2 DE VALINOR Y LOS DOS ÁRBOLES

§11En el principio del Reino de Arda los Valar descubrieron que el Mundo estaba oscuro, y que la luz estaba dispersa por los aires, las tierras y los mares. Por tanto construyeron dos [242] Lámparas poderosas para iluminar el Mundo, y las colocaron sobre altos pilares, en el Norte y el Sur de la Tierra Media. Pero la mayoría de los Valar moraban en una isla de los mares, mientras se ocupaban en sus primeros trabajos en el ordenamiento del Mundo. Y Melko luchó con ellos, y les hizo la guerra. Derribó las Lámparas, y en la confusión de la oscuridad levantó los mares contra la isla de los Valar.

§12Los Dioses se trasladaron entonces al Oeste, donde se erguían sus sitiales; pero Morgoth escapó de la cólera de ellos, y en el Norte construyó una fortaleza, y excavó grandes cavernas bajo el suelo.[139] En ese entonces los Valar no pudieron derrotarlo o tomarlo prisionero. Por tanto hicieron su hogar en el más apartado Oeste, y lo fortificaron; y construyeron muchos palacios en la tierra sobre los bordes del Mundo llamada Valinor. De este lado está limitada por el Gran Mar, y en el lado más alejado por el Mar Exterior, que los Elfos llaman Vaiya; y más allá los Muros del Mundo contienen el Vacío y la Oscuridad Primigenia. Al este de las orillas del mar interior los Valar levantaron las montañas de Valinor, las más altas de la tierra.

§13En aquella tierra reunieron los Valar toda la luz y todas las cosas hermosas, y allí se encuentran sus casas, jardines y torres. En el centro de la llanura más allá de las montañas estaba la ciudad de los Dioses, Valmar la hermosa de las muchas campanas. Pero Manwë y Varda tenían palacios en la más alta de las montañas de Valinor, desde donde podían ver a través de la Tierra hasta los confines más extremos del Este. Taniquetil llaman los Elfos a la montaña sagrada, y Oiolossë Blancura Sempiterna, Elerína Coronada de Estrellas, y muchos otros nombres. Pero los Gnomos la mencionaban en su lengua posterior como Amon Uilos; y en la lengua de esta isla antaño su nombre era Tindbrenting, entre los pocos que la han divisado en la distancia.

§14En Valinor, Yavanna consagró la tierra con cantos poderosos, y Nienna la regó con lágrimas. En esa ocasión los Dioses estaban todos reunidos, sentados en silencio en los tronos del consejo en el Anillo del Juicio, cerca de los portones dorados de Valmar la Bendita; y Yavanna Palúrien cantó delante de ellos, que la observaban. [243]

§15Del suelo nacieron dos esbeltos brotes; y el silencio cubría el mundo entero a esa hora y no se oía ningún otro sonido que el canto bajo de Palúrien. Bajo su canto se alzaron y crecieron dos hermosos árboles. De todas las obras de los Dioses fueron la de más renombre, y en tomo a su destino se entretejen todas las historias de los Eldar. Uno tenía hojas de color verde oscuro que por debajo eran como plata resplandeciente; y tenía capullos blancos como los de los cerezos, de los que caía un rocío continuo de luz plateada, y la tierra de abajo se moteaba con las sombras oscuras y cimbreantes de las hojas, y el resplandor blanco y tembloroso de las flores. El otro tenía hojas de color verde tierno, como el haya recién brotada, con bordes de oro refulgente. Las flores amarillas se mecían en las ramas como las flores colgantes de los árboles que los Hombres llaman ahora Lluvia Dorada, y de ellas brotaba calor, y una gran luz.

§16Silpion se llamó el uno en Valinor, y Telperion y Ninquelótë, y muchos otros nombres en los cantos; pero los Gnomos lo llaman Galathilion. Laurelin se llamó el otro, y Kulúrien y Malinalda, y muchos otros nombres; pero los Gnomos la llaman Galadlóriel.[140]

§17En siete horas la gloria de cada árbol alcanzaba su plenitud y menguaba otra vez en nada; y cada cual despertaba una vez más a la vida una hora antes de que el otro dejara de brillar. Así en Valinor dos veces al día había una hora dulce de luz más suave, cuando los dos Arboles eran débiles y los rayos de oro y de plata se mezclaban. Silpion era el mayor de los Arboles y fue el primero en desarrollarse y florecer; y esa primera hora en que resplandeció solo, el fulgor blanco de un amanecer de plata, los Dioses no la incluyeron en el cómputo de las horas, sino que le dieron el nombre de Hora de Apertura, y a partir de ella [244] contaron las edades del reino de Valinor. Por tanto a la sexta hora del Primer Día, y en todos los días gozosos que siguieron hasta el Oscurecimiento, concluía el tiempo de floración de Silpion; y a la hora duodécima dejaba de florecer Laurelin. Y cada día de los Dioses en Valinor tenía, por tanto, doce horas, y terminaba con la segunda mezcla de las luces, en la que Laurelin menguaba, pero Silpion crecía.