DE LOS SILMARILS Y EL OSCURECIMIENTO DE VALINOR

DE FINWË Y MÍRIEL

§1Ahora los tres pueblos de los Eldar estaban reunidos por fin en Valinor, y Melkor había sido encadenado. Era éste el Mediodía del Reino Bendecido, la plenitud de su gloria y bienaventuranza, larga en cómputo de años pero demasiado breve en el recuerdo. En esos días los Eldar alcanzaron la plena madurez de cuerpo y mente, y los Noldor continuaron progresando en habilidades y conocimientos; y pasaban los largos años entretenidos en gozosos trabajos de los que surgieron muchas cosas nuevas, hermosas y maravillosas. Ocurrió en ese entonces que los Noldor concibieron por vez primera las letras, y el maestro Rúmil de Túna fue el primero en idear unos signos adecuados para el registro del discurso y las canciones, algunos para ser grabados en metal o en piedra, otros para ser dibujados con pluma o pincel. [296]

§2Sucedió que en Eldamar, en la morada del Rey de Tirion, nació el mayor de los hijos de Finwë, y el más amado. Kurufinwë era su nombre, pero su madre lo llamó Fëanor,[205] Espíritu de Fuego, y así se lo recuerda en todas las historias de los Noldor.

§3Míriel fue el nombre de su madre. Tenía los cabellos como la plata, y era esbelta como una flor blanca en la hierba. Suave y dulce era su voz, y cantaba mientras trabajaba, como el murmullo del agua, en música sin palabras. Porque sus manos eran más hábiles para las cosas finas y delicadas que las de cualquiera de los Noldor. Ella fue quien inventó el arte de las agujas; y uno solo de los fragmentos de bordado de Míriel sería más caro en la Tierra Media que el reinado de un rey, pues la riqueza de las creaciones y el fuego de los colores eran tan diversos y brillantes como la gloria de las hojas, flores y ramas de los campos de Yavanna. Por tanto la llamaban Serindë.[206]

§4El amor entre Finwë y Míriel era grande y dichoso, porque empezó en el Reino Bendecido en los días de alegría. Pero el alumbramiento del hijo consumió el espíritu y el cuerpo de Míriel, que pareció haber perdido todas las fuerzas; y después de darle nombre,[207] le dijo a Finwë: «Nunca volveré a concebir un hijo; porque la fuerza que habría nutrido a muchos se ha agotado toda en Fëanor».

§5Se apenó entonces Finwë, porque los Noldor estaban en la juventud de sus días, pero eran todavía pocos en número, y él deseaba traer muchos hijos a la beatitud de Aman. Por tanto dijo: «Sin duda hay cura en Aman. Aquí toda fatiga halla reposo».

§6Pero como Míriel continuaba languideciendo, Finwë buscó el consejo de Manwë, y Manwë la entregó a los cuidados de Irmo, en Lorien.[208] Cuando se despidieron (por corto tiempo, creyó él), Finwë estaba triste, porque le parecía una desdicha que la madre tuviera que partir y no acompañara a su hijo al menos en los primeros días de infancia.

§7«Es por cierto una desdicha —dijo Míriel—, y lloraría si [297] no estuviera tan cansada. Pero considérame inocente en esto y en todo lo que pueda acaecer en adelante. Ahora debo descansar. ¡Adiós, querido señor!»

§8No dijo más en esa ocasión, pero en su corazón anhelaba no sólo dormir y descansar, sino librarse de los cuidados de la vida. Fue entonces a Lorien y se tendió a dormir bajo un árbol de plata; pero aunque parecía dormida, en verdad el espíritu se le separó del cuerpo, y se trasladó en silencio a las estancias de Mandos, y vivió en la casa de Vairë.[209] Las doncellas de Estë cuidaron del hermoso cuerpo de Míriel, que permaneció incorrupto, pero ella ya no volvió.

§9Finwë vivió atormentado; y fue a menudo a los jardines de Lorien, y sentado bajo los sauces de plata junto al cuerpo de Míriel, la llamaba por los nombres que ella tenía. Pero siempre era en vano, y en todo el Reino Bendecido sólo Finwë no tenía alegría alguna. Al cabo de un tiempo, ya no volvió a Lorien, porque aumentaba su dolor ver la hermosa forma de Míriel que no respondía a su llamada. Dio entonces todo su amor a su hijo; pues Fëanor tenía de niño la voz y el rostro de su madre, y Finwë fue para él padre y madre a la vez, y entre ellos hubo un doble vínculo de amor.

§10Pero Finwë no estaba satisfecho, porque era joven y animoso y todavía deseaba tener más hijos para alegrar su casa. Por tanto, al cabo de doce años volvió a hablar con Manwë. «Mi Señor —dijo—, héme aquí viudo. Sólo yo entre los Eldar no tengo esposa, y no he de esperar hijos más que uno, y ninguna hija. En cambio, Ingwë y Olwë engendran muchos hijos en la beatitud de Aman. ¿He de seguir así siempre? Pues el corazón me advierte que Míriel jamás regresará de la casa de Vairë.»

§11Entonces Manwë se apiadó de Finwë; pero porque le pareció un asunto de gran importancia, y consideró que la llegada de la muerte (aun de libre voluntad) al Reino Bendecido constituía un presagio que no podía juzgarse a la ligera, convocó a los Valar a Consejo, y pidió a los caudillos y sabios de los Eldar que estuvieran también presentes. Ellos pusieron por escrito el largo debate de los Valar, que llamaron Namna Finwë Míriello, la Ley de Finwë y Míriel,[210] y se conservó entre los libros de Leyes; porque en el debate se examinaron y juzgaron muchos asuntos concernientes a los Eldar, su destino en Arda, [298] la muerte y el renacimiento. Pues los Valar se sintieron consternados al ver que todos sus esfuerzos para proteger Valinor eran vanos, si alguna criatura, viviente o no, era llevada allí de la Tierra Media y advertían ahora con claridad cuán grande era la herida que antaño había abierto Melkor en la sustancia de Arda, tal que todo aquel que se encarnara en Arda Maculada y de ella extrajera su sustento tenía siempre una tendencia al mal y a hacer o sufrir cosas innaturales en Arda Inmaculada. Y esa mácula no podía remediarse del todo, ni aun con el arrepentimiento de Melkor; porque había gastado su poder y no podía recuperarlo, sino que continuaría obrando de acuerdo con la voluntad que lo había impulsado. Y este pensamiento ensombreció los corazones de los Valar, presagio de las aflicciones que los Hijos traerían al mundo.

§12Pero cuando todo estuvo dicho, Manwë ordenó a Mandos que hablara y anunciara su decreto. Se levantó entonces Mandos en la Colina del Juicio y dijo:

«Este es el modo de Vida que Ilúvatar ha dispuesto para vosotros, sus hijos, como bien sabéis: que la vida de los Quendi no acabe hasta el fin de Arda, y que sólo se casen una vez y no vuelvan a hacerlo en la vida, mientras perdure Arda. Pero esto no tiene en cuenta a la Muerte, que proviene de la mácula de Arda. Por tanto, por el poder que Ilúvatar concedió a Manwë, se proclama ahora este decreto.

»Cuando el espíritu de un cónyuge, esposo o esposa, quede por cualquier razón al cuidado de Mandos, el vivo podrá volver a casarse lícitamente, si la unión anterior se disuelve para siempre.

§13»¿Cómo acabará un matrimonio para siempre? Por la voluntad de los Muertos, o por decreto de Mandos. Por la voluntad de los Muertos si éstos rechazan por siempre regresar a la vida del cuerpo; por el decreto de Mandos, si no les permite volver. Porque una unión que era para la vida de Arda acaba cuando no puede continuar dentro de la vida de Arda.

§14»Decimos “por la voluntad de los Muertos”, pues sería injusto que los Vivos confinaran a los Muertos por siempre a Mandos, negándoles toda esperanza de retomo. También es injusto que los Muertos, al rechazar la vida, condenen a los Vivos a permanecer en soledad hasta el Fin; por tanto hemos decretado [299] que en semejante caso los Vivos podrán volver a casarse. Pero debéis entender que si así lo hacen, el rechazo de la vida por parte de los Muertos será irrevocable, y que nunca volverán a vivir en el cuerpo. Porque ninguno de los Quendi tendrá dos compañeros despiertos y vivos al mismo tiempo.

»Este es el decreto de Námo Mandos sobre la cuestión.»

§15 Cuando Mandos hubo terminado de hablar, los Eldar que estaban presentes preguntaron: «¿Cómo se dará a conocer entonces la voluntad o el decreto?» La respuesta fue: «Sólo mediante la intervención de Manwë y el pronunciamiento de Mandos. Porque ¿quién de entre los Vivos puede descubrir la voluntad de los Muertos, o predecir el juicio de Mandos?»

§14Llamó entonces Manwë a Finwë, y dijo: «Has oído el decreto que se ha proclamado. Si Míriel, tu esposa, no quiere regresar, vuestro[211] matrimonio habrá acabado y podrás volver a casarte. Pero se trata de un permiso, no de un consejo. Porque la separación proviene de la mácula de Arda, y aquellos que aceptan el permiso aceptan la mácula, mientras que los viudos que se mantienen firmes pertenecen en espíritu y voluntad a Arda Inmaculada. Es éste un grave asunto del que puede depender el destino de muchos. ¡No te apresures!»

§17Finwë repuso: «No me apresuro, Mi Señor, y en mi corazón no albergo deseo alguno, salvo la esperanza de que cuando Míriel comprenda el decreto ceda quizás y ponga fin a mi duelo».

§18Vairë, con quien vivía Míriel, le hizo saber el decreto[212] y le habló también del dolor de Finwë. Pero Míriel respondió: «Vine aquí para huir del cuerpo y no deseo volver a él. Mi vida se ha ido con Fëanor, mi hijo. Ese es el presente que le he dado al que amaba. Nada más puedo ofrecer. Más allá de Arda habrá quizá remedio, dentro no».

§19Entonces Vairë le dijo a Mandos: «El espíritu de Míriel ha vivido conmigo y lo conozco. Es pequeño, pero fuerte y obstinado: uno de aquellos que cuando dicen haré esto hacen de sus palabras una ley irrevocable para sí mismos. No volverá a la vida o a Finwë a menos que la obliguen, aunque él espere hasta que el mundo envejezca».[213] [300]

§20Pero Mandos dijo: «Los Valar no pueden obligar a los Muertos a volver»; y convocó al espíritu de Míriel ante él. «Se hará según tu voluntad en este asunto, espíritu de Míriel, antaño esposa de Finwë —dijo—. En Mandos vivirás. Pero presta atención: perteneces a los Quendi y aunque renuncies al cuerpo deberás permanecer en Arda y en el tiempo de su historia. Los Eldar no son como los Valar. Sus espíritus no son tan fuertes como tú crees. No te asombres, entonces, si tu voluntad cambia con el tiempo, y la decisión que ahora tomas te resulta dolorosa. Sí, y a muchos otros.»

§21Pero el espíritu de Míriel guardó silencio. Por tanto Mandos aceptó su decisión, y ella fue entonces a las Estancias de la Espera asignadas para los Eldar y allí la dejaron.[214][215] No obstante, Mandos anunció que habrían de pasar doce años entre la declaración de la voluntad de los Muertos y el pronunciamiento del decreto de separación.

§22Durante este tiempo Fëanor vivió al cuidado de su padre. Pronto empezó a dar muestras de las habilidades manuales y mentales tanto de Finwë como de Míriel. Según se alejaba de la infancia se fue pareciendo más a Finwë en estatura y rostro, pero su temperamento era más como el de Míriel. Tenía la voluntad fuerte y decidida, y perseguía todos sus propósitos con ansia y con firmeza. Pocos lo desviaron de su camino por persuasión, ninguno por la fuerza.

§23Sucedió que cuando hubieron transcurrido tres años más Finwë tomó como segunda esposa a Indis la hermosa. En nada era parecida a Míriel. No pertenecía a los Noldor, sino a los Vanyar, pues era hermana de Ingwë; tenía los cabellos dorados y era alta y de pies muy rápidos. No trabajaba con las manos, sino que hacía música y tejía palabras en canciones; y siempre hubo luz y alegría a su alrededor mientras duró la beatitud de Aman.

§24Mucho amó a Finwë; pues su corazón se había inclinado hacia él mucho tiempo atrás, cuando los Vanyar aún vivían con los Noldor en Túna. En aquellos días había contemplado al [301] Señor de los Noldor, y le pareció el más hermoso y noble de los Eldar, de cabellos oscuros y blanca frente, rostro animoso pero ojos pensativos; y su voz y dominio de las palabras la deleitaban. Por tanto seguía soltera cuando su pueblo se trasladó a Valinor, y a menudo caminaba sola por los estuarios y los campos de los Valar, colmándolos de música.

§25Ahora bien, Ingwë, al oír del extraño dolor de Finwë y queriendo animar su corazón y apartarlo del vano duelo en Lorien, envió mensajeros para pedirle que dejara Túna y los recuerdos de su pérdida y morara durante una estación en la luz de los Árboles. Finwë le dio las gracias pero no fue, mientras aún había esperanza de que Míriel volviera. Pero cuando se pronunció el decreto de Mandos el corazón le dijo que debía intentar reconstruir su vida. «Quizás haya cura en la luz de Laurelin y esperanza en las flores de Telperion —dijo—. Sguiré el consejo de Ingwë.»

§26Por tanto un día, cuando Fëanor estaba lejos, caminando por las montañas en la fuerza de su juventud, Finwë se levantó y partió de Túna solo, y atravesó el Kalakiryan, y se dirigió hacia la casa de Ingwë, en las laderas occidentales de Oiolossë. Su llegada no fue anunciada ni esperada; y cuando Indis vio a Finwë subiendo por los senderos de la Montaña, y la luz de Laurelin estaba detrás de él como una gloria, de pronto y sin pensarlo se puso a cantar con gran alegría, y su voz subió como la canción de una lirulin[216] en el cielo. Entonces Finwë escuchó la canción que caía desde arriba, y alzó la vista y contempló a Indis en la luz dorada, y supo en ese instante que lo amaba y que lo había amado desde mucho tiempo atrás. Entonces al fin su corazón se inclinó hacia ella, y creyó que el azar parecía haber sido dispuesto para el consuelo de ellos dos. «¡He aquí que en verdad hay cura del dolor en Aman!», dijo.

§27Un año después de su encuentro en la Montaña, Finwë, Rey de los Noldor, desposó a Indis, hermana de Ingwe; y la mayor parte de los Vanyar y los Noldor se regocijaron. Con Indis se demostró por primera vez la verdad del dicho: La pérdida de uno puede ser el beneficio de otro; pero también comprobó [302] que era cierto: La casa recuerda a quien la construyó, aunque otros la habiten después. Porque Finwë la amó mucho, y fue otra vez dichoso; y ella le dio hijos que lo deleitaron;[217][218] pero la sombra de Míriel no abandonó la casa de Finwë, ni tampoco su corazón; y de todos los que él amaba, Fëanor siempre ocupó la mayor parte de sus pensamientos.

§28El casamiento de su padre no fue del agrado de Fëanor; y aunque no disminuyó el amor que había entre ellos, Fëanor no tuvo gran estima por Indis o los hijos de ella. En cuanto pudo vivió apartado de ellos, explorando la tierra de Aman u ocupándose del conocimiento y las artes en que se deleitaba. En las cosas desdichadas que luego sucedieron y que Fëanor acaudilló, muchos vieron el resultado de esa ruptura habida en la casa de Finwë, juzgando que si Finwë hubiera soportado la pérdida de Míriel y se hubiera contentado con su poderoso hijo, otros habrían sido los caminos de Fëanor y muchos males y pesares podrían haberse evitado. Pero los hijos de Indis fueron grandes y gloriosos, y también los hijos de los hijos; y si no hubieran vivido, la historia de los Eldar no habría tenido nunca la misma grandeza.[219]