado en secreto. Pero en los días del Sitio de Angband los Gnomos tenían aún poca necesidad de lugares ocultos, y se extendieron por todas partes entre el Mar Occidental y las Montañas Azules en el Este. Se dice que treparon a las Eredlindon y miraron hacia el este con asombro, porque amplios y salvajes parecían los terrenos de la Tierra Media; pero no cruzaron las montañas, mientras duró Angband. En aquellos días la gente de Cranthir encontró por primera vez a los Enanos, que los Elfos Oscuros llamaban Naugrim; porque las principales moradas de esa raza se encontraban entonces en las montañas al este de Thargelion, la tierra de Cranthir, y estaban excavadas profundamente en las pendientes orientales de Eredlindon. Desde allí viajaban a menudo a Beleriand, y se los admitió a veces aun en Doriath. No había en aquel entonces enemistad entre Elfos y Enanos, pero tampoco mucho amor. Porque aunque los Enanos no servían a Morgoth, en algunas cosas eran más similares a su gente que a los Elfos.

§123Los Naugrim no eran de la raza álfica ni de especie mortal, ni tampoco de los engendros de Morgoth; y en aquellos días los Gnomos no sabían de dónde venían. [Pero[155] se dice entre los sabios de Valinor, de quienes lo hemos aprendido, que Aulë hizo a los Enanos cuando el mundo todavía estaba oscuro, pues anhelaba la llegada de los Hijos de Ilúvatar, y tener a quien enseñar su ciencia y sus artes, y fue incapaz de aguardar el cumplimiento de los designios de Ilúvatar. En consecuencia, los Enanos son como los Orcos en que proceden de la voluntad de uno de los Valar; pero no fueron hechos por mofa y malicia, ni engendrados con propósitos malignos. Pero su medida de pensamiento y ser proviene de sólo uno de los Poderes, mientras que los Elfos y los Hombres, independientemente de aquel de entre los Valar a quien prefieran, tienen afinidades con todos en cierto grado. Por tanto, las obras de los Enanos tienen gran habilidad, pero poca belleza, salvo cuando imitan las artes de los Eldar; y los Enanos regresan a la tierra y la piedra de las colinas de que fueron hechos.][156] [317]

§124Trabajaban con el hierro más que con el oro y la plata, y su arte principal era la forja de armas y mallas. Mucho ayudar ron a los Gnomos en la guerra contra los Orcos de Morgoth; pero se sostiene que no se habrían negado a forjar para Morgoth, si él hubiera precisado su trabajo, o hubiera estado dispuesto a comerciar con ellos. Porque la compra, la venta y el intercambio era su deleite, y la obtención de riquezas. Pero éstas las guardaban en vez de utilizarlas, y sólo las gastaban en el comercio. Eran bajos y desproporcionados de estatura, de brazos fuertes y piernas vigorosas, y tenían largas barbas. A sí mismos se daban el nombre de Khuzûd, pero los Gnomos los llamaron Neweg, los menguados, y a aquellos que moraban en Nogrod los llamaban Enfeng, los Barbiluengos, porque sus barbas barrían el suelo ante sus pies. En aquellos días sus ciudades principales eran Khazaddûm y Gabilgathol, que los Elfos de Beleriand llamaban, de acuerdo con su significado en la lengua de Doriath, Nogrod, la Mina de los Enanos, y Belegost, la Gran Fortaleza. Pero pocos de los Elfos, salvo Meglin de Gondolin, fueron allí, y los Enanos iban a traficar a Beleriand, e hicieron un gran camino que pasaba bajo las laderas del Monte Dolmed, y de allí seguía el curso del Ascar y cruzaba el Gelion en Sarn-athrad. Allí hubo batalla después, pero por entonces los Enanos poco molestaban a los Elfos, mientras duró el poder de los Gnomos.

§125Se cuenta que el primer encuentro de los Gnomos y los Enanos tuvo lugar en la tierra de Cranthir, sobre el tiempo en que Fingolfin destruyó a los Orcos en Drengist, ciento cincuenta y cinco años después de la travesía del Hielo, y ciento cinco antes de que Glómund, el Dragón, llegara por vez primera. [318] Tras su derrota hubo una larga paz, y duró casi doscientos años del Sol. En ese tiempo los padres de las casas de los Hombres de Beleriand, es decir, de los Amigos de los Elfos de antaño, nacieron en los espacios de la Tierra Media, al este de las montañas; Bëor el Vasallo, Haleth el Cazador y Hador el de los Cabellos Dorados.

§126Ahora bien, sucedió que cuando hubieron transcurrido unos cuatrocientos años desde la llegada de los Gnomos a Beleriand, Felagund viajó al este del Sirion y fue de caza con los hijos de Fëanor. Pero se separó de sus compañeros y entró en Ossiriand, y allí anduvo solo. Una noche encontró un valle al pie de las montañas occidentales de Eredlindon, y vio luces en el valle, y oyó a la distancia el sonido de una canción desconocida; y se sorprendió sobremanera, pues los Elfos Verdes de esa tierra no hacían fogatas ni cantaban en la noche. Y la lengua de la canción, que oyó al acercarse, no era la de los Eldar, ni la de los Elfos Oscuros ni de los Gnomos, ni era tampoco la de los Enanos. Por tanto temió que una incursión de Orcos hubiera eludido el sitio del Norte, pero advirtió que no era así. Porque espió el campamento bajo las colinas, y allí contempló una gente extraña. Altos eran, y fuertes, y hermosos de rostro, pero toscos y pobres de vestido.

§127Ahora bien, era ésta la gente de Bëor, poderoso guerrero entre los Hombres, cuyo hijo fue Barahir el valiente, que nació después en la tierra de los Gnomos. Fueron los primeros de los Hombres que viajando al oeste desde la lejana Hildórien cruzaron Eredlindon y llegaron a Beleriand. Después de Bëor llegó Haleth, padre de Hundor, y algo después llegó Hador el de Cabellos Dorados, cuyos hijos gozan de gran renombre en los cantos. Porque los hijos de Hador fueron Gumlin y Gundor, y los hijos de Gumlin fueron Húrin y Huor, y el hijo de Húrin fue Túrin, la ruina de Glómund, y el hijo de Huor fue Tuor, padre de Eärendel el bendito. Todos ellos quedaron atrapados en la red del destino de los Gnomos y llevaron a cabo grandes hazañas que los Elfos recuerdan todavía entre las hazañas de sus señores y reyes de antaño. Pero en ese entonces Haleth y Hador estaban todavía en las tierras salvajes al este de las montañas.

§128Felagund se acercó al campamento de Bëor y permaneció [319] oculto entre los árboles hasta que todos se quedaron dormidos. Entonces fue entre los hombres dormidos y se sentó junto al fuego mortecino donde nadie vigilaba; y tomó un arpa rústica que Bëor había dejado a un lado, y tocó en ella una música como nunca había escuchado oído mortal. Porque los Hombres no habían tenido hasta entonces maestros, salvo sólo los Elfos Oscuros en las tierras salvajes. Ahora los Hombres despertaron y escucharon a Felagund que tocaba el arpa y cantaba; y se maravillaron, porque había sabiduría en la canción además de belleza, de modo que el corazón que escuchaba se volvía más sabio. Así fue como los Hombres llamaron al Rey Felagund, el primero que conocieron de todos los Noldor, Gnome o Sabiduría;[157] y por él llamaron a su raza los Sabios, que nosotros llamamos Gnomos. En un principio creyeron que Felagund era uno de los Dioses, de quienes habían oído rumores de que vivían lejos en el Oeste. Pero Felagund les enseñó los verdaderos conocimientos, y ellos lo amaron y se convirtieron en sus seguidores; y así Bëor el Vasallo recibió su nombre entre los Gnomos.

§129Bëor estuvo al servicio de Felagund mientras vivió; y Barahir, su hijo, sirvió también a los hijos de Finrod, pero vivió sobre todo en las fronteras septentrionales con Angrod y Egnor. Los hijos de Hador eran aliados de la casa de Fingolfin, y el señorío de Gumlin estaba en Hithlum; y allí moró después su hijo Húrin, cuya esposa era Morwen, de la casa de Bëor. Se la llamaba Eledhwen, el Resplandor Élfico, porque su belleza era similar a la belleza de las hijas de los Eldalië. Pero Haleth y su pueblo no sirvieron a nadie y habitaron en los bosques de los confines de Doriath, en el bosque llamado Brethil.

§130En aquel tiempo la fuerza de los Hombres se sumó a la de los Gnomos, y los pueblos de las tres casas medraron y se multiplicaron. La mayor era la casa de Hador, y la más amada de los Elfos. Su gente era en su mayor parte de cabellos amarillos [320] y ojos azules; pero Túrin, cuya madre era Morwen, de la casa de Bëor, tenía cabellos oscuros. Eran de mayor estatura y fuerza corporal que los Elfos; rápidos para el enfado y la risa, fieros en la batalla, generosos con los amigos, rápidos en las decisiones y en fidelidad, jóvenes de corazón, los Hijos de Ilúvatar en la juventud de la humanidad. Semejantes a ellos era el pueblo de los bosques de Haleth, pero no tan altos; tenían las espaldas más anchas y las piernas más cortas y lentas. Menos ardiente era su espíritu; más lento pero más profundo el movimiento de su mente; utilizaban menos palabras, porque se deleitaban en el silencio, y erraban por los bosques verdes mientras la maravilla del mundo era una novedad para ellos. Pero el pueblo de Bëor era de cabellos oscuros o castaños; los ojos eran azules, y los rostros, hermosos de contemplar; tenían formas armoniosas, pero robustas y resistentes. No superaban en estatura a los Elfos de aquellos días, y ellos eran los más similares a los Gnomos; porque eran ansiosos de mente, de manos astutas, rápidos de entendimiento, de memoria larga. Pero tenían corta vida, y triste era su destino, y su alegría se confundía con el dolor.

§131Bëor murió con apenas ochenta años, y cincuenta de ellos al servicio de Felagund; y se dice que cuando yació muerto, no de herida ni pena, sino vencido por la edad, los Elfos vieron por primera vez la muerte de cansancio, y se lamentaron por el breve tiempo concedido a la humanidad. No obstante, aquellos Hombres de antaño, de razas jóvenes y ansiosas, aprendieron rápidamente de los Elfos todos los conocimientos y artes que quisieron enseñarles; y en habilidad y sabiduría dejaron muy atrás a todos los otros miembros de su linaje, que moraban todavía al este de las montañas y no conocieron a los Eldar del Oeste antes de que la ruina cayera sobre Beleriand.