26
Menos de cuatro horas después, Faith entró en una sala de reuniones en las oficinas de los DarkRiver con Vaughn a su lado. Ubicado cerca del bullicioso barrio de Chinatown, el edificio era céntrico y estaba bien protegido, no solo por la fuerza de los cambiantes, sino también por la habilidad de los humanos para fundirse con el entorno y, por tanto, para escuchar cosas que la mayoría de los psi consideraban secretas. A cambio, la gente de la zona acudía a los DarkRiver para recibir a su vez protección contra las bandas callejeras.
Sin embargo, en esos momentos Faith no estaba pensando en la seguridad. De hecho, era incapaz de pensar de forma racional. Pero reaccionó casi de manera automática gracias a los años de adiestramiento.
—Hola, padre.
Anthony Kyriakus, cabeza del clan psi NightStar, se puso en pie, pero no se acercó a ella.
—Hola, Faith.
Ella no sabía cómo sentirse. Se había preparado para ser repudiada por los psi, para que todo contacto con ella fuera prohibido por decreto del Consejo.
Anthony deslizó fugazmente la mirada hacia la silenciosa presencia de Vaughn.
—Necesitamos un poco de privacidad.
Faith sintió que Vaughn se enfadaba, pero dejó que fuera ella quien respondiera:
—Vaughn es mi compañero. Mis secretos son sus secretos.
Anthony no insistió, lo cual no resultaba sorprendente. Su padre era un hombre tremendamente lógico y había comprendido con celeridad que ese tema era innegociable.
—Entonces, hablemos.
Faith tomó asiento frente a él en la mesa y le puso la mano a Vaughn en el brazo a modo de ruego silencioso. Su compañero accedió, sentándose a su derecha en lugar de quedarse de pie como un jaguar a la espera de una excusa para atacar.
—Tu deserción ha afectado al clan a todos los niveles.
—Lo sé. —Había tomado la decisión correcta, pero las importantes consecuencias continuaban atormentándola—. ¿Cuánto ha perdido el clan? ¿Cuántos empleos se han visto afectados? ¿Cuántas vidas?
—No tanto como lo habría hecho de no haber tomado medidas preventivas.
Faith frunció el ceño y vio que Anthony fijaba la mirada en su gesto delator.
—Creía que Juniper aún no realizaba predicciones con un alto nivel de exactitud.
Anthony meneó la cabeza.
—Y así es. Tiene ocho años y dista mucho de tener las dotes que tenías tú a esa edad.
Vaughn habló por primera vez:
—Es una niña. Deje que lo sea.
—Nuestros mundos son diferentes, señor D’Angelo —respondió Anthony, aunque nadie le había dicho el apellido de Vaughn—. Dejar que Juniper tenga su infancia, como usted sugiere, significaría no adiestrar sus habilidades, quedando así desprotegida, expuestas a la explotación. —Levantó una mano para adelantarse a cualquier comentario—. Sí, el clan psi utilizará sus habilidades del mismo modo que utilizamos las de Faith, pero también nos comprometemos a garantizar su bienestar. En el pasado, antes de que existieran los clanes psi, había miembros de todas las razas que mantenían cautivos a algunos psi-c para obtener un provecho personal.
—Padre —interrumpió Faith—, si no es Juniper, entonces ¿quién?
—Tú.
El cuerpo de Vaughn se quedó completamente inmóvil, como si se preparara para emprender la caza. Faith se alegraba. Era consciente del poder que ostentaba su clan psi y de hasta dónde estaba dispuesto a llegar para conseguir lo que quería.
—Ella ya no es suya —dijo, expresando con voz humana el desafío letal del jaguar.
—No. Pero su don sigue estando ahí tanto si forma parte de la PsiNet como si no. —Anthony no se inmutó—. Se la puede subcontratar para que realice el trabajo para el clan NightStar.
Faith tuvo que reprimirse para no quedarse boquiabierta.
—Pero el Consejo… sin duda habrán prohibido todo contacto conmigo.
—Lo han intentado. —Anthony desvió la atención de Vaughn a ella—. Sin embargo, el clan NightStar no es una marioneta del Consejo.
Vaughn se inclinó hacia delante.
—Les ha dicho que se metan su prohibición por donde no brilla el sol —intervino, y en su voz se apreciaba un cierto atisbo de respeto.
—Dicho de una forma ordinaria, pero es correcto. Es nuestro Consejo, no nuestros gobernantes absolutistas. Y el ejercicio del libre comercio es inviolable. Cortar todo acceso a Faith habría afectado a miles de empresas y ninguna iba a quedarse sentada de brazos cruzados a dejar que eso pasara.
A Faith le daba vueltas la cabeza.
—¿Quieres que realice predicciones para los clientes de NightStar contigo como enlace?
—Sí. El clan psi puede permitirse que le vean abiertamente contigo. El poder combinado de las empresas que nos respaldan, sumado a nuestra fuerza como familia, nos protege del Consejo.
Aquello tenía sentido. El historial del clan NightStar como productores de psi-c les había granjeado numerosos aliados. Conocían un montón de secretos y jamás los contaban, sin importar quién fuera el que preguntase.
—El Consejo ya ha tratado de secuestrarme una vez.
Faith no pensaba formular la pregunta que la atormentaba. «¿Había estado su padre al corriente?»
—Nos hemos ocupado de eso. En más de un aspecto. Tengo mis dudas en cuanto a que sus agentes puedan llegar hasta ti… —miró a Vaughn y luego a ella—, pero si lo hacen y algo te sucede, toda empresa pendiente de una predicción dejará de pagar impuestos.
—¿Cuántas? —preguntó Vaughn al ver que ella permanecía en silencio.
—La actual lista de espera de Faith supera el millar. El Consejo tiene largos tentáculos, pero ni siquiera ellos pueden vigilar a tantos renegados, sobre todo cuando entre estos figuran la mayoría de nuestras compañías más importantes. Como he dicho, el libre comercio es inviolable.
—¿Hasta qué punto está seguro de eso? —insistió Vaughn.
—Si el Consejo le hace daño a Faith… y se lo haría inevitablemente durante cualquier intento de capturarla… se consideraría una violación de las leyes fundamentales que rigen nuestra raza: ninguna interferencia con familias o empresas. No lo toleraremos. Todos los consejeros han sido informados por las empresas asociadas a sus respectivas familias.
—Usted no impide que el Consejo someta a rehabilitación a los suyos, pero ¿planta clara si se trata de una intromisión en los negocios? —Vaughn sacudió la cabeza—. Menuda mierda de lista de prioridades.
—Pero buena para Faith en este caso.
—Ahora veo cosas diferentes en mis visiones —repuso Faith en voz baja.
Anthony asintió.
—Entiendo. Lo que te pedimos es que realices predicciones profesionales para nosotros, a menos que ya no tengas acceso a esas habilidades.
—¿Para que los ricos puedan prosperar? —preguntó Vaughn, pero ella no apreció animosidad en su voz. Casi parecía que intentara provocar una reacción en su padre tal y como haría con cualquier otro animal.
—Usted es un depredador, señor D’Angelo, que se encuentra en lo más alto de la cadena alimentaria. Las mismas reglas rigen el mundo de los negocios.
—La ley del más fuerte. —Vaughn se volvió y le acarició el cabello sin esconderse, de un modo tierno y posesivo a un mismo tiempo—. ¿Y bien, pelirroja, cuál es el veredicto?
—Puedo realizar predicciones sin problemas, pero necesito tiempo para pensar —dijo a pesar del nudo que le obstruía la garganta. ¿Cómo podía su padre afectarle de ese modo sin tan siquiera proponérselo?—. Pero lo que sí sé es que si hago esto, espero un beneficio mucho mayor del que antes percibía.
Se alegraba de estar en situación de poder fortalecer la posición financiera de su nueva familia. El dinero era un poder que los psi entendían.
Pero también quería el dinero para llevar a cabo un plan mucho más subversivo. En esos momentos no era más que algo bastante vago, era una idea que podría cambiar a los psi desde dentro. Una idea que podría salvar a aquellos como su prima Sahara, personas que habían desaparecido entre los enigmas de la PsiNet, pero que podrían seguir con vida. Enjauladas. Tratadas de forma brutal por culpa de sus habilidades.
—Eres mi hija. No esperaba menos de ti.
Si Anthony no hubiera sido un psi, Faith habría jurado que estaba orgulloso.
—Y si Faith acepta, no irá a ninguna parte —agregó Vaughn—. Todo intento de realizar predicciones se llevará a cabo en territorio de los DarkRiver.
—Sin grabaciones, sin monitorización. —Estaba harta de que violasen su intimidad.
—¿Y tu seguridad?
Vaughn se inclinó hacia delante.
—Déjeme eso a mí.
Anthony se tomó un momento para considerarlo antes de asentir.
—Cuide de ella. Es inestimable.
—En realidad, para el clan y para ti, mi valor es cuantificable. —Faith sonrió, pero su sonrisa estaba teñida de tristeza y no de alegría. Vaughn le deslizó la mano bajo el cabello para asirle la nuca, y el intenso calor le hizo saber que, al menos para alguien, era verdaderamente invaluable.
—No como hija mía.
Faith estaba decepcionada.
—Padre, no intentes esos trucos psicológicos conmigo… no es propio de ti. Si tanto te preocuparan tus hijos, habrías perseguido al asesino de Marine y sabrías el nombre del hijo que tienes con la familia caribeña.
—No comprendo tu referencia al asesino de tu hermana. Fue una desafortunada víctima del apetito por la violencia de humanos y cambiantes.
Faith vio que su padre estaba al tanto de los hechos, pero no podía hablar de aquello que tanto sufrimiento le causaba. Estaba todo demasiado reciente, demasiado fresco. Vaughn habló por ella:
—Fue un psi. Probablemente una de las mascotas asesinas de vuestro Consejo. Lo que no hemos podido descubrir es por qué ella pudo haber sido elegida estando en el círculo más íntimo.
—Entiendo. —La voz de Anthony carecía de inflexión, pero lo que dijo a continuación fue del todo inesperado—: En cuanto a la otra pregunta… se llama Tanique Gray. Cumplirá veintidós años dentro de tres meses. Aunque no tiene designación «c» como esperaba su madre, su don psicométrico alcanza un 9 en el gradiente. Es el primer psi-pm nacido de nuestra sangre en siglos.
»Desde que nació, le veo dos veces al año gracias a la cláusula que impuse en el contrato de reproducción. Tiene tu estructura ósea pero, naturalmente, guarda un mayor parecido con Marine.
Faith deseaba creer que aquello no era más que una hábil estratagema para ganarse su corazón y hacerla maleable a sus peticiones, pero de algún modo sabía que no era así.
—¿Por qué?
¿Por qué ir en contra del Protocolo psi, en contra de todo cuanto él le había enseñado?
—La lealtad no está garantizada por los lazos familiares. Eras una psi perfecta.
Y su padre había creído que ella podría considerar sus decisiones como defectos.
Sin darle la oportunidad de responder, Anthony se puso en pie.
—Nunca olvides que la mitad de tu material genético procede de mí. Puede que incluso sea esa la parte que te ha dado tu conciencia.
Tras coger el ordenador de la mesa, se centró nuevamente en los negocios.
—Espero tu respuesta… procura no tardar demasiado. Si no vas a aceptar, el clan psi tendrá que adoptar otras medidas para evitar más pérdidas, y tú deberás encontrar otro modo de mantenerte a salvo del Consejo a largo plazo.
Faith le vio encaminarse hacia la puerta.
—¡Espera! —Se levantó, se dirigió hacia él y luego, por primera vez desde que era adulta, tocó a su padre dándole un rápido abrazo. Él no le devolvió el gesto, pero tampoco la apartó. Cuando al fin le soltó, escudriñó su rostro y encontró la misma dureza carente de expresión que siempre había visto.
—¿Es que no quieres liberarte?
Daba la impresión de que no iba a contestar, pero entonces dijo:
—Si todos los fuertes se marchan, el Consejo no tendrá límites. Estoy justo donde debo estar.
—¿Para hacer qué? —preguntó Vaughn detrás de ella.
Su padre miró al jaguar que lo era todo para ella.
—Eso, señor D’Angelo, no es algo que se haya ganado el derecho a saber. —Se marchó sin decir más, escoltado por Clay, que había estado montando guardia al otro lado de la puerta.
—Tu padre es un hombre muy interesante.
Faith se giró.
—¿Por qué lo dices?
—Es difícil juzgar a un psi, pero lo que puedo decir es que tu padre no desprende el mismo hedor que la mayoría.
—¿Y yo?
—Tú hueles a lo que más me gusta, pelirroja. —Esbozó una amplia sonrisa al ver que ella se sonrojaba—. Quiero lamerte de la cabeza a la punta de los pies.
—Estábamos hablando de mi padre. —Frunció el ceño, pero el deseo ardía ya en su sangre.
—Tu padre no apesta. Sascha y tú, tampoco. —Entonces arrugó la frente—. Ahora que lo pienso, tampoco ese jodido psi.
Faith no tuvo que pedirle que se explicara. Solo había un psi que pareciera hacerle reaccionar con ferocidad: Judd.
—¿Y?
Relajando la expresión, le pasó los dedos por la espalda.
—No cuento con demasiadas pruebas que lo respalden, pero creo que el mal olor es una señal de la completa sumisión al Silencio. Aquellos que aún poseen cierta conciencia, un resquicio de vida, cierta capacidad para romper el condicionamiento, no huelen.
Faith pensó en ello y susurró una sola y escandalosa palabra:
—¿Rebelión?
—¿Desde dentro? No me sorprendería… Tu Consejo ha creado el clima perfecto para que germinen sus semillas. La historia los retrata como un organismo fuerte, pero que posee un equilibrio de poderes. Últimamente están traspasando los límites una y otra vez. Quizá algunos de los suyos consideren que han ido demasiado lejos.
—Eso tardará mucho tiempo aunque ya se esté fraguando.
A pesar de que el mundo financiero se hubiera abstenido de intervenir con respecto a Faith, no se podía acabar con el Consejo sin antes acabar con el Silencio. Y tal y como había señalado Vaughn, había miles, millones, que estaban completamente condicionados y que morirían de ese modo.
—Es un comienzo.
Faith asintió con la cabeza, sintiéndose esperanzada por su gente, por su raza.
—Tal vez Marine muriera por eso. Porque de algún modo formaba parte de una rebelión y ellos lo habían descubierto.
Si eso era cierto, entonces la muerte de su hermana no había sido en vano. Habría perdido la vida en una batalla que nadie sabía que se estaba librando. Y ella haría honor a eso.
—Quiero realizar predicciones. Además de generar ingresos para los DarkRiver, me permitirá utilizar unas habilidades que me he pasado la vida desarrollando. Y lo que es más, me permitirá mantener el contacto con mi padre.
Miró a Vaughn para ver cómo se estaba tomando su decisión.
—No voy a impedírtelo, pelirroja. Estás fuera de la PsiNet, y eso es lo que importa.
—Quizá pueda ayudar a cambiar las cosas desde fuera mientras mi padre trata de hacerlo desde dentro.
Creía en Anthony, en aquel padre al que nunca había llegado a conocer. Ahora tenía el tiempo y la oportunidad de hacerlo. Sin vigilancia, tal vez comenzara a confiar en ella y pudieran hablar de infinidad de cosas, quizá incluso acerca de los rumores de rebelión.
* * *
Dos semanas más tarde, Faith se sentía feliz de estar viva y con Vaughn. ¿Feliz? Eso no alcanzaba a describir su total y absoluta dicha, su sentimiento de integración, el gozo de estar con él. Pero…
—No sé cómo vivir en este mundo —susurró en la sensual oscuridad de su cama.
Vaughn se colocó de lado, apoyando la cabeza en un brazo y acariciándole distraídamente la cadera con la otra mano.
—Lo sé, pelirroja. —La besó en la nariz, gesto que puso una sonrisa en el rostro de su compañera. Solo se mostraba así de tierno con ella—. Sé lo que es no encajar. Pero eres fuerte. Encontrarás la forma de hacerlo.
No había esperado que le dijera eso, que dejara la responsabilidad de su felicidad en sus propias manos.
—Ahora ya soy capaz de salir, pero no creo que pueda vivir jamás en una zona muy poblada.
—Cielo, ¿te parezco yo un urbanita?
Aquello provocó la risa de Faith.
—Vale, vale. Así que, ¿no va a suponer ningún problema?
—No. —La mano que tenía sobre su cadera descendió hasta el trasero y más allá.
El corazón de Faith le martilleaba contra las costillas.
—Pero quiero poder ir a la ciudad durante períodos de tiempo más largos si es necesario. Quiero tener esos escudos. Estoy trabajando con Sascha y Tamsyn a ese respecto.
La sanadora de los DarkRiver tenía algo de psíquica, aunque de un modo distinto a lo que las dos psi habían visto nunca. Comprendía los conceptos de los psi, pero no era una psi, sino una cambiante, y su habilidad para curar provenía del corazón y del alma.
Faith se sentía un poco intimidada por la fuerza de Tamsyn pero, al igual que Sascha, también rebosaba cariño y bondad. Por el contrario, Faith sabía que ella daba la impresión de ser fría y distante. Los leopardos no le ofrecían el mismo afecto que se prodigaban entre ellos, aunque había llegado a un punto en que podía soportar cierto contacto por parte de los demás.
—No sé cómo comportarme con tu clan. No creo que les agrade.
—No te conocen —replicó Vaughn—. Te tomarán cariño cuando te conozcan. La confianza nace de la lealtad.
—Pero es que todos sois muy cariñosos. Yo lo intento, pero a veces…
—Pelirroja, el clan soporta a Clay. Comparado con él, tú eres la alegría de la huerta.
Faith le golpeó el pecho con el puño.
—No te rías.
—No lo hago. El clan de los DarkRiver tiene sus miembros solitarios, reservados. Son iguales a los demás… yo soy la prueba viviente. Entrégales tu lealtad, entrégales tu corazón, y ellos lo guardarán como un tesoro.
—¿Me lo prometes?
—Te lo prometo.
Faith pudo al fin conciliar el sueño, porque Vaughn cumplía sus promesas.
* * *
Justo en esos instantes, una puerta se cerró en el oscuro corazón de la PsiNet.
—Hemos de tratar el problema de Faith NightStar —dijo Shoshanna en cuanto el Consejo abrió la sesión.
—Tal vez habríamos podido apaciguar al clan NightStar si no hubieras emprendido acciones unilaterales —replicó Nikita—. Anthony Kyriakus posee un poder considerable, y está decidido a crearnos problemas.
—¿Hasta qué punto estamos seguros de eso? —preguntó Henry.
—Ese hombre fue candidato al Consejo poco después de mi ascenso. —La declaración de Marshall era una novedad para Nikita, pero no tenía dudas de su veracidad—. Lo rechazó, no porque no tuviera la fuerza necesaria, sino porque prefería dirigir el clan NightStar. A Anthony no le gusta doblegarse ante nadie.
—Si fue candidato, entonces está al corriente de la realidad del Consejo. Seguro que se le puede convencer —insistió Henry.
—No, es imposible —aseveró Kaleb Krychek, varón, frío, cortante, el miembro más reciente del Consejo—. El ataque de los Scott a su hija sin su previa autorización le colocó en una situación donde su poder fue cuestionado. Lo ha reafirmado y continuará haciéndolo. Hemos perdido la relación cordial que manteníamos con el clan NightStar.
Se hizo el silencio mientras todos consideraban las repercusiones de aquello.
Tatiana fue la primera en hablar:
—Eso es funesto. La NightStar es una de las familias más importantes. Además de los favores que nos han hecho, los ingresos que controlan con sus diversas alianzas nos proporcionan una buena porción de nuestros ingresos fiscales.
—¿Es viable eliminar a Anthony Kyriakus?
—No sin atraer la atención indeseada de otras familias más prominentes. —Nikita normalmente prefería abordar las cosas del modo más directo, pero eso solo causaría más problemas—. Estoy segura de que todos comprendemos por qué no deseamos que se nos someta a un escrutinio aún mayor. Hemos tenido dos incidentes en fechas recientes. —Primero Enrique y luego el telépata de gradiente 9 que había escapado de sus guardianes antes de ser hallado cerca del campus de la universidad de Napa, con la mente incapacitada para siempre.
—Ten la bondad de explicarte, Shoshanna. —Las palabras de Marshall no eran una petición.
—Alguien tenía que actuar. Deberíamos haber hecho algo con Faith en cuanto se desconectó de la PsiNet. No había razón para esperar.
—Sí la había. —Nikita cerró el archivo mental del clan NightStar—. Se encontraba en el corazón del territorio de los DarkRiver cuando cortó el vínculo. ¿Has olvidado el trozo de Enrique que te dejaron sobre la almohada hace solo unos meses?
Leopardos y lobos habían anunciado la muerte del ex consejero enviando trozos de carne ensangrentados como souvenir al resto del Consejo.
—Si tuvieran pensado utilizar lo que saben, ya lo habrían hecho —respondió Shoshanna.
—O puede que lo estén reservando para cuando cause un mayor impacto. —Kaleb no parecía un recién llegado, motivo por el que formaba parte del Consejo—. En este caso tenían razón… no tenían necesidad de mostrar su mano. Ninguno de nosotros puede negar que han dejado clara su postura.
—Puede que hayan liquidado a seis de nuestros hombres, pero no podrán destruir a un escuadrón —replicó Henry—. Podríamos entrar en mayor número, capturarla y destruir a cualquiera que intente recuperarla.
—Las huellas dentales determinan que un solo gato ejecutó a los seis soldados. —Ming rompió su silencio—. Ha sido confirmado por tres psi-m diferentes. Solo uno de ellos disparó su arma. No hemos sido capaces de determinar el uso de armas de asalto psíquicas… tenían el cerebro completamente aplastado.