I
LA HISTORIA TEMPRANA DE LA LEYENDA

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En febrero de 1968 mi padre dirigió un comentario a los autores de un artículo sobre él (Cartas de J. J. R. Tolkien, n." 294). En la carta apuntaba que «un día» C. S. Lewis le dijo que como «hay muy poco de lo que verdaderamente nos gusta en las historias» tendrían que intentar escribir algunas ellos. Proseguía así:

Convinimos en que él se dedicaría a un «viaje espacial» y yo a uno «temporal». El resultado de lo que él hizo es perfectamente conocido. Mi esfuerzo, después de algunos capítulos prometedores, quedó seco; era un rodeo demasiado vasto para lo que yo quería hacer realmente: una nueva versión de la leyenda de la Atlántida. La escena final sobrevive como La Caída de Númenor.[1]

Unos pocos años antes, en una carta de julio de 1964 (Cartas n.º 257), hizo una descripción del libro, El Camino Perdido.

Cuando C. S. Lewis y yo echamos una moneda al aire, y él debía escribir sobre un viaje espacial y yo sobre uno temporal, empecé un libro abortado sobre un viaje temporal que debía terminar con la presencia de mi héroe en la inundación de la Atlántida. Esta debía llamarse Númenor, la Tierra del Oeste. El hilo conductor sería la aparición una y otra vez en una familia humana (como Durin entre los Enanos) de un padre y un hijo llamados por nombres que podrían interpretarse como Amigo de la Beatitud y Amigo de los Elfos. Estos, que ya no se entendían, se refieren al final a la situación atlántida-númenóreana y significan «el que es leal a los Valar y está satisfecho con la beatitud y prosperidad dentro de los límites de lo prescrito» y «el que es leal a la amistad de los altos Elfos». Comenzó con una afinidad padre-hijo entre Edwin y Elwin en el presente y supuestamente remontaba a los tiempos legendarios por vía de unos tales Eädwine y Ælfwine de aproximadamente el año 918 d. C., y Audoin y Alboin de la leyenda lombarda y, por tanto, las tradiciones del Mar del Norte sobre la llegada del grano y los héroes de la civilización, los antepasados de los linajes reales llegados en barcos [14] (y su partida en barcas funerarias). Un tal Sheaf, o Shield Sheafing, puede considerarse de hecho uno de los antepasados de la actual Reina. En mi cuento íbamos a llegar por fin a Amandil y Elendil, conductores del partido leal en Númenor, cuando cayó bajo el dominio de Sauron. Elendil «Amigo de los Elfos» fue el fundador de los reinos de Exiliados en Amor y Gondor. Pero comprobé que mi verdadero interés residía exclusivamente en el final superior, el Akallabêth o Atalantie[2] («Caída» en númenóreano y quenya), de modo que relacioné todo el material que había escrito sobre las leyendas originalmente independientes de Númenor con el resto de la mitología fundamental.

Ignoro si existen evidencias para datar la conversación que llevó a la redacción de Out of the Silent Planet y El Camino Perdido, pero el primero se finalizó para otoño de 1937, y el último fue presentado, hasta donde llegaba, a Alien and Unwin en noviembre de ese año (véase III. 417).

La significación de la última frase del pasaje arriba citado no está completamente clara. Cuando mi padre dijo «Pero comprobé que mi verdadero interés residía exclusivamente en el final superior, el Akallabêth o Atalantie» quería decir sin duda alguna que no se sentía inspirado para escribir las partes «intermedias», en que el padre y el hijo habían de aparecer y reaparecer en fases cada vez más antiguas de la leyenda germánica; de hecho, El Camino Perdido se interrumpe después de los capítulos introductorios y no se retoma hasta que la historia númenóreana está a punto de concluir. De lo que había de ir entremedio fue muy poco lo que se escribió. Pero ¿cuál es el significado de «de modo que relacioné todo el material que había escrito sobre las leyendas originalmente independientes de Númenor con el resto de la mitología fundamental»? Parece que mi padre dice que, una vez consciente de que sólo le apetecía escribir sobre Númenor, añadió el material númenóreano a la «mitología fundamental», abandonando El Camino Perdido e inaugurando así la Segunda Edad del Mundo. Pero ¿cuál era ese material? No podía ser el material númenóreano de El Camino Perdido, puesto que ya estaba completamente relacionado con la «mitología fundamental». Por tanto, debía de ser alguna otra cosa, algo que ya existía cuando empezó El Camino Perdido, tal como supone Humphrey Carpenter en su Biografía (p. 189): «La leyenda de Númenor… [15] fue probablemente escrita por Tolkien algún tiempo ante& de El Camino Perdido, tal vez a fines de la década de 1920, o a comienzos de los años treinta». No obstante, de hecho a mi parecer la única conclusión posible es que mi padre se equivocaba en sus afirmaciones.

Se han conservado los primeros escritos de El Camino Perdido, pero son muy toscos y no constituyen un texto continuo. Existe un manuscrito completo que se corrigió tosca y exhaustivamente en diferentes etapas, además de una copia mecanografiada profesional realizada cuando prácticamente todos los cambios se habían realizado en el manuscrito.[3] La copia mecanografiada se interrumpe donde acaba el manuscrito, y la mayoría de las correcciones que le hizo mi padre se deben a los errores del mecanógrafo, que, como es natural, fueron muchos; por tanto, no tiene gran valor textual, y podemos considerar el manuscrito como texto base.

El Camino Perdido se interrumpe definitivamente en el transcurso de una conversación sostenida en los últimos días de Númenor por Elendil y su hijo Herendil, en la que el primero habla extensamente de la historia antigua: de las guerras contra Morgoth, de Eärendel, de la fundación de Númenor y de la llegada allí de Sauron. Por tanto, como he dicho antes, El Camino Perdido está completamente integrado en la «mitología fundamental» ya desde los primeros borradores.

Ahora bien, tal como aparecieron los papeles, inmediatamente después de la última página de El Camino Perdido sigue otro manuscrito con una nueva paginación, pero carente de título. Dejando a un lado su ubicación, de la presentación del texto parece desprenderse que corresponde a la misma época de El Camino Perdida, de hecho guarda estrecha relación con la última parte de la obra, pues narra la historia de Númenor y su caída. No obstante, se escribió con un propósito muy distinto: como resumen breve pero muy completo de la historia. De hecho se trata del primer borrador completo de la narrativa que en última instancia se convertiría en la Akallabêth. Sin embargo, es anterior a El Camino Perdido, porque donde en aquél se dice Sauron y Tarkalion en éste se lee Sûr y Angor.

Siguió un segundo manuscrito de la historia de Númenor, más completo y con el título (añadido más tarde) La última historia: la Caída de Númenor. Algunos de los pasajes apenas difieren de El Camino Perdido, pero es casi imposible determinar cuál fue anterior a cuál, [16] a menos que la evidencia citada en p. 90, nota 37, demuestre que la segunda versión de La Caída de Númenor fue el más tardío de los dos; en cualquier caso, un pasaje rescrito en un momento muy cercano a la redacción original de esta versión es sin duda posterior a El Camino Perdido, puesto que en él se da la versión posterior de la historia de la llegada de Sauron a Númenor (véanse pp. 34-5).

Por tanto, es evidente que ambas obras guardan una estrecha relación; surgieron en la misma época y del mismo impulso, y mi padre trabajó en ellas al mismo tiempo. No obstante, más extraña aún es la existencia de una sola página que sólo puede ser el «esquema» original de La Caída de Númenor.; la primera ocasión en que la idea se plasmó en papel. El propio nombre Númenor aparece aquí por vez primera. No obstante, en esta versión primitiva de la historia se utiliza el término Tierra Media, algo que nunca ocurrió en el Quenta: no aparece hasta los Anales de Valinor y el Ambarkanta. Además, se encuentra la forma Ilmen, de lo que se desprende que este «esquema» fue posterior a la redacción del Ambarkanta, donde Ilmen era una corrección de lima (anteriormente Silma): IV. 280, nota 3.

Por tanto, deduzco que «Númenor» (en tanto que concepción distinta y formalizada, a pesar de la «búsqueda de la Atlántida», como la llamó mi padre, que había detrás) surgió en el contexto de sus conversaciones con C. S. Lewis en 1936 (según parece). Un pasaje de la carta de 1964 puede entenderse exactamente como: «empecé un libro abortado de “viaje temporal” que debía terminar con la presencia de mi héroe en la inundación de la Atlántida. Ésta debía llamarse Númenor, la Tierra del Oeste». Además, Númenor se concibió desde el principio en completa relación con «El Silmarillion»; en ningún momento las leyendas de Númenor fueron «independientes de la mitología fundamental». Mi padre lo recordaba mal (o se expresó oscuramente, queriendo decir otra cosa); de hecho la carta antes citada fue escrita casi treinta años después.