Fue un buen mes para los oráculos. El local, Charles Dubois, conjugó Escrituras y calendario y demostró que el 1 de enero se conmemoraría el segundo milenio de la Resurrección del Salvador. Era por tanto la ocasión de nuestra resurrección, si primero nos purificábamos. Tuvieron que instalar altavoces en la puerta de su iglesia en Archer para atender al rosario de creyentes que se sentaban en el aparcamiento de grava o buscaban refugio bajo los viejos robles.
Johnny Kale pidió a sus cien millones de seguidores que rezaran pidiendo guía; esa cosa era «una señal y un portento», ya viniera del cielo o fuera simplemente de una civilización alienígena.
El arzobispo americano Philip Stillwell siguió las indicaciones del Papa. La Venida era sólo una palabra cuya explicación estaba en el reino de la ciencia, no en el del espíritu. El ayatolá Bismahin la consideraba un engaño blasfemo.
Los tabloides, electrónicos y de papel, hicieron su agosto. Los grandes acordaron entre sí rotar los distintos puntos de vista, de modo que en cualquier momento determinado hubiera titulares que encajaran con aquellos que creían en la Segunda Venida además de con aquellos que pensaban que el Gobierno estaba detrás de todo.
La Bolsa sufrió un colapso de dos días y luego se lanzó a un período de crecimiento, levemente acelerado. Radio Shack International ganó una fortuna con una amistosa antena de radio con la que podías apuntar al cielo y detectar las emisiones alienígenas. Hasta el momento, los extraterrestres sólo habían «emitido» en un rayo de luz, pero sin duda descubrirían la radio antes de que pasara mucho tiempo. Los negocios que vendían material de supervivencia también prosperaron; uno llamado Toma el Control (en realidad una empresa subsidiaria de L. L. Bean) alquiló espacio en los centros comerciales de toda América y vendió complicados cuchillos, colectores solares, habichuelas («Marca L. L.») liofilizadas, y garrafas de veinte litros de agua.
Se produjeron los tumultos habituales en los países habituales, controlados por los métodos habituales, lo cual provocó las respuestas habituales. Pero incluso los más templados y racionales anhelaban la llegada de Navidad y Año Nuevo, y se preguntaban si habría un enero después del primero de mes.
Las cosas se calmaron para Aurora Bell pasada más o menos la primera semana. Pasó a ser la coordinadora científica del Comité de la Venida, lo cual implicaba bastante poco contenido científico no habiendo ningún dato nuevo.
Deedee Whittier pasó un mes nerviosa, preguntándose si Ybor mantendría su silencio.