PREFACIO

Este libro es una ampliación de la conferencia anual Alfred Marshall que me invitaron a dar en 1978 en la Facultad de Ciencias Políticas y Económicas de la Universidad de Cambridge. El tema en sí me ha fascinado de forma creciente desde mediados de los años sesenta, cuando aparecieron los primeros signos que ponían de manifiesto que el boom de la posguerra tocaba a su fin. Ya lo abordé en un capítulo de mi libro El capitalismo tardío (México, Era, 1979). En tanto que durante varias décadas el concepto de ondas largas en el desarrollo de la economía capitalista había caído para la mayoría de los marxistas definitivamente en desgracia, en los círculos académicos tampoco se le había prestado mayor atención. Fue necesario un cambio brusco en la situación económica real para que los economistas volvieran a centrar su atención en las ondas largas, las cuales, resulta innecesario decirlo, durante el período de entreguerras habían sido objeto de un estudio más detenido.

Al tratar de proporcionar un análisis marxista de las ondas largas, basado esencialmente en los movimientos a largo plazo de la tasa de ganancia, que, en última instancia, determinan a largo plazo ritmos más rápidos y más lentos de la acumulación de capital (del crecimiento económico y de la expansión del mercado mundial), creo que también he contribuido a los debates que de forma creciente se están desarrollando entre los economistas académicos en torno a las razones básicas que explican por qué aparecen estas ondas largas. Será interesante comprobar si subsiguientes tentativas de «marginar» los papeles de la ganancia y de la acumulación de capital en favor de factores monetarios, psicológicos o de pura inventiva continuarán siendo la norma entre aquellos economistas que se orientan cada vez más hacia el estudio de los movimientos del crecimiento económico a largo plazo bajo el capitalismo. Lo menos que se puede decir es que los capitalistas «prácticos» llegarán a estar probablemente de acuerdo con los «teóricos» marxistas sobre este aspecto esencial antes de que lo puedan llegar a estar muchos economistas académicos.

Deseo expresar mi agradecimiento a Andre Gunder Frank, David M. Gordon, Dick Roberts y Anwar Shaikh por las muchas observaciones provechosas y críticas que han realizado sobre el manuscrito original, algunas de las cuales han influido en la redacción final. Pero sigo discrepando profundamente con las opiniones de los dos primeros colegas, que sostienen que las ondas largas pueden explicarse mediante mecanismos puramente endógenos de la economía capitalista.

E. M.