3 (a) DE LA LLEGADA DE LOS ELFOS

[En el manuscrito de QS el tercer capítulo («De la llegada de los Elfos») contiene los Capítulos 3 y 4 («De Thingol y Melian»), y 5 («De Eldamar y los Príncipes de los Eldalië») de la obra publicada, aunque con un subtítulo, «Thingol». En el texto mecanografiado hay dos espacios en blanco y subtítulos, «De Thingol» y «De Kôr y Alqualondë» (que pasó a ser «De Eldamar y los Príncipes de los Eldalië»), pero car recen de números de capítulo; el texto mecanografiado llega a su fin después de «De Kôr y Alqualondë». Conviene tratar aquí las tres partes como capítulos separados, numerándolas 3 (a), 3 (b) y 3 (c).]

§18Durante todo este tiempo, desde que Morgoth derribara las lámparas, la Tierra Media al este de las Montañas de Valinor estuvo sin luz. Mientras las Lámparas habían brillado, se inició un crecimiento allí que ahora se había interrumpido, porque todo se hizo otra vez oscuro. Pero las más antiguas criaturas vivientes habían aparecido ya: en los mares las grandes algas, y en la tierra la sombra de grandes árboles. Y bajo los árboles caminaban pequeños seres, débiles y silenciosos, y en los valles de las colinas que la noche vestía había oscuras criaturas, antiguas y vigorosas. En esas tierras y bosques cazaba a menudo Oromë; y allí también iba a veces Yavanna, cantando tristemente; pues se afligía por la oscuridad de la Tierra Media y le apenaba que hubiera sido abandonada. Pero los otros Valar iban rara vez allí; [246] y en el Norte Morgoth construyó una fortaleza, y reunió a sus demonios. Éstas fueron las primeras criaturas que él creó: sus corazones eran de fuego y tenían látigos de llama. Balrogs los llamaron los Gnomos en días posteriores. Pero en ese tiempo Morgoth creó muchos otros monstruos de distintas formas y especies que durante mucho tiempo perturbaron el mundo; pero no creó a los Orcos hasta después de observar a los Elfos, y los hizo por mofe de los Hijos de Ilúvatar. El reino de Melkor fue extendiéndose hacia el sur por sobre la Tierra Media.

§19Varda contempló la oscuridad y se sintió conmovida. Por tanto recogió el rocío plateado que caía de Silpion y se guardaba en Valinor, y con él hizo las estrellas. Y por esa razón se la llama Tintallë, la Iluminadora de Estrellas, y Elentári, Reina de las Estrellas. Varda sembró los cielos sin luz con las brillantes vasijas, llenas de llama de plata; pero alta en el Norte, como reto a Morgoth, echó a girar la corona de siete poderosas estrellas, el emblema de los Dioses y signo de los hados. Muchos nombres han recibido estas estrellas; pero en el Norte, en los días de antaño, los Hombres las llamaron la Pipa Ardiente, y algunos la Hoz de los Dioses.

§20Se dice que al brillo de las primeras estrellas despertaron los hijos de la tierra, los Hijos Mayores de Ilúvatar. A sí mismos se llamaron los Quendi, y nosotros los llamamos Elfos; pero Oromë los llamó Eldar, Pueblo de las Estrellas, y desde entonces ese nombre lo llevaron todos los que siguieron a Oromë por el camino del oeste. En el principio eran más fuertes y más grandes de lo que fueron luego; pero no más hermosos, porque aunque la belleza de los Quendi en los días jóvenes sobrepasaba a todo lo creado por Ilúvatar, no se ha desvanecido, sino que vive en el Oeste, y el dolor y la sabiduría la han acrecentado. Y cuando Oromë contempló a los Elfos se llenó de amor y de asombro; porque su llegada no aparecía en la Música de los Ainur, y estaba oculta en el pensamiento secreto de Ilúvatar. Pero Oromë encontró a los Quendi por azar en sus viajes, cuando aún moraban en silencio junto al lago iluminado por las estrellas, Kuiviénen, Agua del Despertar, en el Este de la Tierra Media. Durante un tiempo vivió con ellos y les enseñó la lengua de los Dioses, a partir de la cual hicieron después la hermosa lengua álfica, que era dulce a los oídos de los Valar. Entonces Oromë cabalgó de prisa por tierra [247] y mar a Valinor, colmado con el pensamiento de la belleza de los Elfos, y llevó la nueva a Valmar. Y los Dioses se asombraron, todos salvo Manwë, que conocía el pensamiento secreto de Ilúvatar en todos los asuntos que atañen a este mundo. Manwë estuvo pensando largo tiempo, y al cabo les habló a los Valar, revelándoles la mente del Padre; y les pidió que regresaran ahora a su deber, que era gobernar el mundo para los Hijos de Ilúvatar, cuando aparecieran, cada linaje en la hora señalada.

§21Así pues, sucedió que tras un largo consejo los Dioses decidieron atacar la fortaleza de Morgoth en el Norte.[141] Nunca olvidó Morgoth que los Elfos fueron la causa de su caída. No obstante, los Elfos no tuvieron parte en ella, y poco saben de la cabalgata del poder del Oeste contra el Norte al principio de sus días, y de la guerra y el tumulto de la primera Batalla de los Dioses. En aquellos días la forma de la Tierra Media cambió y se rompió, y los mares se movieron. Tulkas fue el que al final luchó con Morgoth y lo derrotó, y lo ató con la cadena Angainor, y lo llevó cautivo; y el mundo tuvo paz durante una larga edad. Pero la fortaleza de Morgoth tenía muchas bóvedas poderosas y cavernas ocultas con malicioso artificio muy por debajo de la tierra, y los Dioses no las destruyeron todas, y muchas criaturas malignas quedaron allí; y otras se dispersaron y huyeron a la oscuridad, y erraron por los sitios baldíos del mundo.

§22Los Dioses condujeron a Morgoth de regreso a Valinor amarrado de pies y manos y con los ojos vendados, y fue arrojado a prisión en las estancias de Mandos, de donde nadie ha huido jamás, ni Vaia, ni Elfo, ni Hombre mortal, salvo porla voluntad de Mandos y Manwë. Vastas son esas estancias, y fuertes, y se alzan en el Norte de Valinor.

§23Entonces los Dioses convocaron a los Quendi, el pueblo de los Elfos, a Valinor; porque los Valar se sentían enamorados de su belleza, y temían por ellos abandonados a los peligros del mundo entre los engaños del crepúsculo estelar; pero los Dioses retuvieron aún la luz viviente en Valinor. En esto muchos han visto la causa de muchos daños que vinieron después, y sostienen que los Valar se equivocaron y se apartaron del propósito de Ilúvatar, aunque con buena intención. Pero ése era el destino [248] del Mundo, que al final no puede ser contrario al propósito de Ilúvatar. No obstante, los Elfos en un principio no estuvieron dispuestos a escuchar el llamamiento; por tanto, les fue enviado Oromë, y éste escogió entre ellos tres embajadores y los llevó a Valmar. Fueron Ingwë, Finwë y Elwë, que más tarde llegaron a reyes de los Tres Linajes de los Eldar; y una vez allí se sintieron sobrecogidos por la gloria y majestad de los Valar, y desearon la luz y el esplendor de Valinor. Por tanto volvieron y aconsejaron a los Elfos que se trasladaran al Oeste, y la mayoría de la gente escuchó su consejo. Esto lo hicieron de libre voluntad, y sin embargo los movía el poder de los Dioses, antes de que su propia sabiduría se desarrollara por completo. Los Elfos que obedecieron el llamamiento y siguieron a los tres príncipes son llamados los Eldar, el nombre que les dio Oromë; pues él los guio y al fin los condujo hasta Valinor (salvo a algunos que se perdieron en el camino). Pero muchos prefirieron la luz de las estrellas y los amplios espacios de la Tierra Media al rumor de la gloria de los Arboles, y se quedaron atrás; y éstos son llamados los Avari, los Renuentes.

§24Los Eldar prepararon ahora una gran marcha desde su primer hogar en el Este. Cuando todo estuvo pronto, Oromë cabalgó al frente en su caballo blanco con herraduras de oro; y detrás de él los Eldalië se dividían en tres huestes.

§25La primera en ponerse en marcha era conducida por Ingwë, el más ilustre de los señores de toda la raza élfica. Entró en Valinor y se sienta a los pies de los Poderes, y todos los Elfos reverencian su nombre; pero nunca regresó a la Tierra Media, ni volvió a mirarla. Los Lindar eran su gente, los más hermosos de los Quendi; son los Altos Elfos, y los bienamados de Manwë y Varda, y pocos de los Hombres han hablado con ellos.

§26Luego llegaron los Noldor. Gnomos podemos llamarlos, un nombre de sabiduría; son los Elfos Profundos, y los amigos de Aulë. Su señor era Finwë, el más sabio de todos los hijos del mundo. Su linaje es renombrado en las canciones, y de ellos estas historias tienen mucho que contar, pues lucharon y se afanaron duramente y durante largo tiempo en las Tierras Septentrionales de antaño.

§27Los terceros llegaron los Teleri, porque se demoraron, y no fueron unánimes en la decisión de abandonar la penumbra; son los Elfos del Mar, y en Valinor se los llamó después los [249] Soloneldi, porque hacían música junto a la rompiente de las olas. Elwë era su señor, y tenía los cabellos largos y blancos.

§28Los últimos de los Noldor abandonaron la hueste de Finwë, arrepintiéndose del viaje, y se volvieron al sur y viajaron mucho, y se convirtieron en un pueblo aparte, disanto de sus parientes. No se cuentan entre los Eldar, ni tampoco entre los Avari. Pereldar los llaman en la lengua de los Elfos de Valinor, que significa Medio Eldar. Pero en su propia lengua se llamaban Danas, porque el nombre de su primer caudillo era Dân. Su hijo fue Denethor, quien por fin los condujo a Beleriand antes de levantarse la Luna.

§29Y muchos otros de los Eldar que emprendieron la marcha se perdieron en el largo camino, y erraron en los bosques y las montañas del mundo, y nunca llegaron a Valinor ni vieron la luz de los Dos Arboles. Por tanto son llamados los Lembi, es decir, los que no se fueron. Y los Lembi y los Pereldar también son llamados Ilkorindi, porque aunque emprendieron la marcha nunca moraron en Kôr, la ciudad que los Elfos construyeron después en la tierra de los Dioses; no obstante, sus corazones siempre estuvieron vueltos al Oeste. Pero a los Ilkorindi y a los Avari se los llama Elfos Oscuros, porque nunca contemplaron la luz de los Dos Arboles antes de que se apagara; mientras que a los Lindar, los Noldor y los Teleri se los llama los Elfos de la Luz, y recuerdan la luz que ya no está.[142] [250]

§30Los Lembi eran en su mayor parte de la raza de los Teleri, y los principales eran los Elfos de Beleriand, en el Oeste de la Tierra Media. El más renombrado de entre ellos fue el elfo que primero se llamaba Sindo, el Gris, hermano de Elwë, pero que ahora es llamado Thingol en la lengua de Doriath.