35
Suzy

Suzy entró en la sala de estar y se sentó junto a Rae con una sonrisa radiante. Bien. Diez minutos solas.

—Eh, nena.

Sonrió y se puso los pies de la pequeña sobre las rodillas. Rae le devolvió la sonrisa y volvió a mirar al televisor

—Henry está supernervioso por la fiesta. No ve la hora de que sea mañana —dijo Suzy.

Rae sonrió y asintió.

—Lo siento, cielo —prosiguió Suzy cogiendo un pie y acariciándolo delicadamente—. Pensaba que mami te dejaría ir.

Rae la miró por un momento.

—¿Qué?

—Tú vuélvete y mira la tele. Yo te frotaré los pies.

Rae hizo lo que le decían.

—Pero yo quiero ir —lloriqueó.

Suzy encogió los hombros y miró a Rae como pidiendo disculpas.

—Lo siento, cariño, ya lo sé. Está siendo un poco estricta. No acabo de entenderlo.

Rae sacudió la cabeza, llorosa.

—Pobrecita mía. Sé que Hannah se pondrá muy triste.

Rae sacó hacia afuera el labio inferior. Suzy suspiró.

—Ya lo sé, cielo. No hay derecho. Si fueras mi hijita, te dejaría ir.

Rae seguía con la cara orientada a la pantalla, pero desviaba la vista para mirar a Suzy.

Suzy le cogió el otro pie y se lo frotó con delicadeza.

—¿Sabes qué, Rae? Algún día yo también tendré una hijita. Lo estoy deseando. La llevaré a comprar ropa y a ver sus películas preferidas y daré la fiesta de cumpleaños más grande del mundo para ella. Todavía más grande que la de Hannah. Y siempre iré a recogerla a la puerta del colegio con una galleta casera y un beso. Será la niña más querida del mundo entero.

Rae miraba hacia delante, con los ojos brillantes y el ceño fruncido.

Suzy se inclinó y le acarició la cara.

—Pobrecilla mía. Tú no tienes la culpa. Oye, no puedo prometerte nada, pero ¿quieres que intente convencer a tu madre?

Rae asintió.

—Muy bien, vale, haré lo que pueda. Déjamelo a mi. Pero es posible que tengas que ayudarme un poco, preciosa. ¿Te acuerdas de lo que quedamos que había que hacer? Como cuando no querías que mamá fuera a trabajar. ¿Te acuerdas de lo que hiciste?

La niña se volvió.

—Pero yo sí quería que fuera a trabajar. La mamá de Hannah trabaja.

—Rae, la mamá de Hannah la deja sola en el parque para que cualquiera pueda hacerle daño. ¿Quieres que tu mamá también haga eso?

Rae negó con la cabeza, llorosa.

—Buena niña; entonces ya sabes qué has de hacer.

Al oír un ruido en el exterior, Suzy levantó la cabeza y atisbó a través de las cortinas. Callie estaba de pie en el portal con cara de tristeza, mientras Tom cerraba la verja de golpe y se iba.