Spezi y yo tuvimos una larga conversación ese día. Me contó que se iba con Myriam a la costa. Los dos solos. Por unos pocos días.
—Mignini —dijo— me ha convocado en Perugia para otro interrogatorio el 4 de mayo.
—¿Sobre qué? —pregunté, horrorizado.
—Está preparando nuevos cargos contra mí.
Mignini ni siquiera había esperado a que se emitiera la opinión escrita del Tribunal de Revisión. Había apelado contra la excarcelación de Spezi ante el Tribunal Supremo.
Le hice una pregunta que llevaba semanas queriendo hacerle.
—¿Por qué Ruocco actuó así? ¿Por qué inventó la historia de las cajas de metal?
—Es cierto que Ruocco conoce a Antonio —contestó—. Dijo que fue Ignazio quien le habló de las cajas de metal. Ignazio es una especie de padrino para los sardos… No he vuelto a hablar con Ruocco desde nuestro arresto, de modo que ignoro si se inventó la historia o si Ignazio estaba, de algún modo, relacionado. Puede que Ruocco lo hiciera por dinero. De vez en cuando le daba unos euros para cubrir gastos, poner gasolina al coche y demás. Pero nunca fue mucho. Y le salió caro: lo encarcelaron como mi «cómplice». Quién sabe, tal vez la historia sea cierta.
—¿Por qué la Villa Bibbiani?
—Por puro azar, o quizá sea cierto que los sardos utilizaron la villa en algún momento.
Spezi me llamó el 4 de mayo, inmediatamente después del interrogatorio. Para mi gran sorpresa, estaba de un humor excelente.
—Doug —dijo, desternillándose—, el interrogatorio ha sido una maravilla, una maravilla. Uno de los momentos más memorables de mi vida.
—Cuéntame.
—Esta mañana —dijo Spezi— mi abogado vino a buscarme en coche y paramos en el quiosco para comprar el diario. Cuando vi el titular, no podía dar crédito a mis ojos. Lo tengo aquí. Te lo leeré. —Hubo una pausa dramática—. «El jefe del GIDES, Giuttari, acusado de falsificar pruebas». Bello, ¿eh?
—Fantastico! —dije tras una carcajada—. ¿Qué ha hecho?
—Algo que nada tiene que ver conmigo. Dicen que amañó la grabación de una conversación con otra persona implicada en el caso del Monstruo, alguien importante, un juez. Pero eso no es lo mejor. Doblé el periódico de manera que el titular quedara bien a la vista y entré con él en el despacho de Mignini para el interrogatorio. Cuando tomé asiento, coloqué el periódico sobre mis rodillas, con el titular mirando hacia Mignini.
—¿Qué hizo cuando lo vio?
—¡No lo vio! Mignini no me miró ni una sola vez, mantuvo los ojos desviados en todo momento. El interrogatorio no duró mucho. Me acogí a mi derecho de no responder y eso fue todo. Cinco minutos. Lo más gracioso es que el taquígrafo sí reparó en el titular. Vi cómo el pobre tipo estiraba el cuello como una tortuga para leerlo y luego intentaba desesperadamente llamar la atención de Mignini, sin éxito. En cuanto salí del interrogatorio, mientras estaba todavía en el pasillo, la puerta del despacho de Mignini se abrió de golpe y un agente de los carabinieri echó a correr escaleras abajo, sin duda en dirección al quiosco más próximo. —Rio maliciosamente—. Por lo visto, Mignini no había leído aún el diario de la mañana. ¡No sabía nada del asunto!
Una multitud de periodistas aguardaba frente al edificio de la oficina del fiscal del ministerio público. Mientras las cámaras lo enfocaban, Spezi sostuvo el periódico en alto mostrando el titular.
—Es el único comentario que necesito hacer hoy.
—¿Qué te dije? —exclamó el conde Niccoló al día siguiente—. Giuttari es el que ha sufrido la caída. Con tu campaña has sputtanato [puesto en entredicho] la judicatura italiana ante el mundo entero, a riesgo de convertirlos en el hazmerreír a escala internacional. A ellos les trae sin cuidado Spezi y sus derechos. Lo único que querían era terminar con este asunto lo antes posible. Lo único que les importa es guardar las apariencias. La faccia, la faccia! Lo único que me ha sorprendido es que haya ocurrido tan pronto, mucho antes de lo que esperaba. Mi querido Douglas, este es el principio del fin de Giuttari. ¡Con qué rapidez se han vuelto las tornas!
Ese día, nuestro libro Dolci colline di sangue ocupó el primer puesto de los más vendidos en Italia.
Las tornas, efectivamente, se habían vuelto a nuestro favor y con fuerza. El Tribunal Supremo de Italia rechazó sumariamente la apelación de Mignini con el escueto comentario de que era «inadmisible» y desestimó todas las acusaciones contra Spezi. No habría juicio ni volvería a ser investigado.
—Me he quitado de encima un gran peso —confesó Spezi—. Soy un hombre libre.
Meses más tarde, la policía hizo una redada en las oficinas de Giuttari y Mignini y se llevó varios archivos. Descubrieron que Mignini había estado acogiéndose a una ley antiterrorista para intervenir los teléfonos de periodistas que habían criticado su investigación del caso del Monstruo de Florencia, intervenciones que llevaron a cabo Giuttari y el GIDES. Mignini, además, se había dedicado a grabar llamadas y conversaciones telefónicas de varios jueces e investigadores florentinos, entre ellos su homólogo en Florencia, el fiscal Paolo Canessa. Por lo visto sospechaba que formaban parte de una extensa conspiración florentina dedicada a impedir su investigación sobre los cerebros que estaban detrás de los asesinatos del Monstruo.
En el verano de 2006, se acusó a Giuttari y a Mignini de abuso de autoridad. El GIDES se disolvió y enseguida surgieron interrogantes que indicaban que la brigada nunca contó con una autorización oficial. Giuttari perdió a su personal y se le apartó del caso del Monstruo de Florencia. Se convirtió en inspector jefe a dispozione, es decir, sin cartera y sin tareas permanentes.
Mignini ha conseguido hasta la fecha conservar su cargo de fiscal del ministerio público de Perugia, pero a la plantilla se sumaron dos fiscales más, supuestamente para aligerarle el trabajo; aunque su verdadera misión, como todos sabían, era impedir que se metiera en más líos. Tanto Mignini como Giuttari tendrán que ir a juicio por abuso de autoridad y otros delitos.
El 3 de noviembre de 2006, Spezi recibió el premio periodístico más codiciado en Italia por Dolci colline di sangue y fue nombrado Escritor del Año por la Libertad de Prensa.