[292]
La siguiente versión de la historia fue un breve texto mecanografiado, en su mayor parte basado fielmente en el de Leyes y costumbres de los Eldar (pp. 273-276); se titula De Finwë y Míriel, y empieza: «Finwë, primer Señor de los Noldor, tenía por esposa a Míriel, llamada la Serindë… » (cf. p. 273). No hay indicación alguna de que hubiera de introducirse en el Quenta Silmarillion, pero hay pocas dudas de que ésa fuera la intención de mi padre; por tanto, lo mencionaré como «FM 2». [293]
La diferencia más importante de FM 2 respecto al texto de Leyes y costumbres aparece en las palabras (p. 274): «Entonces Manwë se apiadó de Finwë, y consideró su súplica, y cuando Mandos hubo pronunciado su decreto Manwë llamó a Finwë…» Para incluir la historia en la narrativa del Quenta Silmarillion el decreto de Mandos había de darse obviamente en este punto (como en la versión original FM 1, p. 240); además, en FM 2 el decreto iba precedido de una referencia al Debate de los Valar y algunas indicaciones sobre la naturaleza de sus inquietudes. La palabra «Ley» se utiliza aquí en un sentido más amplio y en otro delimitado: como nombre de los registros de los Eldar sobre todo lo concerniente al decreto de Mandos, y como el título del decreto en sí.
Entonces Manwë se apiadó de Finwë y consideró su súplica. Pero porque le pareció un asunto de gran importancia que no podía juzgarse a la ligera, convocó a los Valar a Consejo. Los Elfos pusieron por escrito el largo debate que mantuvieron, pues sus caudillos tenían permitida la asistencia.[203] Se llamó «La Ley de Finwë y Míriel» y se conservó entre los principales libros de leyes; porque en el debate, antes de que la Ley fuera decretada definitivamente mediante la proclama de Námo Mandos, se examinaron y juzgaron muchos asuntos concernientes a los Eldar, su destino en Arda, la muerte y el renacimiento y la naturaleza de su matrimonio. Y los Valar se sintieron consternados al ver que todos sus esfuerzos para proteger Valinor eran vanos y no podían mantener fuera el mal y la sombra de Melkor con sólo que ellos llevaran alguna criatura, viviente o no, de la Tierra Media y la dejaran libre o sin vigilancia; y advertían al fin cuán grande era el poder de Melkor en Arda, en cuya hechura[204] había conseguido que todas las cosas, excepto sólo en Aman, tuvieran una tendencia al mal y a la perversión de sus formas y caminos correctos. De ahí que todos los que cobraron vida en Arda, y que además eran por naturaleza un espíritu y un cuerpo unidos y extraían el sustento del último de Arda Maculada, no pudieran estar exentos de cierto grado de pesar, o de sufrir cosas innaturales; y aunque la estancia en Aman podía ser una protección contra ese mal, no procuraba un remedio completo, [294] al menos hasta que no transcurrieran muchas edades. Y este pensamiento ensombreció los corazones de los Valar, aun en el mediodía del Reino Bendecido, presagio de las aflicciones que los Hijos traerían al mundo.
Ahora bien, ése fue el decreto de Námo en este caso, y en todos los casos en que la muerte de uno de los cónyuges separaba un matrimonio de los Eldar. «El matrimonio de los Eldar es por y para los Vivos…»
El decreto de Mandos de FM 2 sólo difiere de la versión que aparece en Leyes y costumbres (pp. 262-263) en detalles de la formulación y de ningún modo en el contenido, excepto por una cierta ampliación en el mismo final.
«… Pues debe entenderse que, cuando la voluntad de no volver ha sido declarada solemnemente y ratificada por Mandos, es lícito que el cónyuge vivo vuelva a casarse. Porque la vida sin pareja es contraria a la naturaleza de los Eldar, y los Muertos no pueden obligar a los Vivos a permanecer solos en contra de la voluntad de ellos. Por tanto, si los Vivos vuelven a casarse, la voluntad de los Muertos no podrá revocarse, sino que será un decreto de Mandos. Porque él no permitirá que ninguno de los Eldar camine vivo en un cuerpo que tenga dos cónyuges también vivos.»
Este fue en pocas palabras el decreto de Mandos que después se llamó la Ley de Finwë y Míriel Y cuando Mandos hubo hablado como Boca de Manwë, los Eldar que lo escuchaban preguntaron: «¿Cómo se dará a conocer la voluntad o el decreto?»; y la respuesta fue: «Sólo mediante la intervención de Manwë y el pronunciamiento de Mandos. En esta cuestión ninguno de los Elfos podrá juzgar su propio caso. Pues ¿quién de entre los Vivos puede descubrir los pensamientos de los Muertos o predecir los juicios de Mandos?»
Llamó entonces Manwë a Finwë…
Otras diferencias respecto al texto de Leyes y costumbres de FM 2 aparecen en el texto final (FM 4), que se da por entero en pp. 295 ss., y no han de apuntarse aquí; las que se perdieron en el texto final se dan en las notas correspondientes.
FM 2 fue seguido de otro texto mecanografiado, «FM 3», realizado [295] con una máquina distinta (véase p. 344). Se dice explícitamente que se trata de un capítulo del Quenta Silmarillion, cuyo título original era De Fëanor y el oscurecimiento de Valinor, sustituido más tarde por De Finwë y Míriel. Esta versión se redujo considerablemente con omisiones y no hay duda de que no llegó a satisfacer a mi padre, porque realizó otra mucho más completa, «FM 4», con la que la historia textual de la historia de Finwë y Míriel llega a su fin.
Es evidente que al redactar FM 3 y FM 4 tenía los textos anteriores delante, y que seleccionaba partes de uno y otro para alcanzar una forma satisfactoria. Describir todo este desarrollo requeriría mucho espacio y sería de poca utilidad, ya que en realidad muy pocas cosas del «reampliado» texto final se omitieron en FM 4; doy aquí el texto por entero.
FM 4 tenía el título general De los Silmarils y el oscurecimiento de Valinor, con el subtítulo De Finwë y Míriel (el texto continúa entonces con más «subcapítulos», que no obstante mi padre convirtió en capítulos numerados: véanse pp. 342-343). Los números de párrafo para facilitar las referencias no tienen relación alguna con los números anteriormente utilizados, ya que desde el principio el texto es por completo diferente; sobre la versión de «QP» (1951) del principio del capítulo véase p. 216, §§46, 46a-b.