Ainulindalë D

La siguiente versión de la Ainulindalë consiste en un manuscrito de inusual esplendor, escrito con mayúsculas luminosas y hermosa letra. Durante parte de su extensión mi padre utilizó letras anglosajonas, e incluso llegó a emplear antiguas abreviaturas, como la letra «thorn» atravesada por un palo en lugar de «that», que. Este rasgo relaciona el texto inmediatamente con la Ainulindalë C, donde en los largos pasajes de nuevo texto que cubren el viejo manuscrito lo hacía de vez en cuando. En cualquier caso, no cabe duda de que esta nueva versión corresponde a una época cercana a la de C, un texto muy difícil y caótico que precisaba una copia más clara; además, comparte la característica común a varios manuscritos de mi padre de que empieza como una copia similar (de hecho en este caso casi exacta) del ejemplar pero que diverge más cuanto más avanza. En este caso sólo doy el texto completo de algunos pasajes, y del resto ofrezco una lista con los cambios (exceptuando unos pocos pequeños cambios estilísticos de una palabra o dos, sin importancia para la concepción general) en referencia a tos párrafos de C.

El texto de D se corrigió más tarde, aunque no muy exhaustivamente, en varias «capas», de las cuales la primera se realizó con cuidado, la última toscamente. He apuntado las alteraciones importantes en la descripción textual que sigue.

D tiene una cuidada página de título aparte, con Ainulindalë en tengwar, y luego:

[43]

Ainulindalë

La Música de los

Ainur

Compuesta por Rúmil de Túna en los Días Antiguos. Escrita aquí según el relato que Pengolod el Sabio narró a Ælfwine en Eressea. Se le han añadido las demás cosas que Pengolod dijo en ese entonces sobre los Valar, los Eldar y los Atani, de lo que se habla más posteriormente

La primera página del texto está encabezada Ainulindalë (escrito también en tengwar), y luego sigue como en C (p. 19). Posteriormente se añadió: «Primero le recitó la Ainulindalë que compuso Rúmil».

§13«(como tú oirás, Ælfwine)» omitido.

§14«toda la anchura del Sol»; D «toda la anchura de Arda»

§15«las Estancias de Aman», como en C; no se corrigió posteriormente (véase p. 51)

§16En un principio D conservó las palabras de C: «y no la posesión ni él mismo, por lo que se convirtió en un hacedor y maestro, y nadie lo ha llamado Señor». Esto fue sustituido por «y no la posesión ni su propia maestría; por tanto da y no atesora, y está libre de cuidados emprendiendo siempre nuevas tareas». El nuevo texto está en presente y en consecuencia no concuerda con la oración inmediatamente anterior «lo que deleitaba… a Aulë era la tarea de hacer».

§17«¡Contempla las torres y palacios de hielo!» omitido, quizá por descuido.

§19Después de «la visión se apagó» hay una nota al pie que parece haber sido una adición temprana:

Y algunos han dicho que la Visión acabó antes del final del Dominio de los Hombres y el marchitamiento de los Primeros Nacidos; por tanto, aunque la Música lo abarca todo, los Valar no han visto las Edades Posteriores o el fin del Mundo. Dijo Pengolod.

§20 Posteriormente antes de «¡Qué Sean estas cosas!» se añadió la palabra «¡Ëa!»; y después de «Ilúvatar había hecho algo nuevo» se añadió «Ea, el Mundo que Es». [44]

§23«en medio de las vastas estancias del Mundo»; D «en medio de las vastas estancias de Aman»; «Aman» se sustituyó más tarde por «Ea» (véanse nota 15 y p. 51).

§24«bajaron a las Estancias de Aman»; D «bajaron a los campos de Arda»

«pero no se quitó la Tierra del corazón»; D «pero no se quitó del corazón el deseo de dominar el reino de Arda»

El pasaje final de este párrafo, desde «Pues estaba solo, sin compañeros ni amigos…» está ausente.

§25«forma y cuerpo»; «cuerpo» corregido en D por «color».

§27«Pues esto sabemos:»; D «Pero esto dijo Rúmil al final de la Ainulindalë que te he contado:»

«la llegada de los Hijos»; D «la llegada de los Primeros Nacidos»

«Y, sin embargo, su labor no era en vano, y poco a poco la Tierra tomó forma y se afirmó»; D «Y, sin embargo, no toda su labor era en vano; y aunque la voluntad y el propósito de los Valar no se cumplían nunca, y todas las cosas tenían un color y una forma distintos de como ellos los habían pensado, no obstante lentamente la Tierra tomó forma y se afirmó».

Título anterior a §29: «Palabras de Pengolod»; D «Esto es lo que le contó Pengolod a Ælfwine»

§29«Pengolod»; D «Pengolod» (pero «Pengolod» en C §30)

§31«los maestros de tradición de los Noldor»; D «los maestros de tradición»

«el Pequeño Mundo»; D «el Pequeño Reino»

Tras el pasaje sobre la llegada de Tulkas en §31 el texto de D presenta tal cantidad de cambios respecto a C que doy entera la parte siguiente.

En ese entonces los Valar trajeron orden a los mares y las tierras y las montañas, y Yavanna plantó por fin las semillas que tenía preparadas tiempo atrás. Y desde entonces, cuando los fuegos fueron sometidos o sepultados bajo las colmas primigenias, hubo necesidad de luz, Aulë construyó dos lámparas poderosas para iluminar la Tierra Media que él había puesto entre los [45] Mares Circundantes. Entonces Varda llenó las lámparas y Manwë las consagró, y los Valar las colocaron sobre altos pilares, más altos que cualquiera de las montañas de los días posteriores. Levantaron una de las lámparas cerca del Norte de la Tierra Media, y le dieron el nombre de [Forontë >] Illuin; y la otra la levantaron en el Sur, y le dieron el nombre de [Hyarantë >] Ormal; y la luz de las Lámparas de los Valar fluyó sobre la Tierra, de manera que todo quedó iluminado como si estuviera en un Día inmutable.

Entonces las semillas que Yavanna había sembrado empezaron a brotar y a germinar con prontitud, y apareció una multitud de cosas que crecían, grandes y pequeñas, [hierbas, y flores de muchos colores, y árboles con flores como nieve sobre las montañas, tan altos eran >] musgos y hierbas, y grandes helechos, y árboles con copas coronadas con nubes, como montañas vivientes, / pero con los pies envueltos en un crepúsculo verde. Y acudieron bestias [tachado: y pájaros] y moraron en las llanuras herbosas, o en los ríos y los lagos, o se internaron en las sombras de los bosques. [Y donde más crecían las plantas y las bestias era en las partes >] Y sin embargo aún no había florecido ninguna flor, ni había cantado ningún pájaro porque estas cosas aún aguardaban su hora en el seno de Palúrien; pero había riqueza en lo que ella concibiera, en ningún sitio más abundante que en las partes / centrales de la Tierra, donde las luces de ambas Lámparas se encontraban y se mezclaban. Y allí, en la isla de Almaren, en el Gran Lago, tuvieron su primera morada los dioses cuando todas las cosas eran jóvenes y el verde reciente maravillaba aún a los [hacedores. >] hacedores; y durante mucho tiempo se sintieron complacidos.

§32Pero finalmente Melkor volvió en secreto, y lejos, en el Norte, donde los rayos de [Forontë >] Illuin eran fríos y débiles, construyó una morada secreta. Desde allí envió su poder y volvió al mal mucho de lo que bien había empezado; de modo que las cosas verdes enfermaron y se corrompieron, y las malezas y el cieno estrangularon los ríos, y los helechales, rancios y ponzoñosos, se convirtieron en sitios donde pululaban las moscas; y los bosques se hicieron peligrosos y oscuros, moradas del miedo; y las bestias se transformaron en monstruos de cuerno y marfil y tiñeron la tierra con sangre. Y cuando Melkor vio que le [46] llegaba la hora reveló su presencia y luchó de nuevo contra los Valar, sus hermanos; y derribó las Lámparas, y cayó una nueva oscuridad, y cesó todo crecimiento. Y cuando cayeron las Lámparas, que eran muy grandes, los mares se alzaron con furia, y muchas tierras quedaron anegadas. Entonces los Valar fueron expulsados de su morada en Almaren, y abandonaron la Tierra Media, e hicieron su hogar en el más apartado Oeste, [añadida] en Aman la Bendita, / y lo fortificaron contra la embestida de Melkor. Muchos palacios construyeron en esa tierra sobre los bordes del mundo que desde entonces se llama Valinor, cuyos márgenes occidentales caen en las nieblas del Mar Exterior, y está protegida del Este por las [Pelóri >] Pelóre Valion, las Montañas de Valinor, las más altas de la Tierra.

De allí salieron al fin con una gran hueste contra Melkor, para arrebatarle el gobierno de la Tierra Media; pero Melkor había crecido ahora en malicia y en fuerza y era señor de muchos monstruos y criaturas malignas, de modo que en ese entonces no pudieron denotarlo por completo, ni tomarlo prisionero; y escapó de la furia de los Valar, y se escondió hasta que hubieron partido. Entonces volvió a su morada en el Norte, y allí se construyó una gran fortaleza, y excavó cavernas enormes bajo tierra a salvo de los ataques, y convocó muchos poderes inferiores que al ver su grandeza y su creciente fuerza quisieron servirle ahora; y el nombre de esa fortaleza maligna era Utumno.

§33Y así fue que la oscuridad cayó sobre la Tierra una vez más, salvo en Valinor, mientras edades avanzaban hacia la hora señalada por Ilúvatar para la venida de los Primeros Nacidos. Y en las tinieblas vivía Melkor, y aún andaba con frecuencia por el mundo, en múltiples formas poderosas y aterradoras; y esgrimía el frío y el fuego, desde las cumbres de las montañas a los profundos hornos que están debajo; y cualquier cosa que fuese cruel o violenta o mortal era en esos días obra de Melkor.

§34Pero en Valinor moraban los Valar con todo su linaje y su pueblo, y debido a la beatitud y belleza de ese reino pocas veces iban a la Tierra Media, pero cuidaban y amaban la Tierra allende de más allá de las Montañas.

En D falta el resto de C §34 sobre las visitas de Yavanna y Oromë a la Tierra Media (véase p. 48); el texto continúa con el principio de C §35: [47] «Y en medio del Reino Bendecido estaban los palacios de Aulë, y allí trabajó largo tiempo». A partir de este punto D vuelve a ser más parecido a C, y las diferencias pueden presentarse en forma de notas.

§35«De él provienen el amor y el conocimiento de la Tierra»; D «De él proviene la ciencia …» (ambas versiones se leen con claridad).

«la composición de la Tierra»; D «la composición del mundo»

«el labrador y el granjero, el tejedor, el que da forma a la madera el forjador de metales»; D «el tejedor, el que da forma a la madera y el que trabaja los metales; y también el labrador y el granjero. Aunque éstos y todos los que tratan con cosas que crecen y dan fruto se deben también a la esposa de Aulë, Yavanna Palúrien».

El pasaje concerniente a los Noldor, entre corchetes en C, se conservó en D, con el cambio de «y son ellos los más sabios y hábiles de entre los Elfos» por «y son ellos los más hábiles de entre los Elfos».

§36«todo cuanto ocurría en Aman» se conserva en D (cf. nota sobre §23 arriba).

«para los ojos de Manwë»; D «para los ojos de Manwë y de sus servidores»

«ella fue quien hizo las Estrellas» sustituido en D (en una fiase tardía) por «ella fue quien hizo las Grandes Estrellas»

Inmediatamente después de esto hay un pasaje en D tachado fuertemente con tinta, por lo que es por completo ilegible; sin embargo, no hay duda de que se trata del pasaje que sigue aquí en C: «Y descienden de Manwë y Varda y Fionwë Úrion su hijo, e Ilmarë su hija; y éstos fueron los mayores de los hijos de los Valar. Moraban con Manwë». Un punto y coma se colocó después de «Estrellas», y la corrección de D continúa con «y con ellos había una gran hueste de hermosos espíritus», etc.

El pasaje acerca de los Lindar, entre corchetes en C, se conservó en D, con el cambio tardío de «Lindar» por «Vanyar».

«y principal defensa contra Melkor»; D «el vicerregente de Ilúvatar y principal defensa contra el mal de Melkor».

A partir del principio de §37 y hasta el final de la obra doy el texto de D en su totalidad. [48]

§37 Pero Ulmo estaba solo, y no moraba en Valinor, y ni siquiera iba allí excepto cuando se celebraba un gran consejo: vivió desde el principio de Arda en el Océano Exterior, y allí vive todavía. Desde allí gobernaba el flujo de todas las aguas, y las mareas, los cursos de todos los ríos y la renovación de las fuentes, y la destilación de todos los rocíos y lluvias en las tierras que se extienden bajo el cielo. En los sitios profundos concibe músicas grandes y terribles; y el eco de esas músicas corre por todas las venas del mundo en dolor y alegría; porque si alegre es la fuente que se alza al sol, sus manantiales están en los pozos de dolor insondable en los cimientos de la Tierra. Los Teleri aprendieron mucho de Ulmo, y por esta razón su música tiene a la vez tristeza y encantamiento. Junto con él llegó Salmar a Arda, el que hizo los cuernos de Ulmo que nadie puede olvidar si los ha oído una vez; también Ossë y Uinen, a los que dio el gobierno de las olas y los movimientos de los Mares Interiores, y además muchos otros espíritus. Y así fue [añadido:] por el poder de Ulmo / como aun bajo la oscuridad de Melkor la vida siguió fluyendo por muchas vías secretas, y la Tierra no murió; y para aquellos que andaban perdidos en esa oscuridad o lejos de la luz de los Valar, estaban siempre abiertos los oídos de Ulmo; y tampoco ha olvidado la Tierra Media, y no ha dejado de pensar en cualquier ruina o cambio que haya sobrevenido desde entonces, y así lo hará hasta el fin de los días.

El siguiente pasaje sobre Yavanna y Oromë procede de §34 en C; en ese punto está ausente en D (p. 46).

[§34] Y en ese tiempo de oscuridad tampoco Yavanna estaba dispuesta a abandonar por completo las tierras exteriores; pues ama todas las cosas que crecen, y se lamentaba por las obras que había iniciado en la Tierra Media, y que Melkor había dañado. Por tanto, abandonando la casa de Aulë y los prados floridos de Valinor, iba a veces a curar las heridas abiertas por Melkor; y al volver instaba siempre a los Valar a enfrentar el maligno dominio de Melkor, en una guerra que tendrían que librar sin duda antes del advenimiento de los Primeros Nacidos. Y Oromë, domador de bestias, también cabalgaba de vez en cuando por la oscuridad de los bosques sin luz; llegaba como [49] poderoso cazador, con la lanza y el arco [persiguiendo a muerte a los monstruos y criaturas salvajes del reino de Melkor. Entonces cabalgaba en su infatigable corcel de crin brillante y cascos dorados, y hacía sonar el gran cuerno Rombaras; >] en su infatigable corcel de crin brillante y cascos dorados, persiguiendo a muerte a los monstruos y criaturas salvajes del reino de Melkor. Entonces en el crepúsculo del mundo hacía sonar su gran cuerno, el Valaróma, sobre los llanos de Arda; / las montañas le respondían con ecos, y las sombras fíe Utumno huían, y el mismo Melkor se estremecía, anticipando la cólera por venir.

El párrafo siguiente, tras las palabras de Pengoloð a Ælfwine (ausentes en C), retoma un pasaje de la Ainulindalë B, V. 187 (que a su vez no presenta grandes cambios respecto a la Música de los Ainur original del Libro de los Cuentos Perdidos, I. 74) que no se utilizó en C:

Ahora bien, ya lo sabes todo, Ælfwine, por el momento, de cómo eran la Tierra y sus gobernantes en la época anterior a los días y antes de que el mundo fuera como los Hijos lo han conocido. Sobre éstos no has preguntado, pero te contaré un poco para acabar. Pues los Elfos y los Hombres son los Hijos; y al no entender por completo el tema con el que los Hijos entraron en la Música, ninguno de los Ainur se atrevió a agregarle nada. Por esa razón los Valar son para ellos mayores y caudillos antes que amos; y si, en el trato con los Elfos y los Hombres, los Ainur han intentado forzarlos en alguna ocasión cuando ellos no querían ser guiados, rara vez ha resultado nada bueno, por buenas que fueran las intenciones. Los Ainur han tratado sobre todo con los Elfos, pues Ilúvatar hizo a los Eldar más semejantes en naturaleza a los Ainur, aunque menores en fuerza y estatura, mientras que a los Hombres les dio extraños dones.

§38Pues se dice que después de la partida de los Valar, hubo silencio, y durante una edad Ilúvatar estuvo solo, pensando. Luego habló, y dijo: «¡He aquí que amo la Tierra, que será un palacio para los Eldar y los Atani! Pero los Eldar serán los más hermosos de todas las criaturas terrenas, y tendrán y concebirán y producirán más belleza que todos mis hijos; y de ellos será la mayor buenaventura en este mundo. Pero a los Atani (que son los Hombres) les daré un nuevo don». [50]

§39Por tanto quiso que los corazones de los Hombres buscaran más allá y no encontraran reposo en el mundo; pero tendrían la virtud de modelar sus propias vidas, entre los poderes y azares mundanos, más allá de la Música de los Ainur, que es como el destino para toda otra criatura; y por obra de los Hombres todo habría de completarse, en forma y acto, hasta en lo último y lo más pequeño. [El siguiente pasaje fue tachado: He aquí que incluso nosotros de los Eldalië hemos visto para nuestro pesar que los Hombres tienen un extraño poder para lo bueno o lo malo, y para apartar las cosas del propósito de los Valar o de los Elfos; por ese motivo decimos que el Destino no es el amo de los hijos de los Hombres; sin embargo, están ciegos, y su alegría es pequeña, aunque debería ser grande.]

§40Pero Ilúvatar sabía que los Hombres, arrojados al torbellino de los poderes del mundo, se extraviarían a menudo y no utilizarían sus dones en armonía; y dijo: «También ellos sabrán, en su momento, que todo cuanto hagan contribuirá al fin sólo en la gloría de mi obra». Sin embargo, nosotros de los Eldar creemos que los Hombres son a menudo motivo de dolor para Manwë, que conoce mejor que otros la mente de Ilúvatar. Pues nos parece que los Hombres se asemejan a Melkor más que a cualquier otro de los Ainur, y sin embargo él los ha temido y los ha odiado siempre, aun a aquellos que le servían.

Uno y el mismo es este don de la libertad concedido a los hijos de los Hombres: que sólo estén vivos en el mundo un breve lapso, y no estén atados a él, y que partan pronto; adonde, no lo sabemos. Mientras que los Eldar permanecen en el mundo hasta el fin de los días, y su amor por la Tierra y todo el mundo es así más singular y profundo; y más doloroso a medida que los años se alargan. La memoria es nuestra carga. Pues los Eldar no mueren hasta que el mundo muera, a menos que los maten o los consuma la pena (y a estas dos muertes aparentes están sometidos); tampoco la edad les quita fuerzas, a no ser que uno se canse de diez mil siglos; y al morir se reúnen en las estancias de Mandos, en Valinor, de donde a menudo retornan y renacen entre sus hijos. Pero los hijos de los Hombres mueren en verdad, y abandonan el Mundo (se dice); por lo que se los llama los Huéspedes, o los Forasteros. La muerte es su destino, el don que les concedió Ilúvatar, que hasta los mismos Poderes [51] envidiarán con el paso del Tiempo. Pero Melkor ha arrojado su sombra sobre ella, y la ha confundido con la oscuridad, y ha hecho brotar el mal del bien, y el temor de la esperanza. No obstante, ya desde hace mucho los Valar nos declararon que los Hombres se unirán a la Segunda Música de los Ainur, mientras que Ilúvatar no ha revelado qué les reserva a los Elfos tras el fin del Mundo, y Melkor no lo ha descubierto.