«Porque la voluntad de Dios es vuestra santificación; que os abstengáis de la fornicación; que cada uno sepa guardar su cuerpo en santidad y honor, no con afecto libidinoso, como los gentiles, que no conocen a Dios; que nadie se atreva a extralimitarse, engañando en esta materia a su hermano, porque vengador en todo esto es el Señor».
Tes 4,3-6.
«No desearás la casa de tu prójimo, ni la mujer de tu prójimo».
Ex 20,17.