La Leyenda de los Guerreros Místicos
Después de recorrer muchos caminos, en el día más largo del año, el Hermano llegó a la isla donde comienza el mundo, cuyo nombre es Anacrea, porque fue el lugar de la primera creación. Allí levantó una casa y allí vivía pacíficamente por sus propios medios.
Ese invierno, cuando los días eran cortos y las noches amargas, un llanto procedente de las sombras despertó al Hermano. Se levantó, encendió un candil y se acercó a la puerta.
—¿Quién anda ahí? —preguntó—. ¿Por qué llora?
—Soy el Niño Perdido —le respondió una voz.
De modo que el Hermano abrió la puerta y, a la luz del candil, vio a un niño pequeño que tiritaba de frío. Lo envolvió en una manta, preparó un caldo para que lo tomara y luego puso al niño a dormir en su propia cama.
Esa noche el Hermano tuvo un sueño, y en él el niño volvió a hablarle diciendo:
—Yo soy el Todo y Único. La Razón y la Meta.
Luego, en su sueño, el niño cambió de forma y se convirtió en una gentil dama.
—Yo soy la Madre Amantísima —dijo—. He venido a reconfortarte.
Una vez más, la forma cambió para convertirse en un guerrero con la armadura salpicada de sangre.
—Yo soy el Guerrero Herido —dijo—. Te haré más fuerte.
La forma volvió a cambiar y se convirtió en un hombre ciego.
—Yo soy el Padre Sabio —exclamó—. Te guiaré hasta el día de la venida del Asesino, que finalmente me encontrará.
Al día siguiente, el Hermano dijo al niño:
Quédate conmigo. Sembraré para ti un Jardín en el que podrás vivir en paz.
Y así fue como el niño se quedó.
Otros se quedaron también a vivir en la isla y todos se comprometieron a proteger al Niño Perdido, porque sabían que era el único dios verdadero.
* * *
Un día llegó un poderoso señor de la guerra al que llamaban Noman y a quien todos temían. Quiso ver al niño dios con sus propios ojos. Entró en el Jardín y permaneció allí durante un día y una noche. Cuando salió, hincó humildemente su rodilla en tierra ante los hermanos y hermanas, y se ofreció a protegerlos con su poder de caballero para que ellos pudieran proteger a su vez al Niño Perdido.
Noman levantó una gran fortaleza en torno al Jardín y la llamó el Nom. Conoció el secreto de la verdadera fuerza y se lo transmitió a los hermanos y hermanas, que se hicieron más fuertes. Todos ellos aclamaron a Noman como guía y se llamaron a sí mismos nomanos. Sin embargo, Noman nunca olvidó la advertencia que le fue revelada al Primer Hermano en su sueño: «Un día vendrá el Asesino, irremediablemente. Ese día morirá nuestro dios».
* * *
Antes de alejarse de ellos definitivamente, Noman se dirigió a los hermanos y hermanas en estos términos:
—No busquéis el poder. El poder no se nos da para nuestro propio beneficio, sino para el beneficio de los demás. Combatid la crueldad y la injusticia de este mundo. Esta lucha no tendrá fin, pero lo poco que esté en nuestras manos debemos hacerlo; de ese modo los demás sabrán que los buenos también pueden ser fuertes.
* * *
Así dieron comienzo las misiones de los nomanos, en las cuales los hermanos y hermanas viajaron a lo largo y ancho del mundo, sin pedir nada para sí mismos, haciendo justicia por los oprimidos y devolviendo la libertad a los esclavizados. Por este motivo se los amaba y se los acabo conociendo como los Guerreros Místicos.