Notas de referencias

Para evitar las aparatosas notas metidas en el texto sin dejar al lector sin referencias a mis fuentes, he utilizado la práctica de referirme a pasajes particulares con los números de página aquí, en la parte final, en vez de interrumpir la narración. Es de esperar que de esta manera el texto sea más legible. En estas notas de referencias indico las entrevistas personales, los periódicos, las revistas, los libros, los archivos públicos, los estudios, los artículos académicos y los tratados que más me ayudaron a hacerme una idea de la historia de Atlantic City.

Debido a mis compromisos profesionales, la investigación ha durado dos décadas. Poco después de iniciar mis entrevistas me di cuenta de que me había metido en una carrera contra la muerte. Había tantas personas importantes entradas en años que temía que nunca fuera a dar con la gente que más sabía. Tuve la fortuna de poder hablar con muchos.

A menudo hicieron falta entrevistas complementarias a las mismas personas. A veces estas entrevistas adicionales servían para confirmar lo que habían dicho otros, y en otras ocasiones para comprobar la adecuación de mis perspectivas conforme iban tomando forma. Me resultó interesante descubrir que algunas personas clave no se abrían a mí hasta después de varias visitas. Cuanto más sabían algunas personas de lo que yo había averiguado, más dispuestos a hablar conmigo se volvían. Algunos, como Dick Jackson y Murray Fredericks, comenzaron haciéndome más preguntas a mí que yo a ellos. Me estaban poniendo a prueba. Tal y como dijo Dick Jackson al principio de nuestra tercera entrevista, «Ahora que veo que has hecho tus deberes y vas en serio, podemos hablar».

Prólogo

La escena del ama de casa-lavandera temporal y su visita a la sute de Nucky en el Ritz se basa en una entrevista con Mary Ill, una veterana residente de Atlantic City, activa en la política local y en organizaciones benéficas, antes de la Gran Depresión y de los programas de bienestar social surgidos como consecuencia de esta. La historia de la señora Ill fue confirmada y relatada por varias personas más que aportaron relatos de incidentes parecidos.

Capítulo 1. El pueblo con playa de Jonathan Pitney

Fue divertido investigar la «primera» historia de Atlantic City. Hay fuentes sorprendentemente buenas en la sala Heston de la Biblioteca de Atlantic City y en el Museo Histórico del Condado Atlantic de Somers Point.

disfrutar de la libertad civil y religiosa… Cita sacada de un bosquejo biográfico escrito por Alen Brown, titulado Jonathan Pitney, M D.: Fifty Years of Progress on the Coast of New Jersey (Daiy Advertiser Printing Company, 1848).

La descripción de Further Island del capítulo 1 se basa, en gran parte, en la obra de Sarah W. R. Ewing y Robert McMulin, Along Absecon Creek: A History of Early Absecon, New Jersey (COWAN Printing 1965) y el trabajo de William McMahon en So Young… So Gay! (South Jersey Publishing Company, 1970).

«Ferrocarril a ninguna parte» era un término utilizado con frecuencia en la época de la campaña de promoción de Pitney, y por varios historiadores. Véase S. W. R. Ewing y R. McMulin, ibíd., y la obra de Arthur D. Pierce dedicada a la familia Richards, que concentraba mucho poder en el sur de Nueva Jersey durante varias generaciones, Family Empire in Jersey Iron: The Richards' Enterprises in the Pine Barrens (Rutgers University Press, 1964).

tenía el aspecto de un director de banco. A. D. Pierce, Family Empire, p. 226. A. D. Pierce habla de los inversores originales del Ferrocarril Camden y Atlantic, ibíd., p. 228.

un aspecto extraño y salvaje, un verdadero desierto… Estas observaciones de primera mano vienen de Richard Osborne, el ingeniero civil que planificó el Ferrocarril Camden-Atlantic, en un discurso de la celebración de su vigesimoquinto aniversario, en junio de 1879. S. W. R. Ewing y R. McMulin, ibíd., p. 135. Los beneficios derivados de las primeras ventas de terrenos se detallan en John F. Hall, The Daily Union History of Atlantic City and County, New Jersey (Daiy Union Printing Company, 1900), p. 187.

Una terrible tormenta del noreste… S. W. R. Ewing y R. McMulin, op. cit., p. 142.

destino manifiesto. W. McMahon, op. cit., p. 38.

Finalmente, un poco después de las nueve de la mañana… A. D. Pierce, op. cit., p. 230.

una triste sucesión de pinos… S. W. R. Ewing y R. McMulin, op. cit., p. 145.

Cuando yo tenía que parar el tren… S. W. R. Ewing y R. McMulin, ibíd., p. 145.

moscas de cabeza verde… A. L. English, History of Atlantic City, New Jersey (Dickson & Giling 1884) pp. 70 - 72. Hasta 1864… A. L. English, ibíd., p. 75. Los tiempos poco favorables… S. W. R. Ewing y R. McMulin, op. cit., p. 179.

llegaron en barco desde Baltimore… A. D. Pierce, op. cit., p. 236.

Capítulo 2. La gran ilusión

La tarifa bajaba hasta… A. L. English, ibíd., p. 154.

La velocidad de la construcción de las nuevas líneas ferroviarias… W. McMahon, op. cit., capítulo V, «Hotels ofthe Boardwalk», pp. 117 - 152.

muchos establecimientos usaban el término «cabaña»… Charles E. Funnell ofrece un análisis de las pensiones en comparación con los hoteles en su obra By the Beautiful Sea, The Rise and High Times of That Great American Resort, Atlantic City (Alfred A. Knopf Inc., 1975), pp. 34 - 35. A pesar de su limitado enfoque, el libro de Funnell es un trabajo excelente. Lo recomiendo a cualquiera que esté interesado en los orígenes de Atlantic City. Aunque el trabajo era, originalmente, una tesis doctoral, resulta más accesible (y más fiable) para el lector que muchas de las obras históricas anteriores. El trabajo de Funnell es una de las primeras historias serias sobre el balneario, escrito sin sentimentalismos nostálgicos. El señor Funnell murió cuando todavía era joven. Habría sido interesante conocer sus opiniones sobre la Atlantic City de hoy.

una salud perfecta… W. McMahon, op. cit., p. 57.

el infinito panorama… Alfred M. Heston fue el fan más incondicional de Atlantic City. Escribió una serie de «manuales» desde el año 1887 hasta bien entrado el siglo XX y más allá. Los manuales eran titulados Manual ilustrado de Atlantic City, Nueva Jersey, y fueron publicados por A. M. Heston and Company. Los manuales de Heston fueron ampliamente distribuidos por los ferrocarriles en todo el país.

Cómo disfruta el alma de la sencillez. Pasaje citado de una carta escrita por Walt Whitman en 1879.

No hay nieve en el paseo marítimo. W. McMahon, op. cit., p. 80.

Boardman inició la reunión… W. McMahon, ibíd., pp. 70 - 74.

Hay algo colosal en su vulgaridad… The New Baedeker: «Casual Notes of an Irresponsible Traveler», septiembre de 1909.

la envidia de sus clientes… W. McMahon describe la carrera del «Capitán» John Lake Young de manera profusa. Op. cit., pp. 159 - 166.

El presidente Ulysses S. Grant. Mary Ill recordó la visita de Grant al balneario en una entrevista realizada por el autor. Ill citó al amigo de su padre, Al.

Capítulo 3. Una plantación a orillas del mar

Fue difícil encontrar toda la información necesaria para reconstruir la historia de la comunidad afroamericana de Atlantic City. En mi opinión, era una historia que pedía a gritos un tratamiento separado. Espero haberlo conseguido. Soy consciente de que el título de este capítulo ofenderá a algunas personas. Lo considero una descripción adecuada de cómo eran las cosas.

Para hacerse una idea cabal de Atlantic City resulta esencial comprender la experiencia afroamericana en el balneario. Sin la comunidad negra, Atlantic City nunca se habría convertido en lo que es tal y como la conocemos. El balneario fue fundado en un momento en el que Filadelfia se estaba convirtiendo en un poder industrial importante. Durante más de una década antes de la guerra civil de Estados Unidos, y durante dos o tres generaciones después, Filadelfia experimentó un crecimiento explosivo en cuanto al empleo industrial. Tal vez sea difícil comprenderlo hoy en día, pero por aquel entonces las fábricas de Filadelfia absorbían a casi todos los trabajadores blancos disponibles de la región, salvo los granjeros.

Los hoteleros de finales del siglo XIX que estaban en la órbita de la economía de Filadelfia no tuvieron más remedio que reclutar trabajadores negros del sur. Si no hubiese sido por los recién liberados esclavos del sur, no habría habido gente para servir a los clientes de los hoteles. Sin la mano de obra barata de los afroamericanos en la primera época de Atlantic City, el balneario se habría quedado en un pueblo con playa.

Siento una gran admiración por el excelente trabajo y la rigurosa investigación del catedrático Herbert James Foster y he basado gran parte de este capítulo en su obra. Pienso que la experiencia afroamericana en Atlantic City justifica un libro específico. Espero que esto suceda.

Les dijo con frialdad. Herbert James Foster, The Urban Experience of Blacks in Atlantic City, New Jersey: 1850 - 1915. (Escrito como parte de los requisitos para el doctorado de Filosofía de la licenciatura de Historia de la Universidad de Rutgers, 1981). Véase p. 38, que cita el Departamento de Comercio y Trabajo de Estados Unidos, Proyecto de Escritores Federales.

Los negros son sirvientes… W. E. B. Du Bois, Dark Water (Schocken Books, Nueva York, 1920); reimpresión, 169, p. 115.

el número de artesanos negros fue rebajado a un puñado… E. Franklin Frazier, The Negro in the United States (Macmilan, 1957), p. 165.

4 por ciento de la población de esa ciudad. E. Franklin Frazier, ibíd., p. 596.

Hacia 1915, cincuenta años después de la guerra civil… H. J. Foster, op. cit., p. 60.

los más altos que se pagaban por aquel entonces… H. J. Foster, ibíd., p. 101.

«junto al basurero» o «tras la colina». The Negro in New Jersey, el informe de una encuesta realizada por el Comité Interracial de la Conferencia de Trabajo Social de Nueva Jersey en colaboración con el Departamento Estatal de Instituciones y Agencias de Nueva Jersey, diciembre de 1932.

A diferencia de muchas otras ciudades… H. J. Foster, op. cit., p. 141, nota 12.

el tiempo, y nada más que el tiempo, es la cura de todos los males… Samuel Lubbel, White and Black, Test of a Nation (Harper & Row, 1964) p. 15.

Un artículo publicado… «A orillas del mar: Atlantic City», en Philadelphia Inquirer, 23 de julio, 1900, p. 1.

la iglesia negra […] sobrevivió a la esclavitud. W. E. B. Du Bois, Some Efforts of American Negroes for Their Own Betterment (Schocken Books, 1898), p. 4.

Du Bois argumentaba […] el resentimiento de la gente robada. W. E. B. Du Bois, The Negro Church (Schocken Books, 1898), p. 5.

institución invisible… George F. Bragg History of the Afro-American Group of the Episcopal Church (Schocken Books, 1922).

mediante «gritos»… E. Franklin Frazier, op. cit., p. 355.

Una de las enseñanzas fundamentales de la doctrina. H. J. Foster, op. cit., p. 198.

Entre ellos estaban la Cámara de Comercio de Northside… H. J. Foster, ibíd., p. 202, citando al Departamento de Comercio y Trabajo de Estados Unidos, Proyecto de Escritores Federales.

La Compañía de Coches número 9 […] ostentó el récord de eficiencia de la ciudad durante seis años seguidos. Entrevista con Richard Jackson.

Este joven hombre tiene razón. H. J. Foster, op. cit., p. 219.

El patio también estaba separado en dos. H. J. Foster, ibíd., p. 221.

La contratación de profesores de color… Informe Anual del Consejo de Educación de Nueva Jersey, 1903, p. 93.

Los pocos médicos negros del lugar. H. J. Foster, op. cit., p. 201.

Capítulo 4. El patio de recreo de Filadelfia

A pesar de que Atlantic City se promociona a sí misma como «el patio recreativo del mundo», la ciudad era y sigue siendo una criatura salida de Filadelfia. A lo largo de su historia, la zona metropolitana de Filadelfia ha contemplado Atlantic City como un lugar adonde ir a pasárselo bien, sin ataduras. Atlantic City, a su vez, siempre ha visto a Filadelfia no solo como una fuente preferencial de clientes, sino también como la «gran ciudad» a la que había que ir para tratar asuntos serios, fueran de índole médica, económica, legal o educativa.

En un sentido, Atlantic City era para Filadelfia lo que Coney Island era para Nueva York. Sin embargo, la relación era, y sigue siendo, más compleja y, a diferencia de Coney Island, Atlantic City estaba geográficamente más alejada y tenía una identidad propia muy marcada. Coney Island era un destino turístico dentro de una ciudad. A pesar de su dependencia de Filadelfia, Atlantic City era una ciudad muy activa en sí misma.

«¿Qué sociedad celebraría…?». Philadelphia Bulletin, 2 de agosto, 1890.

«Caballeros, ¿ustedes se dan cuenta de que…?». Philadelphia Bulletin, 10 de agosto, 1890. Atlantic City era el blanco preferido del Philadelphia Bulletin. El periódico publicaba con frecuencia editoriales reprobatorios que comenzaban al inicio de cada temporada de verano y desaparecían poco a poco con la llegada del otoño.

Philadelphia: A 300 Year History, editado por Russell F. Weigley (W. W. Norton & Company, 1981), proporciona información excelente sobre la Filadelfia del siglo XIX y su conversión en un centro industrial y urbano importante.

«si la gente que venía a la ciudad hubiera querido lecturas de la Biblia…». Entrevista con el letrado Murray Fredericks. La familia de Murray Fredericks se trasladó al balneario desde la ciudad de Nueva York en 1905. Como era colega en el oficio de la abogacía (no eran «socios») y consejero de Hap Farley, Murray sabía dónde «estaban enterrados los muertos». Fue un privilegio conocerlo. Su confianza conmigo es un honor para mí. En cuanto a las salas de juego. Philadelphia Bulletin, 7 de agosto, 1890.

«el periódico es lo que se usa para envolver pescado». Entrevista con Richard Jackson.

«Ha sido imposible sacar una imputación.». Philadelphia Bulletin, 13 de agosto, 1908, pp. 1, 4. El «edicto» del gobernador Fort fue publicado por el Philadelphia Bulletin en la primera página el 27 de agosto de 1908. El «Manifiesto de Atlantic City», la respuesta al edicto del gobernador Fort, se publicó en el Bulletin el 8 de septiembre 1908, en la página 11.

La fuente del poder de Kuehnle… Véase «The Rise and Fall of Kuehnle», en Literary Digest, 27 de diciembre, 1913, pp. 1.285-1.293.

«el más descarado que se conoce en este país». Véase Literary Digest, ibíd.

«el dominio de la política por parte de la maquinaria de las alianzas entre corporaciones había alcanzado su máxima expresión». David W. Hirst, Woodrow Wilson, Reform Governor (D. Van Nostrand Company, 1965), p. 33.

Harvey comenzó a poner. D. W. Hirst, ibíd. p. 5. Se trata el informe del Comité Macksey en Literary Digest, ibíd.

incitación al crimen por el «señor Franklin», Véase Literary Digest, 29 de junio, 1912.

El Comodoro cumplió su condena sin quejas. Entrevista con Mary Ill.

Capítulo 5. La época dorada de Nucky

«Allí estaba, hablando con el señor Johnson…» Entrevista con Joseph Hamilton, conductor de autobuses y chófer de reserva. Debo mi oportunidad de hablar con él a mi querido amigo Lou Testa, que proporcionaba tratamientos fisioterapéuticos al señor Hamilton antes de su muerte.

Smith y Virginia Johnson… Sus bocetos personales están basados en entrevistas con Mary Ill y Richard Jackson. Por lo visto, Smith y Virginia constituían una fuerza a tener en cuenta en la historia temprana de Atlantic City.

«Mabel Jeffries […] le encantaba a Nucky». Entrevista con Mary Ill.

«Mi padre me dijo que [.] él cambió como persona». Entrevista con Mary Ill. Mary era la única persona con conocimientos fiables sobre la relación entre Nucky y Mabel. Ella afirma que Mabel fue su verdadero amor y que lo más seguro es que él hubiera sido un hombre diferente si ella no hubiera fallecido.

«un verdadero jefe tenía que estar por encima de las elecciones». Entrevista con Richard Jackson.

Nucky Johnson era «el dueño» del voto negro. Entrevistas con Richard Jackson y Murray Fredericks.

«Con Nucky […] O pagabas, o él cerraba tu negocio». Entrevista con el letrado Murray Fredericks.

«Edge era una persona estirada, pero sabía dónde tenía que acudir [.] a Nucky Johnson». Entrevista con Joseph Messick, catedrático de Historia del Sur de Nueva Jersey en la Universidad de Atlantic Community. Joe poseía grandes cantidades de información sobre la historia del sur de Nueva Jersey. Tuve el privilegio de ejercer junto a él en el Consejo del Condado Atlantic.

«¿Puedes imaginarte algo así?…». Entrevista con Richard Jackson.

Yo me gano la vida atendiendo las necesidades del mercado… John Kobler, The Life and World of Al Capone (G. P. Putnam's Sons, 1971). Véase p. 157.

«La Ley Seca no fue aplicada en Atlantic City». Entrevista con el letrado Murray Fredericks.

«Todo el mundo echaba una mano. Si trabajabas para el ayuntamiento…». Entrevista con Richard Jackson.

«Tienes que comprenderlo, nadie lo hacía de la manera en que lo hacíamos aquí…». Entrevista con el letrado murria Fredericks.

«En realidad, nunca hubo un segundo partido político en Atlantic City [.], todo el mundo era del mismo equipo». Entrevista con Richard Jackson, confirmado por muchos, entre ellos Patrick McGahn, Lori Mooney, Mildred Fox y Harold Finkle.

«Fui a ver mi primera World Series con Nucky […]. Desde luego, él sí sabía cómo pasárselo bien». Entrevista con Murray Fredericks.

La cita del agente retirado viene de un amigo de Richard Jackson que ha expresado su deseo de permanecer anónimo.

«Tienes que recordar que no hay cementerios en Atlantic City; es una isla…». Entrevista con Richard Jackson. El esfuerzo inútil del Comité de los Cien fue reseñado por Jack Alexander en «Boss on the Spot», en el Saturday Evening Post, 26 de agosto, 1939.

Se habla del Grupo de los Siete y de las relaciones de Nucky Johnson con Lucky Luciano en «Boss on the Spot», ibíd.

Tras una rápida llamada a Nucky Johnson… Martin A. Gosch y Richard Hammer, The Last Testament of Lucky Luciano (Little, Brown and Company, 1974).

Les dije que había mercado suficiente… Kobler, op. cit., p. 265.

La historia del rapto de Nucky por parte de Tony «la Avispa» Cugino fue escrita siete años más tarde por Alexander Kendrick y publicada en el Philadelphia Inquirer, el 19 de mayo de 1939. A pesar del tiempo transcurrido entre el incidente y la publicación del artículo de Kendrick, la historia resulta creíble, especialmente teniendo en cuenta la gente de la que Nucky se rodeaba.

Capítulo 6. Tiempos difíciles para Nucky y su ciudad

La historia de la investigación del imperio de Nucky Johnson, y de su imputación y condena, es épica. Este capítulo pretende captar esa historia y se basa en el informe oficial redactado por William E. Frank, el agente especial que fue nombrado jefe de la investigación. El título del informe es «El caso de Enoch L. Johnson, un informe completo de la investigación de Atlantic City». Redactado por William E. Frank, agente especial, Unidad de Inteligencia, Departamento del Tesoro, y Joseph W. Burns, asistente especial del fiscal del distrito de Nueva Jersey. A pesar del título y del hecho de que fuera redactado por agentes del FBI, es un texto de lectura muy amena.

La tarea de encontrar pruebas convincentes contra Nucky fue difícil para el FBI. La resistencia estaba muy extendida y englobaba a la mayor parte de la comunidad. La colaboración de personas con conocimientos sobre la organización del imperio de Nucky fue prácticamente nula. Conforme progresa la lectura del informe, la ansiedad, cercana a la paranoia, por parte de los agentes resulta cada vez más patente a medida que se van acercando a Nucky, y se percibe la frustración que sienten por los rampantes perjurios y la manipulación de los jurados. Si no hubiese sido por el descuido de Joseph Corio, es probable que el FBI nunca hubiera conseguido las pruebas necesarias para obtener una condena. El informe es un material excitante. Recomiendo el informe del agente Frank a cualquiera que le interesen los pormenores del proceso legal que desembocó en la condena de Nucky Johnson. El informe fue completado en 1943. A partir de ahora me referiré a él como Informe de W. E. Frank.

El encontronazo entre Nucky Johnson y Ralph Weloff fue relatado al autor por el amigo de Richard Jackson, un agente retirado de Atlantic City. También me dijo que fue en el vestíbulo del hotel Ritz donde Nucky conoció a James Boyd por primera vez. Boyd fue el protegido de Nucky que ejecutaba las operaciones de la organización republicana. Comenzó como botones en el Ritz. Este dato fue confirmado por varias personas.

«Quedarnos sin la Ley Seca fue un duro golpe.». Entrevista con el letrado Patrick McGahn, quien relataba anécdotas que su padre le había contado.

«Un barman al que conocía […], todo ese follón por una tía». Entrevista con Richard Jackson, confirmado por Patrick McGahn. Los rumores, y el mito que se creó a partir de ellos, de que Tommy «Tirador» estaba, de alguna manera, detrás de las acusaciones contra Nucky carecen de fundamento. Taggart fue un jugador leal a la organización republicana y, a pesar de su ambición, nunca habría hecho nada que pudiera dañar el poder de Nucky.

«Hearst tenía buenos contactos en Washington…». Entrevista con Richard Jackson, confirmada por Patrick McGahn. Los periódicos de Hearst llevaban años criticando a Nucky. Es cierto que tuvieron más de un enfrentamiento durante el tiempo en que Hearst estuvo en la ciudad. Teniendo en cuenta la afición por las mujeres de Nucky y Hearst, la historia de las actuaciones de Hearst resulta creíble.

Se habla de la naturaleza abierta de las operaciones de juego de Atlantic City en el Informe de W. E. Frank, pp. 24 - 30.

El análisis de los detalles de la investigación de la organización de Nucky viene del Informe de W. E. Frank.

«Joe Corio sorprendió a todo el mundo.». Entrevista con Murray Fredericks.

El análisis de los detalles de la investigación de la organización de Nucky viene del Informe de W. E. Frank.

«Las viejas putas aguantaron como campeonas; eran unas tipas duras de pelar». Entrevista con Richard Jackson.

«Nucky era el jefe porque cumplía lo que prometía.». Entrevista con Murray Fredericks.

«Solo la gente más exclusiva iba a Babette's…». Entrevista con Mary Ill.

«Si ibas a la tienda de la esquina [.] un negocio vendía números». Entrevista con Richard Jackson. La cita del agente especial Frank proviene del Informe de W. E. Frank, p. 60.

«Admitimos haber recibido dinero [.] indicados en la declaración de la renta». Walter Winne, citado en el Informe de W. E. Frank, p. 136.

«Nucky sí que sabía cómo montar una buena juerga.». Entrevista con Mary Ill.

Capítulo 7. Hap

Cuando comencé mis investigaciones, veía a Hap Farley como un jefe político corrupto que había contribuido a la caída de Atlantic City. No tardé en descubrir que esta idea era ingenua, marcada por los prejuicios, y que no se le podía despachar con tanta facilidad. Frank Farley fue una persona complicada. No hay duda de que estuvo profundamente involucrado en las maquinaciones de una organización corrupta. No habría podido convertirse en jefe, y permanecer como tal, sin haberlo estado. Pero Hap también fue un legislador hábil, un político incansable que siempre trataba de mejorar las condiciones de su comunidad, y un amigo leal. Desde muchos puntos de vista, él era un modelo para la gente con ambiciones políticas. Cualquier intento de juzgarlo en un contexto diferente del sistema en que trabajaba nos da una imagen incompleta.

La transferencia de poder de Nucky Johnson a Frank Farley es una historia compleja en la que actúan muchos personajes. Fue necesario realizar muchas entrevistas y, cada vez que salía una nueva pieza del puzle, diálogos posteriores para confirmar detalles importantes que me ayudaron a conformar la historia completa. Para la redacción de esta parte del capítulo 7, me basé en las divergentes perspectivas tanto de los actores como de los testigos, tal y como me fueron proporcionadas por Richard Jackson, Murray Fredericks, Frank Ferry, Robert Gasko, Bill Ross, Skinny D'Amato, Mary Ill, Florence Miller, Lori Mooney, Harold Finkle y Patrick McGahn. Creo que he contado la historia completa.

«¿Qué puedo decir? Le gustaban los chavales, los chicos jóvenes.». Entrevista con Paul «el Flacucho» D'Amato. El Flacucho D'Amato era original de Atlantic City. Estaba orgulloso de haber sido uno de los protegidos de Nucky y tenía recuerdos cariñosos de él. Mi entrevista con el Flacucho tuvo lugar en su dormitorio, por la tarde. Él todavía llevaba el pijama puesto. Tenía una salud débil en aquel momento, y agradezco la ayuda de su sobrino Paul D'Amato por haber organizado la entrevista.

«Él era un hombre sólido de la organización…». Entrevista con el letrado Murray Fredericks.

«Si a tu tío le metían en el calabozo por emborracharse [.], el líder del distrito se aseguraría de que no fuera condenado». Entrevista con Richard Jackson.

«Toma, ocúpate de esto». Entrevista con Richard Jackson.

«Taggart pensó que el momento de hacer un nuevo reparto de poder había llegado.». Entrevista con Paul «el Flacucho» D'Amato.

«[…] A pesar de su postura política, Hap pensaba que Nixon y la gente que lo rodeaba en aquella ocasión eran unos idiotas». Entrevista con el honorable John Sirica. Durante mi investigación, descubrí que Farley y el juez Sirica se habían licenciado en Derecho en Georgetown el mismo año. Le escribí para preguntarle si tenía recuerdos de Hap. Para mí fue una enorme y agradable sorpresa descubrir que habían mantenido la relación a través del teléfono a lo largo de los años. Entrevisté al juez Sirica por teléfono. Le encantaba hablar sobre Farley y recordaba lo buen deportista que Hap había sido. El juez se rio con frecuencia recordando sus muchas conversaciones a lo largo de los años. El juez Sirica fue el narrador clásico. Tenía una expresión idiosincrásica que utilizaba a menudo y que uno no esperaría oír de una persona con tanta cultura, «¿sabes?», que resultaba tan encantadora como tierna. Fue un placer hablar con él por teléfono. Solo puedo imaginar cómo me lo habría pasado si él hubiera venido a mi casa a cenar.

«Hagas lo que hagas, hazlo bien o no lo toques». Esta cita proviene de «Una conversación con un político», una entrevista con Hap Farley realizada por Robert Hughey y Chick Yaeger. La entrevista se realizó varios años antes de la muerte de Farley y es una excelente pieza de historia oral. Está grabada en vídeo y se encuentra en los archivos de la Biblioteca de la Universidad Estatal de Stockton. Cualquiera que esté interesado en la carrera de Farley debería verla.

«Hap era uno de estos tipos que, cuando había que hacer algo, te dedicabas a eso y nada más que a eso». Entrevista con el letrado Murray Fredericks. Dick Jackson y muchos otros confirmaron que te dabas cuenta, nada más conocer a Hap, de que su compromiso con la política de Atlantic City era total. No había nada casual en una alianza política con Hap Farley. No era el tipo de persona que te perdona. Si alguna vez le fallabas, o le defraudabas demasiadas veces, la alianza terminaba para siempre.

«Los padres de Hap eran pobres, y los Feyl siempre pensaban que su hija era demasiado buena para él». Entrevista con Mary Ill. Agradezco a Bill Ross que me presentara a la señora Ill. Ella era una persona encantadora y poseía muchísima información, no solo sobre Farley, sino también sobre Johnson y Kuehnle. Mary creció con Hap y le enseñó a bailar. Lo veía en Filadelfia los fines de semana, en la época en la que él estudiaba en la Universidad de Pensilvania. Iban a salas de baile, en las que cobraban «diez centavos el baile» por poder usar la pista. Cuando eran adolescentes, a petición de él, Mary le pasaba a limpio las cartas de amor que Hap escribía a Honey durante la primera parte de su noviazgo.

«Desde que la conocí, Honey era alcohólica […]. Y así era la mayoría de las noches». Entrevista con Joseph Hamilton, confirmada por Mary Ill y otros.

«Era el hipócrita más elegante que ha existido jamás…». Entrevista con Richard Jackson.

«Resoluciones reventadoras». Atlantic City Prests, 22 de mayo, 1942.

La representación legal, por parte de Farley, de George Goodman fue una estrategia ejecutada de manera hábil con el fin de suceder a Nucky. Me enteré de ella por Patrick McGahn, y fue confirmada por Murray Fredericks, Esquire. El análisis de la carrera de Farley como legislador en Trenton se basa en gran parte en una entrevista con su colega el senador Wayne Dumont, de Phillipsburg, del Condado de Warren. El senador Dumont era un caballero de la vieja escuela. Sus lazos con Farley eran fuertes, forjados durante muchos años de trabajo conjunto en la asamblea legislativa. Le atribuía el mérito de haber conseguido que Richard Nixon viniera a Nueva Jersey cuando el senador se presentó, sin éxito, a las elecciones a gobernador. Me reuní con el senador Dumont en su despacho de abogado y fuimos a comer juntos. Llevaba su perro a todas partes, incluso al restaurante. En un momento de la entrevista se le saltaron las lágrimas al recordar el cariño personal que sentía por Hap Farley.

«[.] Los asuntos de Hap siempre se trataban primero». Entrevista con el senador Wayne Dumont.

El informe del Comité de Kefauver concluyó… Informe Final del Comité Especial para la Investigación del Crimen Organizado en el Comercio Interestatal, según S. Res. 202 (81° Congreso), 31 de agosto, 1951.

«Farley nunca pudo ganarse las simpatías de los negros de la misma manera que lo había hecho Johnson…». Entrevista con Richard Jackson.

Las varias citas acerca del papel de Jimmy Boyd en la organización de Farley provienen de una entrevista con Richard Jackson, confirmada por Bill Ross y el letrado Murray Fredericks.

«Era un sistema estricto [.], tenías que esperar a que saliera uno». Entrevista con Richard Jackson.

El sistema garantizaba que «si querías avanzar políticamente…». Entrevista con Richard Jackson. La historia de la carrera de Richard Jackson está basada en entrevistas con él. Echando la mirada hacia atrás, ahora me doy cuenta de que deberían haberlas grabado en vídeo, tal y como Hughey y Yaeger hiciera con Farley. Habría sido una valiosa pieza de historia oral. Considero un honor y un privilegio haberlo conocido.

Capítulo 8: La dolorosa cuesta abajo

El incidente de la foto del perro en la que no aparece Farley me lo contó el letrado Frank Ferry. Hap y Ferry eran íntimos amigos, casi como padre e hijo. Esbozó una sonrisa sardónica mientras relataba la historia. No había duda de que a Frank Ferry le parecía que a Hap le habían tratado mal en sus últimos años.

«hoy en día, aparte de los participantes en las convenciones…». Revista Time, 31 de agosto, 1964.

Los servicios hoteleros sucumbieron… Theodore H. White, The Making of the President, 1964 (Antheneum Publishers, 1965). En la página 290 White señala que más de 5.000 personas relacionadas con la prensa vinieron a Atlantic City en agosto de 1964 para cubrir la Convención Nacional Demócrata. En lugar de ser un hito en el camino de vuelta, la convención fue un desastre de relaciones públicas. Los artículos publicados en la prensa, junto con las retransmisiones de radio y televisión a nivel nacional, destruyeron lo que quedaba del aura de Atlantic City y revelaron el estado de abandono existente en la ciudad.

«Nunca antes una ciudad.». T. H. White, ibíd. p. 291.

De Atlantic City se puede decir lo siguiente: habría sido mejor que nunca existiera. T. H. White, ibíd., p. 289. Baker vs. Carr, 369 US 186 (1962), fue seguido de un segundo fallo de la Corte Suprema estadounidense, Reynolds vs. Sims, 377 US 533 (1964). Estos dos fallos dictaban las normas que Haneman y sus colegas de la Corte Suprema de Nueva Jersey debían imponer a la hora de fijar la distribución de los distritos administrativos de Nueva Jersey.

«Llega un momento en la carrera de casi todos los jueces.». Palabras del juez Vincent Haneman, de su opinión personal sobre el fallo de Jackman vs. Bodine, 43 NJ 453, 205, A. 2d. 713 (1964). La opinión del juez Haneman es una lección de la historia de las dos cámaras legislativas de Nueva Jersey. Haneman recorre, de manera erudita, la historia de Nueva Jersey desde los días coloniales, cuando la provincia estaba dividida en Nueva Jersey del Este y del Oeste. Explica que la asamblea legislativa de Nueva Jersey siempre había contado con una cámara alta y otra baja y que la representación del senado estaba «basada en el criterio de territorio, no en el de población». Cada vez que se había revisado la Constitución del Estado, se había mantenido esta práctica. El juez Haneman estaba de acuerdo con este principio y su opinión es, en realidad, la manifestación de un «desacuerdo sin ánimo de suscitar respuesta». A pesar de lo persuasivo de la argumentación de Haneman, mi impresión es que el público que él tenía en mente no eran tanto sus colegas de la Corte o la comunidad legislativa en general como su viejo amigo Hap Farley. La opinión es el tributo de un viejo guerrero a otro.

«Marvin tenía a Farley acojonado». Entrevista con el letrado Patrick McGahn.

«Quien quiera pagar.». Atlantic City Press, 9 de agosto, 1968.

«necesitaba un liderazgo más actualizado.». Atlantic City Press, 13 de noviembre, 1970.

Hap Farley fue «muy amable». Entrevista con el letrado Patrick McGahn.

La historia de la derrota de Farley en las elecciones de 1971 está basada en entrevistas y conversaciones con Richard Jackson, William Ross, Robert Gasko, Murray Fredericks, Frank Ferry, Patrick McGahn, Lori Mooney, Harold Finkle y otros.

Capítulo 9. Apagado de luces

La escena de la prostituta está basada en una entrevista con Paul «el Flacucho» D'Amato.

«¿Cómo podías conseguir [.] los clientes tenían que compartir baño?». Entrevista con Richard Jackson.

«Era la única esperanza que teníamos [.] convirtiendo en un pueblo fantasma». Entrevista con Mildred Fox.

«El gobernador Brendan Byrne se ha mostrado receptivo a la propuesta de un referéndum […] Se cree que la aprobación oficial debería estar garantizada». Atlantic City Press, 6 de enero, 1974.

«el Estado no puede esperar muchos beneficios.». Atlantic City Press, 19 de diciembre, 1973.

El gobernador sugirió que se limitase el juego a Atlantic City. Entrevista con Steven Perskie.

«A mí me preocupa el hecho de que los mismísimos intereses…». Atlantic City Press, 17 de octubre, 1974.

«Me preocupa el futuro de Atlantic City.». Atlantic City Press, 16 de octubre, 1974. La cita del Vineland Times Journal proviene de «Another Public Conning», de Ben Leuchter, reimpreso en el Atlantic City Press el 23 de mayo, 1974.

Capítulo 10. Un segundo mordisco a la manzana

Yo conocía personalmente a Lea Finkler. Este era uno de los incidentes que me relató con su inimitable ira y disgusto.

El reto, cuando Weiner se hizo cargo de él… Jeffrey Douglas, «The Seling of Casino Gamblng», en New Jersey Monthly, junio de 1977.

«Ella dijo que ha dejado de pronunciarse.». Atlantic City Press, 13 de julio, 1976.

el verdadero poder de la corporación. Gigi Mahon, The Company That Bought the Boardwalk (Random House, 1980), p. 57.

Pinturas Maiy Carter había entrado en el negocio de los casinos. Gigi Mahon, ibíd., pp. 65 - 83.

Esta noticia de los informativos de CBS-TV fue transmitida el 28 de febrero, 1979.

Capítulo 11. Una nueva oportunidad

«Por fin ese pequeño hijo de puta tendrá lo que se merece». El letrado Pat McGahn casi se moría de la risa cada vez que hablaba del «alcalde Mike» y sus problemas con la ley.

«Mike Matthews era un cabrón…». Entrevista con Ralph Palmieri.

«A Michael le encantaba el glamour.». Entrevista con el letrado Harold Finkle,. Los comentarios sobre Jerome Zarowitz y Alvin Malnik provienen de la Declaración inicial de la División de Control de los Juegos de Azar realizada en la vista de la licencia del Caesar's, el 9 de septiembre, 1980.

Las afirmaciones sobre Clifford y Stuart Perlman provienen de la Declaración inicial de la División de Control de los Juegos de Azar del 9 de septiembre, 1980, y fueron recogidas en un artículo de la primera página del Atlantic City Press, el 19 de septiembre, 1980.

Las conclusiones de la Comisión de Control de Casinos fueron introducidas en el memorándum que detalla la recomendación formal de denegar la licencia, NJCCC Docket #80-CL-1, In the Matter of the Application of Boardwalk Regency Corp. and the Jemm Company for Casino Licenses, opinion, p. 35 («Por todo lo expuesto, Clifford Perlman es declarado no apto»). El análisis de la licencia de Bally se encuentra en el informe de la División de Control de los Juegos de Azar a la CCC, con el título «Informe a la Comisión de Control de Casinos acerca de la solicitud de Bally's Park Place, Inc., una corporación de Nueva Jersey, de una licencia de casino, y la solicitud de Bally Manufacturing Corporation, una corporación de Delaware, de una licencia de servicio industrial para Casinos», con fecha de 8 de abril de 1980.

Los comentarios sobre Gerardo Catena han sido sacados del informe de la División de Control de los Juegos de Azar de 8 de abril de 1980.

Quiero que quede claro que […] un proceso de información al presidente parcial y erróneo. Walter «Bud» Reed, presidente de la CCC, citado por el Press of Atlantic City, 20 de septiembre, 1986.

Capítulo 12. El Donald viene a la ciudad

Fred Trump fue un maestro constructor y un auténtico magnate de la industria inmobiliaria. Tuvo sus detractores, pero fue una fuerza de suma importancia que supo hacer frente al problema de la carencia de viviendas en la creciente ciudad de Nueva York. Sin la fortuna de Fred, el Donald habría jugado en una división inferior. Se ha escrito mucho sobre ambos. Mi boceto de la carrera de Fred se basa en artículos de la prensa y en el libro de Gwenda Blair, The Trumps: Three Generations That Built an Empire (Simon and Schuster, Nueva York, 2000), pp. 118 - 122, 154. La llegada de Trump a Atlantic City y sus primeras acciones como inversor local fueron minuciosamente observadas y reseñadas por Daniel Heneghan, mientras trabajaba como reportero de la redacción del Press of Atlantic City, antes de asumir el papel de director de información de la Comisión de Control de Casinos. Dan posee una cantidad inestimable de información. He basado gran parte de mi trabajo en sus conocimientos y orientaciones. El perfil de Arthur Goldberg proviene de mis conocimientos personales y de un artículo monográfico, «El Rey de los Dados», en Barron's, agosto de 1999.

Las estadísticas sobre el éxito de Atlantic City hasta la fecha fueron confirmadas por Daniel Heneghan, quien las cotejó con los datos recopilados por la Comisión de Control de Casinos.