Locura
Demencia clínica.
La principal causa de muerte entre los psi-c antes del Silencio.
¿Muerte por locura? Para los psi-c era la más dura de las realidades. Se abstraían en las visiones de futuro que sus mentes creaban… hasta tal punto que se olvidaban de comer, se olvidaban de beber y, en casos extremos, se olvidaban de hacer que sus corazones latieran. Un psi es lo que es su mente, y una vez que esa mente se pierde, su cuerpo ya no puede funcionar.
Aunque los fallecidos eran los afortunados. Aquellos que se quebraron bajo la presión de las visiones y aun así sobrevivieron ya no eran seres conscientes, ni siquiera remotamente. Sus mentes quedaron encerradas en un mundo donde pasado, presente y futuro convergían y se escindían una y otra vez en un círculo vicioso. Cuando el tiempo se fracturaba, también lo hacían ellos.
Sorprendentemente, había discrepancias entre los psi-c en cuanto a la implantación del protocolo del Silencio. Algunos pensaban que sería un inestimable regalo no sentir emociones, pues estarían a salvo de la amenaza de la locura, a salvo de las atroces ilusiones de sus mentes… a salvo. Pero había otros que consideraban el Silencio como un acto de traición contra sus propios dones. Los psi-c habían impedido innumerables matanzas, salvado incontables vidas, habían hecho un bien inestimable, pero todo ello lo habían llevado a cabo con emociones. Sin ellas, sus habilidades serían controlables, pero se verían entorpecidas.
Fueron necesarios diez años, pero los defensores del Silencio ganaron la batalla mental que se libraba ferozmente entre los millones de mentes que componían la PsiNet. Como resultado, los psi-c dejaron de predecir los infortunios que el futuro deparaba a los humanos y se aislaron entre los protegidos muros del mundo de las finanzas. En vez de salvadores de los inocentes, se convirtieron en la herramienta más poderosa de muchas empresas psi. El Consejo de los Psi dictaminó que sus servicios eran demasiado valiosos para compartirlos con otras razas y, poco a poco, los psi-c desaparecieron de la vida pública.
Se decía que preferían mantenerse alejados de los focos.
Lo que muy pocos saben, lo que el Consejo ha ocultado durante más de un siglo, es que, aunque son ricos y viven entre algodones, los psi-c, que antaño eran fuertes, se han convertido en seres increíblemente frágiles. Su don para predecir los enmarañados hilos que entretejen el futuro probable les impide funcionar plenamente en el mundo real y obliga a un seguimiento y un cuidado constantes.
Los psi-c raras veces viajan, ni se relacionan con otros o se desenvuelven a cualquier otro nivel que no sea el mental. Algunos de ellos son casi mudos, y comunican sus visiones única y exclusivamente mediante inconexas explosiones de sonido o, en casos severos, a través de diagramas y gestos. El resto del tiempo permanecen encerrados en su mundo de Silencio.
Sin embargo, el Consejo dice que así era como debían de ser.