5 DE ELDANOR Y LOS PRÍNCIPES DE LOS ELDALIË

Mi padre no revisó y reescribió este capítulo tanto como los anteriores, y de hecho no llegó a redactar un texto completamente nuevo: la revisión de 1951 se limitó en gran medida a corregir el antiguo manuscrito [204] de QS, y en él se basó QP 1. En la copia mecanografiada de QS no era un capítulo independiente, sino un «subcapítulo» titulado De Kôr y Alqualondë (en El Camino Perdido se numeró 3(c); V. 256-260), después del cual se abandonó la copia mecanografiada y sólo existe el manuscrito QS, correspondiente al periodo anterior al Señor de los Anillos.

La corrección de la copia mecanografiada de QS se llevó a cabo en tres épocas distintas, y las nuevas versiones de tres importantes pasajes (véanse §§40, 43) se «perdieron» y no se retomaron en los textos posteriores.

De Eldanor y los príncipes de los Eldalië

§34En su momento las huestes de los Eldalië llegaron a las últimas costas occidentales de las Tierras de Aquende. En el Norte estas costas, en los antiguos días que siguieron a la batalla de los dioses, se curvaban hacia el oeste, hasta que en el extremo norte de la tierra sólo un mar estrecho dividía la Tierra Exterior de Aman, donde se levantaba Valinor, de las Tierras de Aquende; pero este mar estrecho estaba lleno de hielos crujientes por causa de la violencia de las heladas de Melkor. Por tanto Oromë no condujo a los Eldar hacia el Norte lejano, sino que los llevó a las hermosas tierras en tomo al Río Sirion, que se llamaron más tarde Beleriand; y a partir de estas costas, desde donde los Eldar contemplaron por primera vez el Mar con temor y maravilla, se extendía un océano ancho y oscuro y profundo, entre ellos y las Montañas de Aman.

§35Allí aguardaron, contemplando las olas oscuras. Pero Ulmo llegó de los Valar; y arrancó una isla medio hundida, que durante mucho tiempo se había levantado solitaria en medio del mar, lejos de ambas costas; y con ayuda de sus servidores la arrastró como si fuera un poderoso navío, y la ancló en la bahía donde se volcaban las aguas del Sirion.[107] Entonces embarcó a los Lindar [> Vanyar] y a los Noldor, que ya se habían congregado. [205] Pero los Teleri se habían quedado atrás, pues eran más lentos y estaban menos ansiosos por continuar la marcha, y además se retrasaron por la pérdida de Thingol y su infructuosa búsqueda y no llegaron hasta después de que Ulmo hubiera partido.

§36Por tanto Ulmo llevó a los Lindar [> Vanyar] y a los Noldor por sobre el mar hasta las largas costas bajo las Montañas de Valinor, y entraron en la tierra de los dioses y fueron bienvenidos en la beatitud. Pero los Teleri moraron largo tiempo junto a las costas del mar occidental, esperando el regreso de Ulmo; y llegaron a amar el sonido de las olas, e hicieron canciones colmadas de la música del agua. Ossë los escuchó, y acudió allí; y los amó, porque lo deleitaba la música de sus voces. Sentado sobre una roca cerca de la orilla de la tierra, él les habló y los instruyó. Por tanto, grande fue el dolor de Ossë cuando Ulmo volvió al fin para llevárselos a Valinor. A algunos los persuadió de que se quedaran en las playas de la Tierra Media, y fueron ellos los Elfos de las Falas que en días posteriores tuvieron su morada en los puertos de Brithombar y Eglorest, en Beleriand; pero la mayor parte de los Teleri se embarcaron en la isla y fueron llevados lejos.

§37Ossë los siguió, y cuando hubieron llegado cerca del final del viaje, los convocó; y ellos rogaron a Ulmo que detuviera el viaje un tiempo, para que pudieran despedirse de su amigo y contemplar por última vez el cielo de estrellas. Pues la luz de los Árboles que se filtraba a través de los pasos de las colinas los sobrecogía. Y Ulmo comprendió sus corazones, y les concedió lo que pedían; y por orden de Ulmo Ossë amarró la isla y la arraigó en los cimientos marinos. Entonces Ulmo volvió a Valinor y anunció lo que había hecho, y la mayor parte de los Valar se alegraron muy poco; pero la isla no podía moverse de nuevo sin grandes daños, o sin peligro para los Teleri que vivían en ella; y no se movió, sino que se alzó allí sola durante muchas edades. No había ninguna otra tierra cerca, y se llamó Tol Eressëa, la Isla Solitaria.[108] Allí tuvieron su hogar los Teleri, y Ossë estaba [206] a menudo entre ellos, y de él aprendieron extrañas músicas y la ciencia del mar; y Ossë les llevó aves marinas, el don de Yavanna, para el deleite de ellos. Por esa larga estadía aparte de los Teleri en la Isla Solitaria la lengua de ellos fue separándose de la de los Lindar [> Vanyar] y los Noldor.

§38A éstos les habían dado los Valar una tierra y una morada. Aun entre las flores radiantes de los jardines de los dioses iluminados por los Árboles, deseaban a veces contemplar las estrellas. Por tanto se abrió un hueco en los grandes muros de las Pelóri, y allí, en un valle profundo que descendía hasta el mar, los Eldar levantaron una elevada colina verde: Túna se la llamó. La luz de los Árboles se derramaba sobre ella desde el Oeste, y la sombra apuntaba siempre al Este, a la Bahía del Hogar de los Elfos y la Isla Solitaria y los Mares Sombríos. Entonces a través del Kalakiryan, el Paso de la Luz, el resplandor del Reino Bendecido fluía encendiendo las olas con destellos de plata y oro, y rozaba la Isla Solitaria, y la costa occidental se hizo verde y hermosa. Allí se abrieron las primeras flores que hubo al este de las montañas de los dioses.

§39En lo alto de Túna, la colina verde, se levantó la ciudad de los Elfos, los blancos muros y terrazas de Tirion; y la más alta torre de esa ciudad fue la Torre de Ingwë, la Mindon, Mindon Eldaliéva, cuya lámpara de plata brillaba a lo lejos entre las nieblas del mar. Pocos son los barcos de los Hombres mortales que hayan visto ese esbelto rayo de luz. En Tirion[109] los Lindar [> Vanyar] y los Noldor vivieron largo tiempo como amigos. Y de cuanto había en Valinor amaban sobre todo al Árbol Blanco, de modo que Yavanna hizo para ellos un árbol que en todo era una imagen menor de Telperion, salvo en que no daba luz propia; y este árbol se plantó en el patio bajo la Torre, y allí floreció, y sus vástagos fueron muchos en Eldanor. De entre éstos se plantó uno más tarde en Tol Eressëa, y prosperó. De él nació en la plenitud del tiempo, como se cuenta más tarde, el Árbol Blanco de Númenor. [207]

§40Manwë y Varda amaban sobre todo a los Lindar [> Vanyar], los Altos Elfos, y sagradas e inmortales fueron todas sus obras y canciones. Los Noldor eran los amados de Aulë, y de Mandos el sabio; y grandes fueron sus conocimientos y habilidades. Pero más grande aún era la necesidad que tenían de más conocimientos, y el deseo de hacer cosas nuevas y maravillosas. Hablaban un lenguaje que no dejaba de cambiar, porque sentían un gran amor por las palabras y siempre querían encontrar nombres más precisos para todas las cosas que conocían o imaginaban. En Valinor inventaron por primera vez la formación de gemas, y las hicieron en incontables miríadas de muchos tipos y colores; y llenaron toda Elendë con ellas, y los palacios de los dioses en Valinor se enriquecieron.

§41Los Noldor volvieron más adelante a la Tierra Media, y esta historia cuenta principalmente lo que hicieron; por tanto los nombres y parentescos de los príncipes pueden señalarse aquí en la forma que esos nombres tuvieron más tarde en la lengua de los Gnomos [> los Elfos] de Beleriand, en la Tierra Media. Finwë era rey de los Noldor. Los hijos de Finwë fueron Fëanor, Fingolfin y Finrod [> Finarphin]. De éstos Fëanor era el mayor en habilidad con las palabras y las manos, más instruido en ciencia que sus hermanos; en el corazón su espíritu ardía como una llama. Fingolfin era el más fuerte, el más firme y el más valiente. Finrod [> Finarphin] era el más hermoso y el más sabio de corazón; y más tarde fue amigo de los hijos de Olwë, señor de los Teleri, y tuvo por esposa a Eärwen, la doncella cisne de Alqualondë, hija de Olwë. Los siete hijos de Fëanor fueron Maidros [> Maedhros] el alto; Maglor, músico y poderoso cantor; Celegorn [> Celegorm] el hermoso, y Cranthir [> Caranthir] el oscuro; y Curufin el hábil, que del padre heredó sobre todo la habilidad manual; y los más jóvenes, Damrod y Di riel [> Amrod y Amras], que eran gemelos, iguales de temple y rostro. En días posteriores fueron grandes cazadores en los bosques de la Tierra Media. También fue cazador Celegorn [> Celegorm], quien en Valinor fue amigo de Oromë y siguió a menudo el gran cuerno del dios.

§42Los hijos de Fingolfin fueron Fingon, que fue luego rey de los Gnomos [> Noldor] en el Norte del Mundo, y Turgon de Gondolin; y su hermana era Isfin [> Írith] la Blanca. [208] [Añadido: Era más joven en los años de los Eldar que sus hermanos; y cuando alcanzó la plenitud en estatura y belleza, fue más alta y fuerte que lo común entre las mujeres, y amaba cabalgar y cazar en los bosques, y allí estaba con frecuencia en compañía de sus parientes, los hijos de Fëanor; pero a ninguno de ellos dio el amor de su corazón. La llamaban la Blanca Señora de los Noldor; pues aunque tenía el cabello oscuro, era pálida y blanca de tez, y siempre vestía de plata y blanco.] Los hijos de Finrod [> Finarphin] fueron Inglor [> Finrod] el fiel (que recibió más adelante el nombre de Felagund, Señor de las Cavernas), [tachado: Orodreth,] Angrod y Egnor [> Aegnor]. Y los cuatro [> tres] eran tan amigos de los hijos de Fingolfin como si todos hubieran sido hermanos. Una hermana tenían, Galadriel, la dama más hermosa de la casa de Finwë, y la más valiente. Tenía los cabellos iluminados de oro, como si hubiera atrapado en una red el resplandor de Laurelin.

§43Ha de referirse aquí cómo los Teleri llegaron por fin a Valinor. Durante casi cien años de Valinor, de los que cada uno era como diez años del Sol que se creó después, moraron en Tol Eressëa. Pero poco a poco hubo un cambio en sus corazones y fueron atraídos por la luz que fluía sobre el mar hacia la Isla Solitaria; y se sentían desgarrados por el amor a la música de las olas sobre las costas y el deseo de ver otra vez a sus parientes, y contemplar el resplandor de los dioses. Pero al final el deseo de la luz fue el más poderoso. Por tanto Ulmo les enseñó el arte de construir naves; y Ossë, sometido a Ulmo, les llevó como regalo de despedida muchos cisnes de alas vigorosas. A éstos los amarraron a la flota de naves blancas, y así fueron llevados a Valinor sin la ayuda de los vientos.

§44Allí vivieron, sobre las largas costas del Hogar de los Elfos [> la Tierra de los Elfos], y si lo deseaban podían ver la luz de los Árboles, e ir por las calles doradas de Valmar y las escaleras de cristal de Tirion sobre la Colina Verde. Pero sobre todo navegaban en las rápidas naves por las aguas de la Bahía del Hogar de los Elfos, o andaban por las olas en la costa con los cabellos resplandecientes a la luz de más allá de la colina. Muchas joyas les dieron los Noldor, ópalos y diamantes y cristales pálidos, que ellos esparcieron sobre las costas y arrojaron en los estanques. Maravillosas eran las playas de Elendë en aquellos días. [209] Y extrajeron muchas perlas del mar, y sus estancias eran de perlas y de perlas las mansiones de Elwë [> Olwë] en el Puerto de los Cisnes, iluminado por muchas lámparas. Porque Alqualondë, el Puerto de los Cisnes, era la principal ciudad de los Teleri, y el puerto de sus navíos; y éstos tenían forma de cisnes, con picos de oro y ojos de oro y azabache. El portal del puerto era un arco abierto en la roca viva tallada por las aguas; y se alzaba en los confines de la Tierra de los Elfos, al norte de Kalakiryan, donde la luz de las estrellas era clara y brillante.

§45Con el paso de las edades los Lindar [> Vanyar] llegaron a amar la tierra de los dioses y la plena luz de los Árboles, y abandonaron la ciudad de Túna, y habitaron en la montaña de Manwë o en los alrededores de las llanuras y los bosques de Valinor, y se separaron de los Noldor. Pero el recuerdo de las Estrellas no se borró en el corazón de los Gnomos [> Noldor], y moraron en el Kalakiryan, y en las colinas y los valles a donde llegaba el sonido del mar occidental; y aunque muchos de entre ellos iban a menudo a la tierra de los dioses [> Valar], emprendiendo viajes distantes en busca de los secretos de la tierra y el agua y de todos los seres vivientes, [tachado: se relacionaban más con los Teleri que con los Lindar [> Vanyar]; y] las lenguas [> los pueblos] de Túna y de Alqualondë se unieron en aquellos días. Finwë reinaba en Túna y Elwë [> Olwë] en Alqualondë; pero Ingwë fue siempre tenido por el rey supremo de todos los Elfos. Moró en adelante a los pies de Manwë, en Taniquetil. Fëanor y sus hijos rara vez vivían en un mismo lugar mucho tiempo. Viajaban muy lejos por [léase: dentro de] los confines de Valinor, llegando aun hasta los bordes de la Oscuridad y las frías costas del Mar Exterior en busca de lo desconocido. Con frecuencia eran huéspedes en los salones de Aulë; pero Celegorn [> Celegorm] iba sobre todo a la morada de Oromë, y allí adquirió un gran conocimiento de los pájaros y las bestias, y entendía todas sus lenguas. Porque todos los seres vivientes que están o han estado en el Reino de Arda, salvo sólo las salvajes y malignas criaturas de Melkor, vivían entonces en Valinor; y había también muchas otras criaturas, hermosas y extrañas, nunca vistas en la Tierra Media y que quizá tampoco se verán ahora, pues la hechura del Mundo ha cambiado.