Comentario sobre el texto C de la Ainulindalë

[35]

La revisión C introduce un reordenamiento radical del tema original de la Ainulindalë, junto con muchos elementos nuevos; lo más sencillo es exponer los cambios en una tabla. Esta tabla no es en absoluto un resumen del contenido, sino simplemente un esquema para mostrar las interrelaciones estructurales.

image2.jpeg

image3.jpeg

[37]

El cambio principal en el mito de la Creación radica, por supuesto, en el hecho de que en la antigua versión, cuando los Ainur contemplan el Mundo y se deleitan en su contemplación y lo desean, el Mundo ha recibido Ser de Ilúvatar, mientras que en C se trata de una Visión a la que no se le ha otorgado Ser. Esto se puede comparar con las palabras que escribió mi padre acerca de su obra para Milton Waldman en 1951 (Cartas n.º 131, p. 174): [38]

[Los Valar] son «divinos», es decir, estaban originalmente «fuera» y existían «antes de» la creación del mundo. Su poder y sabiduría derivan del Conocimiento que tienen del drama cosmogónico, que percibieron al principio como drama (es decir, como percibimos una historia hecha por algún otro) y luego como «realidad».

En la Visión, además, donde los Ainur contemplan el desplegamiento de la historia del Mundo todavía irreal, ven la aparición en su interior de los Hijos de Ilúvatar (§13); y cuando la Visión se hace realidad y los Ainur descienden al Mundo, es su conocimiento y amor por los Hijos de Ilúvatar lo que dictará su elección de cuerpo y forma cuando se hacen visibles (§25). Algunos pasajes de las cartas de mi padre de los años 1956-1958 apuntan considerablemente a estas concepciones (véase Cartas n.º 181, 200, 212).

Sin embargo, la naturaleza y extensión de la Ainulindalë también han sufrido grandes cambios; ésta incluye ahora la primera batalla de Melkor contra los Valar por el dominio de Arda, pero no el pasaje final original sobre el Don de Ilúvatar para los Hombres, ni las descripciones de Manwë, Ulmo y Aulë que se añadieron, junto con una gran cantidad de material nuevo sobre las primeras guerras de Arda, en una especie de Apéndice, las Palabras de Pengolod a Ælfwine. Este procede de la Música de los Ainur original publicada en El Libro de los Cuentos Perdidos, donde Ælfwine (Eriol) aparece en persona como interrogador.

En los textos anteriores al Señor de los Anillos el papel de Melko en el principio de la historia de la Tierra era mucho más simple. Todavía en la época del Ambarkanta (IV. 278-279) la historia era que

cuando los Valar llegaron al Mundo bajaron primero al centro de la Tierra Media, salvo Melko, quien bajó en el Norte más lejano. Pero los Valar cogieron una porción de tierra y crearon una isla y la consagraron, y la colocaron en el Mar Occidental y moraron en ella mientras se dedicaban a explorar y a ordenar el Mundo. Según se dice, deseaban fabricar lámparas, y Melko se ofreció a inventar una nueva sustancia de gran fuerza y belleza para los pilares. Y levantó los grandes pilares al norte y al sur del centro de la Tierra, aunque más cerca de ésta que del abismo; y los Dioses depositaron lámparas sobre ellos y la Tierra tuvo luz un tiempo.

En el Quenta Silmarillion (V. 241) y en los Anales de Valinor Posteriores (V. 130-131) no hay indicación de que Melko abandonara la Tierra cuando llegaron los Valar, y de hecho en la cosmología del Ambarkanta es imposible que lo hiciera; como ya comenté (IV. 294). [39]

De hecho en el Ambarkanta no se explica cómo los Valar entraron en el mundo al principio, pasando a través de los Muros infranqueables, y quizá no deberíamos esperar una explicación. Pero la idea central de esa época es clara: desde el Principio hasta la Gran Batalla en la que Melko fue vencido, el mundo y todos sus habitantes estaban confinados sin vía alguna de escape; pero justo al final, con el propósito de expulsar a Melko al Vacío, los Valar fueron capaces de atravesar los Muros con una Puerta.

Por tanto, la ampliación en la nueva obra del relato de los movimientos de Melkor y su lucha con los Valar indica que habían tenido lugar cambios en la cosmología.

En la Ainulindalë propiamente dicha se cuenta ahora que al principio Melkor llegó al Mundo con los otros Ainur: «estuvo también allí desde el principio», y designó la Tierra para sí (§23); pero estaba solo, y no podía resistir a los Valar, y «partió a otras regiones» (§24). Luego siguen los trabajos de los Valar «en el ordenamiento de la Tierra y el apaciguamiento de sus tumultos», y Melkor vio desde lejos que «la Tierra se había convertido en un jardín»; entonces, colmado de envidia y maldad, «descendió sobre la Tierra» para empezar «la primera batalla de Melkor con los Valar por el dominio de Arda» (§§26-27). Las palabras «la Tierra se había convertido en un jardín» no deben interpretarse como referencia a la «Primavera de Arda», pues la descripción de ésta sigue en las Palabras de Pengolod, donde también aparece el elemento completamente nuevo de que Tulkas no fue uno de los Ainur que entró en el Mundo en el principio, sino que no vino hasta que «en el cielo lejano» oyó que se libraba batalla «en el Pequeño Mundo» (§31).

Luego sigue la construcción de las Lámparas y la Primavera de Arda; pues Melkor había huido de la Tierra por segunda vez, derrotado por Tulkas, y «meditaba en la oscuridad exterior». Al cabo de «una larga edad» volvió en secreto al lejano Norte de la Tierra Media, desde donde se extendió su poder maligno, y desde donde volvió a atacar a los Valar en una nueva batalla en la que derribó las Lámparas (§32). Entonces los Valar abandonaron la isla de Almar en el gran lago y establecieron su morada en el más apartado Oeste; y desde Valinor atacaron a Melkor de nuevo. Pero no pudieron derrotarlo, y en ese entonces construyó Utumno. Así pues, hay cuatro periodos distintos de lucha entre Melkor y los Valar, y Melkor partió de Arda y regresó allí dos veces.

Nos encontramos, por tanto, con un enorme problema a la hora de definir la concepción subyacente del Mundo en esta fase del trabajo posterior de mi padre. En la Música de los Ainur original publicada [40] en El Libro de los Cuentos Perdidos, Ilúvatar «les fabricó [a los Ainur] una vivienda en el vacío y habitó entre ellos» (I. 68); cuando acabó la Música «salió de sus recintos, más allá de las bellas regiones que había hecho para los Ainur, hacia los lugares oscuros» (I. 71); y «cuando llegaron a lo más íntimo del vacío, vieron una escena de sobrecogedora belleza y maravilla donde antes no había habido nada»: «los Ainur se maravillaron al ver el mundo englobado en el vacío y sin embargo separado de él» (I. 72). Quizá la concepción no resulte sencilla, pero la imagen sí lo es. En Ainulindalë B no sufrió ningún cambio (V. 185). En el Ambarkanta «el Mundo» (Ilu) «se engloba» entre los invisibles e infranqueables Muros del Mundo (Ilurambar), «el Mundo se encuentra entre Kúma, el Vacío, la Noche sin forma o tiempo» (IV. 275-278). A mi parecer, los relatos no se contradicen entre sí. «El Mundo» comprende «la Tierra» (Ambar), la región de los cuerpos celestes que hay sobre ella y el Mar Exterior (Vaiya), que «bajo la Tierra parece más el mar y sobre la Tierra parece más el aire» y lo envuelve o «engloba» todo (IV. 276).

De modo similar, en C Ilúvatar «se alejó de las hermosas regiones que había hecho para los Ainur», y llegaron al Vacío (§§10-11). Allí Ilúvatar les mostró una Visión, «y vieron un nuevo Mundo… y era un globo en el Vacío, y allí se sostenía, pero no estaba hecho de él» (repitiendo las palabras de B, que sin embargo se escribieron de nuevo). Pero luego se dice en C (§14) que «entre todos los esplendores del Mundo, las vastas salas y los espacios, y los carros de fuego, Ilúvatar escogió como morada [es decir, la morada de los Hijos de Ilúvatar] un sitio en los Abismos del Tiempo y en medio de las Estrellas innumerables». Esta morada es «Arda, la Tierra», que se encuentra «en las Estancias de Aman» (§15). Cuando Ilúvatar dio Ser a la Visión, dijo (§20): «¡Qué Sean estas Cosas! Y enviaré al Vacío la Llama Imperecedera, y estará en el corazón del Mundo, y el Mundo será; y aquellos de entre vosotros que lo deseen, podrán descender a él». Algunos de los Ainur «siguieron morando con Ilúvatar más allá de los confines del Mundo» (§21); pero aquellos que «entraron en el Mundo» son los Valar, los Poderes del Mundo, y trabajaron «en desiertos inconmensurables e inexplorados… hasta que, en los Abismos del Tiempo y en medio de las vastas estancias del Mundo, hubo una hora y un lugar en los que fue hecha la morada de los Hijos de Ilúvatar» (§23). También se dice (§24) que los espíritus menores que ayudaron a Manwë «bajaron a las Estancias de Aman». Es evidente que «las Estancias de Aman» equivalen al «Mundo» (y de hecho en D, el texto siguiente, las palabras de C en §23 «las vastas estancias del Mundo» pasan a ser «las vastas estancias de Aman»). Sin embargo, no puedo arrojar ninguna luz sobre el uso del nombre Aman en los textos posteriores de la Ainulindalë. [41] En El Hundimiento de Anadûnê, donde apareció por primera vez, era el nombre adûnaico de Manwë, pero el significado es sin duda distinto aquí.

Por tanto, se deduce que la palabra «Mundo» se utiliza explícitamente en un nuevo sentido. En el esquema I del Ambarkanta (IV. 285) Ilu es «el Mundo», la Tierra y el Cielo, las dos mitades de un globo a su vez englobado en el interior de Vaiya. En C Arda, la Tierra, la morada de los Elfos y los Hombres, se encuentra en el interior del «Mundo», «las Estancias de Aman». El hecho evidente de que en C mi padre utilizara «Mundo» en otro sentido aun (el caso más claro es «la tierra sobre los bordes del Mundo llamada Valinor», §32) no facilita las cosas, pero tampoco contradice esta distinción.

Para comprender las implicaciones de este cambio, primero hemos de preguntamos: ¿Qué se puede decir sobre la naturaleza de Arda en su nueva concepción?

En el esquema I del Ambarkanta mi padre sustituyó mucho tiempo después la palabra del título Ilu por Arda (IV. 284); difícilmente lo habría hecho si las concepciones detrás de los dos nombres no siguieran siendo sustancialmente parecidas. Arda, pues, conserva la mayor parte de las características de Ilu, tal como se desprende de las palabras del mismo texto C: por ejemplo, cuando se dice que Ulmo «vivió desde el principio de Arda en el Océano Exterior» y el eco de su música «corre por todas las venas de la Tierra» (§37), o que las alas de los espíritus que volaban por las estancias de Manwë en forma de halcones y águilas los llevaran «a través de las tres regiones del firmamento» (§36).

Partiendo de esta base podemos decir que la mayor diferencia de la nueva concepción consiste en que, aunque Arda es físicamente igual a Ilu, ha dejado de ser «el Mundo englobado en el Vacío»: Arda se encuentra en el interior del «Mundo», que a su vez es «un globo en el Vacío» (§11).

Sin embargo, en seguida nos encontramos con una seria dificultad, y no hubo un segundo Ambarkanta que nos ayude a resolverla. Pues «el Mundo», «las Estancias de Aman», que rodea Arda, no es el Vacío: a pesar de que Arda puede parecer «algo pequeña a aquellos que sólo consideran… la vastedad inconmensurable del Mundo» (§14), el Mundo está definido espacialmente (es «un globo», §11), y contiene «esplendores… y carros de fuego»; e Ilúvatar escogió la morada de los Hijos, que es Arda, «en medio de las Estrellas innumerables». ¿Cómo es posible concertar esto con la idea (IV. 281, 285) del Tinwë-mallé, el sendero de las estrellas, que es el «aire medio» de Ilmen, la segunda región del firmamento de Ilu? Sin embargo, en C (§36) los espíritus que vuelan por Taniquetil atraviesan «las tres regiones [42] del firmamento más allá de las luces del cielo hasta el filo de la Oscuridad». Al proceder esto directamente de B (V. 189), y al ser C una nueva versión del manuscrito B, podría pensarse que este pasaje se conservó por descuido; no obstante, se encuentra en una porción del texto que volvió a escribirse por completo, no en una corrección del manuscrito original (buena parte de C fue escrita de nuevo aun cuando no presentaba grandes cambios respecto al viejo texto).

Hemos visto (p. 39) que la historia de Melkor y los Valar en el principio, considerablemente ampliada, depende en parte de los cambios sufridos por la cosmología, pues Melkor partió dos veces de Arda. Esto nos lleva a preguntarnos cómo atravesó los Muros del Mundo, e incluso la forma que había tomado ahora esta concepción: pues, como se verá más adelante, la idea de los Muros no se había abandonado. Sin embargo, pospondré mis observaciones sobre este desconcertante asunto hasta llegar a los textos posteriores donde aparece.