A principios del siglo XX se descubrió en Siberia el cadáver del mamut de Beresovka. El animal, prácticamente intacto, se encontró en posición vertical, enterrado en grava limosa. Tenía una de las patas delanteras rota, obviamente por haber caído por un precipicio, diez mil años atrás.

Los restos de su estómago estaban intactos, y entre sus dientes había hierbas y ranúnculos.

La carne todavía se podía comer, pero según los testimonios no tenía buen sabor.

Hasta la fecha, nadie ha dado una explicación satisfactoria de por qué el mamut de Beresovka y otros animales hallados en estado de congelación en el Subártico llegaron a congelarse antes de que los devoraran los depredadores de la época.

J. HOLLAND,

Alaska Science Forum