XVIII

EL BÚHO

Soy un pájaro ilustre consagrado a Minerva, sabio como Salomón, un poco gato y un poco espectro. Quizá me inclino a la misantropía, quizá se pueda decir que mis costumbres son hurañas y salvajes. Me han querido pintar como un vampiro que sorbe la sangre de los niños, y han hecho hechizos con mis plumas. Fantasías. Tengo mala reputación, aunque inmerecida. He sido tratado injustamente. Tantos elogios para la paloma, que es estúpida, ingrata y egoísta, y tantos desprecios para mí: todo porque ella es blanca y yo soy negro. Se me sacrifica a la estética, ¡y a qué estética!, a una estética amanerada y ridícula de poeta melenudo.

BASURDI.—¡El búho, pájaro del mal agüero!

MACROSOPHOS.—La presencia del búho no es funesta hasta el preciso momento en que canta.

JAUN.—Yo creo que no es más funesta que la del gorrión.

MACROSOPHOS.—Los búhos y los cuervos son, según importantes autores, aves fatídicas y agoreras. Un búho se mostró antes de la batalla de Filipos, anunciándole a Casio su derrota y su muerte.

JAUN.—¿Lo ha contado el mismo Casio?

MACROSOPHOS.—No. Es conocimiento que tenemos de auditu. Lo dicen los autores.

JAUN.—¡Bah! ¡Dicen tantas mentiras!