El inquisidor y la supuesta hechicera

A un viejo inquisidor es presentada

una hermosa mujer, que de hechicera,

sin más motivo que la envidia fiera,

ante su tribunal fue delatada.

Al tenor de los cargos preguntada,

los niega todos. Mas con voz severa

la comprimía el juez de tal manera

que la infeliz mujer, ya sofocada:

—Ilustrísimo, dice, esto es lo fijo;

yo de hechizos, señor, entiendo nada,

éste es sólo el hechizo que colijo,

dice, y alza las faldas irritada.

Monta él las gafas, y al mirarlo dijo:

—¡Hola, hola!, ¡pues no me desagrada!

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