AGRADECIMIENTOS

Si bien trabajé en este libro en Florencia durante varias semanas, a lo largo de los últimos años, lo acabé en una pequeña cabaña destartalada de las afueras de Los Ángeles. Es una casa que mi abuelo, BB Rhodes, construyó para mi abuela, Ethel Rodhes, como un monumento a su amor por ella. Es un lugar donde reinan la belleza y la serenidad, pero la energía del amor familiar está tan viva entre sus cuatro paredes, que escribir aquí constituye el mayor de los placeres. Quiero honrar su memoria con este libro, pues sus espíritus son una parte integral de lo que yo entregué. Eran almas gemelas, al igual que mis otros abuelos, Katy Paschal y W. Joe Harkey, creados el uno para el otro por Dios desde el principio de los tiempos. Fui bienaventurada por contar con tales influencias en mi joven vida.

La bendición sin igual que estas hermosas almas crearon fueron mis padres, Donna y Joe Harkey, quienes me han dado todo cuanto poseen, en repetidas ocasiones, con tal de que floreciera, creciera, amara y experimentara la vida a todos los niveles. Escribir este libro me ha llevado a pensar en la importancia de los padres y abuelos, y en todo lo que los míos me han dado, de modo que les dedico esta obra a todos, con mucho amor y gratitud.

Mientras investigaba para este libro, me convertí en una admiradora apasionada de Cosme de Médici, el gran mecenas de las artes y el humanismo. Era un hombre sin igual. Pero mientras escribía sobre él, me di cuenta de que me estaba inspirando en la vida real: gran parte del personaje de Cosme (su ternura, su humor, su genialidad) me lo transmitía mi agente literario y amigo, Larry Kirshbaum. Larry es un Cosme de nuestros tiempos, un partidario y defensor de las artes y un campeón de las nuevas voces literarias. Al igual que Donatello y Lippi, siento devoción por él y le estoy eternamente agradecida por su amor y generosidad.

Mi editora, Trish Todd, continúa compartiendo su paciencia, perspicacia y talento con cada libro que escribo, y debo reconocerle el mérito de haberme alentado con todas sus fuerzas para lograr que estas historias se narraran lo mejor posible.

Durante todo el increíble viaje que ha sido este libro, donde el arte y la vida se confundían ante mi vista como le pasa a Maureen, descubrí una musa sin paralelo en un autor nacido en Bélgica y llamado Philip Coppens. Philip fue intrépido, devoto y cumplidor, y compartió mi amor por el Renacimiento y mi pasión por la misión de la Orden. Consiguió dar vida a mi investigación, y por lo tanto al libro, de una forma que yo no hubiera logrado sin él. Es poseedor de mi amor y gratitud. Dès le dèbut du temps, jusqu’à la fin du temps.

Mi propia familia espiritual me apoyó desde el primer momento y, como siempre, les entrego mi amor y gratitud: Stacey, Dawn, Mary, Patricio. Y gracias a Larry Weinberg, un gran amigo y un maravilloso abogado, y a Kelly Cole, por su sabiduría y apoyo.

Todo cuanto creo es para mis hijos, para que puedan inspirarse en su viaje, al tiempo que continúan inspirándome durante el mío: para Patrick, Conor y Shane. Sabed que sois mis tres musas más constantes, que inspiran todo lo que hago.

Utilizo el proceso de infusión de Destino para escribir esta serie de libros. Aunque se traduce de manera diferente en letra impresa que en pintura, creo que aun así funciona. Las incontables cartas que recibo de mis lectores de todo el mundo, informándome de que mi obra les hace sentir algo nuevo, emocionante o hermoso, es una prueba de ello. De esta forma, quiero agradecer la energía e inspiración que recibo de estas cartas, tanto las escritas a mano, como los correos electrónicos y los mensajes que llegan a mi página web y a Facebook. No puedo contestar a cada una de ellas individualmente, pero las leo todas y significan mucho para mí. De modo que doy gracias de todo corazón a mis lectores. No dudéis de que me hacéis sentir algo mágico con cada palabra que me enviáis. Sois mi musa colectiva, los que me animáis a trabajar. Por vosotros, he decidido convertir lo que era en principio una trilogía en una serie más larga. Quedan muchas historias más por contar, muchas emociones por compartir. Gracias a todos por continuar inspirando y apoyando mi viaje.

Demori!

Yo continúo.