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El bosquejo preliminar fue el predecesor inmediato del primer relato completo: el manuscrito antes descrito (p. 15), situado junto a El Camino Perdido. Éste fue seguido de otras versiones, y me referiré a la obra entera (para diferenciarla de la Akallabêth, en la que se transformaría después) con el nombre de La Caída de Númenor, abreviado «CN»; el primer texto no tiene título, pero lo llamaré «CN I».
CN I es tosco y apresurado, y está lleno de correcciones realizadas en el momento de la composición; también hay otras, en su mayor parte sin importancia, que se realizaron después y que apuntan a la segunda versión CN II. Doy el texto tal como fue escrito, sin la segunda capa de correcciones (excepto cuando consisten en pequeños cambios para clarificar el sentido). Tal como expliqué en el Prefacio, he introducido números de párrafo en los textos para facilitar las referencias y la comparación posteriores. Al final hay un comentario que sigue la numeración de los párrafos.
§1 En la Gran Batalla en que Fionwë, hijo de Manwë, derrotó a Morgoth y rescató a los Gnomos y a los Padres de los Hombres, muchos hombres mortales lucharon del lado de Morgoth. De ellos los que no fueron destruidos huyeron al Este y al Sur del Mundo, y los siervos de Morgoth que escaparon acudieron a su lado y los guiaron; y se volvieron malvados, y llevaron el mal a muchos lugares donde los hombres salvajes vivían errantes en las tierras vacías. Pero después de la victoria, cuando Morgoth y muchos de sus capitanes fueron atados y Morgoth arrojado de nuevo a la Oscuridad Exterior, los Dioses celebraron consejo. A los Elfos se los convocó a Valinor, como ya se ha contado, y muchos obedecieron, pero no todos. Pero los Padres de los Hombres, que habían servido a los Eldar y luchado contra Morgoth, recibieron una gran recompensa. Porque Fionwë, hijo de Manwë, fue entre ellos y los instruyó, y les dio sabiduría, poder y una vida más larga que la de cualquier otro pueblo del Segundo Linaje.
§2Y se hizo una gran tierra para que habitaran allí, que no era parte de la Tierra Media ni tampoco estaba por completo separada de ella. Ossë la levantó de las profundidades de Belegar, el Gran Mar, y Aulë la arraigó, y Yavanna la enriqueció. [21] Númenor se llamó, es decir, Oesternesse, y Andúnië o la Tierra de la Puesta de Sol, y la ciudad principal, en el punto medio de la costa occidental, se llamaba en los días de su poder Númar o Númenos; pero después de la caída en las leyendas se la llamó Atalantë, la Perdida.
§3Pues en Númenórë surgió un gran pueblo, en todo más semejante al Primer Linaje que ninguna otra de las razas de los Hombres, pero no tan hermosos y sabios como ellos, aunque más grandes en cuerpo. Y sobre todas las artes las gentes de Númenor preferían la construcción de barcos y la marinería, y se convirtieron en marineros como no volverán a verse jamás, desde la mengua del mundo. Llegaron desde Tol-eressëa, donde durante muchas edades tuvieron contacto y tratos con los Gnomos, hasta las costas de la Tierra Media, y navegaron por el Norte y el Sur, y atisbaron desde las altas proas las Puertas de la Mañana en el Este. Y aparecieron entre los hombres salvajes, y los colmaron de maravilla y también de temor. Porque muchos los consideraron Dioses o hijos de Dioses que venían del Oeste, y los hombres malvados les habían contado mentiras acerca de los Señores del Oeste. Pero los Númenóreanos no se demoraron largo tiempo en la Tierra Media, porque sus corazones siempre anhelaban el Oeste y la beatitud inmortal de Valinor. Y se sentían inquietos y los acosaba el deseo aun en la cumbre de su gloria.
§4Pero los Dioses les prohibieron navegar más allá de la Isla Solitaria, y no quisieron permitir que nadie, excepto los reyes (una vez en la vida y antes de la coronación) desembarcara en Valinor. Porque eran hombres mortales, y Manwë no tenía el poder ni el derecho de cambiar su destino. Así pues, aunque era gente de larga vida, ya que su tierra estaba más cerca que otras de Valinor y muchos contemplaron largo tiempo el resplandor de los Dioses que llegaba débilmente a Tol-eressëa, siguieron siendo mortales, aun los reyes, y su vida era breve a los ojos de los Eldar. Y murmuraron contra ese decreto. Y un gran descontento creció entre ellos; y los sabios perseguían sin pausa los secretos capaces de prolongar la vida, y enviaron espías para que los buscaran en Valinor. Y los Dioses se enojaron.
§5Y con el tiempo sucedió que Sûr (a quien los Gnomos llamaban Thû) llegó a Númenor con la apariencia de una gran [22] ave y predicó un mensaje de liberación, y profetizó la segunda venida de Morgoth. Pero Morgoth no llegó en persona, sino sólo en espíritu, como una sombra en la mente y el corazón, pues los Dioses lo encerraron más allá de los Muros del Mundo. Pero Sûr le habló a Angor, el rey, y a Istar, la reina, y les prometió una vida eterna y el dominio de la Tierra. Y ellos lo creyeron y cayeron en la sombra, y la mayor parte del pueblo de Númenor los siguió. Angor levantó un gran templo para Morgoth en el medio de la tierra, y Sûr vivió allí.
§6Pero con el paso de los años, Angor sintió que llegaba a la vejez y se inquietó; y Sûr dijo que los Dioses retenían los dones de Morgoth, y que para obtener la plenitud de poder y la vida eterna debía dominar el Oeste. Por tanto los Númenóreanos hicieron un gran armamento; y su poder y sabiduría se habían hecho muy grandes en aquellos días, y además contaban con la ayuda de Sûr. La flota de los Númenóreanos era como una gran tierra de muchas islas, y los mástiles como un bosque de árboles de montaña, y los estandartes como flámulas de tormenta, y negras las velas. Y avanzaron lentamente hacia el Oeste, porque todos los vientos se habían detenido y el mundo guardaba silencio en el temor del momento. Y dejaron atrás Tol-eressëa, y se dice que los Elfos se lamentaron y sintieron temor, porque la nube de los Númenóreanos cubrió la luz de Valinor. Pero Angor atacó las costas de los Dioses, y arrojó rayos, y el fuego ardió en las laderas de Taniquetil.
§7Pero los Dioses guardaban silencio. El corazón de Manwë estaba colmado de dolor y consternación, y se dirigió a Ilúvatar, y el Señor de Todo le dio poder y consejo; y el destino y la forma del mundo cambiaron. Porque el silencio de los Dioses se rompió de pronto, y Valinor se separó de la tierra, y una grieta apareció en medio de Belegar, al este de Tol-Eressëa, y las grandes aguas se precipitaron en el abismo, y el sonido de las aguas que caían inundó toda la tierra y el humo de las cataratas se elevó sobre las montañas eternas. Pero todos los barcos de Númenor que estaban al oeste de Tol-Eressëa fueron arrastrados al gran abismo y se hundieron, y Angor el poderoso e Istar, la reina, cayeron como estrellas en la oscuridad, y perecieron fuera de todo conocimiento. Y los guerreros mortales que habían pisado la tierra de los Dioses quedaron sepultados bajo un [23] derrumbe de colinas, y dice la leyenda que allí yacen, cautivos en las Cavernas Olvidadas, hasta el día del juicio y la Última Batalla. Y los Elfos de Tol-Eressëa atravesaron las puertas de la muerte, y se reunieron con su linaje en la tierra de los Dioses, y se hicieron como ellos; y la Isla Solitaria fue sólo como una sombra del pasado.
§8Pero Ilúvatar dio poder a los Dioses, y ellos curvaron hacia atrás los bordes de la Tierra Media y la convirtieron en un globo, de modo que por lejos que navegara un hombre no podía llegar jamás de nuevo al Oeste, sino que volvía fatigado al punto de partida. Así pues, las Nuevas Tierras cobraron existencia debajo del Mundo Antiguo, y todas estaban a la misma distancia del centro de la tierra redonda; y hubo una inundación de gran confusión de aguas, y los mares cubrieron lo que antaño estuvo seco, y surgieron tierras donde había habido mares profundos. En ese entonces también el aire pesado rodeó toda la tierra, sobre las aguas, y los manantiales de todas las aguas quedaron aislados de las estrellas.
§9Pero Númenor, al estar al Este de la gran grieta, fue completamente derribada y engullida por el mar, y su gloria pereció. Pero un grupo de Númenóreanos escapó de la ruina de esta manera. En parte por causa de Angor, en parte por voluntad propia (porque reverenciaban todavía a los Señores del Oeste y desconfiaban de Sûr), muchos se habían quedado en barcos en la costa oriental de la tierra, por miedo a que la guerra acabara mal. Por tanto, protegidos por la tierra durante un tiempo, evitaron la sima del mar, y un gran viento se levantó del vacío, y se apresuraron hacia el Este y llegaron por fin a las costas de la Tierra Media en los días de la ruina.
§10Allí se convirtieron en señores y reyes de los Hombres, y algunos eran malvados y otros, de buena voluntad. Pero todos anhelaban larga vida en la tierra, y les pesaba el pensamiento de la Muerte; y caminaban hacia el este pero tenían el corazón vuelto al oeste. Y construyeron casas más grandes para sus muertos que para los vivos, y dotaban a los reyes enterrados de tesoros inútiles. Porque los sabios de entre ellos no perdían la esperanza de encontrar el secreto para prolongar la vida y quizá también recuperarla. Pero se dice que la longitud de sus vidas, que antaño había sido mayor que la de las razas menores, [24] disminuía lentamente, y sólo descubrieron el arte de preservar incorrupta durante muchas edades la carne muerta de los hombres. Por tanto, los reinos de las costas occidentales del Mundo Antiguo se convirtieron en un lugar de tumbas, y se llenaron de fantasmas. Y en la fantasía de los corazones, y en la confusión de las leyendas medio olvidadas de lo que habían sido, construyeron para el pensamiento una tierra de sombras, habitada por los espectros de las criaturas de la tierra mortal. Y muchos creyeron que esa tierra estaba en el Oeste, y que la gobernaban los Dioses, y que en la sombra los muertos acudirían allí, con las sombras de su posesiones, puesto que ya no podían encontrar el verdadero Oeste en el cuerpo. Por esta razón, en días posteriores muchos de sus descendientes, u hombres que ellos instruyeron, hacían barcas para sus muertos y las dejaban con gran fausto en el mar, junto a las costas occidentales del Mundo Antiguo.
§11Pues la sangre de los Númenóreanos se perpetuó sobre todo entre los hombres de aquellas tierras y costas, y el recuerdo del mundo primitivo se conservó mejor que en ningún otro sitio allí donde los senderos antiguos hacia el oeste partían antaño de la Tierra Media. Y el hechizo que allí había no fue del todo vano. Porque el antiguo linaje del mundo permaneció en las mentes de los Dioses y en el recuerdo de la forma y el diseño del mundo que ha cambiado, pero que pervive. Y se ha comparado con una llanura de aire, o con una visión directa que no sigue la curva oculta de la tierra, o con un puente que se eleva imperceptiblemente pero con seguridad sobre el aire pesado de la tierra. Y antaño muchos de los Númenóreanos podían ver o vislumbrar los senderos del Verdadero Oeste, y creían que a veces, desde un lugar elevado, podían divisar la cumbre de Taniquetil al final del camino recto, muy por encima del mundo.
§12Pero la mayoría, que no lo podían ver, se burlaban de ellos y confiaban en los barcos que navegan por el agua. Pero sólo llegaron a las tierras del Nuevo Mundo, y encontraron que eran como las del Antiguo; y dijeron que el mundo era redondo. Pero el camino recto sólo podían recorrerlo los Dioses y los Elfos desaparecidos, o aquellos de los Elfos menguantes de la tierra redonda convocados por los Dioses, cuya sustancia disminuyó cuando los Hombres usurparon el sol. Porque la Planicie [25] de los Dioses era recta, mientras que la superficie del mundo era curva, y los mares que yacían sobre ella, y los aires pesados encima; y la Planicie atravesaba el aire del aliento y del vuelo y cruzaba el Ilmen, lo que ninguna carne puede soportar. Y se dice que no todos lo comprendieron, ni siquiera aquellos de los Númenóreanos de antaño que tenían la visión recta, e intentaron hacer barcos que se elevaran sobre las aguas del mundo y se sostuvieran en los mares imaginarios. Y también estos barcos voladores legaron a las tierras del Nuevo Mundo y al Este del Mundo Antiguo; y dijeron que el mundo era redondo. Y muchos abandonaron a los Dioses y los olvidaron en las leyendas, y aun en los sueños. Pero los Hombres de la Tierra Media los contemplaban con asombro y gran temor, y los tomaron por dioses; y muchos se alegraron de que así fuera.
§13Pero no todos los Númenóreanos tenían el corazón malvado, y algunos conservaron el saber de los días antiguos que procedía de los Padres de los Hombres y los Amigos de los Elfos, y de aquellos que instruyó Fionwë. Y sabían que el destino de los Hombres no estaba limitado por el sendero redondo del mundo, ni destinado al sendero recto. Porque lo redondo está curvo y no tiene final, ni escapatoria; y lo recto es verdadero, pero tiene un final en el mundo, y ése es el destino de los Elfos. Pero el destino de los Hombres, decían, no es redondo ni limitado, y no se encuentra en el mundo. Y recordaban de dónde llegó la ruina, y el alejamiento de los Hombres de la porción del sendero recto que les correspondía; y evitaban la sombra de Morgoth de acuerdo con su capacidad, y odiaban a Thû. Y atacaron sus templos y siervos, y hubo guerras entre los poderosos de este mundo, de las que sólo perduran los ecos.
§14Pero todavía sobrevive una leyenda de Beleriand: porque esa tierra del Oeste del Mundo Antiguo, aunque cambiada y rota, conservaba aún en los días antiguos el nombre que tenía en los días de los Gnomos. Y se dice que Amroth fue Rey de Beleriand; y se reunió con Elrond, hijo de Eärendel, y con los Elfos que quedaban en el Oeste; y atravesaron las montañas y llegaron a las tierras interiores lejos del mar, y atacaron la fortaleza de Thû. Y Amroth lucho con él y fue muerto; pero Thû fue sometido, y sus siervos se dispersaron; y las gentes de Beleriand destruyeron sus moradas, y lo expulsaron, y él huyó a [26] un bosque oscuro, y se ocultó. Y se dice que la guerra con Thû apresuró el marchitamiento de los Eldar, porque era demasiado poderoso para ellos, tal como Felagund, Rey de Nargothrond, había advertido en los primeros días; y agotaron la fuerza y la sustancia al atacarlo. Y ése fue el fin de los servicios de la raza más antigua a los Hombres, y se considera la última de las hazañas en alianza antes del marchitamiento de los Elfos y la separación de los Dos Linces. Y aquí acaba la historia del mundo antiguo, tal como la conservan los Elfos.