6 DEL SOL Y LA LUNA
Y EL OCULTAMIENTO DE VALINOR

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§74Cuando los Dioses supieron que los Noldor habían huido, y habían regresado por último a la Tierra Media, despertaron de su dolor y celebraron consejo para remediar las heridas del mundo. Y Manwë le pidió a Yavanna que utilizara todo su poder de crecimiento y curación; y ella aplicó todo su poder en los Arboles, pero de nada valió para curar las mortales heridas. No obstante, mientras los Valar escuchaban su canto en las tinieblas, Silpion consiguió por fin en una rama sin hojas una gran flor de plata, y Laurelin una única fruta dorada. A éstas recogió Yavanna, y entonces los Arboles murieron, y los troncos sin vida se levantan todavía en Valinor, en recuerdo de una alegría desaparecida. Pero la flor y la fruta las dio Yavanna a Aulë, y Manwë las consagró, y Aulë y su pueblo construyeron las naves que las llevarían y preservarían su esplendor, como se cuenta en la canción del Sol y la Luna. Los Dioses dieron esas naves a Varda para que se convirtieran en lámparas del cielo, sobrepasando a las antiguas estrellas; y ella les otorgó el poder de atravesar la región de las estrellas, y dispuso que navegaran en cursos establecidos sobre la tierra. Estas cosas hicieron los Valar, recordando en el crepúsculo la oscuridad de las tierras exteriores, y resolvieron ahora iluminar la Tierra Media, y estorbar con luz las acciones de Melko; porque se acordaron de los Elfos Oscuros, y no abandonaron por completo a los Gnomos exiliados; y Manwë sabía que se acercaba la hora de los Hombres.

§75Isil la Refulgente llamaron los Dioses de antaño a la Luna en Valinor, y Úrin el Ardiente llamaron al Sol; pero los Eldar los llamaron Rana, la errante, la dadora de visiones, y Anar, el corazón de llama, que despierta y consume. Porque el Sol se erigió como signo del despertar de los Hombres y la declinación de los Elfos, pero la Luna alimenta su memoria. La doncella a quien los Valar eligieron de entre su propio pueblo para guiar el barco del Sol se llamaba Arien; y el joven que gobernaba la isla flotante de la Luna era Tilion.[147] En los días de los Arboles, Arien había cuidado las flores doradas en los jardines de Vana y las había regado con el refulgente rocío de Laurelin. Tilion era un joven cazador de la compañía de Oromë, y tenía [279] un arco de plata. Amaba a Arien, pero ella era un espíritu más sagrado de gran poder, y deseaba ser siempre virgen y estar sola; y Tilion la perseguía en vano. Tilion abandonó entonces los bosques de Oromë, y moró en los jardines de Lórien, sonando sentado junto a los estanques iluminados por la luz estremecida de Silpion.

§76Rana fue la primera que hicieron y prepararon, y la primera en levantarse en la región de las estrellas, y la primogénita de las luces, como lo había sido Silpion de los Arboles. Entonces, por un tiempo, el mundo tuvo luz lunar, y muchas cosas se agitaron y despertaron que habían estado aguardando largamente en la oscuridad; pero muchas de las estrellas huyeron asustadas, y Tilion el arquero se desvió de su camino para perseguirlas; y algunas se arrojaron al abismo y buscaron refugio en las raíces de la tierra. Los siervos de Melko estaban asombrados; y se dice que cuando la luna se alzó por primera vez, Fingolfin puso pie en las tierras septentrionales, y las sombras de su hueste eran largas y negras. Tilion había atravesado el cielo siete veces, y se encontraba así en el Este más extremo, cuando la barca de Arien estuvo dispuesta. Entonces Anar se levantó glorioso, y la nieve sobre las montañas brilló con fuego, y se oyó el sonido de muchas cataratas; pero los siervos de Melko huyeron a Angband y se encogieron de miedo, y Fingolfin desplegó sus estandartes.

§77Ahora bien, Varda dispuso que las dos barcas navegaran por el cielo siempre en las alturas, pero no juntas; cada una iría de Valinor hacia el Este y regresaría, partiendo una del Oeste mientras la otra volvía del Este. Así pues, los primeros días se midieron de acuerdo con el modo de los Arboles desde la mezcla de las luces cuando Arien y Tilion pasaban por encima del centro de la tierra. Pero Tilion era inconstante y de marcha incierta y no se atenía al curso designado; y a veces intentaba esperar a Arien, a quien amaba, aunque la llama de Anar marchitaba el resplandor de la flor de Silpion, si se acercaba demasiado, y la barca se quemaba y oscurecía. Por tanto, por cansa de Tilion y más todavía por los ruegos de Lórien y Nienna, que dijeron que toda la noche, el sueño y el descanso habían quedado [280] eliminados de la tierra, y que las estrellas estaban ocultas, Varda cambió de decisión y reservó un tiempo para que en el mundo hubiera todavía sombra y media luz. El Sol descansó por tanto un rato en Valinor, yaciendo sobre el seno fresco del Mar Exterior; y el Atardecer, la hora de la caída y el descanso del Sol, es la de más luz y alegría en Valinor. Pero el Sol no tarda en ser arrastrado hasta Vaiya por los siervos de Ulmo, y arrastrado de prisa hacia el Este, y allí se eleva al cielo otra vez, por temor de que la noche sea larga en exceso y el mal se fortalezca. Pero las aguas de Vaiya se hacen cálidas y resplandecen con fuegos de colores, y Valinor tiene luz por un rato después de la partida de Arien; pero mientras viaja bajo la Tierra y se acerca al Este, el resplandor mengua y Valinor se oscurece, y los Dioses se lamentan entonces como nunca por la muerte de Laurelin. Al amanecer, las sombras de las montañas de defensa se extienden pesadas sobre la tierra de los Valar.

§78Varda ordenó a la Luna que sólo se levantara después de que el Sol hubiera dejado el cielo, pero Tilion avanza con paso incierto, y sigue persiguiendo a Arien, de modo que con frecuencia están juntos en el cielo, y todavía a veces se acerca a ella, y hay oscuridad en medio del día. Pero Tilion rara vez se demora en Valinor, pues prefiere las grandes tierras; y pasa rápidamente sobre la tierra occidental, por Arvalin o Eruman o Valinor, y se sumerge en el abismo entre las orillas de la tierra y el Mar Exterior, y prosigue su camino solo entre las grutas y cavernas de la tierra. Allí a menudo yerra largo tiempo, y las estrellas que allí se ocultan huyen ante él al aire superior. Pero sucede a veces que llega a Valinor cuando el Sol todavía está allí, y desciende y se reúne con su amada, porque dejan las barcas por un tiempo; entonces hay gran alegría, y Valinor se llena de plata y oro, y los Dioses ríen recordando la mezcla de las luces de antaño, cuando Laurelin florecía y Silpion estaba en brote.

§79Todavía, por tanto, la luz de Valinor es más abundante y hermosa que en la Tierra Media; ya que el Sol descansa allí, y en esa región las luces del cielo se acercan a la Tierra; además, los Valar almacenaban el resplandor del Sol en muchas vasijas, y en tinas y estanques para consolarse en tiempos de oscuridad. Pero la luz no es la luz que venía de los Árboles antes que los tocaran los venenosos labios de Ungoliantë. Esa luz vive ahora [281] sólo en los Silmarils. Los Dioses y los Elfos, por tanto, aguardan aún un tiempo en que sea posible volver a encender el Primer Sol y la Primera Luna, que son los Árboles, y regresen la antigua gloría y alegría. Ulmo predijo para ellos que sólo pasaría con la ayuda, por débil que pueda parecer, de la segunda raza de la tierra, los Hijos Menores de Ilúvatar. Pero sólo Manwë escuchó sus palabras en ese momento; porque los Valar aún estaban enojados por la ingratitud de los Noldor y la cruel matanza del Puerto de los Cisnes. Además, todos excepto Tulkas tuvieron duda un tiempo, temiendo el poder y la astucia de Morgoth. Por tanto en ese tiempo fortificaron Valinor de nuevo, y sometieron a una vigilancia insomne los muros de las montañas, que ahora levantaron al este, al norte y al sur hasta una altura escarpada y terrible. Las laderas exteriores eran desnudas y lisas, sin saliente ni asidero para el pie, salvo sólo para los pájaros, y caían en precipicios de caras duras como vidrio; las cumbres estaban coronadas de hielo. No había paso que las atravesara, salvo sólo el Kalakilya, donde se erguía el montículo de Kôr. Este no lo cerraron los Valar debido a los Eldar que les eran todavía fieles; pues toda la raza élfica ha de respirar a veces el aire exterior de la Tierra Media, y no podían apartar por completo a los Teleri de sus parientes. Pero dispusieron que los Eldar guardaran el paso sin cese: la flota de los Teleri ocupaba la costa, el resto de los Gnomos moró siempre en la profunda grieta de las montañas, y sobre la llanura de Valmar, donde el paso entra en Valinor, los Lindar acampaban como centinelas, de modo que ni pájaro ni bestia, ni elfo ni hombre, ni ninguna otra criatura que viviera en la Tierra Media podía romper esa alianza.

§80En ese tiempo, que los cantos llaman el Ocultamiento de Valinor, se levantaron las Islas Encantadas, y se llenaron de sombras y confusión, y todos los mares de alrededor estaban colmados de sombras; y estas islas se ensartaron por los Mares Sombríos desde el norte hasta el sur, antes de que quien navegue hacia el oeste llegue a Tol Eressëa, la Isla Solitaria; y difícilmente puede pasar un barco entre ellas en las tinieblas o abrirse paso hasta la Bahía del Hogar de los Elfos. Porque un gran cansancio gana los marineros en esa región, y abominan el Mar, pero todo el que pone pie en las islas queda allí atrapado en un sueño [282] interminable. Así fue que muchos emisarios de los Gnomos en días posteriores nunca llegaron a Valinor; excepto uno, el más poderoso marinero de los cantos e historias.