Presentación

Muchos lectores creen que la fantasía se dirige siempre a un público adolescente y casi infantil. En muchos casos ha sido así, y ése es el tipo de lector al que se dirigen algunas de las obras emblemáticas del género. Por ejemplo EL SEÑOR DE LOS ANILLOS, de Tolkien, fue escrita pensando precisamente en los hijos del autor, y también parecen orientadas a un público adolescente-infantil tanto la conocida Trilogía de Terramar, de Ursula K. le Guin como otros muchos de los más famosos libros del género.

Pero existe una fantasía escrita pensando en los adultos, aunque sin duda pueda interesar también a los adolescentes. Encontramos en ella temas de mayor relevancia que la eterna lucha esquemática entre el bien y el mal que alimenta mucha de la fantasía que no hace más que copiar los esquemas de Tolkien pero, ¡ay!, sin su efectividad ni interés. Ejemplo de ello son las narraciones que nos hablan de la eterna lucha entre tradición y renovación, del rol social asignado a las mujeres, del despertar mismo de la sexualidad, de las dificultades de vivir la libertad y practicarla realmente y tantos otros temas que aparecen en las múltiples y variadas novelas de la serie Darkover de Marion Zimmer Bradley, que nuestros lectores ya han tenido la oportunidad de disfrutar en esta misma colección.

Pero, afortunadamente para los lectores adultos interesados en los temas fantásticos, Bradley no está sola en su empeño. En oposición a muchos novelistas que hacen poco más que repetir incesantemente los esquemas clásicos de la fantasía tolkieniana, Barbara Hambly ha obtenido en pocos años una gran reputación entre todo tipo de públicos gracias a su visión adulta de la temática fantástica que, junto a su evidente calidad literaria, le ha llevado a convertirse en una de las mejores novelistas de la nueva fantasía norteamericana.

VENCER AL DRAGÓN es una novela fantástica en la que encontramos el clásico enfrentamiento contra los dragones en un mundo medieval de estructura feudal, en el que la magia es un elemento esencial. En la novela se dan cita todos los elementos que, en manos menos hábiles que las de Barbara Hambly, la habrían convertido en la enésima copia del trillado modelo de Tolkien. Pero Hambly nos lleva por un sendero de adultos que no se detiene ante el hecho fantástico de la mera existencia de los dragones y su carácter de amenaza a la vida cotidiana. Esta vez, la elección de los protagonistas y el tratamiento del tema, sin renunciar a la vertiente aventurera, aportan ciertos aires de un curioso realismo, si se permite dicha expresión al hablar de la literatura fantástica. En VENCER AL DRAGÓN nos encontramos con personajes que no son de una pieza, que no son simplemente estereotipos forjados en un molde, sino que, por el contrario, se comportan como los seres humanos normales. En su caso, la lucha para vencer al dragón representa, en realidad, un enfrentamiento consigo mismos, casi un ajuste de cuentas personal en torno a sus expectativas en la vida.

La narración arranca cuando el dragón Morkeleb el Negro ocupa la Gruta de Ylferdun, expulsando a los gnomos, y el joven Gareth, llevado por su idealismo e ingenuidad, se atreve a viajar a las lejanas Tierras de Invierno para buscar a John Aversin, Vencedor de Dragones, el único hombre vivo que, varios años atrás, había matado a un dragón. A cambio de la promesa del rey de enviar ayuda a las Tierras de Invierno, Aversin aceptará intentar de nuevo la hazaña casi imposible de vencer a un dragón. En su empeño contará con la ayuda de su compañera, Jenny, una hechicera poco experta que conoce sus limitaciones y que, como Aversin, ya no es joven.

Como puede verse, la anécdota argumental rezuma clasicismo, pero lo que sorprende en Barbara Hambly es su capacidad para usar las convenciones establecidas de forma muy poco convencional, tal y como apuntaba certeramente Faren Miller en el laudatorio comentario sobre VENCER AL DRAGÓN que publicó en la revista Locus. Así, la novela destaca por su brillante narración de aventuras (emotivas y muy bien relatadas por cierto) y un cierto tono entre irónico y reflexivo al que no es ajena la profundidad de la caracterización psicológica de los personajes centrales, en particular la maga Jenny.

Pero, ¡ay!, la realidad no tiene por qué ser igual a lo que narran las baladas que conoce el joven Gareth. Los héroes son, en el fondo, seres humanos y, esta vez, deberán enfrentarse al dragón pero también a sí mismos, a las intrigas de una corte decadente y al poder aparentemente ilimitado de la maga Zyerne, que mantiene al rey bajo un hechizo y parece perseguir misteriosos fines.

Por todo ello VENCER AL DRAGÓN destaca por un tratamiento maduro y escasamente convencional de unos temas que ya son tradicionales en la fantasía: la magia decadente, los gnomos desposeídos de sus dominios, la avaricia de un dragón por el oro, etc. Pero el interés especial de la novela reside en este original punto de vista, para el cual el empeño de vencer al dragón se convierte en la imperiosa necesidad de los protagonistas de triunfar sobre sí mismos.

El conjunto compone una brillante novela que, en mi opinión, constituye la mejor presentación en España de una de las grandes novelistas de la nueva fantasía. Por lo que llevo leído hasta ahora, Hambly es una autora brillante que aúna una gran calidad literaria y una gran habilidad narrativa con un certero y original punto de vista en torno a temas tal vez trillados pero que, en sus manos, resultan siempre nuevos y sugerentes. En breve plazo, NOVA fantasía incluirá también otros títulos de esta autora, como LAS SEÑORAS DE MANDRYGIN, en que aborda con gran seguridad e interés el tema no menos clásico de las mujeres guerreras, la versión femenina de la clásica fantasía heroica a lo Conan, pero, de nuevo, con registros inesperados y de gran atractivo. Pero eso será tema de otro comentario en un gran futuro cercano.

Ya para terminar, algunos comentarios sobre ciertas decisiones que se han tomado respecto a la traducción. El título original de la novela es DRAGONSBANE que viene a ser «el vencedor de dragones». Hemos querido eliminar explícitamente el género en el título de la novela y por ello «vencedor de dragones» se ha convertido en VENCER AL DRAGÓN. La razón es que, en inglés, DRAGONSBANE no indica el género de quién vence al dragón y nos ha parecido adecuado mantener dicha indefinición. Tal y como indica la traductora, Márgara Averbach, en realidad John Aversin, el protagonista masculino, ha sido el «vencedor» del dragón en más de un sentido, pero también es Jenny la que vence y, de nuevo, en más de un sentido. En mi opinión personal, la protagonista de la novela es realmente Jenny y por ello he defendido ésa que podría considerarse una ligera modificación del título original en inglés. En realidad no es más que una exagerada voluntad de ser fiel al sentido original, ya que siempre ha sido nuestra costumbre respetar al máximo la traducción literal de los títulos.

En cambio es de mi responsabilidad el no haber querido aceptar otra interesante sugerencia de la traductora. Como constatará el lector, los toponímicos y algunos otros nombres descriptivos de animales o personajes secundarios (como «Tierras de Invierno», «Ladera de los curtidores», «Estúpido ruano», «Damaguerrera», etc.), han sido casi siempre traducidos porque parece importante describir con ello su sentido y hacerlo explícito al lector en castellano. Pero no me he atrevido a hacer lo mismo con el apellido de la protagonista que he preferido mantener en su forma original, Waynest, sin utilizar la proposición «Casasvuelo» de la traductora. En realidad, en palabras de la propia Márgara Averbach:

El apellido Waynest representa el conflicto esencial que describe la novela: Jenny está tratando de elegir entre el vuelo, la libertad, la magia (Way), y el hogar, el amor, la entrega a otros (nest). La adaptación que se ha hecho de ese nombre quiere cuidar no el sentido de las palabras, sino el sentido general de ese contraste que Hambly trata como el conflicto principal de cualquier mujer.

Con esa contraposición personal entre el propio camino (Way) centrado en la magia, y el hogar o nido (nest), se describe realmente al personaje, y de ahí la sugerencia de Averbach en torno a «Casasvuelo» que recoge la intención que, presuntamente, ha querido dar la autora Barbara Hambly a su personaje.

Pero mi personal aversión a traducir los nombres de los personajes principales es demasiado fuerte para aceptar la sugerencia, acertada tal vez, de la traductora. Creo que contando aquí las razones y el porqué de dicha decisión es mejor (y más ágil) mantener el breve nombre original (de sólo dos sílabas) en lugar de utilizar una traducción que se hace inevitablemente mucho más larga (cuatro sílabas). Acepto por ello toda la responsabilidad y espero que, con esta nota, las posibles intenciones de la autora puedan ser también apreciadas por el lector.

Y nada más, sólo afirmar que en las páginas que siguen tiene el lector a su alcance una de las mejores novelas de fantasía de la década de los ochenta. Ustedes mismos pueden comprobarlo.

MIQUEL BARCELÓ

para la edición en la colección Nova