Vi la eternidad la otra noche
como un gran anillo de luz pura e infinita,
tan serena como clara,
y alrededor, abajo, el Tiempo en horas, días, años,
arrastrado por las esferas,
como una vasta sombra móvil en que el mundo
y todo su cortejo eran precipitados.
HENRY VAUGHAN (1622-1695),
«El mundo»