Igual que los pinos conservan la forma del viento…
así las palabras guardan la forma del hombre.
GEORGE SEFERIS
A lo largo de la escritura de esta novela consulté muchas historias de Egipto, Sudán, Abu Simbel, Polonia y el Paso Marítimo del St. Lawrence, pero quisiera reconocer dos fuentes por encima de todo: The Salvage of the Abu Simbel Temples: Concluding Report (publicado por la República Árabe de Egipto y el Ministerio de Cultura, Vattenbyggnadsbyran, Suecia) y The Nubian Exodus, de Hassan Dafalla. Mi esperanza especialmente es haber honrado la memoria de Hassan Dafalla a través del relato que he hecho aquí. También estoy agradecida al Museo de los Pueblos Perdidos cerca de Cornwall, Ontario; a House Decoration in Nubia de Marian Wenzel, por el poema escrito en la pared; a Varsovia, de David Crowley; y al Guardian Weekly, donde encontré el término «petricor».
Doy gracias especiales, de larga duración, a John Berger, Joe McBride, Janis Freedman Bellow, Sam Solecki y Gareth Evans.
Muchas gracias a Ellen Seligman, como siempre la editora más profundamente astuta y generosa que una pudiera desear. A Marilyn Biderman por su agudeza y amabilidad. A Liz Calder, Sonny Mehta, Robbert Ammerlaan, Roberta Mazzanti, Arnulf Conradi y Elisabeth Ruge. A Helen Garnons-Williams, Diana Coglianisi, Deborah Garrison, Anita Chong y Heather Sangster.
Gracias a los doctores Elaine Gordon y S. J. Batarseh por confirmar detalles relativos al tratamiento de los partos de fetos muertos en embarazos avanzados, en la época y en el lugar en los que se desarrolla esta novela. Y a la doctora Lorraine Chrisomalis Valasiadis por sus consejos.
Gracias a Margaret y a Chris Cochran por el extraordinario viaje por Wellington, Nueva Zelanda. Gracias a Andrew Wylie, Simón McBurney, Stephen y Mary Camarata, Mark Strand, Wallace Shawn y Deborah Eisenberg, Dan Gretton, Jack Diamond, David Sereda, Eve Egoyan. Gracias a Rebecca y a Evan. Gracias a Zbysiu, Marzena, Dennis, Jeff, Luigi y Nan, toda la familia Freedman, Arlen y Jan, Jane y Andrew. Gracias especiales a Sheila y a Robin por sus inapreciables regalos de tiempo.
Las primeras escenas de este libro, las que se desarrollan en la casa flotante, fueron leídas públicamente en diversos lugares de Canadá y Estados Unidos en 1997. Gracias a estos libreros y a estos festivales. Y gracias en especial a Elliott Bay Book Shop, a Different Drummer Books y a The Flying Dragón Bookshop.
Este libro recuerda a Rose Kornblum, Rubye Halpern, Ida Rosen, Robert Mirvish, Robert Muma, el catedrático Michael Dixon y Connie Rooke. Esta Varsovia rinde homenaje a Isaiah Michaels. Este paso marítimo, a los queridos perdidos. Y estas páginas son un abrazo para las hijas: queridísima Rebecca; Naomi Rose; Gemma; Mary; Jaymes; Viva. Que salgáis adelante con fuerza y amor.