LA VOZ DEL GITANO
A orillas de este río tengo mi casa, hablo el mismo idioma que los vascos, llevo su misma ropa, pero, a pesar de ello, desconfían de mí. Mis ojos exhalan un fulgor que me denuncia, y dominan mi alma apetitos que no son los suyos. Me siento un sensual, amo el placer, amo también el robo y odio la reglamentación estrecha. Tengo el entusiasmo por la vida nómada, entusiasmo que no pueden sentir estas gentes, que llevan miles de años en el mismo país. No sé cuál es mi patria, porque allí por donde voy soy un extraño.