CONFESÁNDOSE un soldado
dijo muy arrepentido:
—Acúsome que he jodido
un barril de bacalao.
El fraile, muy admirado,
le preguntó: —¿Cómo ha sido?
—Porque el barril he robado,
en la plaza le he vendido,
del dinero que me han dado
varias veces he jodido,
aunque no con gran exceso.
—Toma, toma, dijo el padre,
según eso,
si se ajustan cuentas mías,
también habré yo jodido
más de cuatrocientas misas.