JIN-SOOK
23 de marzo de 1993
Chicago Sun-Times
EL BRUTAL ASESINATO DE UNA APASIONADA TRABAJADORA SOCIAL CONMOCIONA A LA CIUDAD
por Richard Gane
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CABRINI GREEN–. El cadáver apuñalado de una joven trabajadora social fue hallado ayer a las cinco de la mañana bajo la línea del El, en la esquina de West Schiller con North Orleans.
Jin-Sook Au (24 años) era trabajadora social en el Departamento de Vivienda Social del Ayuntamiento de Chicago, en una de las zonas de viviendas sociales más peligrosas de la ciudad. Pero la policía prefiere no especular sobre la posible relación del asesinato con las bandas.
«No vamos a hacer público ningún detalle en estos momentos, todas las líneas de investigación están abiertas —ha declarado el inspector Larry Amato—. Pedimos a cualquier persona con información que se ponga en contacto con nosotros urgentemente».
El cadáver fue descubierto a dos manzanas de la moderna zona de restaurantes y clubes de comedia de Old Town. Todavía no ha aparecido ningún testigo.
El asesinato ha conmocionado al personal del Departamento de Vivienda y a los residentes de Cabrini Green. En palabras de la portavoz del Departamento, Andrea Bishop: «Jin-Sook era una joven brillante, con una pasión y una perspicacia que dejaban huella. Estamos horrorizados y lamentamos profundamente su pérdida».
Tonya Gardener, una residente de Cabrini, aseguró que la comunidad echaría mucho en falta a la señorita Au. «Era de las que lo explicaban todo bien. Te sentías como si supieras qué estaba pasando, aunque ella no pudiera echarte una mano. Se le daban bien los críos y siempre les traía regalitos, libros y eso, aunque ellos pedían caramelos. Eran cosas para inspirarlos, ya sabe, la biografía de Martin Luther King o los CD de Aretha Franklin. Negros fuertes que les sirvieran de ejemplo, ¿sabe?».
Los padres de la señorita Au no han querido hacer declaraciones. La comunidad coreana se ha concentrado para prestar su apoyo a la familia y el jueves celebrará un homenaje con velas en la iglesia presbiteriana de Betania. Se dará la bienvenida a todo el que desee asistir.
En la fotografía que acompaña a la noticia se ve un cadáver tapado con una manta en un descampado, entre un aparcamiento y una casa en ruinas, bajo los puntales que soportan las vías del El. La zona está vallada, pero eso no ha impedido que la gente la use como basurero improvisado. Una bolsa de basura que no llegó a la esquina para que la recogieran está acurrucada al lado de una lavadora muerta y tumbada de lado.
Un joven poli de barrio enfadado agita la mano hacia la cámara, esperando oscurecer la foto o disuadir al fotógrafo.
Si la cámara del periodista se hubiera movido un par de centímetros a la izquierda, habría captado unas alas que el viento había aplastado contra la valla, tan desgarradas que resultan irreconocibles. Se han quedado medio ocultas bajo una bolsa de plástico de Walgreen enredada en el elástico, pero todavía se puede apreciar una fina capa de pintura de radio.
Sin embargo, en aquel momento, la línea roja del El pasa traqueteando por encima, y la corriente que levanta a su paso se las lleva hasta que acaban uniéndose al resto de los desechos de la ciudad.
No parece un robo. Han vaciado su bandolera en el suelo, junto a ella, pero no han tocado la cartera, que sigue cerrada y en la que hay sesenta y tres dólares más algunas monedas. También han encontrado un cepillo con varios cabellos negros largos que se identificarán como suyos, un paquete de pañuelos de papel, un cacao de labios, los expedientes de los casos del Departamento de Vivienda sobre las familias con las que trabajaba, un libro de la biblioteca (Parable of the Sower, de Octavia Butler) y una cinta de vídeo, En vivo desde el All Jokes Aside, un club de comedia local en el que solo actuaban negros. Los típicos artículos que siempre llevaba a los críos. Los polis no se dieron cuenta de que faltaba una tarjeta de béisbol… de un famoso jugador afroamericano.