En el principio, creó Dios los cielos y la tierra.

Pero Dios no era un ser único. No reinaba a solas sobre el universo. Gobernaba con su compañera, su bien amada.

Así, en el primer libro de Moisés, llamado Génesis, Dios dijo: «Hagamos al ser humano a nuestra imagen, como semejanza nuestra», como si hablara con su otra mitad, su esposa. Porque la creación es un milagro que se da con mayor perfección cuando la unión de los principios masculino y femenino se halla presente. Y el Señor Dios dijo: «Y he aquí que el hombre se ha convertido en uno de nosotros».

Y el libro de Moisés dice: «Creó, pues, Dios al ser humano a imagen suya, a imagen de Dios le creó, macho y hembra los creó».

¿Cómo era posible que Dios creara la hembra a imagen suya, si no poseía imagen femenina? Pero así lo hizo, y fue llamada Athiret, y este nombre significa La Que Camina Sobre el Mar. Pero no sólo se refiere a los mares de nuestro mundo. También lo hace sobre el mar de las estrellas, la franja de luz que llamamos la Vía Láctea.

Camina sobre las estrellas, pues constituyen sus dominios, ya que ella es la Reina de los Cielos.

Y llegó a ser conocida por muchos nombres, y uno de ellos es Stella Maris, la Estrella del Mar. Ella es la Mer Maid[1], pues mer significa tanto «amor» como «mar», y por ello con frecuencia se considera el mar como un símbolo de su sabiduría compasiva.

Otro símbolo utilizado para representarla es un círculo de estrellas que bailan alrededor de un sol central, la esencia femenina que arropa a la masculina en su amor. Donde veáis este símbolo, sabréis que todo cuanto es divino en la feminidad está presente.

Más adelante, Athiret del Mar y las Estrellas fue conocida en hebreo como Asherah, nuestra Divina Madre, y el Señor fue conocido como El, nuestro Padre Celestial.

Y así fue que El y Asherah desearon experimentar su gran y sagrado amor de una forma física más expresiva, y compartir tal dicha con los hijos que engendraran. A cada alma que crearon se le concedió un gemelo hecho de la misma esencia. En el libro llamado Génesis, esto se relata en la alegoría de la hermana gemela de Adán, que es creada a partir de su costilla, es decir, de su propia esencia, pues es carne de su carne y hueso de su hueso, espíritu de su espíritu.

Entonces Dios dijo, tal como lo narra Moisés: «De manera que ya no son dos, sino una sola carne».

Así se creó el hieros-gamos, el sagrado matrimonio de la confianza y la conciencia que funde a los amantes en un solo ser. Es el mayor regalo sagrado que nos hicieron nuestros padres de los cielos. Pues cuando nos unimos en la cámara nupcial, descubrimos la unión divina que El y Asherah deseaban que experimentaran todos sus hijos terrenales, a la luz del goce puro y la esencia del verdadero amor.

Quienes tengan oídos para oír, que oigan.

EL Y ASHERAH, Y LOS SAGRADOS ORÍGENES

DEL HIEROS-GAMOS, DEL LIBRO DEL AMOR,

TAL COMO SE CONSERVA EN EL LIBRO ROSSO