I
DEL ANTIGUO AL NUEVO TESTAMENTO:
LAS BASES HUMANAS DE UNA IGLESIA QUE SE PRETENDE «DIVINA»

«No son solamente las Divinas Escrituras las que contienen este sagrado depósito [de la Revelación]. Se contiene, además, en la tradición viviente de la Iglesia de Cristo, que es la fiel depositaría del divino tesoro y el intérprete autorizado de los sagrados libros. Sólo la Iglesia puede indicarnos con infalible certeza cuáles son los libros que, escritos bajo la inspiración del Espíritu Santo, contienen el sagrado depósito. Cualquier otro criterio será del todo insuficiente y sólo podrá servir para confirmar la verdad de la doctrina de la Iglesia, pues siendo la inspiración un hecho sobrenatural, sólo una autoridad de orden sobrenatural e infalible podrá suficientemente certificarnos de él».

Sagrada Biblia (versión de Nácar-Colunga, Introducción, 1979)

«La necedad es dinámicamente el contrapeso de la espiritualidad».

HENRI FRÉDERIC AMIEL (filósofo, 1821-1881)

«No hay peor tiranía que la que se ejerce a la sombra de las leyes y bajo el calor de la justicia».

CHARLES-LOUIS MONTESQUIEU (filósofo, 1689-1755)

«El poder sin límites es un frenesí que arruina su propia autoridad».

FRANCOIS FÉNELON (escritor y moralista, 1651-1715)