1495-1500
De la Luna y el Sol La Iluminación de Endar
y el Ocultamiento de Valinor
§164Se dice que los Valar se quedaron largo tiempo inmóviles, sentados en los tronos del Anillo del Juicio, pero no estuvieron ociosos, como declaró Fëanor en la locura de su corazón. Porque los dioses pueden obrar muchas cosas con el pensamiento antes que con las manos, y hablar en silencio entre ellos. Así se mantuvieron en vela en la noche de Valinor, y fueron con el pensamiento más allá de Eä y llegaron hasta el Fin; no obstante, ni el poder ni la sabiduría amortiguaron el dolor y el conocimiento del mal en la hora en que se manifestó. Y no lamentaron más la muerte de los Árboles que la enajenación de Fëanor la más malvada de las obras de Melkor.
§165Porque Fëanor, entre todos los Hijos de Eru, era el más poderoso, en cuerpo y mente, en valor, resistencia, belleza, comprensión, fuerza y sutileza, y una llama resplandeciente ardía en él. Sólo Manwë alcanzaba a concebir en alguna medida las obras maravillosas que para la gloría de Arda podría haber llevado a cabo en otras circunstancias. Y dijeron los Vanyar, [155] que vigilaron junto con los Valar, que cuando los mensajeros comunicaron las respuestas de Fëanor a los heraldos, Manwë lloró y agachó la cabeza. Pero ante las últimas palabras de Fëanor, que cuando menos las proezas de los Noldor vivirían por siempre en canciones, levantó la cabeza como quien escucha una voz lejana y dijo: «¡Qué así sea! Caras se pagarán las canciones, pero buena será la compra. Pues no hay otro precio. Así pues, como Eru nos dijo, no antes de concebida llegará a Eä la belleza, y bueno será que haya habido mal».
«Con todo, seguirá siendo el mal —dijo Mandos—. Fëanor no tardará mucho en comparecer ante mí.»
§166Pero cuando por fin los Valar se enteraron de que los Noldor habían abandonado realmente Aman y habían vuelto a la Tierra Media, se incorporaron y trabajaron en los remedios que habían pensado enderezarían los males de Melkor.
§167Entonces Manwë les pidió a Yavanna y a Niënna que manifestaran todos sus poderes de crecimiento y curación; y ellas aplicaron esos poderes a los Árboles. Pero las lágrimas de Niënna de nada valieron para curar las mortales heridas; y por un largo tiempo cantó Yavanna sola en las sombras. No obstante, aun cuando vacilara la esperanza y se quebrara la canción, he aquí que Telperion dio por fin en una rama sin hojas una gran flor de plata, y Laurelin una única fruta de oro.
§168A éstas recogió Yavanna, y entonces los Árboles murieron, y los troncos sin vida se levantan todavía en Valinor, como en recuerdo de los días de antaño. Pero la flor y la fruta las dio Yavanna a Aulë, y Manwë las consagró; y Aulë y su pueblo construyeron las naves que las llevarían y preservarían su esplendor, como se cuenta en el Narsilion, la Canción del Sol y la Luna. Los dioses dieron esas naves a Varda para que se convirtieran en lámparas del cielo, con un fulgor mayor que el de las antiguas estrellas por estar más cerca de Arda; y ella les otorgó el poder de trasladarse por las regiones inferiores de Ilmen, y de viajar en cursos establecidos sobre la cintura de la Tierra, del Oeste al Este y de vuelta.
§169Estas cosas hicieron los Valar, recordando en el crepúsculo la oscuridad de las tierras de Arda; y resolvieron entonces iluminar la Tierra Media, y estorbar con luz las acciones de Morgoth. Porque se acordaron de los Quendi, los Avari que habían [156] permanecido junto a las aguas en que despertaron, y no abandonaron por completo a los Noldor en exilio; y Manwë sabía también que se acercaba la hora de la llegada de los Hombres.
§170De hecho se dice que así como los Valar le hicieron la guerra a Melkor por el bien de los Quendi, así ahora la evitaban por el bien de los Hildi, los Llegados Después, los hijos menores de Eru. Porque graves habían sido las heridas abiertas en la Tierra Media durante la guerra contra Utumno, y los Valar temían que aún ocurriera algo peor; por cuando los Hildi serían mortales, y más débiles que los Quendi para enfrentar el miedo y los tumultos. Además, no le estaba revelado a Manwë dónde aparecerían los Hombres, al norte, al sur o al este. Por tanto, los Valar lanzaron la luz, pero fortalecieron la tierra de su morada.
§171Isil la Refulgente llamaron los Vanyar de antaño a la Luna, flor de Telperion en Valinor; y Anar el Fuego de Oro, fruta de Laurelin, llamaron al Sol. Pero los Noldor los llamaron también Rána la errante, y Vasa el abrasador, porque el Sol se erigió como signo del despertar de los Hombres y la declinación de los Elfos, pero la Luna alimenta su memoria.
§172La doncella a quien los Valar escogieron de entre los Maiar para guiar la barca del Sol se llamaba Arien, y quien gobernaba la isla de la Luna era Tilion.[95] En los días de los Árboles, Arien había cuidado las flores de oro de los jardines de Vana, y las había regado con el refulgente rocío de Laurelin. Tilion era un joven cazador de la compañía de Oromë, y tenía un arco de plata. Era un enamorado de la plata, y en los días de descanso abandonaba los bosques de Oromë, entraba en Lorien, y se tendía a soñar junto a los estanques de Estë, entre los estremecidos rayos de Telperion; y Tilion rogó que se le encomendara la tarea de cuidar por siempre la última Flor de Plata. Arien, la doncella, era más poderosa que él, y fue escogida porque no había tenido miedo del calor de Laurelin, que no la había dañado, pues ella era desde un principio un espíritu de fuego a quien sin embargo Melkor no había podido engañar o atraer para que le sirviera. Hermoso en verdad era contemplar a Arien, pero demasiado brillantes eran sus ojos para que ni siquiera [157] los Eldar pudiesen mirarlos, y abandonando Valinor se despojó de la forma y los vestidos que como todos los Valar había llevado allí, y se convirtió en una llama desnuda, terrible en la plenitud de su esplendor.
1500
§173Isil fue la primera luz que hicieron y prepararon y la primera en levantarse en el reino de las estrellas, y la primogénita de las nuevas luces, como lo había sido Telperion entre los Árboles. Entonces, por un tiempo, el mundo tuvo luz lunar, y muchas cosas se agitaron y despertaron que habían estado aguardando largamente en el sueño de Yavanna. Los siervos de Morgoth estaban muy asombrados, pero los elfos oscuros miraron arriba con deleite; y se dice que cuando la Luna se alzaba por primera vez por sobre la oscuridad occidental, Fingolfin puso pie en las Tierras Septentrionales, y las sombras de su hueste eran largas y negras. Tilion había atravesado el cielo siete veces y se encontraba en el Este más extremo, cuando la barca de Arien estuvo dispuesta. Entonces Anar se levantó con toda su gloria, y la nieve sobre las montañas brilló como con fuego, y se oyó el sonido de muchas cataratas; pero los siervos de Morgoth huyeron a Angband y se encogieron de miedo, y Fingolfin desplegó sus estandartes.
§174Decidió entonces Varda que las dos barcas viraran por Ilmen siempre en las alturas, pero no juntas; irían de Valinor hacia el Este, y luego regresarían partiendo una del Oeste mientras la otra volvía del Este. Así pues, los primeros nuevos días se midieron de acuerdo con el modo de los Árboles, desde la mezcla de las luces cuando Arien y Tilion recorrían sus caminos, por encima del centro de la Tierra. Pero Tilion era inconstante y de marcha incierta y no se atenía al curso designado; e intentaba aproximarse a Arien, atraído por el esplendor de su belleza, aunque la llama de Anar lo quemara, y la isla de la Luna quedara oscurecida.
§175En consecuencia, por causa de la inconstancia de Tilion y más todavía por los ruegos de Lorien y Estë, que dijeron que el sueño y el descanso habían quedado eliminados de la Tierra, y que las estrellas estaban ocultas, Varda cambió de decisión [158] y reservó un tiempo para que en el mundo hubiera todavía luz y sombra. Anar descansó por tanto un rato en Valinor, yaciendo sobre el seno fresco del Mar Exterior; y el Atardecer, la hora de la caída y el descanso del Sol, fue la de más luz y alegría en Aman. Pero el Sol no tardó en ser arrastrado hacia abajo por los siervos de Ulmo, y se precipitó entonces de prisa por debajo de la Tierra y se volvió de ese modo invisible en el Este, y allí se elevó al cielo otra vez, por temor de que la noche fuera larga en exceso y el mal echara a andar bajo la Luna. Pero por obra de Anar las aguas del Mar Exterior se hicieron cálidas y resplandecieron con el color del fuego, y Valinor tuvo luz por un rato después de que Arien partiese. Pero mientras viajaba bajo la Tierra y hacia el Este, el resplandor menguaba y Valinor se oscurecía, y los Valar se lamentaban entonces como nunca por la muerte de Laurelin. Al amanecer, las sombras de las Montañas de la Defensa se extendían pesadas sobre las tierras de los Valar.
§176Varda ordenó a la Luna que viajara de igual manera, y luego de avanzar bajo la Tierra que se levantara del Este, aunque sólo después de que el Sol hubiera descendido del cielo. Pero Tilion avanzaba con paso incierto, como lo hace todavía, y aún se sentía atraído por Arien, como siempre le ocurrirá, de modo que con frecuencia puede vérselos juntos por sobre la Tierra, o acaece a veces que él se le acerca tanto, que la sombra de él rebana el brillo de ella y hay oscuridad en medio del día.
§177Por lo tanto y desde entonces los Valar contaron los días por la llegada y la partida de Anar, hasta el Cambio del Mundo. Porque Tilion rara vez se demoraba en Valinor, y en cambio iba de prisa y a menudo por la tierra occidental de Aman, por Arvalin o Araman o Valinor, y se sumergía en el abismo de más allá del Mar Exterior, marchando solo en medio de las grutas y cavernas que se abren en las raíces de Arda. Allí a menudo erraba largo tiempo y se demoraba en volver.
§178Todavía, por tanto, al cabo de la Larga Noche, la luz de Valinor era más abundante y hermosa que en la Tierra Media; ya que el Sol descansaba allí, y en esa región las luces del cielo se acercaban a la Tierra. Pero ni el Sol ni la Luna son capar ces de resucitar la luz de antaño, que venía de los Árboles antes que los tocara el veneno de Ungoliantë. Esa luz vive ahora sólo en los Silmarils, que se han perdido. [159]
§179Pero Morgoth detestaba las nuevas luces, y quedó por un tiempo confundido ante este golpe inesperado que le asestar ron los Valar. Entonces atacó a Tilion, enviando contra él espíritus de sombra, y hubo lucha en Ilmen bajo el curso de las estrellas, y Tilion resultó victorioso: como lo ha resultado desde entonces, aunque todavía la oscuridad que lo persigue le da a veces alcance. Pero Morgoth temía a Arien con un gran temor, y no se atrevía a acercársele, porque le faltaba poder. Porque mientras crecía en malicia y daba al mal que él mismo concebía forma de engaños y criaturas malignas, el poder pasaba a ellas, y se dispersaba, y él estaba cada vez más encadenado a la tierra, y ya no deseaba abandonar las fortalezas oscuras. Por tanto en la sombra se escondía de Arien junto con sus siervos, pues no soportaba el resplandor de los ojos de ella, y sobre las tierras próximas a su morada había una mortaja de vapores y grandes nubes.[96]
§180Pero al ver a Tilion atacado, los Valar tuvieron una duda, pues temían lo que la malicia y la astucia de Melkor podían aún concebir contra ellos. Resistiéndose a hacerle la guerra en la Tierra Media, como se ha dicho, recordaron no obstante la ruina de Almaren y resolvieron que no le sucedería lo mismo a Valinor. Por tanto, en ese tiempo, fortificaron Valinor de nuevo; y levantaron los muros montañosos de las Pelóri que alcanzaron una altura desnuda y terrible, al este, al norte y al sur. Las laderas exteriores eran desnudas y lisas, sin asidero para el pie ni saliente,[97] y descendían en profundos precipicios de piedra dura como vidrio, y se alzaban como torres coronadas de hielo blanco. Se las sometió a una vigilancia insomne. No había paso que las atravesara, salvo sólo el Kalakiryan,[98] donde todavía se erguía desamparada la colina verde de Túna. Ese paso no lo cerraron los Valar debido a los Eldar que les eran todavía fieles: pues toda la raza élfica, incluso los Vanyar e Ingwë, su señor, ha de respirar a veces el aire exterior y el viento que viene por encima del Mar desde las tierras en que nacieron; y los dioses no estaban dispuestos a apartar por completo a los Teleri de la gente de su linaje. Por tanto en el Kalakiryan levantaron torres fortificadas y pusieron muchos centinelas; y a sus puertas, en las llanuras de Valmar, acampó un ejército; pues las armerías de los Valar se habían abierto, y los Maiar y los Hijos [160] de los Valar se dispusieron para la guerra. Ni pájaro ni bestia, ni elfo ni hombre, ni ninguna otra criatura que viviera en la Tierra Media podía romper esa alianza.
§181Y también en ese tiempo, que los cantos llaman Nurtalë Valinóreva, el Ocultamiento de Valinor, se levantaron las Islas Encantadas, y todos los mares de alrededor se llenaron de sombras y desconcierto; y estas islas se extendieron como una red por los Mares Sombríos[99] desde el norte hasta el sur, antes de que quien navegue hacia el oeste llegue a Tol Eressëa, la Isla Solitaria. Difícilmente puede pasar un barco entre ellas, pues las olas rompen de continuo con un suspiro ominoso sobre las rocas oscuras amortajadas en nieblas. Y en el crepúsculo un gran cansancio ganaba a los marineros, y abominaban el Mar; pero todo el que alguna vez puso pie en las islas quedó allí atrapado y durmió hasta el Cambio del Mundo. Así fue que, como predijo Mandos en Araman, el Reino Bendecido quedó cerrado para los Noldor; y de los muchos mensajeros que en días posteriores navegaron hacia el Oeste, ninguno llegó a Valinor; excepto uno, el más poderoso marinero de los cantos.
Aquí con el Ocultamiento de Valinor
acaban
Los Anales de Aman