RACHEL
13 de junio de 1993
Los fragmentos de cristal de la ventana rota se ven mates sobre la alfombra, justo detrás de la puerta principal. Alguien ha rajado con despreocupada hostilidad los lienzos, montados, no enmarcados, colgados en una de las paredes del pasillo, alguien que arañaba la pared con una navaja mientras avanzaba.
En la cocina, las réplicas de las bailarinas de Degas y de las chicas isleñas de Gauguin, pintadas en extraña yuxtaposición en las puertas de los armarios, miran con indiferencia las cajas volcadas y el contenido desparramado por el suelo.
El álbum de fotos está abierto sobre la encimera. Han sacado fotografías para romperlas en pedazos y dejarlas caer en las baldosas, como confeti. A una mujer con un traje de baño blanco que mira el sol con los ojos entornados le han rajado la cara.
En el salón, la elegante mesa redonda de los setenta está tirada patas arriba, parece una tortuga del revés. Las fruslerías, los libros de arte y las revistas que había encima están tirados por el suelo. Una dama de bronce con una campana oculta bajo la falda está tumbada de lado junto a un pájaro de porcelana decapitado; donde debería estar la cabeza hay una irregular herida de cerámica blanca. La cabeza del pájaro mira sin ver una columna editorial sobre moda protagonizada por jóvenes angulosas vestidas con ropa fea.
Han destrozado el sofá con largos y violentos navajazos que dejan al descubierto las suaves entrañas sintéticas y el hueso de la estructura.
Arriba, la puerta del dormitorio está entreabierta. Sobre la mesa de dibujo, la tinta negra derramada empapa el papel y borra la ilustración de un patito curioso muy serio que interroga al esqueleto de un mapache muerto dentro de la barriga de un oso. Algunas de las palabras escritas a mano todavía resultan legibles:
Qué mal, qué pena más grande,
aunque soy feliz por lo que viví antes.
* * *
Un adorno de cristal de colores se balancea despacio delante del sol que entra por la ventana y proyecta demenciales círculos de luz por la habitación arrasada.
Los vecinos no acudieron para investigar a qué se debía el ruido.